La semana pasada, los votantes de Noruega echaron del poder al gobierno conservador de Erna Solberg. Con temperaturas en el extremo norte del país alcanzando máximos históricos, el disgusto generalizado por la expansión de la industria petrolera de Solberg jugó un papel clave. Se avecinan fuertes batallas por los recursos del Mar de Barents, en gran parte sin explotar.

El Partido Laborista, socialdemócrata, parece dispuesto a gobernar en coalición con sus anteriores socios, el Partido de Centro agrario y el Partido Socialista de Izquierda. Pero su gobierno se verá complicado por el ascenso del Partido Rojo (Rødt).

El Rødt apareció en la escena política noruega hace casi quince años. Amalgama de grupos de extrema izquierda, Rødt tiene un programa explícitamente socialista y su líder, Bjørnar Moxnes, fue elegido para el Storting (parlamento) en 2017. El carismático Moxnes chocaba regularmente con el ahora destituido primer ministro Solberg sobre los derechos de los trabajadores y el medio ambiente, y su perfil nacional comenzó a crecer.

En las elecciones de la semana pasada, Rødt duplicó su porcentaje de votos. A Moxnes le acompañarán ahora en el Storting siete nuevos compañeros, entre ellos un profesor de educación infantil y un antiguo trabajador del sector servicios.

Chris Dite, de Jacobin, habló con dos de las nuevas diputadas de Rødt —la vicepresidenta y economista Marie Sneve Martinussen y la activista feminista Seher Aydar— sobre cómo despejar la nieve del parlamento, provocar a los multimillonarios y construir un nuevo partido obrero.

Chris Dite. El voto de Rødt subió en casi todos los distritos de Noruega. ¿Cómo se explica este aumento abrumador del apoyo en todo el país?

Marie Sneve Martinussen. Hemos tenido un gobierno conservador de derechas durante ocho años. Antes tuvimos ocho años de un gobierno socialdemócrata que mantuvo el statu quo de la creciente desigualdad de ingresos en Noruega. Ha habido grandes cambios en los derechos de los trabajadores y un aumento de la precariedad. Hemos trabajado para estar presentes en todas las regiones y municipios de Noruega, y para establecer alianzas con sindicatos y organizaciones ecologistas, feministas y de agricultores. El aumento de nuestro apoyo se debe a que tenemos un análisis coherente del capitalismo y de lo que está mal en él, y esto incluye, por supuesto, cuestiones feministas, antirracistas y medioambientales.

C. D. ¿Qué importancia ha tenido la creación de vínculos comunitarios locales en torno a las campañas sociales para fortalecer tanto el partido como su voto?

Seher Aydar. Es una parte importante de la forma de trabajar de Rødt hoy en día. No somos solo un partido que participa en las elecciones: somos un movimiento que trabaja por el cambio. Hay que tener verdaderos lazos con las comunidades, los sindicatos y los movimientos; gracias a estos años de trabajo en toda Noruega hemos podido crecer tanto.

La emisora nacional hizo un estudio sobre quiénes son los votantes de Rødt. Descubrió que son madres solteras, personas que trabajan en bares, estudiantes, trabajadores industriales, trabajadores con bajos ingresos: personas que quieren y necesitan un cambio en la política. Estas personas pueden ver que somos el partido que más trabaja en cuestiones de clase, cuestiones que afectan a su vida cotidiana de forma muy real.

M.S.M. Ahora somos uno de los partidos más proletarios, con una presencia activa no solo en el sector público, sino también entre los trabajadores de servicios del sector privado. Nuestra estrategia coherente de construir una organización que no requiera que los miembros sean superacadémicos para sentirse bienvenidos, unida a la creciente desigualdad en Noruega, han funcionado realmente.

C. D. Miles de personas se han unido a Rødt desde la noche de las elecciones. ¿Son partidarios activos del partido inspirados por su éxito, recién llegados o una mezcla de ambos?

S.A. Ambas cosas. En los últimos años no hemos dejado de crecer: de tres mil a once mil miembros. Creo que algunos de los nuevos miembros que se han unido desde la noche de las elecciones son personas que nos han apoyado durante años y quieren involucrarse más, pero otros son gente nueva que se ha preguntado si Rødt puede aportar algo real en política. Ahora creen que sí.

C. D. El nuevo Primer Ministro ha dicho que su partido no necesita a Rødt para gobernar. ¿El cambio que quieren los partidarios de Rødt requiere que estén en el gobierno?

M. S. M.  La noche de las elecciones estuvimos muy cerca de ocupar una posición realmente influyente, pero finalmente el Partido Laborista puede crear una mayoría sin nosotros. Las negociaciones entre partidos tendrán lugar a puertas cerradas; queremos tener una versión pública con todos los diferentes movimientos con los que estamos aliados.

Aunque no somos matemáticamente necesarios, el Partido Laborista tiene bastante miedo de nuestra posición. Esta es una situación históricamente nueva en Noruega. En el período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, hubo una gran oposición del Partido Comunista, pero es la primera vez desde entonces que hay una fuerte oposición de izquierdas a un gobierno socialdemócrata. Están asustados.

Nuestro argumento siempre ha sido que no dependemos de ningún resultado para tener poder. Durante cuatro años hemos tenido un solo diputado en un parlamento mayoritariamente de derechas; deberíamos haber tenido cero poder. Pero sabemos que el poder viene de algo más que de los votos en el parlamento: hemos conseguido sistemáticamente un gran apoyo en la sociedad para asegurar las victorias. Hemos practicado una especie de parlamentarismo que nos permitió crear una oleada de apoyo sindical y público y utilizarla para lograr cambios concretos. Con este impulso, resulta imposible o muy difícil que los demás partidos no apoyen nuestras propuestas.

C. D. ¿Cuáles crees que serán los puntos clave de la lucha de Rødt bajo este nuevo gobierno?

M. S. M. Usamos nuestra táctica del quitanieves [snowplow] para expulsar a la política racista de extrema derecha Sylvi Listhaug de su puesto de ministra, y estamos muy dispuestos a usarla en el nuevo parlamento. Además, ahora será mucho más fácil: el Partido Laborista nos "robó los ropajes" durante la campaña electoral. A nivel de retórica, dieron un enorme salto a la izquierda. En consecuencia, los sindicatos y el movimiento ecologista tienen grandes expectativas.

Nuestra propia presencia en el parlamento —y el mayor apoyo que nos ha llevado hasta allí— hará mucho más difícil que el gobierno se incline hacia la derecha. Si lo hacen, serán castigados. La noche de las elecciones dijimos que estamos preparados para recibir a miles de votantes decepcionados si —o, siendo realistas, cuando— el Partido Laborista y sus socios de coalición no cumplen sus promesas. Ese es su mayor temor.

S. A. Lo más importante para nosotros es seguir trabajando en todo lo que hablamos durante las elecciones. Nuestra reputación es que hacemos lo que decimos. Después de ocho años de un gobierno de derechas, hay que tomar acciones urgentes sobre la desigualdad de ingresos, la vida laboral y, por supuesto, el cambio climático. Hemos salido reforzados de las elecciones. Lo más importante es que escuchemos y trabajemos con los movimientos fuera del parlamento.

C. D. La exploración de yacimientos petrolíferos aumentó después de que el anterior gobierno de derechas (con el apoyo del Partido Laborista) concediera grandes concesiones fiscales a la industria. ¿Cómo piensa Rødt detener esto?

M. S. M. Las normas fiscales introducidas por el anterior gobierno de derechas seguirán vigentes hasta el año que viene. La gran pregunta es qué pasará una vez que se deroguen. Tradicionalmente, la industria petrolera ha sido un tema tabú, pero las concesiones fiscales de Solberg tuvieron la ventaja de crear un debate serio. Incluso los economistas que no se interesan por el medio ambiente desacuerdan con las subvenciones.

Tal y como está la ley, todas las nuevas prospecciones petrolíferas tienen que obtener el permiso del Parlamento. Los dos gobiernos anteriores concedieron un número récord de licencias de exploración petrolífera; no tienen ninguna obligación de concederlas, pero eligieron hacerlo. Podemos crear un gran impulso para detener los yacimientos propuestos, como el de Wisting en el extremo norte del Mar de Barents, y nuestro objetivo es que no haya nuevas licencias. El resultado podría acabar siendo un compromiso en el que trazáramos una línea sur y no se creara ningún yacimiento por encima de ella. Pero la cuestión es que tenemos que crear un verdadero movimiento para lograrlo: las Islas Lofoten se salvaron de la exploración petrolera gracias a la oposición masiva, a pesar de la mayoría parlamentaria favorable al petróleo en ese momento.

C. D. ¿Cómo va a atajar Rødt el viejo argumento de que los trabajadores apoyan el petróleo?

M. S. M. En Noruega, el debate sobre el clima es único debido al protagonismo de la industria petrolera. Decimos que la transición del petróleo no debe ser una transición al desempleo. Pero para que eso sea posible tenemos que invertir en una nueva industria. La elección no es entre trabajo o naturaleza: debemos utilizar parte del fondo del petróleo para invertir en nuevas energías verdes.

Obviamente, a las empresas les interesa que la extracción y la exploración de petróleo continúen. Pero, a menos que se planifique una reducción de la industria, en un futuro no muy lejano deberíamos esperar un aterrizaje forzoso impulsado por el mercado, que dará lugar a niveles significativos de desempleo. Rødt ha sido un líder en este debate gracias a nuestros vínculos con los sindicatos y el movimiento ecologista. La creación de alianzas entre ambos ha recorrido un largo camino. Y aún queda mucho camino por recorrer.

C. D. El gobernador del Banco Central de Noruega dijo en un discurso el año pasado que, debido a la vulnerabilidad del fondo petrolífero noruego de un billón de dólares, los futuros gobiernos deben evitar el gasto público. ¿Cuál es la respuesta de Rødt a esto?

M. S. M. La cuestión de cómo tratar el fondo del petróleo es completamente tabú en este país. Te consideran un loco si intentas siquiera discutirlo. Pero Noruega no solo necesita dinero en el banco, sino puestos de trabajo y creación de valor. Rødt es el único partido que intenta tener una discusión seria al respecto, y seguiremos intentando cambiar el debate.

La semana pasada, uno de los periódicos más importantes de Dinamarca publicó un artículo en primera página que decía: "Querida Noruega, si tú, con tus billones de dólares, no puedes hacer frente al cambio climático, ¿quién puede?". Es un punto muy claro, pero no se ha convertido en una discusión seria en Noruega. Es probable que Rødt forme parte de la comisión de finanzas del nuevo parlamento, así que podremos plantear cuestiones como ésta, pero tendrá que haber una revuelta en los departamentos de economía de las universidades y necesitaremos a esos profesores de nuestro lado.

C. D. ¿Han tenido que suavizar su programa para alcanzar el éxito que alcanzaron?

S. A. Se puede hablar de la redistribución de la riqueza de una manera más teórica, o se puede hablar de ella en términos de la vida cotidiana de la gente. Nuestra política aborda los problemas cotidianos de la gente. Somos gente normal y discutimos la política como lo hace la gente que conocemos, relacionando eslóganes como Impuestos a los ricos con cuestiones cotidianas como la sanidad.

No nos limitamos a debatir los principios de forma abstracta, sino que hablamos de política de una forma que la gente pueda entender y en términos de lo que significa para sus vidas y el tipo de cambio que desean. La cuestión no es si ser más o menos radical nos lleva al éxito. La cuestión es más bien lo que la gente siente que es posible. Creo que hemos conseguido mostrar a la gente que lo que propone Rødt no es solo un sueño, sino que es un cambio del que pueden formar parte.

M. S. M. Aunque estamos más capacitados que nunca para lograr un cambio concreto, también seremos el símbolo radical en el parlamento que la gente quiere. La mañana siguiente a las elecciones, por ejemplo, estábamos celebrando una reunión en un hotel de conferencias. Uno de los trabajadores del servicio se acercó a nosotros y nos dijo: "Los he votado. No tengo ni idea de qué podrán conseguir, pero necesitamos un puño fuerte en el parlamento". Eso es lo que realmente anhelan algunas personas.

C. D. ¿Un fuerte puño comunista?

M. S. M. En nuestro programa se dice que nuestro objetivo es una sociedad sin clases, lo que Karl Marx llamó comunismo. Todos los días, durante las últimas cinco semanas, nos han preguntado qué queremos decir con eso. Nuestra respuesta ha sido muy clara: si no tienes una visión de una sociedad sin clases, entonces tu plan es para una sociedad dividida en clases.

C. D. Sus nuevos diputados y sus partidarios parecen todos buena gente. Pero los poderosos enemigos que han hecho por el camino no lo son. ¿Creen que su partido está preparado para enfrentarse a ellos?

S. A. Rødt no es un partido para políticos de carrera: somos un partido para personas que necesitan un cambio y quieren participar en su realización. Durante los últimos ocho años de creciente desigualdad, y ahora con la pandemia, los ricos han conseguido todo lo que querían. Nuestros nuevos miembros quieren formar parte de un movimiento que se oponga a los ricos, para tener un partido que diga: Ya no, y exija que los ricos paguen para que la gente normal pueda tener lo que necesita.

M. S. M. En las últimas cinco semanas, muchas de las viejas tácticas de miedo han surgido de la derecha. Cuatro días antes de las elecciones, había cinco periódicos diferentes con artículos sobre lo peligrosos que somos, afirmando que queremos una revolución violenta y que estamos planeando quitarle las casas a la gente y cosas así.

Hace diez años, esto podría haber funcionado. Pero ahora hemos creado un movimiento de personas normales y agradables que son activas en sus comunidades locales. Cuando la gente corriente oye el nombre de Rødt, piensa en alguien que conoce del partido y que está haciendo un gran trabajo. Así que no se dejan engañar por esta campaña de miedo.

Una de nuestras estrategias ha sido provocar a los multimillonarios. Durante un debate de la campaña electoral sobre el cambio climático, dije que los jets privados eran un lujo innecesario y que debían prohibirse. Uno de los hombres más ricos de Noruega —que quiere conservar sus jets privados— atacó públicamente a Rødt en respuesta, y dijo que todos nuestros votantes deberían ser enviados a Corea del Norte. Estos ataques enloquecidos no hacen más que impulsarnos. Los multimillonarios hablan con mucha más libertad que los políticos del Partido Conservador. Son nuestros mejores enemigos.

Chris Dite es profesor y sindicalista.

https://jacobinlat.com/2021/09/24/la-izquierda-radical-avanza-en-noruega/

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