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Las luchas de liberación nacional siempre han tenido sus presos políticos, considerados por la potencia colonial como terroristas, pero héroes a los ojos de su pueblo, quienes a menudo fueron jefes de Estado después de liberarse de la opresión colonial. Las huelgas de hambre de los presos políticos han estado en muchas ocasiones en el centro de las luchas de liberación nacional, con el reconocimiento de su estatus como presos políticos, incluso como prisioneros de guerra, como principal reivindicación. Recordemos por ejemplo la gran huelga de los presos irlandeses en Long Kesh, en 1981, que provocó la muerte de Bobby Sand y de 9 de sus compañeros.

Los presos políticos palestinos han tenido también sus grandes huelgas de hambre, como la de Naf"ha en 1981, y sus víctimas, muertos de hambre o de las secuelas de una alimentación forzada realizada por personal incompetente.

A diferencia de los presos irlandeses o argelinos durante la ocupación colonial francesa, los presos palestinos no exigen los privilegios de presos políticos o de prisioneros de guerra, tal como quedan reconocidos por el derecho internacional. Exigen tener los mismos derechos que los de presos de derecho común. En efecto, contrariamente los derechos comunes, los seis mil presos políticos palestinos no tienen derecho a la educación, ni a la visita de familiares que no son de primer grado; las citas con sus abogados se hacen detrás de un cristal; y no tienen acceso a un teléfono para hablar con sus familiares. A diferencia de los derechos comunes, nunca tienen permisos (incluso después de 20 años de detención) y no tienen derecho a tener relaciones sexuales con sus esposas.

Y lo peor es que los pocos derechos que los presos palestinos han conseguido gracias a sus luchas y a numerosas huelgas de hambre se consideran favores, que a menudo se les quitan colectivamente por razones que no tienen nada que ver con su comportamiento en prisión, sino dentro del marco de represalias cuando la Autoridad Palestina no es suficientemente dócil a los ojos del gobierno israelí de turno. Benjamin Netanyahu a utilizado este medio de presión con frecuencia, y de hecho, desde hace diez años los derechos de los presos han sido sistemáticamente recortados, retrocediendo a la situación de hace 30 años.

Hace 21 días ya desde que más de 1500 presos palestinos decidieran dejar de alimentarse para exigir una mejora de sus condiciones de detención. El número de huelguistas aumenta todos los días, hasta el punto de que parece que la unidad de los presos de las diferentes facciones, en particular de Hamas y Fatah, se ha logrado. Esta unión ha sido posible gracias a Marwan Barghouti, dirigente de Fatah en prisión y autor del « Documento de los Presos » que ha sido refrendado por los dirigentes de todas las facciones encarceladas y que sirve de referencia para una estrategia unitaria en la lucha de liberación palestina.

Los portavoces del gobierno israelí y los periodistas que están a su servicio manifiestan que la huelga actual es solo un medio utilizado por Marwan Barghouti para consolidar su liderazgo en Fatah como eventual sucesor de Mahmoud Abbas. Si creen lo que dicen a diario, es que no saben nada de la vida de los presos políticos en las cárceles israelíes, y hasta qué punto es difícil organizar una huelga de hambre que moviliza a centenares, incluso miles de presos pertenecientes a facciones políticas diferentes.

La huelga tiene un objetivo compartido por todos: recuperar los derechos elementales que habían conseguido a lo largo de las décadas anteriores, y que Netanyahu y su ministro de la policía, Gilad Erdan, les han quitado con el cínico eslogan de que “la prisión no es un campamento de verano”.

La situación de los presos políticos palestinos se ha convertido en una situación insoportable. Netanyahu tendrá que oír a los presos o enfrentarse a una huelga asesina, con todo lo que esto supone a nivel local e internacional. A nosotros nos incumbe presionar al gobierno israelí a ceder antes de que haya victimas. Es, más que nunca, la hora de la solidaridad con los presos políticos palestinos en lucha.

9/05/2017

Michel Warschawski, veterano activista israelí anticolonialista, ex prisionero político y cofundador del Centro de Información Alternativa

Traducción: Catherine Germann

http://blogs.publico.es/voces-del-mediterraneo/2017/05/09/solidaridad-con-los-presos-palestinos-en-huelga-de-hambre/

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