La parábola del sembrador

Octavia E. Butler

Capitán Swing, 2021

342 pp. 21 €

Juanma Santiago

Octavia Estelle Butler (1947-2006) ha sido tradicionalmente ninguneada en España, pese a ser tal vez la autora que más estudios académicos genera en EE UU. Se han necesitado casi cuarenta años y un sector editorial profundamente renovado y con perspectiva de género para revertir la situación.

Tras su paso por el taller literario de Clarion (donde trabó amistad con Samuel R. Delany, otro autor racializado de ciencia ficción), Butler cultivó una narrativa muy influida por la New Wave, la segunda ola feminista, la guerra de Vietnam y la crisis del petróleo. Mujeres como Ursula K. Le Guin o Joanna Russ llevaban la voz cantante en un sector, hasta entonces, marcadamente masculino. Butler aprovechó este sustrato y forjó un universo narrativo muy consistente cuyos ejemplos más depurados son esta novela y su continuación, La parábola de los talentos.

La acción transcurre entre 2024 y 2027. Lauren Olamina es una adolescente cuyo mundo se viene abajo. Una catástrofe ecológica resquebraja EE UU y sentencia a la clase media, como la racializada protagonista y residente en Los Ángeles. Los barrios erigen murallas con concertinas para retrasar la inevitable invasión de los nuevos bárbaros y la consiguiente huida a zonas rurales donde comenzar de nuevo; ni que decir tiene que el viaje es accidentado y trágico. Butler presenta un apocalipsis suave: aún existe un Estado con autoridades (el demagogo presidente Donner, certero presagio de Donald Trump) pero sin autoridad. Lauren, lejos de acostumbrarse a oír tantos disparos que ya no los oye, intenta crear una nueva sociedad mediante una nueva religión, Semilla Terrestre, que germina a medida que recorre las carreteras californianas y cuyas anotaciones encabezan los capítulos de la novela. 

Su viaje es una novela del Oeste, una Bildungsroman, una novela espiritual (tanto baptista como taoísta) y una alegoría del Ferrocarril Subterráneo que evacuaba a los esclavos del Sur en los años previos a la guerra de Secesión. Pero también es, sobre todo, una crítica de los excesos físicos y morales del heteropatriarcado, un precedente del afrofuturismo de Nnedi Okorafor o N. K. Jemisin, una distopía centrada en el cambio climático (lo que ahora llamaríamos ecopunk), una reivindicación de lo diferente (Lauren padece síndrome de hiperempatía, que le impide matar seres vivos sin sufrir terribles dolores) y, ante todo, el manual de supervivencia que deberíamos llevar en la mochila si, como cabe suponer, llegamos al punto de no retorno que Butler describe de manera tan sencilla como brillante en este díptico. Nunca sabremos cómo pensaba Butler rematar la serie, pues falleció antes de escribir la tercera parte, The Parable of Tricksters (La parábola de los tramposos). El título no invita al optimismo.

Roque Dalton: correspondencia clandestina y otros ensayos

Horacio Castellanos Moya

Literatura Random House, 2021

222 pp. 17,90 €

Toni García

Horacio Castellanos Moya (Tegucigalpa, 1957) es uno de los escritores latinoamericanos más interesantes de su generación. Se acaba de publicar esta recopilación de pequeños ensayos y conferencias entre los que destaca Roque Dalton: correspondencia clandestina, en el que analizan algunas cartas depositadas en el archivo familiar del poeta salvadoreño (1935-1975). Este, como es conocido, fue un poeta y narrador comprometido con la izquierda revolucionaria en su país. Vivió exiliado en México, en la antigua Checoslovaquia y luego en Cuba, antes de regresar a su país en 1973 para militar en la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Murió a manos de sus propios compañeros en 1975, en medio de una lucha interna de la organización, acusado falsamente de ser un espía de la CIA. En este ensayo se diseccionan las cartas intercambiadas entre el poeta y Aida Cañas, su excompañera y madre de sus hijos, además de confidente y casi secretaria, desde la clandestinidad en El Salvador, entre 1973 y 1975. Ahí, descubrimos al Dalton más humano, a pesar de las limitaciones propias de la clandestinidad, cuyo lenguaje en clave nos ayuda a descifrar Castellanos Moya.

Castellanos Moya es un escritor claramente ubicado en la izquierda, pero nunca fue militante ni mucho menos participó en los conflictos armados que vivió su país. Muchos de sus amigos de juventud sí lo hicieron, pero, como dice el propio autor, “no era lo mío”. Sin embargo, la violencia política en todas sus manifestaciones sí ha tenido un papel protagonista en casi toda su obra. Ya su primera novela, La diáspora, estaba libremente inspirada en otros hechos reales relacionados con las guerrillas: el asesinato en la Managua sandinista de 1983 de la comandante de las FLP y el FMLN Ana María, también supuestamente por orden de otro dirigente del FMLN, el comandante Marcial.

Entre los otros ensayos recogidos, encontramos interesantes relatos autobiográficos del autor, reflexiones sobre el oficio de escritor, sobre la relación de este con la política y en especial con la violencia, así como sobre literatura latinoamericana: el boom, Juan Rulfo o una interesante exégesis de la novela (y de una conferencia sobre ella) de Vargas Llosa Historia de Mayta, la que se puede considerar la primera de su periodo plenamente conservador. Ese libro de 1984 que ha sido leído como un manifiesto antiizquierdista elaborado a partir del intento de levantamiento guerrillero acaecido en Jauja (Perú) el 29 de mayo de 1962, y en el que habría tenido un papel secundario el preso trotskista Humberto Mayta, quien se erige como protagonista de la obra que sirvió a Vargas Llosa para ajustar cuentas con su pasado prosocialista.

La razón de la sinrazón: capitalismo, subjetividad, violencia 

Fernando Colina, Manuel Desviat, Francisco Pereña

Enclave, 2021

230 pp. 13,30 €

Alberto Fernández Liria La colección Líneas de Fuga constituye el último proyecto editorial dirigido por Manuel Desviat. Pretende, como los anteriores, actualizar la idea, con fuerte vigencia en algunos momentos del siglo pasado, de que lo que hoy se llaman disciplinas de la salud mental son escenarios privilegiados para la crítica del orden imperante. O, dicho de otro modo: que el lugar donde se produce el surgimiento de la locura (o incluso la neurosis) es un campo de batalla en el que juegan las fuerzas que configuran una sociedad invivible contra la que cabe articular alternativas.

Este segundo volumen de la colección reúne a tres autores que han dado desde aquellos años continuidad a esta forma de ver las cosas. Lo han hecho juntos, porque han sido compañeros en muchos proyectos, y amigos, pero desde posiciones muy distintas. El propio Manuel Desviat fue un destacado militante en los años sesenta y setenta e hizo aportaciones teóricas importantes en ese campo. Ha dedicado su vida profesional, sobre todo, a la transformación de servicios de salud en nuestro país y en otros muchos en los que ha colaborado como asesor. Aquí escribe dos capítulos que se refieren a la carta de naturaleza de las actuaciones en salud mental en el contexto del modo de producción capitalista.

Por su parte, Fernando Colina también ha trabajado en la transformación de los servicios, pero su trayectoria se ha caracterizado sobre todo por una continua y profunda reflexión que parte de la clínica y cuestiona los valores que organizan la práctica dominante. Escribe en este tomo un magnífico trabajo sobre la violencia que los profesionales ejercemos de muchos modos. Merece especial atención lo que dice sobre la contenida en los diagnósticos. Su otro capítulo se refiere con su habitual finura a la teoría desde la que la psiquiatría se acerca a la realidad y su dimensión política.

Finalmente, Francisco Pereña, que igualmente fue un destacado militante durante la dictadura, se incorporó a la práctica del psicoanálisis después de haber hecho importantes trabajos en el campo de la investigación cualitativa en los albores de esta. Desde allí, y muy desde el principio, ha desarrollado también una ingente y aguda labor de reflexión. Aquí escribe dos capítulos: uno con una aguda reflexión sobre el capitalismo a propósito de la crisis de la covid y el otro sobre el amor y la fuerza en el fundamento del orden colectivo.

Los autores, y los textos de este volumen, confluyen en una misma intención y apuntan a una misma meta: hacer hablar a su práctica en el campo de la atención a la salud mental sobre el mundo en el que se produce y contribuir a su transformación.

Escritos libertarios. Georges Brassens

Pepitas de Calabaza, 2021

112 pp. 11,50 €

Alicia Es. Martínez Juan

“Es notorio y manifiesto. Todo el mundo lo tiene claro y todo el mundo lo dice”, escribió Georges Brassens el 18 de octubre de 1946. Reivindicarlo en su centenario pasa por recordar la época en la que “el más feliz de los franceses” creó y luchó. Y ese recuerdo no nos llevaría a ninguna parte (postureo de izquierdas, estética vacía de los sin-tiempo) si no somos capaces de extraer las enseñanzas o (des)enseñanzas que su obra nos aporta. También su estar en el mundo, contra el mundo, frente al mundo y, a la postre, con el mundo.

Y esto es lo que pretende la editorial con la publicación, por primera vez en español, de los artículos libertarios del cantautor. Poeta, que marcó a toda una generación y cuyo nombre reciben hoy hasta centros educativos, con lo que de contradicción o broma histórica tiene que el propio sistema haya fagocitado al mito, aunque ya en vida recibiera el gran Premio de Poesía de la Academia Francesa. Él a quien nunca le gustaron los reconocimientos y que ni siquiera se consideraba poeta...

Escritos libertarios es, como dice su prologuista y traductor Diego Luis Sanromán, un compendio de “breves diatribas, preñadas de ironía y de mala leche, donde los representantes de los aparatos del Estado son vapuleados de manera inmisericorde”, publicadas bajo el seudónimo de Géo Cédille en el periódico Le Libertaire entre 1946 y 1947.

Se trata de una joyita que la editorial Pepitas de Calabaza ha tratado como tal en una cuidada edición, pero a la que le falta un sutil engaste cuajado que nos la presente en el contexto político, social y artístico junto a un análisis capaz de extrapolar ese pensamiento subversivo a la actualidad. Hoy, la lucha toma un cariz que necesita con urgencia el espejo del pasado.

En la era de los y las ofendidas de todos los colores, rescatar estos escritos de Brassens, sus canciones, su estilo de vida, se torna imperativo. Necesitamos recuperar el humor, pero sobre todo el vejamen, como género literario. Y, con ello, frenar a la ultraderecha, enfadarla, sacarle los colores, en lugar de bajar la testuz como hacen, y tal cual lo expresaría el bueno de Brassens, ese atajo de “cretinos hiperbólicos”, “nobles palurdos”, “infecta carroña”, “fétidas criaturas”, “recalcitrantes piojosos”, “materia excrementicia”, que nos hacen caer una y otra vez en el ridículo histórico de una época de pusilánimes.

Si Brassens levantara la cabeza (quién sabe, quizás lo haga: estad atentos a las próximas elecciones francesas) nos preguntaría: “¿Qué mierda estáis haciendo los poetas?”. Rindamos, pues, homenaje al chansonnier, leamos Escritos libertarios y lancémonos lúbricas a la befa, mofa y escarnio…, también contra nosotras mismas.

Por qué estamos polarizados

Ezra Klein

Capitán Swing, 2021

318 pp. 21 €

Antonio García Vila

Este libro se circunscribe al ámbito estadounidense, lo cual es una limitación evidente, pero que ilustra muy bien la deriva que sigue EE UU y que arrastra al resto de países hacia un escenario político radicalmente polarizado, generador de conflictos, si no nuevos, sí expresados con una crudeza y virulencia inesperadas, y muy difíciles de manejar.

A la polarización subyace otro asunto que tensa las relaciones y que está marcando de forma progresiva los discursos y las agendas de los partidos y de los medios: la identidad. O mejor: las identidades. Klein coteja una cantidad enorme de estudios y estadísticas sobre el comportamiento político de los estadounidenses, sus intereses e implicación partidista. También contrasta estudios psicológicos y ensayos, y aporta un buen conocimiento de la historia de su país y de sus entresijos. La historia norteamericana no es precisamente ejemplar. Sus contrastes no son baladíes, pero su éxito parecía justificar las sombras. La alarma global saltó, y es ahí donde hay que buscar el origen de este libro, con la victoria de Trump: ¿cómo había sido posible? Desde entonces, se han apuntado toneladas de razones que, en definitiva, más parecían confundir que aclarar algo que, a la postre, no era tan complicado: la política ya no es la misma que hace tan solo una década, los medios tampoco, las redes sociales no han resultado una ayuda a la reflexión y el debate y las dinámicas identitarias han sustituido los intereses políticos y las demandas universales. Cuanto más polarizados están los votantes, más se polarizan los partidos, y cuanto más se polarizan los partidos, más se polarizan los ciudadanos. La polarización en sí no es mala; su gestión inadecuada sí es peligrosa.

La política es la forma en que nos organizamos socialmente, asumimos deberes, defendemos derechos, redistribuimos la riqueza, satisfacemos nuestras necesidades, etc. Para lograr todo eso, en sociedades complejas como las nuestras, nos valemos de leyes, tradiciones, tribunales y partidos políticos. Y, además, lógicamente, somos bajos, depresivos, hinchas de fútbol… Si convertimos cada rasgo en una identidad, y generar identidades es algo facilísimo, provocamos situaciones de rivalidad, no de cooperación. Y cuando nuestras opiniones políticas dejan de serlo para transformarse, igualmente, en identidades, asumimos posiciones polarizadas que polarizan a los partidos que nos representan y nos enfrentamos obtusamente a los que consideramos rivales. Dejamos de debatir racionalmente para hacernos contrincantes. Dejamos de pensar para defender o atacar: amigos o enemigos. Klein, con todo, propone una especie de decálogo para aprovechar los posibles beneficios de esa polarización y atenuar sus riesgos. No cuesta darle la razón.

Madrid rediviva. Deseo de ciudad

Eugenio Castro

Pepitas de Calabaza, 2021

190 pp. 18 €

Alberto García-Teresa

Este singular libro nos presenta la ciudad como espacio donde sucede la vida del sujeto, que interacciona y lo condiciona, desde la puesta en práctica de construir una vivencia no enajenada. La ciudad como lugar donde se produce la socialización, como marco que determina las relaciones (con las otras personas, con los otros seres sintientes, con el entorno, consigo mismo). La ciudad como escenario, pero también como actriz donde puede ocurrir el encuentro.

Desde la práctica del pensamiento surrealista de subvertir la vida presente para buscar su plenitud, Eugenio Castro recoge en este volumen una serie de escritos en los que, desde la subjetividad, pero con una lectura general, aborda su conflictiva relación con Madrid y con lo que acontece dentro de ella. Así, Madrid aparece como símbolo de la ciudad, sin afán localista, sino como referencia concreta desde la que el sujeto habla y experimenta. No en vano realiza alguna incursión en alguna otra ciudad. Estas experiencias no solo aspiran a construir y celebrar una vida consciente, movida por la autorrealización, por encima de la alienación a pesar de la hostilidad del entorno y del sistema. Manifiestan una manera de mirar y de estar en la ciudad y en el mundo, en la propia vida, que despliega una poderosa fuerza revolucionaria. Se trata de una mirada, por tanto, eminentemente política, que apela a la subversión de la cotidianidad.

El grueso del libro es ocupado por los paseos por las calles de Madrid, conducidos por el afán del descubrimiento y del azar, por el deambuleo, por la deriva. Están marcados por la atención a lo pequeño, por la búsqueda de lo maravilloso entre lo cotidiano. Desde el asombro, Castro inserta reflexiones y aspiraciones, no sin ejercer una perspectiva metafórica sobre lo que contempla. En especial destaca su análisis de los cambios en los mecanismos de control. Por ejemplo, se detiene en la frialdad del urbanismo moderno y en la dimensión política que ese diseño implica. Lo ejemplifica con las actuales “plazas frías”, levantadas a base de grandes losas de granito y en las facilidades para el control policial que ofrecen, así como en la imposibilidad de la reunión en ellas en favor de la mera acumulación. Como contraste, como punto álgido en esa revitalización de la ciudad, está la acampada en la Puerta del Sol del 15-M. A su crónica, a modo de diario, están dedicadas algunas de las páginas más intensas del volumen, el cual termina siendo la narración de un tránsito y de una permanencia consciente, libre de autoengaños, y de una aspiración que pugna por ser realizada.

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