El día internacional de los derechos de las mujeres adquiere este año un tono especial. Mientras que persisten fuertes desigualdades salariales entre sexos, el proyecto de reforma de las pensiones penaliza a las mujeres y les exige un mayor esfuerzo que el que se pide a los hombres.
Las que podían jubilarse a los 62 años a tasa plena ya no podrán hacerlo. La postergación de la edad a los 64 años les hace perder el beneficio de los trimestres adquiridos por el nacimiento y la educación de las y los hijas/os. Sin embargo, este logro corregía parte de las desigualdades entre hombres y mujeres, subraya Mathilde Guergoat-Larivière, profesora de economía e investigadora de la Universidad de Lille, asociada al Centro de Estudios del Empleo y el Trabajo.
¿En qué la reforma carga sobre las mujeres la mayoría de los recortes?
Mathilde Guergoat-Larivière: Para la generación nacida en 1972, las duraciones trabajadas aumentarán nueve meses para las mujeres frente a cinco meses más para los hombres. Al pasar la edad de jubilación a los 64 años, las madres pierden parte o incluso la totalidad del beneficio del aumento del período de aseguramiento vinculado a los nacimientos y la educación de los hijos.
Gracias a estos trimestres adicionales, en particular, un tercio de las mujeres justo se jubila a los 62 años, sin haber aportado necesariamente todos sus trimestres. Debido a la mejora de su tasa de actividad, las mujeres nacidas a partir de 1975 podrían incluso jubilarse antes que los hombres.
La reforma viene a frenar esta dinámica. Es demasiado pronto para analizar en detalle este sistema favorable a las mujeres, mientras que las desigualdades de género en la jubilación siguen siendo masivas. Recordemos que las pensiones de base de las mujeres siguen siendo un 40% inferiores a las de los hombres [las pensiones de base son las proporcionadas por la seguridad social pública, a las que se añaden las complementarias, que en Francia abarcan al conjunto de todos/as lo y las trabajadores/as, ndt].
En cuanto a las medidas correctivas propuestas por el gobierno, apenas conciernen a las mujeres. La integración de los trimestres del permiso parental en el dispositivo de las largas carreras [laborales y de cotización, ndt] sólo debería afectar a 2.000 mujeres al año. También sabemos que movilizan menos su cuenta de penosidad para anticipar su partida, ya que los criterios están diseñados para las profesiones masculinas.
La primera ministra Elisabeth Borne ha dado a entender que los aumentos por hijos/as ya no siempre eran necesarios, con el argumento de que “hoy las mujeres pueden tener un hijo y continuar con su vida profesional”. Agregó que “la lucha de las mujeres es la de no jubilarse antes que los hombres”. ¿Está bien fundamentado el argumento?
MG-L: Son más numerosas en alcanzar esta cancelación de la minoración de la edad de jubilación en situaciones precarias, es decir sin validar más trimestres de trabajo o de su seguro de desempleo. La interrupción de la actividad profesional por motivos familiares sigue siendo prerrogativa de la mujer.
Prueba de ello es el uso de la licencia parental, casi exclusivamente femenina. Una reforma de 2015 destinada a compartir mejor con los padres, pero no ha funcionado. Pero al final de la licencia parental, si bien la mayoría de las madres regresan al empleo algunas pasan a la inactividad.
Dentro del hogar, aunque ha disminuido el tiempo dedicado por las mujeres a las tareas domésticas y parentales, sigue siendo superior al de los hombres. También hay que relativizar la mejora de la situación de la mujer en el mercado de trabajo.
Desde las generaciones nacidas en 1970, las tasas de actividad y de empleo femeninos no han aumentado. En el plano profesional, el tema de las carreras cortadas o interrumpidas está lejos de zanjarse. Por ahora, se sabe que el 20% de las mujeres espera hasta los 67 años para jubilarse, frente al 10% de los hombres.
También subraya el punto ciego del trabajo a tiempo parcial...
G.-L:Casi el 80% de los trabajadores a tiempo parcial son mujeres. Esta forma de empleo, relativamente desarrollada en Francia, sigue progresando. Puede explicarse tanto por las consecuencias de la maternidad como por el peso de determinadas sectores, como la limpieza o los servicios a domicilio, que reclutan masivamente a mujeres.
Si el tiempo parcial les permite validar trimestres de cotización, todavía pesa sobre su nivel de pensión. Esto explica por qué más mujeres están realmente preocupadas por el aumento en el mínimo contributivo, previsto por la reforma. Pero, cuando el Gobierno afirma que la medida les beneficia especialmente, exagera: las pensiones de las mujeres sólo aumentarían 38 euros al mes de media y no 100 euros.
¿La enmienda de los senadores republicanos abriendo un recargo del 5% a las madres que convalidan una carrera completa a los 63 años mejorará las cosas?
G.-L. :Esta es una ligera mejora en comparación con el proyecto inicial, pero sigue siendo un retroceso en comparación con la situación actual. Hoy, las mujeres que ya tienen una carrera completa a los 62 años y que trabajan hasta los 64 años se benefician de un porcentaje adicional del 10%. La propuesta del partido Les Républicains lleva, en el mismo caso, a reducir este porcentaje adicional al 5%, sin dejar la opción a las madres de jubilarse antes.
¿El sistema universal de pensiones previsto durante el quinquenio anterior era más favorable para las mujeres?
G.-L. : No realmente. El proyecto era entonces sustituir el aumento de los trimestres de aseguramiento por aumentos de pensión, previendo una bonificación del 5% por hijo. Pero al repartirlo entre los dos progenitores, se corría el riesgo de destinar la mitad a los hombres para maximizar la bonificación en caso de que él percibiera un mejor salario. Además, aquí nuevamente, la reforma fue pensada sobre la base de trayectorias típicamente masculinas de carreras completas y no interrumpidas.
¿Qué se debe hacer para reducir las desigualdades?
G.-L. : Las pensiones de las mujeres son un espejo de las desigualdades acumuladas a lo largo de su vida profesional, debido a sus carreras, cortadas o interrumpidas, al trabajo a tiempo parcial, o incluso al techo de cristal que frena su progresión salarial. Esto implica implementar políticas mucho más proactivas para lograr la igualdad profesional.
Necesitamos avanzar en temas de cuidado de las y los hijos/as, pero también compartir mejor la paternidad después del nacimiento. Esto requiere un permiso parental más atractivo para los hombres o la ampliación del permiso de paternidad. Aunque Francia ha aumentado recientemente la duración de 14 a 28 días, se está quedando atrás si le comparamos con países como España o Finlandia.
8/3/2023
Traducción: viento sur