El microcrédito, además de que no permite salir de la pobreza, en muchísimos casos constituye un mecanismo de desposesión y de humillación para los y las que recurren a este sistema. Estando ya hundidos en la precariedad, las personas que entran en el sistema del microcrédito, se hunden un poco más. En el subcontinente indio, el 90 % de estas personas son mujeres. A escala mundial, las mujeres representan el 81 % de la clientela del microcrédito (112 millones de personas).