[El resultado de la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia ha puesto de manifiesto que era posible hacerle frente a la extrema derecha cuando más cargado de nubarrones se perfilaba el horizonte. Pero no hay que engañarse: el sistema electoral francés[1] distorsiona la relación de fuerzas en la sociedad. En ese sentido, hay que tener presente que las corrientes de fondo en el panorama político francés, en las que predomina el ascenso de la extrema derecha[2], siguen ahí, nos colocan ante una situación inédita en la historia reciente y exigen una puesta al día de la política anticapitalista para hacerle frente.

En cualquier caso, tampoco hay que olvidar que esta victoria política ha sido posible por la unidad de la izquierda (sin negar las divergencias y contradicciones en su seno), la movilización popular y un programa de ruptura con las décadas de políticas neoliberales.

Por otra parte, el resultado de estas elecciones genera una situación que en parte ya se generó en las elecciones del 2022: ningún bloque político tiene la mayoría absoluta en el parlamento y de ahí se deriva una crisis institucional cuyo futuro es difícil de imaginar.

A falta de darnos un poco de tiempo para profundizar en el análisis de los resultados y la respuesta que se vaya perfilando, tanto del Nuevo Frente Popular como del resto de fuerzas políticas, sindicales y asociativas, publicamos el siguiente comunicado del NPA.]

La principal lección de los primeros resultados de esta segunda vuelta es el revés sufrido por el Rassemblement National (RN) y sus aliados. La derrota de los cientos de candidatos fascistas, racistas, islamófobos, antisemitas y ultrarracistas presentados por RN es un enorme alivio para las personas racializadas, las mujeres, las personas LGBTI+ y las y los trabajadores. Esta victoria de la izquierda unida ha frenado el ímpetu de la extrema derecha que, sin embargo, [en relación a las elecciones de 2022] ha ganado unos cincuenta escaños. La derrota de la extrema derecha de Bardella y Le Pen ha sido el fruto de la movilización popular que se ha producido gracias al impulso unitario que supuso la creación del Nuevo Frente Popular.

Esta ya es la primera victoria del Nuevo Frente Popular que ha sido posible gracias a la unión de toda la izquierda (política, sindical y asociativa) y, también y sobre todo, gracias a la amplia movilización popular de las clases trabajadoras, en particular de las personas racializadas y de la juventud, comprometidas en todas partes a bloquear la RN. Esta movilización ha hecho posible que un gran número de diputados y diputadas del Nuevo Frente Popular (incluyendo una mayoría relativa para LFI) fueran elegidas a la Asamblea Nacional sobre la base de un programa que rompe no sólo con el macronismo al servicio de los ultra-ricos, sino también con la izquierda liberal del quinquenio Hollande, que había seguido las políticas de la derecha.

La derrota de RN no debe ocultar el hecho de que está aumentando su número de diputados y diputadas de forma muy significativa y que sigue siendo una amenaza para las personas racializadas, los derechos sociales y las libertades democráticas. Tampoco debe ocultar la derrota de los macronistas, que han perdido un tercio de sus escaños. Si siguen teniendo tantos diputados, se lo deben únicamente a los votantes de izquierda, que en gran parte se pasaron a ellos en la segunda vuelta para bloquear a RN. Este aluvión de votos no cambia en nada los resultados electorales: tanto en las elecciones europeas como en las legislativas, Macron y Attal fueron claramente desautorizados y, por tanto, ya no tienen ninguna legitimidad para pretender dirigir el país. Macron no tiene ahora más opción que someterse a la voluntad del pueblo y permitir que un gobierno de izquierdas aplique el programa del Nuevo Frente Popular, que ahora cuenta con la legitimidad de las urnas. De lo contrario, debe marcharse.

Este rechazo es también un rechazo a la V República y a sus instituciones autoritarias y antidemocráticas. La movilización popular, marcada por una participación sin precedentes en décadas, plantea también la necesidad de avanzar hacia una Asamblea Constituyente, por una auténtica democracia de la mayoría.

A partir de ahora, hay que cumplir los compromisos adquiridos y aplicar todas las medidas de urgencia previstas en el programa del Nuevo Frente Popular, empezando por la derogación de la reforma de las pensiones y del seguro de desempleo. Esto sólo puede ocurrir si se mantiene y amplía el impulso popular, lo que significa construir colectivos del Nuevo Frente Popular a nivel local, abiertos a todo el mundo, que puedan ayudar a amplificar el movimiento y a construir movilizaciones y huelgas en los próximos meses. Ningún gobierno de unidad nacional puede responder a las aspiraciones expresadas hoy en las urnas. Debemos permanecer unidos para actuar, debatir y trazar una perspectiva de emancipación que haga retroceder a la extrema derecha a largo plazo, en torno a una izquierda de lucha y de ruptura, ¡una izquierda que transforme radicalmente esta sociedad!

NPA-L'Anticapitaliste

Traducción: viento sur

Notas:
[1] Basado en el escrutinio mayoritario uninominal a dos vueltas y creado con la V República  para generar mayorías absolutas en base al un esquema de alternancia entre izquierdas y derechas, que en la primera vuelta parten divididas, pero en la segunda se agrupan para imponerse la una o la otra, deforma la relación de fuerzas. Como en Inglaterra, donde la extrema derecha con 3 millones de votos no obtiene más que 4 escaños… por el sistema mayoritario uninominal a una vuelta.

[2] Como bien se explica en esta entrevista a Olivier Besancenot y Ugo Palheta

 

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