A la sucesión de acontecimientos y crisis que estamos viviendo en este turbulento siglo XXI se ha sumado uno cuyas graves consecuencias estamos apenas percibiendo ahora: la guerra de agresión emprendida por Putin contra el pueblo de Ucrania. Un pueblo que, sea cual sea la opinión que tengamos sobre su líder, Zelenski, y sus políticas, ha opuesto una resistencia superior a la esperada por el invasor haciendo fracasar sus planes iniciales. Una guerra que, no hay que olvidarlo, se da en un contexto de tensión creciente entre, por un lado, el neoimperialismo ruso y, por otro, una OTAN bajo el mando de EE UU que, tras su fracaso en Afganistán, está aprovechando el conflicto bélico para su mayor expansión y rearme. 

La complejidad del nuevo escenario global que se está configurando con esta guerra ha generado muchos debates en el seno de la izquierda a escala internacional y también en el Estado español. Si bien la condena de la invasión rusa y, a la vez, la denuncia del doble rasero de Occidente en relación a otros pueblos en conflicto –como, en nuestro caso, el saharaui, cuyo derecho a la autodeterminación ha sido traicionado recientemente por Pedro Sánchez en aras de sus relaciones de buena vecindad con el sátrapa marroquí–, o al trato a las personas que reclaman refugio, son mayoritarias, no existe consenso en torno al apoyo que debemos ofrecer a la resistencia ucrania, armada y no armada. En nuestra web hemos tratado de ofrecer diferentes contribuciones en torno a las controversias suscitadas entre algunas de las posiciones mantenidas desde la izquierda anticapitalista. Nos remitimos, por tanto, a ellas y nos limitamos en este número a publicar un artículo de Roberto Montoya, en el que recuerda el marco general en el que se da esta guerra.

En El desorden global publicamos también una entrevista de Awais Aftab al psiquiatra lituano Dainius Pūras sobre la crisis de valores de la psiquiatría mundial. En ella sostiene la necesidad de un cambio en el statu quo que esté basado en los derechos humanos y aspire a “liberar la atención sanitaria mental global de las prácticas coercitivas”. Defiende, en fin, la urgencia de que tanto la salud mental como la física sean razonablemente desmedicalizadas.

En el Plural, desde la reivindicación común del concepto propuesto por Henri Lefebvre del Derecho a la Ciudad, como recuerda Lorena Garrón, se aspira a ofrecer diferentes perspectivas a la hora de analizar las contradicciones que vivimos en los espacios urbanos. Ibán Díaz hace un análisis crítico de la evolución del urbanismo neoliberal desde los años setenta del siglo pasado, constatando cómo algunos discursos radicales de entonces han sido reciclados para dar cobertura a prácticas neoliberales, como ocurre con el basado en el desarrollo sostenible. Mats Lucia Bayer analiza el desarrollo urbano espacial a la luz de la crisis de reproducción del capital, aplicándolo al caso español, con la consiguiente precarización de la clase trabajadora y la creciente especialización en el turismo como las dos caras de ese proceso de reproducción. Gloria Marín nos presenta una panorámica de las distintas situaciones que se han ido creando en el acceso a la vivienda a lo largo de las sucesivas etapas vividas desde 1960 hasta ahora, para reivindicar un parque público suficiente que “necesariamente debe incorporar las viviendas precedentes de la desposesión de la crisis”. El Col·lectiu Punt 6 propone repensar los espacios comunitarios, públicos y domésticos y las redes de movilidad desde una perspectiva feminista interseccional en torno a tres estrategias: desjerarquizar, despatriarcalizar y territorializar. Ana Jiménez nos recuerda su experiencia personal en Sevilla, en donde ha podido comprobar el proceso de gentrificación y turistificación sufrido, con los consiguientes cambios en el uso de los barrios. Con todo, también subraya el valor que ha tenido y tiene la emergencia de muchos colectivos que se han convertido en “reservorios de prácticas comunitarias”.

Fredric Jameson es un gran referente del pensamiento crítico. Víctor Atobas reivindica en Plural 2 su contribución como continuador y renovador del principio esperanza de Ernest Bloch mediante su idea fuerza del “impulso utópico”. Junto a referencias a ejemplos como Wal-Mart o The Wire, encuentra afinidades con tesis como las de Guy Debord y su denuncia de la sociedad del espectáculo, ya que en realidad esta aparece como todo lo contrario a la colectividad utópica a la que hay que aspirar. 

En Futuro anterior publicamos un artículo de Gilbert Achcar que resume la evolución de las reflexiones sobre socialismo y colonialismo, especialmente relacionadas con Oriente, en el socialismo utópico, Marx y Engels, la II y la III Internacional y el comunismo chino, contrastando las diferentes posiciones que se fueron desarrollando en su seno.

En Aquí y ahora, Mikel Soto, entrevistado por Begoña Zabala, nos cuenta sus vivencias como persona detenida en 2002 y torturada bajo la presunta democracia plena española. Se define como un superviviente de la tortura (“su mera existencia siempre parece un fracaso para la humanidad”) y reivindica “las tres erres”: reconocimiento, reparación y garantía de no repetición.

En In memoriam recordamos a Alain Krivine, fallecido recientemente. Alain fue un referente de toda una generación que entró en la lucha política en los años sesenta del pasado siglo y fue siempre un ejemplo de perseverancia en la militancia revolucionaria, convencido de que cada vez había más razones que en el 68 para rebelarse frente a este sistema. Su hermano Hubert y Olivier Besancenot recuerdan su trayectoria vital y militante como luchador incansable por otro mundo posible. 

Finalmente, contamos con la fotografía de Cristina Pontijas, “El poder de la imagen”, en Miradas, y con los poemas de David Refoyo, “El fondo del cubo”, en Voces, junto a los comentarios de libros en Subrayados. 

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