El núcleo del planteamiento de la vibrante poesía de Martín Bezanilla (1984) son los vínculos, los afectos y la comunidad. Esa es la columna vertebral de Viral; un libro que ha tenido la mala pata de empezar a distribuirse cuando empezó a extenderse la covid-19, pero que no habla de la pandemia, sino que se apoya en el concepto de viralidad que empleábamos ingenuamente hasta el año pasado. Con su exaltación, la reafirmación frente a las dificultades y la constatación de su necesidad se mueven los poemas de esta obra. También la conciencia de clase, que no deja de constituir una proclamación de identidad desde el plano colectivo. Un motivo recurrente, a nivel discursivo en sus piezas, para impulsarlos es el viaje y el desarraigo del sujeto provocado por este. El viaje, en sí, no es foco, sino que lo son sus consecuencias y su impacto sobre las personas (siempre en plural). La pareja, en ese sentido, se presenta como un apoyo y no en pocas ocasiones el amor se sitúa en primer plano como ayuda para encarar las dificultades. Espoleados por cierta nostalgia, los textos construyen atmósferas donde se incide en la reparación y la tensión desiderativa. Así, levanta el vitalismo como una resistencia. Mediante un tono luminoso, los poemas revelan una estructura que progresa por acumulación al tiempo que aspiran a explicar si no el mundo, al menos nuestra percepción de él y nuestra forma de vivir. A su vez, hay que destacar el trabajo de cada oración como propuesta conceptual dentro de un registro fluido y diáfano, que busca la resonancia a través de construcciones sencillas y referentes cercanos. En ese sentido, Viral termina resultando un fecundo viaje a la fraternidad y al deseo de construir comunidad allí donde se posan los pies a través de un logrado conjunto de poemas.
Alberto García-Teresa
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DESPEDIDA
El día que nos fuimos
volvimos para darles una casa
y un abrazo: las dos partes de un puente.
Y todo el mundo corrió
haciendo sonar sus llaves.
Portales de música encendida.
El día que nos fuimos
llenamos de bombillas la maleta
y dejamos el pueblo a oscuras.
Y todas las madres y hermanos
y todos los cuerpos que se iluminan
temblaban a la luz de un candil.
El día que nos fuimos
el corazón parpadeó
entre dos historias.
***
URGENCIAS
Hablaremos por siempre el idioma de los objetos,
símbolos de otra medida urgente.
No extintores, ni salidas de emergencia;
no mascarillas contra el polvo,
ni botiquines de primeros auxilios
o teléfonos que, grabados en la memoria,
existan bajo el deseo de no tener que usarlos.
Nunca refugio nuclear, un búnker
o ciudad amurallada. Seremos como el interruptor
de esa luz
que permanece alerta
en los locales desalojados,
la leyenda de los mapas que nos guían
hacia un centro caliente.
Emblemas de un deseo
que no precisa de urgencias.
OFF LINE
(ESPECIFIQUE AL MENOS UN DESTINATARIO)
Existimos por el miedo a estar solos.
Inventamos la rueda, el ferrocarril, los zepelines.
Abandonamos bajo el mar los galeones.
Descubrimos continentes y vacunas
para distancias que no entiende el corazón.
Soñamos con más aire y exploramos la galaxia.
Creamos símbolos, lenguaje, imprenta.
El horno. Las bombillas. El telégrafo.
Diseñamos telescopios
para sentirnos menos lejos,
lentes de aumento para pensarnos más gigantes.
Existimos desde el miedo a ser solos.
Revelamos fotos, escuchamos música;
estudiamos Literatura, Historia, Arte.
Filosofía. Casi entendemos al vecino.
Enviamos cartas, pagamos por la comida.
Fingimos enfermedad,
lo mismo que otras veces nos curamos en salud.
Molestamos al servicio de habitaciones.
Comerciamos con la pólvora:
pirotecnia y balística:
llamar e iluminar la muerte.
Existimos frente al miedo a estar solos.
Y a veces
nos abrazamos.
FLASHMOB
Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa
Emma Goldman (o no)
When we’re out together dancing, cheek to cheek
Irving Berlin
Mi padre, por ejemplo.
Cuarenta años suspirando en una fábrica.
Y por eso baila.
Por el Movimiento Obrero, baila.
A las cinco de la mañana, abandonando a su familia, baila.
Con la máquina de su vida.
En sus huertos libres, por el pan de unos hijos
que hoy le dicen ‘abuelo’, baila.
Baila, porque se dio cuenta tarde:
el mundo es un lugar que se repite
como una mala canción de radio fórmula.
Y por eso baila.
Con el ritmo de otra vida, pero baila.
También mi madre, con decisión, a su lado baila.
Al abrir su negocio, mientras calienta la sopa,
riega con fe sus flores, los suegros o su nieto,
baila.
Para que no se enfríe el amor de aquel verano;
por el sueño de una familia, contra el tiempo,
contra el eco del nido vacío, baila.
Porque la música es toda la responsabilidad del mundo.
Ella baila.
Hasta volar exhausta, cada día, (nos) baila.
Y bailan mis hermanos para cambiar el ritmo del poema.
Alzando sus brazos al cielo, ¡bailan!
Para que el mundo tenga otro estribillo.
Detrás, mi abuela, ya no quiere bailar pero nos marca el paso.
Con su bastón, camino del cementerio, marca el paso.
Cuando visita a su marido y tararea algún ayer,
cuando nos habla del hambre, del hambre que es morirse,
nos muestra el paso.
Contra la vida. Por la muerte.
Bailando sin querer.
Con su bastón.
Mi sangre.
Marca el paso.
***
PASIEGO #Selfie
No las manos, el pasto de las vacas
que rumiaron mis abuelos.
Tinte de leche nodriza en los palacios
y claridad de nieve en la cabaña sin cama.
No los pies, las huellas de las botas
(el verde es nómada)
que han caminado el hambre.
Montañas que devuelven el eco de la piel.
Nunca el alma, la mirada que cercó los cielos
amanecidos cuesta arriba.
Rumor de lluvia que motea mi cuerpo.
Paso al frente.
Sonríe.
Las fotos nunca revelan lo que ha sido.
VIRAL
Even the Universes Collide
Gogol Bordello
Existimos por contagio.
No hay receta de la abuela que nos sane,
alquimia que transforme esta alegría.
Terminales de luz
(la oscuridad es carecer de todo síntoma),
caminamos inmunes al dolor
de las calles cortadas y caminos
que se-paran.
Sin cuarentena
no late cerca el corazón.
Por muy enferma que su música titile,
susurramos nuestra oreja sobre el pecho
para ver cómo en el cielo nos mutan sus latidos.
Nos gusta compartir la realidad.
Donársela editada a los otros.
Planetas que solo orbitan si me tocas,
no podría(n) girar si no es palpando.
Choca mis sucias manos blancas. Insistente Big-Bang.
Y hazlo viral:
existimos por contacto.

