1. Syriza, referencia política de un pueblo en lucha.

El gobierno Samaras se enfrenta a un pueblo que votó, en su mayoría, contra el memorándum de la Troika. En la Gran Atenas (donde viven la mitad de los griegos) y entre la población trabajadora, Syriza es el partido más votado y la izquierda es ampliamente mayoritaria. El nuevo gobierno es débil y va a proseguir la política de austeridad. De la negociación programada con Merkel no saldrán cambios que eviten el desastre. La izquierda tiene que llegar deprisa al poder y solo Syriza tiene la propuesta unitaria y el programa de ruptura para anclar un gobierno así.

2. Sin medios caminos en la época de los acreedores.

Después de rechazar en la campaña electoral la ruptura con el memorándum, el partido Izquierda Democrática (Dimar) apoya ahora en el parlamento al gobierno de la Troika. “Izquierda Democrática” –escribía Rui Tavares/* en abril– “es como si, en Portugal, el ala izquierda del PS se aliase a los bloquistas más abiertos”. Ahora, ni los bloquistas de los sueños de Tavares, ni el ala izquierda del PS, esté donde esté, merecen tal injuria.

Dimar fue simplemente un instrumento de reabsorción por parte del campo pro-austeridad de parte de la base pérdida por el PASOK. En ese papel, va a agotarse en poco tiempo. Y lo mismo le sucederá a cualquier proyecto que juegue la carta de la ambigüedad sobre el memorándum de la Troika, porque esa es la gran frontera política en los países bajo intervención exterior.

3. ¿Turnismo, el nuevo rescatado?

El rápido ascenso de Syriza demuestra una comprensión amplia de la ausencia de alternativa dentro del apoyo al memorándum. En Grecia, esa conciencia fue acelerada por la presencia conjunta del PASOK y de Nueva Democracia en el gobierno no electo que sucedió a Papandreu. Ya después del 17 de junio, PASOK y Dimar prefirieron quedar como base de apoyo parlamentario a Samaras, sin carteras gubernamentales.

Se entiende. El establishment griego quiere recomponerse del susto electoral. Más vale una mayoría pro-Troika donde quepan las críticas de la “austeridad inteligente” y “abstenciones violentas”, que un gobierno de “unidad nacional” que quema a todos en el mismo fuego. Un poder débil, en un país en catástrofe, tiene que rescatar el péndulo de la alternancia y reducir el espacio a la alternativa. Resta saber si, incluso contando con los préstamos del PASOK y de Dimar, ese plan llega a tiempo.

4. Segundos rescates, nunca más.

El colapso del sistema político griego dejó otra enseñanza a quien condujo las macabras experiencias de aquél laboratorio: los planes de la Troika no deben demostrar al pueblo su propia inutilidad ante los objetivos proclamados. No se puede asaltar a la población para pagar una deuda y después realizar un segundo asalto (o rescate) porque esa deuda aumentó. En Grecia, esa evidencia marcó un viraje en la lucha popular.

En el caso portugués, ante el fracaso total en la evolución de las recetas fiscales y de déficit, el plan de la Troika y del gobierno es… el segundo asalto. Pero es posible que la misma brutalidad aplicada en Grecia a trvaés del choque, vaya a ser ejecutada aquí de forma más sofisticada, para contener los daños políticos. Las medidas violentas entrarán en el presupuesto del Estado y no serán presentadas como imposiciones de la Troika, o contrapartidas de un segundo rescate. El dinero del nuevo préstamo vendrá después, sin asociación al agravamiento de la austeridad. Será entonces una “demostración de confianza” y un premio por los “éxitos” de este país que “no es Grecia”.

5. Cuidado con los "no-nazis"

En un artículo en el Público del domingo pasado, Jorge Almeida Fernandes intentó disminuir el significado del 7% obtenido por el partido nazi. O mejor: para JAF, clasificar a Amanecer Dorado como nazi sería un “abuso de la Historia” equivalente a las banalizaciones de aquellos que están siempre dispuestos a ver un nuevo Hitler en cualquier país del eje del mal. En Grecia, en vez del “patrón ideológico del nazismo –racismo biológico, antisemitismo, ataque al pluralismo”, dice JAF, el crimen de Amanecer Dorado sería “el euroescepticismo y la hostilidad al euro”… y eso no es nazismo.

Los lectores de esquerda.net conocen las características de este movimiento y su campaña electoral, hecha con la sangre de inmigrantes. Los próximos meses mostrarán, para aparente sorpresa de JAF, la función de los nazis griegos en la lucha a afrontar. Quedará a la vista su coste en vidas (ya no solo de inmigrantes, como avisa Brecht) y su intimidad con el aparato represivo del gobierno (el tal “europeísta” y “pro-euro”) en el ataque a la izquierda, entre otros trazos típicos del fascismo ascendente.

Amanecer Dorado es una milicia nazi compuesta de hooligans y gángsters de barrio. No tiene medio millón de miembros, pero tiene medio millón de votos, y, ante sí, una sociedad en desintegración. No está escrito lo que será, pero lo que ya es debería bastar para evitar lecturas displicentes.

Jorge Costa es periodista y dirigente del Bloco de Esquerda.

esquerda.net

Traducción de Adrián Sánchez para anticapitalistas.org

Nota del traductor:

*/ Rui Tavares (Lisboa, 1972) es un historiador y escritor portugués, electo eurodiputado como independiente en 2009 en las filas del Bloco de Esquerda, que abandonó esta formación en 2011 y pasó al grupo de Los Verdes Europeos.

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