El 15M sirvió de rito iniciático de un proceso caracterizado por que la ciudadanía salió a la calle y gritó su desafección a una política que no le hacía sentirse representada. A partir de entonces, hubo un periodo en el que una parte importante de la ciudadanía se implicó en la definición de sus problemas, deseos y necesidades.
[El 17 de diciembre del pasado año, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó las denominadas Reglas Minimas para el Tratamiento de los Reclusos, a las que el propio texto llama Reglas Mandela en homenaje al que fue presidente de Sudáfrica (ver el texto completo de las mismas en este [.PDF]
Las derechas están dispuestas a saltarse el espíritu de las leyes para conseguir sus objetivos. Aunque formalmente no las vulneran porque actúan dentro de la legalidad, el modo como operan es ilegítimo porque sus objetivos son inconfesables. Estamos ante una derecha militante, activa, formada en centros empresariales neoliberales con financiación de grandes multinacionales, capaz de desplazar a la izquierda y a los movimientos sociales de las calles.
Cuando el CHP (Partido Republicano del Pueblo) de centro izquierda se alía con la extrema derecha y el AKP para el levantamiento de la inmunidad parlamentaria de los diputados del HDP prokurdo, cuando el periodista opositor Can Dündar sufre una tentativa de asesinato ante el Palacio de Justicia en el que el mismo día ha sido condenado a más de cinco años de prisión por divulgación de secreto de Estado, y cuando Daesh golpea regularmente la frontera turca desde hace varias semanas causando la muerte de veinte personas, el AKP está sacudido por una crisis interna sin precedentes…
La ruptura entre Erdogan y Davutoglu se ha consumado.
La crisis política que se ha cocinado a fuego lento en Irak, casi completamente desapercibida por los medios en EE.UU., ha acabado por estallar durante el fin de semana pasado con las manifestantes anti-gubernamentales convocadas por los partidarios del clérigo chiíta Moqtada al-Sadr en la llamada "Zona Verde" de la capital de Bagdad y el asaltó al parlamento del país.
Estamos en un momento político marcado por dos elementos centrales: un reflujo de la movilización social importante y un ciclo electoral que va ya para bucle. Por tanto, aunque siga haciendo falta poner esfuerzos en la reactivación de la movilización social y la implantación popular, es lógico que de momento primen los análisis sobre la cuestión electoral.
Las consecuencias de la dejadez política
La localidad de Seseña (Toledo) amaneció este viernes teñida por un espeso humo negro. El cementerio de neumáticos del municipio toledano, el más grande de Europa, comenzó a arder en la madrugada del jueves al viernes y ya ha consumido más del 80% de las 11,4 hectáreas que ocupa el vertedero.
Militares austriacos controlan el paso de los hombres refugiados después de dar la prioridad a las mujeres y niños, en Heiligenkreuz, frontera con Hungría./ B.L.
La crisis de refugio que se viene produciendo en los últimos años y que en 2015 y 2016 alcanzó unas crueles proporciones es un reflejo de las gravísimas consecuencias que los conflictos armados y las crisis sociopolíticas tienen en las vidas de las personas, forzando a centenares millones de seres humanos a huir de sus hogares.
Aunque la Cumbre del Clima de París fue descrita por los negociadores y los medios de comunicación como un acuerdo ambicioso e histórico, la realidad es que el documento a que dio resultado no es más que una declaración de intenciones que confirma el objetivo ya establecido en la cumbre de Copenhague en 2009: mantener la subida de temperatura este siglo a no más de dos grados por encima de la temperatura alcanzada en la época preindustrial.
El compromiso fáustico. La biologización de la política en Alemania, 1870-1945. Alejandro Andreassi. Antonio García Vila
Intxaurrondo. La sombra del nogal. Ion Arretxe. Begoña Zabala
Los inciertos pasos desde aquí hasta allá. Alternativas socioecológicas y transiciones poscapitalistas. VV AA. Alberto García-Teresa
Tendencias en comunicación. Cultura digital y poder. Ramón Zallo. Petxo Idoiaga.
“Las piedras preciosas enterradas en la lava endurecida tras la derrota de las últimas movilizaciones han vuelto a la superficie con la lava caliente, y brillan más”. Con esta metáfora describía recientemente una de las personas presentes en la Place de la République de París (ahora, Place de la Commune) la súbita irrupción de Nuit debout en Francia.
Cinco años ya. Media década transcurrió desde el “gran estallido” del 15 de mayo de 2011. Inscrito en mayúsculas en la historia social de la humanidad, 2011, con las revoluciones árabes, el 15M y Occupy Wall Street, fue el año de la indignación global en el que, como recuerda Slavoj Zizek, “soñamos peligrosamente“/1.