Durante los días 3 y 4 de julio se ha celebrado en Jaén la Asamblea Constituyente de la Asociación Socialismo 21. Promovida a partir de un Manifiesto suscrito por un amplio espectro de personas vinculadas a la izquierda de la izquierda (con cerca ya de 400 firmas), este nuevo colectivo “quiere ser un lugar de encuentro, un ámbito fraternal, de todos aquellos que tienen una posición anticapitalista, clasista por tanto, y que optan por el socialismo”; también deja claro, como afirma en ese documento, que “no somos un partido ni un sustituto de ellos. Lo nuestro es más modesto: contribuir culturalmente al rearme moral y organizativo de una izquierda que realmente lo sea y que pueda convertirse en alternativa a lo existente” (se puede consultar el texto completo con las firmas, junto con otros preparatorios de esta Asamblea, en http://www.socialismo21.net).

Con ese propósito se han reunido esos días más de un centenar de miembros de esa asociación para debatir y aprobar sus bases fundacionales: Documento Político, Plan de Acción y Estatutos. También se han presentado diversas comunicaciones sobre nuevo internacionalismo, mujer, ecología, cultura y comunicación e inmigración, además de intervenciones sobre la crisis global y de la UE, la solidaridad con el pueblo palestino, el cambio climático, la educación, la vivienda o la preparación de la huelga general del 29 de septiembre, entre otros temas. Obviamente, este último punto ha sido objeto de mayor atención, llegando a un amplio acuerdo respecto a la necesidad de transformar esa jornada en una verdadera huelga ciudadana y un nuevo comienzo en el proceso de reconstrucción de los movimientos sociales y de la izquierda.
También se ha aludido al debate sobre la “refundación de la izquierda”, con mayor razón debido al notable peso de sectores críticos de IU dentro de esta Asociación, constatándose en el Documento Político que “hay aún fuertes presiones para reducir este proyecto a una plataforma instrumental destinada a mejorar las expectativas de voto. Esta visión no permite construir contrapoderes ciudadanos con capacidad de generar hegemonías. El objetivo de refundar la izquierda entendida como una convergencia política amplia entre todos los sectores de la izquierda alternativa, como un proyecto estratégico destinado a conformar un nuevo bloque social que fuerce una salida emancipatoria a la actual crisis y a empoderar a la ciudadanía no está aún lo suficientemente maduro”.
Asimismo, se aprobó la constitución de distintas mesas de trabajo y la necesidad de elegir una Coordinadora de la asociación, representativa de las estructuras territoriales que se van a poner en marcha.

Entre las tareas que se marca este colectivo se encuentran la organización de actividades de estudio, formación y difusión (que podrían incluir escuelas de verano); la aspiración a servir de catalizador para la creación de plataformas que contribuyan a la configuración de espacios unitarios de toda la izquierda social y política y a la dinamización de los procesos de movilización social; la voluntad, en fin, de contribuir, mediante iniciativas de todo tipo, a la construcción de un imaginario colectivo basado en el rearme moral e intelectual de amplios sectores de la población sobre la base de los valores de la solidaridad, la sostenibilidad y la justicia social.

Previamente a la Asamblea, el viernes 2 de julio por la tarde, tuvo lugar una mesa redonda en torno al papel de las revistas de izquierda ante la crisis actual. En ella intervinimos Armando Fernández Steinko, Miguel Riera (director de El Viejo Topo) y el autor de esta nota informativa (de la Redacción de VIENTO SUR). A lo largo del debate se suscitaron diversas reflexiones y propuestas, llegando a la conclusión ampliamente compartida de que habría que hacer un esfuerzo por que éstas y otras revistas afines contribuyan también a crear nuevos espacios de colaboración y encuentro (como los que promovieron en el pasado, aunque con demasiada irregularidad) e incluso a adoptar tomas de posición conjuntas mediante editoriales y declaraciones comunes ante cuestiones de actualidad.

Como primera impresión, y pese a que no pude asistir a la totalidad de las sesiones de la asamblea, el ambiente que observé durante el tiempo en el que estuve me pareció muy sano y amistoso. Me permitió, además, comprobar una voluntad real de no repetir viejas prácticas de confrontación y polarización, tradicionales en la mayoría de las organizaciones de izquierda, sin por ello dejar de reconocer que hay cuestiones todavía abiertas y controvertidas que deberán abordar en el futuro.
Nace así una asociación que, si responde a las expectativas creadas en esta asamblea por la diversidad de sus miembros, puede ser un buen instrumento que ayude a tender puentes entre las distintas componentes políticas y organizativas de la izquierda alternativa y anticapitalista.



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