[Mientras prosigue la ola de huelgas más grande desde hace decenios, el gobierno conservador ha anunciado nuevas leyes antihuelga. En respuesta, la confederación de sindicatos (Trades Union Congress, TUC) ha convocado una “jornada nacional de defensa del derecho de huelga” para el miércoles 1 de febrero. Ian Allinson, autor de Workers Can Win. A Guide to Organising at Work (Pluto Press, 2022), defiende la idea de una posible jornada de huelgas masivas y coordinadas. (Red. Al'Encontre)]

Nos hallamos en plena ola de huelgas, la mayor hasta ahora de las habidas en Gran Bretaña desde hace decenios. En su origen encontramos cinco factores: el rápido aumento del coste de la vida, que penaliza aún más la inacción; un mercado de trabajo tensionado, que reduce el riesgo de acciones de huelga; años de agravios acumulados; la falta de confianza en que un gobierno laborista vaya a resolver los problemas; y la inspiración de huelgas impactantes, de las que muchas salen victoriosas.

Un gobierno débil que trata de contentar a la base conservadora
El gobierno pone trabas a la resolución de numerosos conflictos, incluso en los casos de las empresas que no pertenecen al sector público, como sucede con una parte del personal ferroviario [que ha sido privatizado, después renacionalizado y luego otra vez privatizado]. En el sector sanitario, sigue negándose a negociar los salarios, pretendiendo que el órgano de revisión salarial (the pay review body) es a la vez independiente y sacrosanto. En realidad, sus miembros representan los intereses de las empresas, el gobierno fija sus atribuciones y a menudo no hace caso de sus recomendaciones si el gobierno piensa que puede salirse con la suya mediante una adaptación menor de los salarios.

El hecho de que invitara a los sindicatos a celebrar conversaciones que no eran negociaciones ilustró la debilidad del gobierno conservador sin engañar a nadie. Sin resolver los problemas a que se enfrenta el capitalismo británico, y menos aún a los de la clase trabajadora, el gobierno intenta apaciguar a la derecha populista del partido parlamentario conservador (tory) y al conjunto de sus miembros.

El proyecto de ley es un ataque contra la clase trabajadora y la democracia
El proyecto de ley sobre las huelgas (que estipula los niveles de servicios mínimos) retoma el planteamiento del proyecto de ley sobre las huelgas del sector del transporte y permite aplicarlo a los servicios sanitarios, a los cuerpos de bomberos y de salvamento, a la educación, a los servicios de transporte, las industrias nucleares y la seguridad de las fronteras. El personal paga ahora el precio de no haber sabido oponer una resistencia firme al proyecto de ley precedente. La legislación propuesta declararía ilegales o restaría eficacia a las huelgas en amplias franjas de la economía. Este proyecto de ley es antidemocrático y represivo. Como ya dije con respecto al proyecto de ley precedente, se inscribe en un proceso de refuerzo más amplio del Estado represivo y de recorte del derecho de oposición en la práctica.

La desconfianza y la protesta son la clave
Esto genera un potencial de solidaridad que incluye a sindicalistas, ecologistas, antirracistas, activistas propalestinas, militantes LGBT y demás. La clave para triunfar sobre una legislación represiva e impedir su extensión es la resistencia. Ya existen sectores, en particular el de la construcción, en que un pequeño número de trabajadores pueden ir a la huelga legalmente en virtud de la subcontratación y la rotación de la mano de obra.

Los dirigentes sindicales son sumamente reticentes a convocar o apoyar paros ilegales que comportan el riesgo de suscitar demandas y multas muy elevadas. Sin embargo, los trabajadores de la construcción hacen huelga a menudo, pero para ello se apoyan en la autoorganización de la base, sin esperar un llamamiento de la cúpula sindical. Cuando su acción resulta exitosa, pueden empujar a los sindicatos a impulsar una acción oficial, lo que refuerza su poder. El año pasado asistimos a acciones salvajes (no oficiales, ilegales) de trabajadores y trabajadoras de Amazon y de otras empresas que ni siquiera estaban sindicadas.

Hacer del 1 de febrero una verdadera jornada de lucha
¿Qué pensar por tanto del llamamiento de la TUC a una jornada nacional de defensa del derecho de huelga para el miércoles 1 de febrero? Sería fácil mofarse de la propuesta de acciones legales y manifestaciones por todo el país. Pero esto sería un error. La decisión de convocar una jornada de lucha por parte de la TUC constituye un acicate para la acción y quienes esperan una respuesta seria deberían apoyarla con todas sus fuerzas.

Recuerdo que en 1990 la TUC había llamado a 15 minutos de acción (y no de huelga) en apoyo de una huelga de conductores de ambulancias. Alrededor de 250 personas de mi lugar de trabajo paramos y fuimos en manifestación a la cochera de ambulancias local. A lo largo del trayecto se nos unieron trabajadores y trabajadoras de fábricas locales y hubo una concentración en la que los huelguistas tomaron la palabra desde el tejado de la cochera. No fue suficiente, pero sí resultó extremadamente movilizador y un gran paso adelante para la lucha. Dio confianza a los conductores de ambulancia de varias regiones y les animó a emprender acciones de huelga salvaje que fueron mucho más allá de lo que se había convocado oficialmente.

Quienes han votado a favor de una huelga deben empujar a su sindicato a que declare huelga el miércoles 1 de febrero
Gran número de trabajadores y trabajadoras ya disponen de convocatorias legales de huelga. Otros sindicatos, como el del sistema educativo (National Education Union, NEU), habrán de anunciar en breve los resultados de las votaciones [mientras ya se conocen: Inglaterra, participación 53,27 %, a favor de la huelga 90,44 %; Gales, participación 58,07 %, a favor 92,28 %; existen resultados similares en diferentes sectores de la educación – red.]. La militancia del NEU planteaó el 1 de febrero como posible fecha de la huelga. Quienes disponen de un mandato de huelga deben presionar a su sindicato para que convoque huelga el 1 de febrero. Existen numerosas formas de ejercer presión sobre nuestros dirigentes sindicales, pero debemos actuar sin demora.

  • En los lugares de trabajo pueden organizarse reuniones oficiales u oficiosas para emitir resoluciones.
  • Las bases pueden organizarse para que todo el mundo presione a las estructuras sindicales o les envíe correos electrónicos exigiendo que les den luz verde para una huelga.
  • Podemos publicar peticiones o fotos de grupo [para visibilizar la organización y la firme decisión].
  • Cuando logremos reunir a un número suficiente de personas para hacerlo con seguridad u obtener garantías de que no habrá represalias por parte de la empresa, deberíamos presionar para que las trabajadoras y trabajadores que carecen de mandato de huelga puedan unirse a la movilización.
  • Los paros no oficiales serían la mejor respuesta posible a la legislación antisindical.

La acción coordinada refuerza la confianza
Aunque la TUC favorece la coordinación de las acciones, numerosos sindicatos sostendrán que una acción común el 1 de febrero eclipsaría el sentido de su conflicto particular. Este argumento no es nuevo.

Cuando trabajaba en una gran empresa informática, en repetidas ocasiones coordinamos nuestras huelgas con otras: con las enfermeras de salud mental, con la función pública, con los conductores de autobús, las y los agentes de mantenimiento de viviendas, e incluso, aun perteneciendo al sector privado, nos unimos a la huelga coordinada en defensa de las pensiones del sector público, el 30 de junio de 2011. Antes también había cierta preocupación de que nuestros problemas particulares quedaran tapados por huelgas más importantes o más mediáticas. Sin embargo, cada vez que lo hemos hecho, la gente apreció la iniciativa.

La acción coordinada hace que la gente se sienta parte de un movimiento más amplio de la clase trabajadora, que comparte intereses comunes  y tiene un poder colectivo. Refuerza la solidaridad y la determinación. En este sentido podemos esgrimir además los siguientes argumentos: la mayoría de los conflictos giran en torno a cuestiones comunes, que tienen que ver con el coste de la vida; la acción coordinada tiene más posibilidades de impedir que el gobierno ponga trabas a la solución de numerosos conflictos, y la amenaza al derecho de huelga nos afecta a todos y todas.

Hemos de presionar para que se organicen concentraciones amplias a la hora de comer en tantos lugares como sea posible
La legislación antihuelga forma parte de un asalto más amplio contra nuestras libertades, incluido el derecho de manifestación. Esto nos brinda la posibilidad de impulsar la solidaridad entre los distintos sectores que resisten y se enfrentan a la represión del Estado. Hagamos todo lo posible por que estas concentraciones del 1 de febrero reflejen esta voluntad y construyan esta solidaridad.

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Lista de huelgas declaradas y convocadas

  • 19, 25 y 26 de enero: huelga de conductores de autobús de la empresa Abelio en las regiones oeste y sudoeste de Londres, convocada por el sindicato Unite.
  • 20 de enero: huelga de las trabajadores de la biblioteca de Hackney, barrio de Londres que tiene alrededor de 300.000 habitantes, sindicato Unison.
  • del 16 de enero al 6 de febrero: el personal docente de Escocia emprende huelgas región por región.
  • 18-19 de enero: huelga de enfermeros y enfermeras de la sanidad pública (NHS), organizada por el Colegio de Enfermería (Royal College of Nursing, RCN).
  • 23 de enero: huelga de conductores y conductoras de ambulancia en Londres, en Yorkshire, en el noroeste, el noreste y el sudoeste, sindicato Unison.
  • 25 de enero: huelga del personal de Amazon BHX 4 en Conventry, sindicato GMB.
  • 26 de enero: huelga de los y las fisioterapeutas de la sanidad pública, sindicato CSP (Chartered Society of Physiotherapy).
  • 1 de febrero: huelga a escala estatal del sector público, incluido, entre otros, todo el sector de educación secundaria y universitaria.
  • 1 y 3 de febrero: huelga de maquinistas de la sociedad de explotación de los trenes de pasajeros de Gran Bretaña, sindicato UK Train Drivers’ Union.
  • 6-7 de febrero: huelga de la sanidad pública, Colegio de Enfermería.
  • 9 de febrero: huelga de fisioterapeutas.
  • 14 de febrero: huelga del personal docente y administrativo del sector de educación en Gales, sindicato NEU.
  • 28 de febrero: huelga del personal docente de la región del norte, noroeste, de Yorkshire y de Humber (estuario marítimo de la costa este del norte de Inglaterra).

19/01/2023

A l’encontre

Traducción: viento sur

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