l'Anticapitaliste

Túnez está experimentando una restauración autoritaria que toma la forma de la personalización del poder y el endurecimiento de la represión policial. Desde el golpe de Estado del 25 de julio de 2021, el presidente Kaïs Saïed ha ampliado sus poderes. Después de poner fin al Parlamento, suspender la Constitución de 2014 resultante de la revolución y gobernado por decretos-leyes, ha institucionalizado el golpe de Estado.

El referéndum sobre la nueva Constitución, celebrado el 25 de julio de 2022 a pesar de los llamamientos al boicot y una abstención del 72,6%, legitima el poder ultrapresidencial y la sumisión del poder judicial al presidente. La nueva Constitución ratifica legalmente el fin de la democracia liberal y cuestiona los derechos y libertades contenidos en la de 2014. Al definir al país como una “umma islámica” (una comunidad de personas musulmanas), justifica las políticas más opresivas, sexistas, LGBTfóbicas, etc. Se trata de una Constitución reaccionaria con el objetivo de poner fin a las luchas de emancipación de las que se ha acompañado la revolución.

Personalización del poder y endurecimiento de la represión policial

El referéndum sobre la Constitución ha ido precedido de un aumento de la represión contra las y los activistas y las organizaciones feministas y LGBT. Más en general, todas las personas activistas que promueven las protestas, así como las y los periodistas críticos y opositores políticos, son objeto de la represión, que se dirige especialmente a quienes se definen como revolucionarios o revolucionarias.

Además de la periodista y feminista Arroi Baraket, cuyo juicio está programado para el próximo  mes de octubre, varias activistas feministas, LGBT y de extrema izquierda están siendo objeto de denuncias policiales. Entre estas personas amenazadas están Myriam Bribri, Wael Naouar, Jawaher Channa, Saif Ayadi, Samar Tlili, Anis Harrathi, Hamza Nasri, Ayoub Amara, Mariem Mnaouar, Wajdi Mahouachi, Asrar Ben Jouira, Souhaiel Idoudi, Rania Amdouni, etc.

La policía también se desata contra las aficiones del fútbol en los estadios y en los alrededores de los mismos. La represión policial es un fenómeno estructural, pero ha cogido vuelo con el golpe de Estado.

Una protesta más amplia pero dispersa

La represión y la personalización del poder han disipado las ilusiones sobre Kaïs Saïed. En julio de 2021, este último logró captar en su beneficio la movilización contra el partido Ennahda. Se presentó como el “salvador de la revolución” al prometer que las élites políticas corruptas serían juzgadas. Al hacerlo, puso fin al movimiento de protesta y a la democracia liberal instituida desde la revolución. Sin embargo, solo una minoría de activistas de izquierda y extrema izquierda interpretaron el evento como un golpe de Estado contrarrevolucionario que marca una restauración autoritaria. Desde entonces, la supresión del Consejo de la Magistratura y el despido de casi sesenta jueces en febrero de 2022, el endurecimiento de la represión policial y la revelación del proyecto de Constitución en junio, han movido las líneas. La denuncia de la “deriva autoritaria” se ha extendido ampliamente y se producen muchas luchas defensivas, pero las acciones colectivas siguen bastante dispersas.

Una situación social explosiva

La restauración autoritaria tiene como objetivo imponer a las clases populares y medias condiciones materiales muy degradadas con la austeridad condicionada por el FMI a un nuevo préstamo. La situación social es explosiva, con una inflación galopante, una escasez de bienes alimenticios básicos (café, azúcar, etc.), una desintegración acelerada de los servicios públicos (los cortes de agua y electricidad son frecuentes y cada vez más largos)... Contra la crisis social y la arbitrariedad patronal se organizan huelgas, localizadas: la de las y los empleados de la cadena francesa de comida rápida Pomme de pain en Túnez, protestando contra la falta de pago de su salario desde hace varios meses; la de las y los técnicos de la navegación aérea, etc. En la actualidad las resistencias continúan, ya sea para salvaguardar los espacios de libertad restantes de la revolución y / o para protestar contra la degradación de las condiciones materiales. Ganarían mucho si estuvieran más coordinadas y fueran dadas a conocer a nivel internacional.

https://lanticapitaliste.org/actualite/international/tunisie-des-luttes-defensives-contre-la-restauration-autoritaire-et-la

Hebdo L’Anticapitaliste - 628 (15/09/2022)

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

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