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El pasado domingo, Payton Gendron, un adolescente de tan solo 18 años, protagonizaba un tiroteo en un supermercado en Buffalo (Nueva York), dejando el terrible saldo de diez personas muertas y otras tres heridas. Según las autoridades, Gendron había planeado concienzudamente el atentado en el Tops Friendly Market, situado en un barrio predominantemente negro, a unos cinco kilómetros de centro de Buffalo. El ataque, retransmitido en vivo en Twitch, tiene un sesgo claramente racista y se suma a la larga lista de atentados ultraderechistas en EE UU. Porque, no nos equivoquemos, no estamos ante un caso aislado o ante el trágico desvarío de un enfermo mental.

Los datos de la amenaza del terrorismo ultraderechista en EE UU hablan por sí solos. Un estudio del US Extremist Crime Database de 2017 señala que entre el 12 de septiembre de 2001 (día posterior a los atentados del 11S) y el 31 de diciembre de 2016 el 74% de los ataques terroristas llevados a cabo en suelo estadounidense fueron obra de radicales de extrema derecha. En el año 2017, según una investigación de la Anti-Defamation League (ADL), el 71% de las muertes causadas por terrorismo fueron obra de ataques de extremistas de derecha. Finalmente, en 2018, siempre según la ADL, nada menos que el 98% de las muertes causadas por ataques terroristas se debieron a atentados de radicales de derechas. Desde el 11S la principal amenaza terrorista en términos domésticos es, por tanto, el extremismo derechista, no el yihadismo.

El último gran atentado del racismo supremacista blanco fue el de El Paso (Texas) en 2019, que dejó 23 víctimas mortales. En este atentado, como en el de Buffalo de la semana pasada, los patrones comunes se repiten. En cierta medida, podríamos decir que la tendencia del actual del terrorismo ultraderechista la marcó Anders Breivik, que en julio de 2011 mató a 77 personas en un doble atentado en Oslo y en un campamento de la juventud laborista. Convirtiéndose a la vez en precursor y referente de esta nueva ola de violencia ultraderechista. El propio asesino de Buffalo tenía una referencia al asesino noruego en su rifle. Así, el patrón que marcó Breivik se ha ido reproduciendo: un terrorista que actúa en solitario; atentados perpetrados por varones muy jóvenes radicalizados en foros de internet de extrema derecha como 8chan, Discord y Gab; y que dejan un manifiesto, en forma de carta o vídeo, donde desgranan sus motivaciones y su visión del mundo.

La investigación sobre el origen y funcionamiento de los terroristas ultraderechistas indica que muchos de ellos se radicalizaron solos a través de internet, que se coordinan en foros de debate online y que utilizan las redes sociales para publicitar sus atentados, incluso con retrasmisiones en directo como en el caso de este último atentado De hecho, aunque pueda parecer sorprendente, estamos viendo muchos elementos en común entre el terrorismo yihadista y el de extrema derecha. Así lo afirman diferentes académicos, como Moussa Bourakba, que constata "una similitud sorprendente en las técnicas de propaganda que utilizan ambos para el reclutamiento. Al igual que las organizaciones yihadistas, la extrema derecha violenta recluta por las redes sociales, así como en foros y plataformas de videojuegos."

A pesar del auge del terrorismo ultraderechista y sus similitudes con el fenómeno del yihadismo, seguimos sin tomarnos la amenaza de la primera con la seriedad que se merece, y tampoco parece que se aplique el mismo marco de análisis para ambos. Tal y como apunta Daniel Poohl, director de la revista sueca Expo, en el caso de un "ataque islamista siempre tendemos a verlo como parte de un patrón más amplio. Entendemos que forma parte de la estrategia de una ideología política malévola. Con la ultraderecha, en cambio, solemos olvidarnos de este patrón e intentamos entender al individuo detrás del ataque". Tal y como ocurre con otros tipos de violencia, individualizar el acto terrorista es una manera de neutralizar la necesaria respuesta social que se ha de poner en marcha. Así, se podría decir que la mayoría de los partidos y las instituciones prefieren "psiquiatrizar" las motivaciones y los propios actos terroristas ultraderechistas, antes que enfrentarse a la dura tarea de analizar las motivaciones políticas del fenómeno y responder consecuentemente desde sus respectivas competencias y responsabilidades.

Aunque quizás el elemento más claro que muestra el nexo de unión del terrorismo ultraderechista y los discursos del odio que propagan los partidos de extrema derecha es la referencia a las teorías de la conspiración del "Gran Reemplazo" o "Plan de Kalergi". Desde Breivik a Gendron, los manifiestos que colgaron en internet poco antes de cometer sus respectivos atentados hacían referencia a este supuesto plan para sustituir a la población blanca a través de la inmigración masiva con el objetivo de crear una población "inferior fácilmente gobernable y sin carácter", hablando incluso de "genocidio" programado. Estas teorías de la conspiración han sido ampliamente difundidas por los principales líderes y partidos de la ultraderecha europea y norteamericana, como la propia Le Pen, Matteo Salvini, Santiago Abascal y VOX, Viktor Orban o la youtuber estadounidense de la alt-right Lauren Southern.

La conspiranoia del Gran Reemplazo opera como la quintaesencia de la xenofobia. Pero para la "extrema derecha estas teorías son una forma de pescar votos. Con ellas buscan el apoyo de esos votantes desencantados con el sistema, les dicen que sus peores pesadillas sobre ese sistema son realidad". De esta manera, el portavoz de Vox y eurodiputado, Jorge Buxadé, utiliza habitualmente la tribuna del Parlamento Europeo para difundir sin ningún rubor estas teorías, afirmando que: "las élites en el Parlamento Europeo, la Comisión y en algunos gobiernos europeos prefieren optar por el reemplazo poblacional que por luchar por Europa" (…) Existe una voluntad real en Bruselas de poner en marcha un reemplazo poblacional en Europa". En este mismo sentido se ha manifestado también el propio Santiago Abascal o la cuenta corporativa de su partido en Twitter, que llegó a publicar: "¿El reemplazo poblacional es una teoría de locos? La mafia socialista sigue con su plan de votos: papeles gratis para 15.000 menas. Si antes había efecto llamada, ahora es un reclamo a gritos para que miles de africanos sigan invadiendo nuestras fronteras."

Más allá de la responsabilidad de la clase política e institucional a la hora de banalizar las causas de la violencia ultraderechista, psicologizando sus motivaciones, no podemos obviar de ninguna manera el papel que han desempeñado los propios partidos y organizaciones de la extrema derecha, que llevan años echando gasolina ideológica sobre el odio al "extranjero", al "diferente", fomentando así una imagen estigmatizada y estigmatizadora de la migración como "invasores" y "delincuentes".  Y, al mismo tiempo, dando pábulo a estas teorías conspiranoicas y xenófobas del "Gran Reemplazo" o "Plan de Kalergi".

Este aumento de los atentados ultraderechistas se está produciendo en paralelo al auge electoral reciente de partidos de extrema derecha, pero también a la difusión y normalización de sus ideas y propuestas. Hay muchos responsables en este proceso generalizado de "lepenización de los espíritus". Dando cabida a argumentos supremacistas o excluyentes como si se tratase de una opción política más, se está abriendo la puerta a normalizar los proyectos que defienden estas propuestas, ya sean formaciones políticas, foros en internet o iniciativas terroristas. Si no tiramos de ese hilo y unimos los puntos hasta llegar a sus responsables últimos, solo nos quedaremos con la figura de quien aprieta el gatillo y su correspondiente perfil psicológico violento, enfermo y aislado. Pero el lobo solitario supremacista es solo un eslabón necesario en una cadena de horror y odio que necesitamos comprender y combatir para poner fin al terrorismo ultraderechista y a la extrema derecha bajo todas sus formas.

Miguel Urbán es miembro del Consejo Asesor de viento sur

https://blogs.publico.es/tomar-partido/2022/05/18/terrorismo-ultraderechista-no-es-solo-quien-aprieta-el-gatillo/

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