Catarina Martins (n. 1973) es licenciada en Lenguas y Literaturas Modernas, y actriz. Diputada por Oporto desde 2009, fue elegida coordinadora del Bloco de
Esquerda –responsabilidad que compartirá con João Semedo– en la VIII Convención Nacional, celebrada en Lisboa los días 10 y 11 de noviembre de 2012.

¿
Cómo llega el Bloco de Esquerda a esta Convención y en qué situación se encuentra Portugal?

Portugal se encuentra en este momento bajo un plan de “rescate” de la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) y hay un programa violento de intereses muy
altos sobre la deuda portuguesa, que está acrecentando la austeridad sobre la austeridad que ya había.

Tuvimos un gobierno del Partido Socialista que decía que “evitaba” la entrada del FMI imponiendo la austeridad (impuso recortes a los salarios y a los
servicios públicos). La verdad es que, como nosotros decíamos, la degradación de la economía fue aún a más, y por tanto, acabamos teniendo un rescate, no
para resolver un problema de salarios –como dijeron– sino para resolver un problema de la banca nacional e internacional.

La situación social se degrada mucho porque la situación económica también se degrada mucho. Desde que tenemos a la troika en Portugal ya se perdieron 200
mil puestos de trabajo, mucho para la dimensión del país. Los salarios tuvieron recortes de entre el 20% y el 30%, dependiendo del sector. Los servicios
públicos han sufrido un ataque muy grande. En este momento tenemos a la población más joven emigrando, como en la época de la guerra colonial, en los años
60. Y por tanto estamos en una situación de degradación de la vida colectiva y de las condiciones sociales extraordinariamente alarmante. El propio
secretario de Estado de Educación se vio obligado a reconocer que hay decenas de miles de niños y niñas con hambre en las escuelas.

Mientras todo esto sucede, el Estado está recortando las prestaciones sociales a los más pobres y firmando contratos de asistencialismo con instituciones
ligadas a la Iglesia. O sea, no solo desde un punto de vista económico las infraestructuras del país fueron privatizadas (la electricidad, los transportes,
quieren privatizar Correos, el agua, etc.) sino que desde un punto de vista social están destruyendo el Estado social en nombre de la caridad. Deshaciendo
el consenso que existía en Portugal desde el 25 de Abril, con impuestos progresivos y ayuda a los más débiles, que este gobierno y la troika están
destruyendo completamente.

Tuvimos elecciones hace un año y medio. En ese momento el Bloco dijo: “la troika no va a pagar salarios, va a proteger a la banca, y la única salida para
la crisis es renegociar la deuda”. Hace año y medio fue muy difícil difundir este mensaje. Fueron muchos los que dijeron que renegociar la deuda era “no
pagar, no hacer honor a los compromisos nacionales”. Un discurso así vale cero.

A medida que la situación económica y social se degrada, vemos que hoy, personas de todos los colores políticos –hasta de derechas–, incluso aquellos que
nos atacaron, vienen a constatar el hecho de que la recesión económica está contrayendo de tal forma nuestro PIB y los intereses de la deuda se están
disparando de tal manera, que no es posible pagar una deuda que ya es mayor que el PIB del país. Y por tanto, incluso aquél que está muy distante de
nosotros ideológicamente, viene ahora a decir que la única salida para la crisis es la renegociación.

Este es el camino de un año y medio, de un año y medio de profundización en la crisis social, pero también en el que fue posible hacer este gran debate en
la sociedad portuguesa. Y este es el instrumento que ahora tiene la izquierda: decir que el Estado social y el salario se protegen renegociando la deuda,
que ese es el único camino. Es en lo que estamos ahora empeñados.

Nos comentabas que cuando el

Partido Socialista estaba en el gobierno decía que con sus medidas evitaba el “rescate” y después se ha visto que no es así. Sin embargo, no está
sufriendo una crisis tan grave como otros partidos social-liberales europeos, como el griego o el español. ¿Por qué consideráis que no está siendo así?
¿Cómo se podría desarrollar esa crisis en un futuro?

Todos los países son diferentes entre sí y tienen mayorías sociales diferentes. Hay una base social del PS que hoy dice que es preciso renegociar la deuda
y hay una desafección cada vez mayor entre la dirección del PS y la base social de apoyo al mismo. Hay también algunos dirigentes que han acabado diciendo
que hay que renegociar la deuda, que las privatizaciones están matando a la economía, que nos están quitando capacidad de inversión, que están quitándonos
soberanía. Pero la verdad es que el PS continúa diciendo que es precisa una solución en el cuadro del memorándum de la troika.

Es natural que en Portugal exista en una parte de la población la percepción de que el Estado social fue construido por el PS, aunque toda la izquierda
luchó por él. Pero es cierto que fue con gobiernos del PS con los que la escuela pública o el Servicio Nacional de Salud se ampliaron. Pero la verdad es
que también el hecho de que el PS haya fallado tantas veces a la izquierda, haya fallado a su base social de apoyo, es responsable de mucho del descrédito
de la política que hay hoy. Y ese es un fenómeno preocupante, porque cuando las personas no confían en su capacidad de organización, de estar presentes
tanto en las instituciones como en la calle, de “correr por dentro y correr por fuera” –como decimos en el Bloco de Esquerda–, están perdiendo el poder,
están desistiendo.

Sin embargo, hay en este momento algunas señales positivas en Portugal que es preciso señalar: en septiembre de este año tuvimos manifestaciones sucesivas
con un número de personas como no teníamos desde los primeros tiempos de nuestra revolución del 25 de abril de 1974. Y esto muestra que hay un cambio
claro. Muestra que no estamos en tiempos de resignación. Las personas que ahora están en la calle no están diciendo “queremos una austeridad mejor”, no
están diciendo “queremos una troika con sonrisas”… Están diciendo “que le den a la troika”, están exigiendo una alternativa.

El bipartidismo, el centro de intereses que ha gobernado el país, es ya algo en lo que la mayoría de la población no confía y las personas salen a la calle
a exigir. Por tanto estamos en un momento en el que es preciso construir nuevas mayorías sociales. En el que es preciso movilizar a toda esta gente que
siente que el bipartidismo nunca le dio respuesta, que ya comprende que el proyecto de la troika es el mismo fracaso, el mismo que descontrola la deuda y
aumenta el déficit, para que haya más pretexto para imponer más austeridad.

Es así como funciona la troika: provoca la recesión de la economía, el desempleo se dispara, el déficit se queda descontrolado, y la deuda se dispara
también. Como esto sucedió, “entonces necesitamos más aún”: más bajada de salarios, más recorte del Estado social… Es un círculo vicioso que tiene un
objetivo que está claro, que ellos no reconocen, pero que está claro para toda la gente que analice lo que está sucediendo en Europa: destruir el Estado
social y destruir el trabajo.

Pienso que estamos en el punto de construir esa mayoría social en Portugal, y ese es un trabajo que tiene que ser hecho, en el que estamos muy empeñados,
que nos entusiasma mucho y que percibimos la seriedad de hacerlo con mucha fuerza y de una forma que sea amplia, nada sectaria, que consiga unir para crear
fuerza. Necesitamos levantar a la izquierda. Es el momento para esto en Portugal.


Formalmente la siguiente cita electoral que tendríais serían las municipales. Se está debatiendo en esta Convención sobre la hipótesis de alianzas
electorales con el PS a ese nivel, a iniciativa de la moción minoritaria. ¿Cómo contempláis ese escenario?

Confieso que en este momento en Portugal debatir sobre las municipales es algo que interesa más a los “barones” de los grandes partidos del bipartidismo en
el poder que lo que interesa a las personas en la izquierda. Nuestra previsión es que haya elecciones legislativas antes que las municipales, porque esta
coalición que apoya al gobierno está deshaciéndose y nosotros no confiamos en gobiernos presidencialistas. Decimos que la democracia tiene que responder a
la crisis.

Si hay una crisis política porque hay un gobierno que es incapaz, que no tiene apoyo ni siquiera en aquella que era su tradicional base social, y porque
hay una coalición que ya no se entiende, que está minada por escándalos, entonces la democracia debe ser llamada.

Por tanto el primer combate es por derribar este gobierno y por no dejar pasar este Presupuesto de Estado que está ahora debatiéndose en la Asamblea de la
República. Es un Presupuesto de Estado que recorta mucho el salario, haciendo algo extraordinariamente pernicioso: agrava la desigualdad en los salarios.
Portugal es uno de los países más desiguales de Europa, según todas las estadísticas e indicadores. Este gobierno se prepara para realizar una subida
brutal de impuestos que no solo recorta salarios y por tanto causa inmensas dificultades, sino que además disminuye la progresividad fiscal, aumentando la
desigualdad; junto a toda la degradación de los servicios públicos.

El gobierno ya sabe que el Presupuesto va a fracasar y ya está diciendo que es necesario “refundar” el Estado social. “Refundar” el Estado social es
privatizar la sanidad, es privatizar la seguridad social, es hacer 50 o 60 mil despidos en la función pública. Por lo tanto, derrotar este Presupuesto, no
dejar que se apruebe, es la batalla que interesa a las personas.

Respondo sobre las municipales: en el Bloco de Esquerda defendemos que debe haber alianzas con partidos, con movimientos, siempre que sea posible y siempre
que toda la izquierda se junte para combatir a la derecha instalada en el poder. Pero tienen que ser sobre programas. Lo que no aceptamos son los juegos
“tacticistas” (imaginen lo absurdo de coaligarse en algunos sitios con el PS contra el PCP y en otros con el PCP contra el PS). Esos juegos no tienen
ningún sentido y nosotros no hacemos ese tipo de juegos tácticos o aritméticos. Por tanto pensamos que tenemos que tener programas propios y listas propias
de cara a las municipales, tenemos que estar preparados para eso. Estar preparados para eso no significa no tender puentes, no estar con independientes,
con grupos activos en la defensa de los servicios públicos, del agua pública (que ahora es un debate importante en Portugal) y no significa tampoco hacer
coaliciones eventuales con los partidos de izquierdas. Pero tiene que estar toda la izquierda.

Ante el repliegue identitario que estamos
viendo en Europa, el Bloco reclama “más Europa”, ¿qué tipo de Europa reclama el Bloco?

Lo que nosotros siempre decimos es que necesitamos más Europa, pero más Europa de los pueblos, más Europa democrática, más Europa solidaria. Hemos tenido
una Europa “del directorio”, en la que los países grandes mandan a los países pequeños, y simultáneamente una Europa de las finanzas, en la que los
gobiernos no están al servicio de sus pueblos, sino al servicio del sistema financiero. La forma en la que fue diseñado el Banco Central Europeo prueba
eso, y de ahí viene la incapacidad para responder a esta crisis. Prueba bien que nuestro análisis fue siempre correcto.

Lo que decimos es que las soluciones no pasan por nacionalismos que nos aíslen a los unos de los otros. Siempre decimos que el espacio de la nación es el
espacio de la democracia. Y por tanto rechazamos federalismos que retiren ese espacio de la democracia. Pero precisamos de una Europa más democrática, una
Europa que invierta en el empleo, una Europa en la que el BCE esté al servicio de los pueblos y no al servicio de las finanzas. Una Europa en la que todos
los países tengan voz, y no una Europa “del directorio”.

Lo que proponemos son medidas económicas: es necesaria la mutualización de las deudas en Europa, que el BCE actúe sobre las deudas soberanas y no sobre la
banca, y una articulación europea fuerte contra la fuga de capitales y la evasión fiscal (sea a través de offshores, transferencias, etc.) Sabemos que sin
una articulación europea, muchos de estos problemas no se resuelven, lo cual no quita a cada gobierno de cada país su responsabilidad, de renegociar la
deuda, de combatir la fuga de capital, de combatir offshores… No aceptamos que nadie haga nada porque todos estén a la espera de Europa. Es un discurso con
el que los gobiernos intentan engañar a los pueblos y eso nosotros no lo aceptamos.

Por otro lado defendemos que necesitamos una Europa más democrática, y por tanto pensamos que debe haber un compromiso constituyente que sea realmente
discutido y votado por los pueblos. En Portugal, ningún tratado europeo fue votado nunca en referéndum. La población portuguesa nunca fue llamada a dar su
opinión en nada, ¡en nada de lo que han decidido en Europa! (Zona Euro, Tratado de Lisboa, tratado fiscal, etc.) Por tanto lo que nosotros defendemos es un
amplio proceso europeo de debate en el que se impliquen todas las organizaciones europeas, para poder representar al mismo tiempo a los pueblos,
representar a los países. Crear el equilibrio que hoy no existe en Europa contra los “directorios” y contra una Europa que está capturada por las finanzas.
Necesitamos ese debate.

Nosotros avanzamos con una propuesta: una propuesta de una doble cámara (una que represente a países, otra que represente a los pueblos). Fuimos siempre
internacionalistas. Somos internacionalistas. Somos una izquierda solidaria, de pueblos solidarios. Y naturalmente que el espacio europeo es un espacio de
conquista de esa solidaridad, de esa fuerza, contra el sistema financiero. Por tanto no desistimos de Europa, somos muy exigentes para con Europa, y
lucharemos con mucha fuerza contra esta Europa, esta Europa del “directorio” y de las finanzas.


¿Cómo valoras, como dirigente del Bloco y como diputada, los movimientos de rodear los parlamentos, como el 25-S en Madrid y en algunas ocasiones en
Portugal? ¿Qué salidas pueden tener?

Como un movimiento de exigencia. Es decir, la democracia no se agota en el acto electoral. La democracia se ejerce todos los días. Y en el momento en el
que están siendo aprobadas leyes tan violentas contra los pueblos es bueno que los pueblos exijan responsabilidades a los parlamentos. Pero es importante
que este movimiento sea un movimiento de exigencia democrática y pluralista. Hay en este momento en Europa tentaciones de un populismo de extrema derecha
contra la democracia, contra la representación.

El bipartidismo parlamentario burgués en el que vivimos no es en lo que nosotros creemos, no es una democracia como la que necesitamos. Pero destruir las
instancias de representación que tenemos a cambio de nada, es dar más espacio a las finanzas, porque si las finanzas se organizan, los pueblos se tienen
también que organizar. En Portugal tenemos un sistema político un poco diferente al de otros países de Europa, porque nuestra Constitución salió de la
revolución democrática de los años del PREC (Proceso Revolucionario En Curso). Fue muy debatida, muy popular. En Portugal, con muchos defectos, tenemos más
representación parlamentaria que en otros sitios, los partidos de la oposición tienen la capacidad de presentar más propuestas legislativas… Bien, es
insuficiente. Pero tenemos que tener más, no menos.

Los movimientos que aparecen y que exigen a los parlamentos son extraordinariamente importantes, y la izquierda tiene que percibirlo y tiene que estar
presente. Hay quien dice que este tipo de movimientos no construyen nada. Yo pienso que es un error. Construyen alternativa, construyen pensamiento,
construyen exigencia política, combaten al capital. Si la izquierda no estuviera en estos movimientos, entonces sí, el populismo de extrema derecha podría
ocupar todo el espacio y estos movimientos en vez de ser de construcción pasarían a ser de destrucción de la democracia. Pero sabemos asumir todas las
responsabilidades. Estamos presentes y entonces estos movimientos refuerzan la democracia, refuerzan el poder popular, la soberanía popular, y por eso son
muy importantes.


Otro de los temas importantes a debate en esta Convención es la cuestión del “gobierno de izquierdas”, también fijándonos en el ejemplo de Syriza.
¿Cómo lo veis estratégicamente?

Nosotros pensamos que el gobierno de izquierdas es simultáneamente un instrumento y un objetivo. Es un instrumento de construcción en cuanto decimos que
queremos un gobierno de izquierdas y afirmamos las propuestas concretas a partir de las cuales se construye un gobierno de izquierdas. Estamos abiertos a
debatir esas propuestas. Para fortalecerlas, para crear una alternativa, estamos creando un espacio de debate esencial para alterar las mayorías sociales,
para alterar la relación de fuerzas. Y es también un objetivo porque solo hay salida de la crisis con un gobierno de izquierdas, rompiendo con los
memorándums de la troika, renegociando la deuda, recuperando los salarios, recuperando la dignidad del trabajo, no dejando que nos digan que son las
finanzas las que sustentan el mundo. Es el trabajo, por tanto hay que tener respeto y solidaridad con el trabajo.

Un gobierno de izquierdas no se ofrece. No debe ser construido con base en “tacticismos” aritméticos, sobre lugares en parlamentos, eso no tiene sentido.
El gobierno de izquierdas tiene que ser construido en la disputa de la mayoría social y de la mayoría de las ideas. Y por tanto cuando alguien habla de
“gobierno de izquierdas” y mira hacia el parlamento actual e intenta hacer sobre él lo que sería una mayoría para un gobierno de izquierdas acaba siempre
con cero. La aritmética de este parlamento no da ningún gobierno de izquierdas. Un gobierno de izquierdas será hecho por una reconfiguración de fuerzas.

Nosotros lanzamos siempre puntos para todas las convergencias. No nos quedamos sentados de nuestro lado “correcto” de la Historia diciendo que “tenemos
razón”. Queremos cambiar ahora, realizar estos puntos, crear esas mayorías sociales.

Tiene dificultades, como han existido siempre en toda la izquierda, pero el Bloco de Esquerda sobrepasó dificultades en las que toda la gente decía que era
imposible sobrepasar. Cuando el Bloco de Esquerda nació, unió izquierdas que no habían sido capaces de estar juntas hasta ese momento. Toda la gente le
daba seis meses de vida. Bien, trece años después aquí está el Bloco de Esquerda. Así como defendíamos que era posible la renegociación de la deuda y ahora
toda la gente lo dice.

El camino está abierto para la construcción de ese gobierno de izquierdas. No es fácil, no cae del cielo. Y viendo el ejemplo griego (Grecia y Portugal son
países muy diferentes, con sus experiencias políticas, culturales…) el ejemplo de Syriza para nosotros es importante a causa de su coherencia. Syriza dijo
siempre que era preciso romper con el memorándum de la troika. Es decir, que no hay una austeridad “buena”. No es cuestión de apoyar a un gobierno con la
troika para hacer cosas “menos malas” porque esas cosas no existen. Es la naturaleza de la troika, fallar para ir a por más, más sacrificio, más
destrucción, más bancarrota. Y por tanto, ese ejemplo de consistencia es un ejemplo muy importante para toda la izquierda europea.

Ellos crecieron, crecieron porque hay esa consistencia, esa coherencia, de percibir que no es un problema de alternancia, es un problema de alternativa. El
bipartidismo no sirve. Que otras caras hagan la misma cosa no es ninguna respuesta, es perder lo que es el patrimonio de lucha de la izquierda. Y por tanto
ese ejemplo de consistencia de Syriza es importante, porque el Bloco siempre defendió que no hay ningún “tacticismo” de la desesperación, que nos haga
abandonar aquello que es esencial, aquello que es la matriz de la izquierda, y en lo que seguimos. Una nueva mayoría social en Portugal, como en Europa,
será construida con la izquierda que se mantuvo coherente. Coherentemente socialista, internacionalista, en la defensa del trabajo.

¿Qué papel podría jugar en ello el Partido Comunista Portugués?

En el parlamento nosotros votamos ya muchas iniciativas conjuntamente, y conseguimos hace poco tiempo una iniciativa un poco más amplia, con una moción de
censura en articulación con el PCP. Nosotros estamos muy empeñados en ese debate. El PCP tendrá que debatir también con sus posiciones, tendrá su Congreso
dentro de poco tiempo, veremos. Nosotros tenemos toda la apertura hacia la movilización, como siempre.


¿Qué perspectivas tiene la huelga general del próximo 14-N en Portugal? ¿Qué valor le dais a ese instrumento al realizarse en varios países a la vez?

En Portugal las huelgas generales son difíciles, porque la precarización del trabajo es mucha, el desempleo es también muy alto, y porque los salarios
–incluso de quien los tiene de forma regular– son tan bajos (el salario mínimo no llega a los 500 €, el salario nominal retrocedió una década) que hay
muchas dificultades. Pero con todas estas dificultades habrá una gran movilización. Las personas están movilizadas. Eso es muy importante porque es un
instrumento de lucha.

En este momento, la derecha portuguesa tiene un discurso sobre como las huelgas “perjudican a la economía” y otras barbaridades de ese género. Con tanta
gente sin poder hacerlas es algo fácil de decir y completamente irresponsable. Una huelga general es una solidaridad de todos los sectores con para con esa
idea de lucha muy firme, que es difícil y vamos a hacerla. Y es importante en este momento en el que el discurso de la derecha es contra el derecho de
huelga que haya una huelga general. Para decir que no. No. La huelga es el instrumento de quien trabaja, y eso violenta al gobierno. La huelga es un acto
de resistencia

Por otro lado, esta huelga tiene mucha importancia para Portugal por ser una huelga ibérica y por haber otros países que se adhirieron también en el resto
de Europa. Porque el gobierno confía mucho en el aislamiento. Somos un país “pequeño”, “solito”, “tenemos que hacer lo que nos mandan”… Percibir que la
austeridad que está matando a Portugal es la que está matando a toda Europa, y que los trabajadores se levantan solidariamente los unos con los otros es
extraordinariamente importante. Es importante por la señal política muy fuerte de lucha solidaria contra el capital, pero es también muy importante porque
nos dice a todos que estamos juntos. Que la lucha en Portugal es la lucha en el Estado español, en Grecia, Chipre, Malta… Pero es también en Francia,
Italia, y más países que se están uniendo ciertamente. Ésta sí es nuestra Europa. La Europa solidaria, la Europa del trabajo, del pueblo. Tenemos que
ampliarla.

En esta construcción, las huelgas generales europeas que tenemos que construir son un paso importante. Siendo tan difícil llegar aquí. Tanta gente diría
que era imposible hace poco tiempo y aquí estamos. Se tiene que profundizar. Porque si queremos resolver los problemas europeos en los gobiernos en los que
estemos, en el Parlamento Europeo, diciendo que Europa tiene que ser solidaria, eso solo es posible si existe lucha solidaria, en el trabajo, en las
calles, en la movilización popular. Y esta huelga es muy importante por eso.

10/11/2012

Entrevista realizada por la delegación de Izquierda Anticapitalista en la VIII Convención Nacional del Bloco de Esquerda.

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