Tras la convulsión feminista de este año he tenido la oportunidad de compartir debates y experiencias estas últimas semanas con compañeras de muy distintas latitudes del mundo en el Seminario de Mujeres Internacional en el IIRE /1, además de las ya usuales y necesarias conversaciones e intercambios con la compañera Julia Cámara. A raíz de sus últimas reflexiones en torno a la sororidad /2 y de este intercambio, me he aventurado a desarrollar una intuición que quizás compartamos con muchas. Reflexiones surgidas de debates colectivos que pueden permitir complejizar las coordenadas de una estrategia emancipadora.

Estamos presenciando un nuevo ciclo de movilizaciones feministas internacionales y es algo constatable sobre todo des de éste último año. La capacidad de respuesta a la llamada del 8 de marzo; así como las réplicas de la Women"s March alrededor del mundo son algo nuevo respecto de las últimas décadas. Pero además, desde el ciclo de 2011 vivimos una feminización de la protesta. Lo vimos en las primaveras árabes; lo hemos visto en las movilizaciones en defensa de lo público; en las protestas campesinas en América Latina o de forma más particular en la PAH en el Estado Español. No es casualidad.

Se ha señalado y analizado ampliamente el impacto de la crisis socio-económica hacia las mujeres. De qué modo el desmoronamiento del Estado de “Bienestar” ha perjudicado a las condiciones de vida de millones de mujeres que ahora se encuentran en tasas de pobreza mucho más altas y con una multiplicación de las cargas respecto de décadas anteriores. De qué modo las mujeres llenan las filas de la economía informal y sumergida. De qué modo seguimos sustentando las condiciones de vida pese al capitalismo. Mujeres que antes de 2008 ya asumían dobles y triples jornadas y que sus condiciones se han generalizado a sectores cada vez mayores de las clases trabajadoras y populares. Mujeres que asumimos las cargas de la fuerza reproductiva dentro y fuera del hogar, dentro y fuera del mercado, dentro y fuera del empleo (formal e informal).

Para despejar suspicacias, no es que las mujeres constituyamos una clase en si misma vinculada a “lo doméstico” como habían planteado algunas corrientes de la segunda ola, la cuestión es que somos un sector estratégico de la misma. Evitando las políticas autocentradas en la identidad, es esa posición en el capitalismo en general y en el recrudecimiento en particular que vivimos que devenimos un sujeto estratégico potencial. No lo somos por una especie de acumulación de opresiones: cuantas más opresiones, más potencial; sino que es el rol de mantener la reproducción (en su sentido más amplio) que nos coloca en una posición estratégica a desplegar.

Mantener la reproducción que incorpora los cuidados, pero no sólo; que incorpora lo doméstico pero que va mucho más allá de sus cuatro paredes: lo reproductivo está también en el mercado, en el empleo, en el estado y por lo tanto impacta en la mayoría de mujeres. La mayoría, pero no todas las mujeres transversalmente ocupamos esa posición. Las mujeres de la burguesía, del establishment, de la alta sociedad, de las élites dominantes, de los aparatos del Estado no juegan ese rol, pese a que algunas de ellas puedan llegar a desgajarse en momentos críticos. Nosotras, por nuestra parte, acumulamos una experiencia clave para la fase actual: el estado de bienestar, fue de por sí insuficiente.

¿Por qué es una experiencia clave? La economía feminista en el Estado español ha elaborado ampliamente sobre esta cuestión, trabajos como los de Carrasco, Ezquerra o Orozco y otras muchas hacen un buen repaso de los límites de aquello llamado Estado de “Bienestar”; no las voy a parafrasear. Creo que esta experiencia acumulada es clave para repensar una estrategia económica, social y política en la fase de crisis del capitalismo que nos encontramos. Se ha instalado una suerte de ilusionismo en la vuelta a una edad dorada del “bienestar” que no fue tal para la mayoría de mujeres; pero que funciona como horizonte deseable. Mientras, las tasas de explotación se extienden, los procesos de proletarización aumentan a nivel mundial y la economía no formal y doméstica cobra un papel de supervivencia central en cada vez mayores sectores de la clase; algo que las mujeres de América Latina y Centro América conocen muy bien.

Esa periferia en la que el Estado de “bienestar” no sólo no se desarrolló; sino que soportó tasas de explotación y opresión altísimas para sustentar a los países centrales. Hace dos años, las compañeras de Brasil al escuchar el informe de situación del Estado español nos dijeron: “estáis viviendo un proceso de latinoamericanización”, un palabro complicado de pronunciar pero que señala una tendencia clara hacia dónde vamos. Estamos en un choque entre unas expectativas que no van a verse realizadas en esta fase del capitalismo y una realidad de cambio de ciclo para la que no hay estrategias económicas socializadas y maduradas suficientemente.

Una estrategia que pretenda socavar las bases de la opresión de la mitad de la población no sólo debe “integrarnos”; sino que debe repensar las políticas sociales y económicas en el marco actual del capitalismo donde no hay una vuelta atrás, ni recetas keynesianas que sirvan. Estamos en un marco en que el estado deja vacíos cada vez mayores. Vacíos en las funciones de reproducción que había asumido el Estado (educación, sanidad, servicios sociales...) y que actualmente se mercantilizan siendo asumidas por un mercado explotador, salvaje y despiadado hacia las mujeres trabajadoras; o rehogarizando dichas funciones encerrándolas en las cuatro paredes de casa y dejándolas caer en los hombros de las mujeres de forma individual y familiarizada.

Está en nuestras manos, las mismas que limpian, cocinan, curan, cuidan, trabajan; las mismas manos que defienden la tierra, lo público, lo comunitario, los cuerpos; está en nuestras manos el poder plantear nuevas formas de organizar el trabajo, nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza, nuevas formas de relacionarnos entre nosotras y nosotros que pasen por los intereses comunes y libres de fobias de todo tipo. Ya lo hacemos, ya organizamos la vida, somos hoy quienes sustentamos y procuramos esos intereses comunes de forma invisible, marginal y en situaciones de miseria. Hay que aprovechar esas manos para organizarlas colectivamente poniendo esas funciones en el centro de una estrategia política y económica integral. Y es que los intereses de las mujeres trabajadoras, de las de abajo, de ese 99 % que dicen las compañeras estadounidenses, no son sólo nuestros intereses; son los intereses de la mayoría social, del conjunto de la clase. Por ello, guardamos el potencial para organizar otras instituciones que surgan de nuestras luchas, de las experiencias de autoorganización feministas y feminizadas. Instituciones que sí estén a nuestro servicio, en nuestro poder y que sí resuelvan de una forma radical la crisis social.

Eso conlleva pensar estratégicamente nuestra práctica política para desarrollar ese potencial. Por que precisamente es eso: un potencial, en que si no hay una política activa y consciente no tiene porque desplegarse. Fortalecer y profundizar la autoorganización de las mujeres en todas las esferas posibles, no como una cuestión de corrección política, sino como un elemento estratégico. Descentralizar el poder y delegarlo (¡tomarlo!) en nuevas instituciones que sí resuelvan las necesidades fundamentales. Podemos mirar cien años atrás y sacar lecciones de las mujeres de Petrogrado que aguantando la miseria de la guerra y la pobreza estallaron un ocho de marzo y fueron la chispa de la Revolución de Febrero; pero también el sostén y partícipes del movimiento huelguístico. Efectivamente, no son reflexiones inmediatas, son horizontes sobre los que trabajar, sobre los que encaminar nuestro día a día militante sobre los que cimentar una estrategia de emancipación.

Laia Facet es militante de Anticapitalistes Catalunya

Notas
1/ El seminario de mujeres internacional es organizado cada año por la cuarta internacional; aquí el material de este año: https://4edu.info/index.php?title=Seminario_de_Mujeres_2017

2/ http://vientosur.info/spip.php?article12891

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