Un reciente artículo de Kevin B. Anderson en Viento Sur sobre Max y nacionalismo y la insistencia del recién nacido partido EHKS [sobre EHKS, ver el último apartado de este artículo. ndr] en reivindicar el derecho de autodeterminación solo para los trabajadores, en pleno contexto del evento que van a celebrar en torno a Lenin; así como la aportación critica1/ de Petxo Idoiaga sobre el modelo de alianzas por parte de EHBildu para hacer País, nos empujan a escribir estas líneas.

Según K. Anderson (perdón por la extensión de las citas), no es ciertala idea (coincidimos con él), bastante extendida en determinadas corrientes marxistas-leninistas, según la cual su preocupación exclusiva se limitaba a las clases sociales y a las relaciones capital-trabajo. Y que en consonancia apenas prestó atención a los problemas nacionales”. 2/

“En el curso de los años 1860, a lo largo de los años de la Guerra Civil americana (1861-1865), Marx tomó posición contra el esclavismo apoyando de forma crítica al gobierno de Lincoln contra la Confederación (sudista). En sus escritos relativos a la Guerra Civil en Estados Unidos, vincula de muchas formas raza y clase”.

“También apoyó el levantamiento polaco de 1863 a favor de la independencia nacional de este país sometido desde hacía mucho tiempo al yugo ruso. Ya en el Manifiesto, Marx y Engels habían planteado el apoyo a la independencia polaca como uno de los principios rectores del movimiento obrero y socialista. Poco tiempo después de la formación de la Internacional, también se sintió atraído por el movimiento independentista irlandés. La implicación de la Internacional con la causa nacional irlandesa comenzó en 1867.”

“Pensaba que, en un primer momento, la clase obrera británica emanada de la sociedad capitalista más avanzada de la época, alcanzaría el poder y esto permitiría a Irlanda obtener su independencia, ofreciendo igualmente un apoyo político y material al nuevo país independiente. A partir de 1869-70, Marx escribió que había cambiado de posición y a partir de ahí defendió que era la independencia irlandesa la que debería darse en primer lugar. Planteaba que los trabajadores británicos estaban totalmente penetrados del orgullo nacionalista y de la arrogancia de gran potencia a propósito de Irlanda, que habían desarrollado una ‘falsa conciencia’ que les vinculaba a la clase dominante de Gran Bretaña, atenuando así los conflictos de clase en el seno de la sociedad británica. Este impasse no podía ser sobrepasado más que mediante el apoyo directo del movimiento obrero británico a la independencia nacional irlandesa.”

Ríos de tinta, acaloradas discusiones acompañaron a nuestra generación durante el final del franquismo y la Transición en torno a ese tema. Una nueva generación de comunistas (organizados en EHKS), nos retrotrae a viejos debates de aquel entonces, adoptando un punto de vista hiperobrerista prácticamente sobre todos los temas: cuestión nacional, feminismo, ecologismo, etc.

En nuestro caso, al final del franquismo al calor del surgimiento del nacionalismo revolucionario y de la nueva izquierda radical post 68, nos dotamos de la metáfora: "la liberación nacional y social son dos caras de la misma moneda", sólo que no siempre se coincidía en cómo afectaba ello en la política de alianzas, y así ha sido hasta hoy3/. Esa metáfora se nos ha quedado exigua ante el surgimiento del feminismo, el ecologismo y lo decolonial, exigiendo fórmulas más trasversales y poliédricas para poder abarcar un proyecto emancipatorio. En realidad, la exigencia venía de lejos.

La Revolución, tal como se entiende en el Manifiesto, significa no sólo la emancipación de los proletarios, sino de toda la humanidad. Tomando como referencia la frase de Marx sobre la cuestión irlandesa, “un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre”, esta cita puede extenderse a todos los temas donde se dan relaciones de opresión, sea entre las clases, el género, etc. La propia Tercera Internacional cambio de lema al adoptar ¡Trabajadores de todo el mundo y pueblos oprimidos, unámonos! corrigiendo, el clamor puramente proletario de la Primera Internacional.

Todos los reduccionismos, también obreristas, son un obstáculo para entender lo complejo del proyecto emancipatorio global.

Pasemos a Lenin, que fue junto a los austro-marxistas quien más profundamente trató el tema nacional y cuyas enseñanzas nos son de gran utilidad. No es casualidad que Putin odie la obra de Lenin (no de Stalin), a su entender el máximo responsable de la división de la nación rusa:

“Nuestro programa –afirma Lenin- no debe hablar de autodeterminación de los trabajadores, porque es inexacto, debe decir las cosas como son. Y por cuanto las naciones se encuentran en diferentes etapas del camino que va de régimen medieval a la democracia burguesa y de la democracia burguesa a la proletaria, esta tesis de nuestro programa es absolutamente exacta. En este camino hemos tenido muchos zig-zags. Cada nación debe obtener el derecho a la autodeterminación, y esto contribuye a la autodeterminación de los trabajadores”.

“Si Finlandia, Polonia o Ucrania se separan de Rusia, no hay ningún mal en ello. ¿Qué mal puede haber? Quien lo afirme es un chovinista. Si dijéramos que no reconocemos ninguna nación finlandesa, sino únicamente a las masas trabajadoras, diríamos el mayor de los absurdos.”

Así de contundente se expresa Lenin en torno a ese lema de la autodeterminación de los trabajadores. Y prosigue: “Esta reivindicación de la democracia política significa la plena libertad de agitación en pro de la separación, y que ésta sea decidida por medio de un referéndum de la nación que desea separarse”. De plena actualidad para el caso catalán. “En caso contrario, el internacionalismo del proletariado quedará en un concepto huero y verbal; resultarán imposibles la confianza y la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y los de la nación opresora”.

Ejemplo, desgraciadamente cierto, para una parte de las izquierda políticas y sindicales del Estado español.

Lenin recordaba a los partidos socialistas:

“El centro de gravedad de la educación internacionalista de los obreros de los países opresores tiene que estar necesariamente en la prédica y en la defensa de la libertad de separación de los países oprimidos. De otra manera, no hay internacionalismo. Tenemos el derecho y el deber de tratar de imperialista y de canalla a todo social-demócrata de una nación opresora que no realice tal propaganda”.

“Es necesario distinguir entre el nacionalismo de la nación opresora y el nacionalismo de la nación oprimida, entre el nacionalismo de la nación grande y el nacionalismo de la nación pequeña.”

“Por eso, el internacionalismo por parte de la nación opresora, o de la llamada nación “grande” (aunque sólo sea grande por sus violencias), no debe consistir solamente en respetar la igualdad formal entre las naciones, sino también en observar una desigualdad que, de parte de la nación opresora, de la grande nación, compense la desigualdad que prácticamente se produce en la vida.”

Opinión valedera para buena parte de la clase trabajadora y la ciudadanía que se identifica como española.

Dos cuestiones a modo resumen:

1.- El punto de vista de clase no significa caer en el obrerismo, centrado sobre todo, en las luchas económicas y sociales. Es necesario un punto de vista transversal, un enfoque emancipador de carácter poliédrico. El comunista, como decía Lenin, ante todo tiene que ser “tribuno del pueblo”.

2.-. La defensa del derecho de autodeterminación desde un punto de visa de clase abarca al conjunto de la nación vasca, incluido los sectores burgueses que se sienten parte de ella. Caben alianzas interclasistas en torno a la defensa de la nación vasca, a su derecho a la independencia, incluso respecto a elementos parciales de la misma. Se le puede llamar a eso construcción nacional, hacer país, etc. Un ejemplo fue el Pacto de Lizarra. Otro podría haber sido la ponencia sobre autogobierno que nació muerta gracias a la escasa voluntad del PNV de llevarla adelante.

Sin embargo, tiene que quedar claro quién debe llevar la dirección del mismo (llámese movimiento obrero o izquierda trasformadora) en lo tocante al proceso emancipatorio. Así de contundente, es Lenin al respecto: “La política del proletariado en el problema nacional (como en los demás problemas), sólo apoya a la burguesía en una dirección determinada, pero nunca coincide con su política, prestando a la burguesía siempre un apoyo sólo condicional.

Desde entonces, las burguesías -incluso las más periféricas y dependientes- se han integrado en busca de su trozo de tarta en las dinámicas capitalistas más perjudiciales como el neo-liberalismo,4/, que dificultan los acuerdos para alcanzar el pleno autogobierno, y sobre todo, el uso del mismo; basta tener en cuenta las obsesiones del PNV, por ejemplo con el TAV, las infraestructuras, etc.

Esa es, también, la otra cara de la moneda en el terreno de las alianzas. Desde la izquierda, nunca de forma subsidiaria y de socio menor. Y manteniendo la independencia estratégica en todo momento.

Llegados al análisis concreto, compartiendo buena parte del análisis crítico de Petxo Idoiaga “a la creciente tendencia pactista de EHBildu”, creemos sin embargo, que hasta el presente, por la práctica desarrollada con su propio simbolismo, están bien fijadas y de forma bastante clara las desavenencias entre EHBildu y el PNV. Y eso todo el mundo lo palpa y lo sabe. Basta ver los resultados del euskobarómetro sobre la ubicación de cada formación política, a saber, entre cero (extrema izquierda), y 10 (extrema derecha), la gente sitúa al PNV (entre el cinco y el seis), y a EHBildu (entre el dos y el tres). Esa es una de las razones de las expectativas y esperanzas que despierta entre las gentes de izquierda de Euskal Herria el que EHBildu pueda lograr el sorpasso del PNV, aunque no logre desbancarle del gobierno vasco merced a las alianzas que mantienen el PNV y el PSE. Percepción y esperanza en el mundo progresista y de izquierdas vasco, imposible de entender si no se tiene en cuenta, por un lado, su capacidad para sumar a un espectro amplio de izquierdas al margen del PSE, a diferencia del cainismo existente en el mundo de Podemos y Sumar, absolutamente desmovilizador y desmoralizador, que les inhabilita al menos en el corto plazo para ser una opción viable, sumando a ello el desarrollo de la actividad social e institucional desplegada por EHBildu5/. Por otra parte, la exigencia de la República vasca por parte de EHBildu va más allá de la mera expresión programática, siendo un elemento movilizador y lema central de varias manifestaciones y Aberri- Eguna, que han congregado a varias decenas de miles de personas. No hay caso parecido en el republicanismo español.

Por ejemplo, mientras el PNV está arremetiendo contra las movilizaciones, EHBildu (y también Podemos, que no puede desentenderse del ambiente general, bien diferente al del Estado español), las defienden y legitiman. No por casualidad apoyaron la Huelga Feminista del 30N y tantas y tantas movilizaciones sociales, ecologistas, y por supuesto contra la guerra y la carrera de armamentos. Así mismo EHBildu ha sido el artífice de la aprobación en numerosos ayuntamientos de la exigencia del complemento de pensiones hasta 1080 euros.Y si no salió en el parlamento vasco fue por la oposición del PNV y PSOE. Si eso cambia, el futuro la dirá.

Para que no se piense que escurrimos el bulto ante la dimensión de las críticas, queremos precisar, tal como lo hemos manifestado anteriormente, que estando de acuerdo en buena parte de las mismas, hay matices de importancia que queremos aclarar.

En primer lugar, cuando Petxo Idoiaga considera las posiciones de EHBildu ante la Ley de educación y la Ley de transición energética como dos ejemplos claros de pactismo y moderación que impregna la espina dorsal de la orientación política de EHBildu (apreciación con la cual coincidimos, siendo ello motivo suficiente de preocupación creciente para muchos de los que militamos en EHBildu con posiciones anticapitalistas), aun así creemos que los guiños pactistas post electorales no pueden separarse ni entenderse (cosa nada fácil de captar desde unas izquierdas al margen, no sólo del proceso de reconstrucción de la izquierda vasca y de la competición electoral con posibilidades de alcanzar gobierno), de la exigencia derivada de postularse como aspirante con posibilidades de convertirse en la fuerza más votada y aspirar a alcanzar el Gobierno Vasco. Obligado por tanto, a presentarse abierto a la oposición, sobre todo sabiendo que no gozará de la mayoría necesaria para gobernar en solitario o con aliados muy limitados como Podemos (con el que gobierna, por ejemplo en el ayuntamiento de Errenteria). Hay que aclarar también que hasta el presente y en tanto que oposición, su labor (salvo en Navarra, y allí por razones similares a las del Parlamento español), tanto en el Parlamento Vasco, como en las juntas generales y ayuntamientos, la nota dominante no han sido los pactos sino los desacuerdos y el enfrentamiento. Ahí están temas como Bidegi, la incineradora de Zubieta, las corruptelas del PNV, Osakidetza, vivienda, etc., y esta oposición es en parte la razón del desgaste del PNV.

Respecto a la aprobación de las citadas leyes, según Petxo Idoiaga, la Ley de Educación, considerada tanto por el PNV como por EHBildu, como normativa estrella de la legislatura que termina, y que hasta la víspera misma de su aprobación fue ensalzada hasta los cielos por EHBildu, bajo el liderazgo de Pello Otxandiano, su candidato actual, el hecho de que al final no fuese apoyada por EHBildu no es algo baladí. Y si bien EHBildu no votó a favor de la Ley porque un acuerdo entre PNV y Partido Socialista incluyó en su introducción una enmienda sobre modelos lingüísticos -enmienda que nada tenía que ver con el carácter dual de nuestro sistema educativo, principal motivo de crítica-, ese rechazo final no es poca cosa, gusten o no los argumentos finales, ya que denota la visualización por parte de EHBildu del rechazo a la misma por los sindicatos, las APAs y una parte de su afiliación. Si la idea central de la crítica es que EHBildu lo defendió hasta casi el final (con la oposición interna y externa de Alternatiba, que apoyó en todo momento las movilizaciones de la plataforma Eskola Publikoaz arro!), se supone que en beneficio de las Ikastolas,6/ aunque fuesen también las escuelas privadas de la iglesia quienes sacasen la tajada principal, el rechazo final, para asombro del PNV, demuestra que el apoyo no era incondicional y que podía ser cuestionado, como primero lo hizo Podemos y al final EHBildu.

Respecto a la Ley de Transición Ecológica y Cambio Climático, estamos de acuerdo en que es una ley indefinida, continuista (a nuestro entender, en unos aspectos sí y en otros no, por ejemplo en el objetivo de la descarbonizacion), e insuficiente,7 inaceptable para un ecologismo radical, e inefectivo como corresponde a la urgencia de hacer frente a la crisis ecológica actual. También, que es una ley que apenas pasa de las expectativas del Green New Deal (GND), el capitalismo verde europeo. Pero es necesario aclarar, si se quiere dimensionar en su justa medida de qué hablamos, que siendo cierto que el GND se inserta dentro del capitalismo, existen cuanto menos dos versiones del mismo: está la versión de los poderes económicos y políticos, defensores del capitalismo verde, y proclamados ambos desde las tramas de los propios poderes económicos y políticos dentro de las cuales se inserta la fórmula del PNV; pero también la versión bastante diferente impulsada desde sectores del ecologismo y de la izquierda no socialdemócrata. Esta, ciertamente, está inserta dentro del capitalismo (como toda propuesta que no rompa con la lógica de la acumulación, lo que a corto y medio plazo es un tanto impensable) pero, dependiendo de cuál sea su desarrollo y aplicación, puede suponer una reforma profunda, un paso importantísimo incluso desde una dinámica anticapitalista Y desde luego, la propuesta de EHBildu en sus documentos programáticos y en su intención final van es esa dirección.8/ Con todo, es cierto que la ley queda muy lejos de ese objetivo.

El debate sí es pertinente en lo relativo a los contenidos de dicha ley, cuyo objetivo principal ha sido dar un primer paso creando una ley donde no existía ninguna legislación general al respecto, y así echar a andar tras la misma, de forma muy limitada, pero sin cerrar las puertas al cambio a mejor.

Desde luego, la ley aprobada está muy por debajo de lo que podría ser un GND a la vasca (y eso es preocupante), además no están claras las medidas para implementar los objetivos que se señalan, de ahí lo de ambigua e insuficiente. Desde ese punto de vista nos ha parecido demasiado optimista la valoración oficial de EHBildu, que, si bien partiendo de la correlación de fuerzas parlamentaria actuales es evidente que no podía imponer su programa, se ha felicitado sobre el acuerdo al considerarlo como suficiente y satisfactorio, cosa que desde luego sus sectores ecologistas más activos dudamos que compartan. El tema no está cerrado, y caben cambios a corto plazo, los cuales dependerán de la capacidad de movilización y de la evolución de la correlación de fuerzas.

Si se diese un cambio de correlación de fuerzas parlamentarias, (y esa esperanza la posibilita EHBildu) diferente a la actual que permitiese el desbloqueo del cerrojo que la mayoría absoluta del PNV y PSE imponen, compaginado con un impulso de demandas desde el ecologismo y la población, no tenemos dudas de que EHBildu será receptivo. En ese caso, (tal como aconsejan Fernández Ortiz de Zárate y Hernández Abaitua), habría que “aprovechar la relativa indefinición del texto para incidir y movilizar en favor de metas vinculantes y asimétricas más exigentes, iniciativas alternativas a la masificación de megaproyectos, proyectos basados en alianzas público-comunitarias, sistemas de financiación que aligeren el peso fiscal que sustenta la clase trabajadora, y fórmulas de justicia con los países periféricos y semiperiféricos más allá de la cooperación internacional”.

22/20/2024

Pedro A. Gutiérrez y Joxe Iriarte Bikila, son miembros de Alternatiba

Notas

1/ “PNV y EH Bildu, entre pactos mutuos y competencia electoral”, Petxo Idoiaga. viento sur, 10/02/24, https://vientosur.info/estrategias-partidarias/

2/ Las referencias están extraídas del artículo publicado por viento sur.

3/ El debate tiene que ver con quienes estando de acuerdo con las dos caras de la moneda, priorizaban primero contribuir a la casa (la nación), y luego discutir el color con qué pintarla (su dimensión social), cuando es evidente que el diseño de la casa, compartimentada entre los dueños y los sirvientes, nada tiene que ver con el color sino con el proyecto en sí mismo.

4/ Prueba de ello es el apoyo del PNV a los tratados de libre comercio, y demás medidas de gestión neoliberal, aunque siempre lo haga con matices propios, y muchas veces, incluso más exigentes que el PSOE.

5/ Sobre la cual también se refiere de forma laudatoria Petxo Idoiaga.

6/ Con argumentos del tipo “hay que superar la dicotomía privada-publica, muy del agrado de las ikastolas.

7/ Según los tres conceptos empleados por Fernández Ortiz de Zárate y Hernández Abaitua, con quienes coincidimos grosso modo.

8/ Jorge Riechman y Daniel Tanuro consideran necesario crear puentes y agendas entre las diversas corrientes del ecologismo, sea según la versión Green New Deal, mucho más pegada a las conquistas institucionales y las políticas pragmáticas, o la de partidarios de las versiones más rupturistas ligadas a la autoorganización y a la movilización del ecologismo de base, con las cuales nos identificamos.

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