Para la gran mayoría de la población de Cachemira continúa la agonía sin fin. El levantamiento por parte del gobierno indio –controlado por el Bharatiya Janata Party (BJP, Partido Popular Indio) y el primer ministro Narendra Modi– de medidas opresivas, como la restauración de la telefonía fija, que poca gente considera creíble (mientras que los medios indios crédulos lo presentan como el “retorno a la normalidad”), es algo parecido a los rollos de papel higiénico que Donald Trump hizo lanzar a los portorriqueños hambrientos y enfermos tras el paso del huracán María.

Represión generalizada

Para miles de personas detenidas, la vida discurre en un mundo verdaderamente orweliano. Para recuperar la libertad, tienen que firmar un compromiso de no hacer ningún comentario público o declaración y de no participar en una reunión pública en relación con los acontecimientos recientes en Cachemira. Han de depositar 10.000 rupias en concepto de garantía, que perderán si no cumplen estas condiciones. Además, deberán pagar una multa de 40.000 rupias por toda violación de la libertad condicional, pudiendo incurrir en una nueva pena de cárcel. En resumen, los derechos de expresión y manifestación consagrados en la constitución india han quedado derogados.

El poder judicial no ha hecho nada hasta la fecha. Los tribunales han dado largas incluso a las demandas de habeas corpus, sin hablar ya de otros derechos fundamentales. El miedo rampante inducido por el régimen autoritario parece haber invadido todos los segmentos del Estado. Cabe preguntarse por qué se ha producido esta represión aparentemente sin sentido que ha transformado el valle de Cachemira en una vasta prisión a cielo abierto. El gobierno indio ha prometido que esto asegurará el desarrollo económico y la estabilidad del Estado, pero estas promesas no pueden tomarse en serio.

En realidad, las detenciones de miles de políticos, agentes económicos e intelectuales, el encarcelamiento en prisiones situadas en la otra punta de India para obstaculizar el contacto de los presos con sus familias, son otras tantas medidas que no podrán ganar, según la expresión consagrada, “los corazones y los espíritus del pueblo cachemir”. ¿Acaso las decenas de miles de militares y paramilitares indios desplegados en las calles de Srinagar y otras ciudades harán que la población cachemir se identifique con sus carceleros?

Dar una lección a todo el mundo

Según la investigadora Nitasha Kaul, la verdadera razón que subyace a la acción del gobierno indio es el deseo de consolidar su proyecto de hindutva, dando una lección al único Estado de mayoría musulmana del país y, por extensión, a la población musulmana del resto de India. En este relato, el mensaje del BJP es el siguiente: podemos anular vuestras prerrogativas consagradas en disposiciones constitucionales (como los artículos 370 y 35A) a golpe de lápiz. Podemos hacerlo porque tenemos la mayoría en el Parlamento y podemos ordenar al ejército y a la policía que os encierre y os prive de vuestros medios de comunicación.

Este mensaje concuerda bien con el proyecto de ley sobre la modificación de la ciudadanía, que el régimen del BJP trató de promulgar el año pasado. Concuerda asimismo con los intentos del BJP y de determinados Estados (provincias) que gobierna de establecer tribunales para extranjeros, a fin de determinar qué habitantes son auténticos. La hipótesis subyacente al mensaje es que nosotros sabemos quiénes son los verdaderos indios. Nosotros les enseñaremos que la auténtica India es hindú y que el nacionalismo indio es la glorificación de la nación hindú.

La memoria de Gandhi

Recordemos que 2019 marca el 150º aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi, un hombre que perdió la vida por una bala disparada por un defensor de la hindutva. Aunque el primer ministro Modi trata de apropiarse de la figura de Gandhi para sus propios fines, nadie ignora que Gandhi es un personaje detestado por la masa de discípulos de la hindutva. Por lo demás, el legado de Gandhi se perpetúa, concretamente en Cachemira, a través de la táctica gandhiana de no cooperación pasiva con el Estado indio. Por ejemplo, las escuelas abren, pero permanecen vacías, pues los padres no dejan salir a los niños de casa, temiendo que sean acosados por los militares. Las tiendas solo abren dos o tres horas al día. La gente está dispuesta a sufrir pérdidas para demostrar que repudia los dictados del gobierno indio. Podría ser que, lamentablemente, el gobierno se regocije ante un retorno de la violencia, que se apresurará a tachar de terrorista. La población cachemir sabe, por su parte, que la no cooperación pacífica es más eficaz para privar al Estado de la legitimidad de sus actos.

Crisis latente

Ciertos indicios hacen pensar que una parte de la población india está cansada de la retórica nacionalista estridente de Modi. No es un secreto para nadie que la economía no va por buen camino. Se desacelera el crecimiento y el desempleo alcanza los niveles más altos que se registran desde hace casi medio siglo. Los economistas competentes reconocen que el gobierno de Modi ha gestionado mal la economía. La desmonetización ha sido un desastre, así como la introducción del impuesto sobre productos y servicios, el TPS. El malestar en el mundo rural es particularmente agudo, como demuestra el número creciente de agricultores que se suicidan.

Las recientes elecciones en los Estados de Maharashtra y Haryana (feudos tradicionales del BJP) las ha ganado el partido de Modi, pero con una mayoría notablemente mermada. Los ataques del ejército contra supuestas bases de terroristas en Cachemira o en Pakistán no servirán para evitar el aumento de los precios de los productos agrícolas ni para evitar las quiebras de agricultores. Medidas como la detención del ex ministro de Hacienda, P. Chidambaran, no evitarán las catástrofes bancarias. Los juicios entablados por sedición a personas que critican al gobierno no crearán empleos para millones de parados. ¿Provocará la crisis económica que se avecina que la población india dé la espalda a la política de hindutva?

01/11/2019

http://alter.quebec/cachemire-trois-mois-plus-tard/

Traducción: viento sur

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