La detención de Josu Urrutikoetxea en la mañana del jueves 16 de mayo en un hospital público de Haute-Savoie (Alpes francesas) y por medio de « una denuncia anónima », no es una buena noticia. Es un golpe a la inteligencia política, al concepto de justicia, al compromiso en favor de la reconciliación de los pueblos y a la hipótesis democrática subyacente.

Lo que nos interesará aquí no es es el pasado militante de Josu Urrutikoetxea –instrumentalizado por los poderes políticos y estigmatizado por los medios de comunicación–, sino su determinante contribución política al actual proceso de paz en el País Vasco.

La importancia de la contribución de Urrutikoetxea al proceso si bien desconocida, ha permitido el fin del último y más antiguo conflicto armado en Europa occidental, y en este sentido ha sido esencial. En tanto que miembro histórico de la organización ETA, Josu Urrutikoetxea tuvo el valor de abrir el debate y estructurarlo para dotarse de los medios necesarios y poner fin a la lucha armada.

A pesar de diez años de cárcel, y de diecisiete años de clandestinidad, Urrutikoetxea, desde fuera de la organización ha conseguido imponer la transformación de este conflicto, modificando la lógica de un escenario político-militar a otro de carácter estrictamente político. Y ello de manera unilateral.

Esta situación inédita ha permitido la apertura de una nueva era para el País Vasco, y Josu Urrutikoetxea ha sido uno de los protagonistas principales

Desde el inicio de los 80, Urrutikoetxea estableció contactos con el gobierno español para poner en marcha un proceso de negociaciones de paz en Argel en 1989. Lo que no impidió que en enero de ese mismo año, el gobierno francés lo detuviera en Baiona. A pesar del anuncio de tregua unilateral realizado por ETA a demanda del propio gobierno español como condición para la apertura de negociaciones.

Después de diez años de cárcel, seis en suelo francés y cuatro en prisión preventiva en suelo español –sin juicio, ni condena– en 1998 y posteriormente en 2001, fue elegido diputado al Parlamento de la Comunidad autónoma del País Vasco. Urrutikoetxea pasó a la clandestinidad en el 2002 y ha permanecido en esta situación hasta su reciente detención el pasado 16 de mayo.

Dicho esto, Josu Urrutikoetxea estuvo en Ginebra en junio del 2005 y hasta septiembre del 2006, bajo protección del gobierno suizo, para participar en el proceso de negociación y elaboración de una hoja de ruta con el gobierno socialista español de la época, Jugando un papel esencial en dicho proceso

Urrutikoetxea volvería a participar en el proceso de elaboración de la hoja de ruta que posibilitó la Conferencia Internacional de Paz de Aiete, en 2011. Esta última, presidida por el premio Nobel de la paz Kofi Annan, preveía, entre otros puntos, el cese definitivo de toda acción armada –proclamación realizada y anunciada tres días después el 20 de octubre del 2011– y la apertura de negociaciones en Oslo sobre las consecuencias del conflicto, cuestiones aceptadas previamente por ambas partes: gobierno español y ETA.

Entre 2011 y 2013, Josu Urrutikoetxea, esta vez bajo protección noruega, esperó en Oslo la llegada de los negociadores españoles. Espera vana ya que a pesar de los compromisos gubernamentales, los negociadores españoles nunca llegaron.

A pesar de la ausencia de interlocución francesa o española y de diferentes operaciones policiales que perseguían disuadir a la organización ETA de su desarme, ésta decidió entregar sus armas a la población vasca. Desarme que finalmente tuvo lugar el 8 de abril del 2017. Por último, el 3 de mayo del 2018 Josu Urrutikoetxea desde la sede central del Centre Henry Dunant en Ginebra hizo publico ante la Comunidad Internacional la autodisolución de la organización ETA.

Estas son, algunas de las etapas que jalonan la historia colectiva de ese territorio y la resolución inédita de ese conflicto, cuyo carácter unilateral solo puede impresionarnos. ¿Podríamos imaginar por un segundo que una vez abolidos los fundamentos de las leyes de apartheid en junio de 1991 en Africa del Sur, el que fuera premio Nobel de la Paz Nelson Mandela hubiera sido encarcelado? ¿Ó habríamos podido imaginar que en abril de 1998 Gerry Adams fuera detenido y arrojado a un calabozo tras la firma de los Acuerdos de Viernes Santo en Belfast?

Y no obstante, ese es el grave escenario al que asistimos preocupados y consternados. A modo de reconocimiento, las autoridades francesas se preparan para infligir a Urrutikoetxea una pena de cárcel. No podemos aceptar que las diplomacias de nuestros países y de la Comunidad europea, se degraden a tal punto. No podemos soportar la incoherencia política ante tantos gestos realizados unilateralmente – 2011, cese unilateral de la lucha armada; 2017, entrega de las armas a la población vasca; 2018, autodisolución de ETA– gestos igualmente acompañados por la plural mayoría de la población.

Rechazamos rotundamente que frente a la determinación y a la altura moral de Josu Urrutikoetxea para poner fin a un conflicto armado se le imponga este desprecio, humillación y, in fine, represión.

El reconocimiento, el respeto de los derechos humanos, la justicia transicional, las modificaciones de las condenas, son nociones elementales y por lo tanto tan esenciales que no pueden ser ajenas a nuestros estados y a la Unión Europea.

No se puede continuar, hostigando y condenando sistemáticamente a los actores de este proceso. Si la comunidad internacional se demora –en actuar y apoyar abiertamente Josu Urrutikoetxea– no es tarde empero, para un gesto fuerte, inteligente y substancial por parte del Estado francés. Gesto que tendría por objeto abrir un espacio político y evitar la privación de libertad de aquel que ha sido indispensable para la construcción de la paz, permitiendo así que todas y todos puedan mirar de frente, juntos y con lucidez al futuro

Alain Badiou (filósofo), Etienne Balibar (filósofo), Thomas Lacoste (cineasta) Jean-Luc Nancy (filósofo), Toni Negri (filósofo) y Jacques Rancière (filósofo)

Tribuna publicada en Liberation el 30 de mayo del 2019.

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Llamamiento de los 65:

Liberación inmediata de Josu Urrutikoetxea

El 16 de mayo de 2019 Josu Urrutikoetxea fue detenido en un hospital público cuando se disponía a recibir asistencia médica de carácter urgente.

Josu Urrutikoetxea es uno de los principales artesanos del fin de la lucha armada en el País Vasco y uno de los impulsores para alcanzar una resolución justa y duradera al último conflicto armado en Europa Occidental.

El pasado viernes 31 de mayo, el diario Liberation publicaba una tribuna en la que alertaba a la opinion pública del duro golpe que, para la diplomacia y la paz, suponía la detención de Josu Urrutikoetxea.

Por medio de este llamamiento solicitamos el apoyo de la Comunidad Internacional, al tiempo que exigimos a las instituciones francesas y europeas que apoyen el proceso de paz en Euskal Herria, así como el cese immediato de todo procedimiento judicial contra Josu Urrutikoetxea, su puesta en libertad inmediata y la garantía para su seguridad.

Firma

#FreeJosu

Firman este llamamiento:
Alain Badiou (filósofo), Etienne Balibar (filósofo), Thomas Lacoste (cineasta), Jean-Luc Nancy (filósofo), Toni Negri (filósofo), Jacques Rancière (filósofo) & Louis Joinet (magistrado del Tribunal Supremo, experto en derechos humanos de la ONU), Noam Chomsky (lingüista), Slavoj Žižek (filósofo), Sandro Mezzadra (filósofo), Geneviève Fraisse (filósofo), Jacques Gaillot (obispo de Partenia), Serge Portelli (magistrado), Annick Coupé (sindicalista y militante militante altermondialista), Jean-René Etchegaray(presidente de la Communauté d"agglomération Pays basque y alcalde de Bayonne), Susan George (escritora), Noël Mamère (militante ecologista), Raul Zelik (consejo federal de Die Linke, Alemania), Marcelo Parrilli (abogado, Buenos Aires), Sophie Wahnich(directora de investigación en el Cnrs, forma parte de la Social science school ias Princeton), Michael Lowy (sociologo), Hélène Franco (magistrada & sindicalista), Sorj Chalandon (rnovelista), Federica Giardini (filósofo, Roma Tre), Rithy Panh (cineasta), Keith Dixon(professeur honoraire de civilisation britannique), Gustave Massiah (economista, Consejo Internacional del Foro Social Mundial), Aurélie Trouvé (economista y altermondialista), Jérôme Gleizes (Consejero economista en Paris 13), Bernard Lahire (sociológo, ENS de Lyon), Didier Lestrade (periodista y escritor), Annie Lacroix-Riz (historiadora), Emilie Deleuze (cineasta), Yves Sintomer (polititologo, Paris 8), Geneviève Azam (economista y altermondialista), Jean-Guy Talamoni (presidente de la Asamblea en Córcega), Robert Guédiguian (cineasta), Christian de Montlibert (sociólogo, profesor emérito ), Claude Corman (cardiologo), Maxime Combes(economista), Latifa Laâbissi (coreógrafo y bailarin), Willy Pelletier, (sociólogo, fundación Copernic), Thomas Bidegain (cineasta), Christophe Aguiton (altermondialista), Pierre Savelli (alcalde de Bastia), Hervé Le Corre (novelista), Frédéric Jaëck (matemático, ENS), Txetx Etcheverry (de la coordinación de Bizi), Gilles Volta (montador), Olivier Le Cour Grandmaison (universitario), Fabienne Hanclot (responsable asociacion cinema), Marcelo Langieri (profesor de sociología, Buenos-Aires), Jean-Marie Harribey (economista), Clément Schneider (cineasta), Eric Beynel (portavoz de Solidaires), Mathilde Villeneuve (crítica de Arte), Christophe Mileschi (profesor de universidad, estudios italianos), Dominique Pâris (montadora), Bertrand Ogilvie (psicoanalista, filósofo), Philippe Corcuff (politólogo IEP de Lyon), Patrick Rödel (escritor), Ludivine Bantigny (historiadora, universidad de Rouen), Frédéric Bodin (sindicalisgta, Sud rail), Vladimir Perisic (cineasta) y Frank Wynne (traductor y escritor, Irlanda).

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