La condición militante
Jose Iriarte "Bikila"

"Las suyas son novelas de acción,

no por simple vocación testimonial y vitalista


sino por un hondo sentido de la praxis como realización ética".

Sobre la obra de André Malraux.

I

Celestino Uriarte: Clandestinidad y Resistencia Comunista es una biografía, escrita con rigor histórico y con pasión. Con rigor histórico, porque sus autores han realizado una ingente tarea de investigación, deambulando por todo tipo de archivos, donde de una forma u otra, se da constancia y testimonio de la militancia política de Celestino Uriarte. Con pasión, porque aunque cubierta tras una prosa un tanto fría -más acorde con las necesidades de una obra biográfica, que con una historia novelada- en cada línea, en cada capitulo, palpita un impulso que conecta y simpatiza con ese sentido de la praxis como realización ética que impregnó esa estirpe de revolucionarios que en medio del cataclismo social quisieron tomar el cielo por asalto. Y dieron, o dedicaron su vida a tal empeño.
Más allá de la simpatía ideológica que uno pueda sentir -no voy a ocultarlo- con este tipo de libros, pienso que su mérito va mucho mas allá. Se trata a todas luces de un loable esfuerzo por rescatar del olvido -nada inocente- la vida militante de un comunista íntegro, un internacionalista fervoroso, un vasco de Arrasate, que hasta sus últimos días se mantuvo firme en sus convicciones. Celestino fue sin duda de esas personas, con sus luces y sus sombras, que Bertolt Brecht consideraba como imprescindibles para la causa emancipadora. Otros comunistas vascos, como Astigarrabía, defensor de una estrategia de colaboración con el PNV y que formo parte del Gobierno Vasco, o Larrañaga, autor de interesantes reflexiones sobre la cuestión nacional vasca -quien ante la famosa polémica entre el derechista Calvo Sotelo, que afirmó “antes una España roja que rota” y el PNV que respondió, “los españoles incluso los de izquierdas, son ante todo españoles y luego lo demás”, Larrañaga con grandes dotes para el mitin y la oratoria les salio por banda afirmando que “una España roja sería una España Rota”, dando a entender con ello que el socialismo suponía libertad para que todas las naciones escogiesen unirse en libertad- estos comunistas, como decía son más conocidos que Celestino Uriarte y es que Celestino, fue un hombre de acción y sobre todo, un gran organizador.
No consta, ni el libro informa, que nuestro personaje desarrollase una gran labor teórica o política por escrito que nos permita conocer sus reflexiones propias. Con sus limitaciones, Celestino fue sin lugar a dudas, un personaje importante en la historia del PCE y también en el movimiento obrero de cuyas filas empezó a destacar con tan sólo 16 años.
Su currículum militante da fe de ello. Con 16 años ya destacaba en la defensa de los intereses de sus compañeros y por ello fue elegido representante obrero en la empresa Elma de Mondragón. Durante la Revolución de Asturias del 34, fue uno de los principales artífices de que Mondragón se insurreccionase, razón por la cual tuvo que exiliarse. Dicha insurrección no fue un movimiento espontáneo y de solidaridad, sino el resultado de una línea política que incluía profundas transformaciones sociales y una decidida estrategia de lucha de clases. La abolición del dinero que decretó el Comité revolucionario y la proclama de la republica Social en vigor mientras tuvieron el poder local, nos indica el sistema igualitario por el que luchaban los insurrectos. La formación de milicias armadas locales, y en cuya formación Celestino, líder de las juventudes socialistas, jugó un papel central, demuestra el temple y la convicción con que luchaban.
Volvió con el triunfo del frente Popular. Tras el alzamiento fascista formó parte de las primeras milicias de izquierda que hicieron fracasar la rebelión en Donostia. Ejerció de Comisario de Guerra del frente de Mondragón y posteriormente fue representante de las Juventudes Socialistas Unificadas, en el estado mayor de las Milicias Populares Antifascistas.
A primeros de 1937, ingresa en el Partido Comunista porque considera que el partido es el "único que en los actuales momentos, sabe seguir la línea política justa, de acuerdo con las circunstancias presentes y con la lógica interpretación de la doctrina marxista-leninista". Esta decisión marcará profundamente a Celestino, no sólo en lo relativo a su trayectoria política sino en su forma de concebir la revolución. A partir de entonces la URSS y la Tercera Internacional -dirigidas por Stalín- y el PCE -dirigido por quienes gozan de la confianza del Kómintern- serán para Celestino los pilares sobre los cuales se asentarán sus convicciones revolucionarias.
Celestino, al igual que muchos socialistas, comunistas, anarquistas y gudaris, no se rindió en Santoña y continuó luchando en Asturias hasta el final. Tras la caída de Asturias pasó a Cataluña y combatió en la batalla del Ebro al frente de una brigada con grado de Mayor. Fue herido en combate. Ironías del destino, Lister jefe del Quinto Regimiento -con quien luego se solidarizaría cuando fue expulsado del PCE- le acusó injustamente de cobardía ante el enemigo. Posteriormente tuvo que retractarse ante las apabullantes pruebas de valentía y dignidad de las que hicieron gala Celestino y su brigada, que fue prácticamente exterminada. Por dicha actuación le concedieron la Orden del Valor y la mención se hizo pública en el último Boletín de Estado que el gobierno de la República mandó editar antes de su derrumbe definitivo.
De nuevo al exilio. Esta vez en un Campo de Concentración. El Gobierno Vasco le hizo responsable -a pesar de ser comunista- de los presos vascos en el campo de refugiados de Gürs, dada su integridad y capacidad organizativa. Escapó y marchó a Sudamérica.
Vuelve al interior en 1944. Será responsable político militar en Madrid y en Valencia y posteriormente responsable de organización en Asturias. Desde dentro, Celestino toma conciencia de la gravedad de la situación, la cual generalmente, tiene poco que ver con los informes elaborados desde “bureaux” que viven en su mundo, lejos de la represión que golpea sin piedad a los militantes y aterroriza al pueblo hasta límites insospechados.
Detenido en el 46 en Gijón, será torturado en comisaría durante 43 días y condenado a 30 años de prisión. Posteriormente el fiscal pedirá pena de muerte por los acontecimientos del 34 en Arrasate. Por esta razón, en carta fechada el 20 de septiembre de 1946, el jeltzale Manuel de Irujo, informaba al correspondiente ministerio de la República española en el exilio de la siguiente forma.: “Celestino Uriarte, de Mondragón, Jefe que fue del batallón de Dragones del ejército vasco. Capturado en Asturias y sometido a un trato salvaje, está amenazado de juicio sumarísimo. Conviene que hagamos lo posible por evitar su ejecución”.
El 28 de febrero de 1950, junto con otros tres compañeros, se fuga de la prisión de Martutene, en una evasión digna del más rocambolesco "Papillon".
De nuevo al exilio.
Con la invasión de Checoslovaquia, el mes de agosto de 1968, por el ejército soviético, el PCE condena esta intervención e inicia el distanciamiento de la URSS. Esta condena abre una crisis en el seno del PCE entre Lister y el resto de la ejecutiva del partido. El mes de agosto de 1970, se expulsa a Enrique Lister, Celestino Uriarte, José Barzana, Luís Balaguer y Luís Saíz.
Fallece en Berlín, el 9 de septiembre de 1979. Un año antes había visitado por primera y última vez su Arrasate natal.

II.

He dado entrada a esta introducción de la biografía de Celestino con una mención de la obra de Malraux. Podía haber escogido, cualquier otra, de las muchas dedicadas a autores como Jack London, Peter Weis, Tomas Gorky, Bebel y un largo etc, que supieron narrar con brillantez tanto el aspecto épico como el dramático de la condición militante.
Dichas obras produjeron personajes de gran fuerza y magnetismo, situaciones descritas con gran calidad y precisión y no menos hermosura. Digo todo esto, porque si este libro sobre Celestino no fuese una biografía (y por tanto sin demasiadas concesiones a una prosa con ribetes literarios) nos encontraríamos ante una obra a caballo, entre el género novelesco, digna de cualquiera de los mentados autores o de un mismo Baroja, y/o el periodístico, muy del estilo de un Hipólito Lissagaray y sus crónicas sobre la Comuna de París.
Esta biografía, es también, un libro histórico que versa sobre una época de insurrecciones, revoluciones, guerra civil; campos de concentración para los derrotados; resistencia y clandestinidad, cárceles de exterminio y torturas donde los detenidos frecuentemente morían antes de delatar al camarada. Y también, vistos desde hoy, inexplicables silencios ante la galopante degeneración estalinista que sufrió el Partido Comunista de España y la URSS, considerada como la patria del socialismo. Cuesta entender, cómo militantes con grandes motivaciones éticas y morales, con evidente capacidad crítica a la hora de analizar la sociedad en que vivían, y no menos capaces de efectuar serias autocríticas cuando cometían errores políticos u organizativos, no se cuestionasen los dictados del partido, aunque en su fuero interno estuviesen convencidos que algo no marchaba bien, o se estaban cometiendo grandes equivocaciones. Cuesta creer que los Procesos de Moscú, donde fueron injustamente sentenciados y ejecutados militantes que lucharon con ellos en las Brigadas Internacionales, fueron despedidos como héroes y posteriormente acusados de colaboración con el fascismo, no produjesen horror y pavor en gentes como Celestino. ¿Falta de información hasta fechas muy tardías? ¿Perplejidad y falta de recursos para entender la cuestión, a pesar de que otros comunistas sí lo hicieron? ¿Dogmatismo y/o ceguera doctrinal?
Nada es totalmente blanco o totalmente negro en el paisaje humano. Abunda el gris, el claro oscuro, a veces abarcando la primera fila del paisaje. Esta es una de las partes que más echo en falta en la biografía de Celestino.
Para la tradición comunista estalinista, de la cual formaba parte Celestino, el Partido lo era todo. A pesar de los muchos malestares y críticas era impensable situarse al margen, y la ruptura significaba poco menos que la excomunión. Hasta la autocrítica por los crímenes del estalinismo, todos los Partidos Comunistas, salvo el chino y el yugoslavo, fueron fieles a los dictados de Moscú. 1968 supuso el fin de la férrea disciplina política e ideológica que impedía cuestionar a la URSS. La invasión soviética de Checoslovaquia dividió al PCE entre partidarios y contrarios de la apertura por un socialismo de "rostro humano". Los críticos fueron expulsados y Celestino entre ellos.
Si nos atenemos a la opinión de su mujer, parece ser, que la razón por la cual Celestino se adhirió al grupo del pro soviético Lister fue doble: disconformidad con la crítica del PCE a la invasión y posterior aplastamiento de la Primavera de Praga por los tanques soviéticos, pero sobre todo con el método empleado. A resultas de la cual, todos los críticos fueron expulsados del PCE. Lo cual demuestra, que a pesar de lo anteriormente dicho, y sin que ello sea forzosamente contradictorio, Celestino no fue un militante dócil y sumiso. Sabía rebelarse cuando él lo consideraba necesario. Aun así, no deja de ser sintomático que se mantuviese dentro del marginal PCOE, de estricta obediencia pro soviética -aunque nunca fue reconocido oficialmente por el movimiento comunista internacional- hasta el final de su vida. Ciertamente la evolución eurocomunista del PCE no podía satisfacer a ningún militante de hondas convicciones revolucionarias, y la evolución posterior del PCE, durante la transición fue a peor -abandonando la reivindicación de la República, y haciendo dejación del derecho de autodeterminación, aspectos ambos que Celestino defendió con pasión y encono durante toda su vida-. Pero quedarse anclado en el pasado neo-estalinista refleja los límites doctrinales e ideológicos en los cuales se educó y vivió Celestino.
Del largo periplo que abarca la vida de Uriarte, en los países de lo que se llamó el Socialismo Real, no conocemos mucho. Fue dirigente del PCE en Berlín y como tal el que llevaba la coordinación con el Partido Socialista Unificado de Alemania del Este- el partido de gobierno-. Sin duda, durante mucho tiempo trabajó para el Partido y se ganó la vida en distintos oficios, entre ellos el de corrector de traducciones al castellano. Pero sabemos que durante una parte de ese tiempo jugó un papel importante dentro del PC de Euskadi, que nunca dejó de ser un apéndice del PC de España. De ello da fe un informe secreto del EBB del PNV, escrito por un tal “Tolosa”- ex militante del PCE- el 17 de mayo de 1952, que vienen a decir lo siguiente: “Dice nuestro informante que la auténtica personalidad del Partido comunista de Euzkadi es Celestino URIARTE Bedia. A éste, en cambio, nuestro informante nos lo presenta, no sólo con capacidad sino con cualidades para provocar el cisma en el Partido Comunista de Euzkadi, sobre todo en la parte que se refiere a los cuadros comunistas guipuzcoanos. Nuestro informante se lamenta de que Celestino URIARTE Bedia se encuentre en la actualidad en Praga (…) Nuestro informante nos presenta a Celestino URIARTE como el reverso de un buen comunista. Añade que temperamentalmente le cuesta mucho aceptar las órdenes como si se tratasen de un articulo de fe y por otra parte, pesan mucho en él las características vascas”.

Notas

1 Lo cual no significa que tuviese las ideas claras y no dejase constancia de ellas. En una línea similar a la de Larrañaga, Celestino escribió “Nosotros somos internacionalistas y no podemos aprobar el independentismo del pueblo vasco. Ahora bien, reconocemos el derecho de Euskadi, si así lo plantea, a la independencia”.
2. La insurrección también se dio en otras poblaciones de Gipuzkoa: Eibar, Hernani, y Aretxabaleta.
3. Partidario de Largo Caballero, Celestino hizo suya la proclama de que "el proletariado español debe armarse si quiere hacer la revolución".
4.La generación de comunistas forjados por la doctrina estalinista estuvo muy marcada por su fidelidad a la URSS. Esta dependencia produjo un marxismo de catecismo y una fidelidad más propia de una Iglesia que de un movimiento revolucionario.
5 “El pueblo español aunque deseoso de terminar con Franco y la Falange, se halla desorganizado, influido por la pasividad y con la idea de que desde dentro no es posible hacer nada" decía un informe mandado desde el interior.
6. Quien dirigió el interrogatorio fue José Sainz González, conocido también como, “Pepe el Secreta”, o “Pepe el Gordo. Destacado el torturador, que como otros muchos fascistas terminó su carrera, además de laureado y elevado a rangos superiores de la policía, reconvertido en firme defensor de la democracia. Fue sucesivamente y desde 1963, responsable de la Brigada Regional de Investigación Social de Bilbao; 1968-1969, delegado especial del director general de Seguridad en Guipúzcoa; 1970-1974, jefe superior de Policía de Bilbao; 1974-1975, comisario general de Investigación Social de la Dirección General de Seguridad, dimitiendo luego de su cargo; 1977-1979, subdirector general de Seguridad; 1979-1980, Director general de la Policía, cesando a petición propia.
7. La polarización de clases produjo en Arrasate personajes tales como Celestino Uriarte, partidarios del comunismo y la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, y empresarios como Marcelino Oreja, cuyo odio a todo lo que supusiese republicano, socialista o comunista, le llevó a acuñar frases como “Antes de que cualquier republicano pise el suelo de mi fábrica tendrá que comer hierba”, o “En mi casa no hay ni pan ni trabajo para ellos”.
8.Si Don Pío, claro está, hubiese mirado con otros ojos que el de un escéptico resabiado, a los comunistas gudaris y anarquistas que al otro lado del Bidasoa, combatían en inferioridad de condiciones a los sublevados fascistas.
9. Notablemente, la descripción de la insurrección de 1934 en Arrasate
10. Fuera de esta tradición se encontraban los trotskistas de la IV Internacional y el POUM. Este último, objeto de persecución por los del PCE durante la Guerra Civil, razón por lo cual, su secretario general Andrés Nin desapareció tras su detención en Barcelona.
11. Los métodos coercitivos estalinistas estaban tan arraigados en los PC-s, que cuando emprendieron su desestalinización lo hicieron con los mismos métodos que supuestamente pretendían erradicar. Cambiaban de fidelidades, no de método. El Secretario General seguía siendo el Secretario General, aunque ya no estuviese al dictado de Moscú.
12. “Carrillo, en mi opinión, y la de otros muchos, es un nefasto politicastro que no tiene nada de comunista. Hace algunos años que rompí con él y con su llamado P.C. En aquel tiempo yo formaba parte del Comité Central del PCE. Poco después un núcleo de comunistas organizamos el Partido Comunista Obrero Español, del cual es secretario general Enrique Lister, el conocido jefe militar durante nuestra guerra. Crear un auténtico partido marxista leninista en las confusas condiciones actuales de España no es fácil, mas es una necesidad histórica. Estamos trabajando en medio de grandes dificultades, pero aunque lentamente progresamos. Queda claro que nosotros no tenemos nada en común con el maoísmo ni con otras corrientes extremistas y aventureras de izquierda. Somos defensores del socialismo real existente en la Unión Soviética y otros países socialistas, lo que no significa que estemos movidos a dedo por ellos. Propugnamos para España la creación de un gobierno republicano popular y antimonopolista, premisa para emprender ulteriormente la edificación del socialismo. El triunfo de esta estrategia no es fácil, mas no existe otro camino para que la clase obrera, las masas populares, impongan el régimen para el logro de sus aspiraciones.
Yo en contra de lo que piensan quienes hablan en todo momento de libertad y democracia en abstracto, pienso que la libertad fundamental que debe conquistar la clase obrera es la libertad de no dejarse explotar por los capitalistas. Por eso soy partidario de la conquista del poder por la clase obrera, recurriendo para ello como es natural a los métodos adecuados a cada circunstancia, por muy democrático que parezca el actual gobierno, es una dictadura de la clase capitalista”. Extracto de una de las cartas enviadas a su amigo Tomas Ruiz de Alegría.

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