Intervención de Catherine Samary en el Coloquio "Para una lectura profana de los conflictos y las guerras. Acabar con las interpretaciones étnico-religiosas".

Previo a mi intervención propiamente dicha, si se me permite, quiero hacer dos observaciones:

- por una parte, rechazar las interpretaciones étnico-religiosas no significa que en los conflictos analizados no haya dimensiones nacionales y religiosas
-como ocurre en el caso la crisis yugoslava;

- por otra, el hecho de adoptar una posición "profana", política, no implica que no haya conflictos de interpretación dentro mismo de los enfoques llamados
profanos -citaré varios sobre el tema tratado.

Intentar poner de relieve la complejidad no es contradictorio con el esfuerzo por hacer inteligibles los conflictos. No es cosa fácil en tan poco tiempo
-pero quiero intentar dejar claras en lo esencial las causas de la crisis yugoslava y en particular de las guerras que han devastado Bosnia- partiendo del
contexto concreto en que se ha desarrollado.

El contexto

Hay que recordarlo: Yugoslavia estalló a comienzo de los años 1990, un estallido que se escalonó en diversas fases a lo largo de la década (independencia
de Eslovenia y de Croacia en 1991, guerras en Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1995, negociaciones sobre Kosovo y después guerra de la OTAN en 1999). El
inicio de la crisis abierta coincidió con un período de cambio en el mundo, justo después de la caída del Muro de Berlín. 1991 fue el año del
desmantelamiento de la Unión Soviética, el fin de la guerra fría. En este cambio hay que incluir también el paso de un cierto tipo de "guerras
civilizadas" del imperialismo a otro -de un "enemigo principal" (de las potencias imperialistas), el comunismo (contra el que se "justificaba" la alianza
con Bin Laden), a otro tipo de enemigo, generalizando el "terrorismo islámico". En la nueva ideología de las relaciones mundiales, el Islam jugará un papel
fundamental.

El conflicto yugoslavo se sitúa en un "intermedio" en el momento de este vuelco "post-comunista". Mostrará rasgos procedentes de los dos períodos, en
algunas percepciones e interpretaciones.

¿Pero de qué se trata? La crisis yugoslava se caracteriza por un doble desmantelamiento, el de una federación multinacional, y el de un sistema
económico-social basado en la propiedad social, llamada autogestionaria: ésta se distinguía del modelo soviético (y fue introducida en los años 1950,
después de la ruptura entre Stalin y el régimen dirigido por Tito, jefe histórico del partido comunista y de la revolución yugoslavas).

No puedo abordar aquí las aportaciones y las contradicciones de esta experiencia /1.

¿Cuáles fueron las causas de los violentos conflictos que estamos abordando?

Distintos tipos de interpretaciones profanas

Las interpretaciones profanas sobre las causas de la descomposición yugoslava y de sus violencia son de varios tipos:

- En primer lugar, existen interpretaciones de tipo conspirativo, según las cuales el desmantelamiento de la federación fue fundamentalmente producto de
intervenciones externas: por una parte, Alemania y/o el Vaticano, al sostener el separatismo de las repúblicas eslovena y croata -católicas y ricas-,
habrían querido recuperar sus "esferas de influencia" en estas regiones y expresado su hostilidad "histórica" hacia Yugoslavia. Además, el imperialismo
-americano sobre todo- y el FMI habrían realizado el proyecto de desmantelamiento de un sistema que se reclamaba del socialismo y que, por sus
características autogestionarias y su no alineamiento con la Unión Soviética, habría podido ejercer cierto atractivo.

- La otra gran tesis "profana", muy difundida, era la de los "fatales odios interétnicos": partía de la multiplicidad de comunidades nacionales y de sus
conflictos pasados y desarrollaba la idea de que el comunismo y su sistema de partido único habían ahogado estos conflictos, insuperables en un marco
unificado. Con la crisis del sistema de partido único, lo que parecía haber desaparecido (a causa de la represión) volvía a salir a la superficie.

Por mi parte, estoy en desacuerdo tanto con la tesis de los "fatales odios interétnicos" como con la de los complots externos. Había causas políticas,
socio-económicas (incluyendo conflictos nacionales y culturales) de conflictos, contradicciones y fracasos. Lo he estudiado desde el punto de vista de los
propios ideales socialistas y autogestionarios de los que se reclamaba el sistema (y que eran populares): en el centro del fracaso (no fatal) se puede
distinguir la ausencia de medios y de instituciones democráticas que permitan a los propios autogestionarios (en su diversidad, hombres y mujeres de
distintas nacionalidades y culturas, trabajadores y ciudadanos) gestionar las dificultades, determinar sus objetivos comunes y los medios para alcanzarlos,
hacer balance crítico, rectificar...

Hubo poco tiempo (la Yugoslavia titista nació tras la Segunda Guerra Mundial...) para semejante experiencia y para superar las dificultades; y había
factores externos, internacionales, agravantes. Negar los "complots" externos no implica, en absoluto, despreciar estos factores. La revolución yugoslava,
y después el régimen titista, resistieron a las relaciones de dominación que quería imponer la URSS estalinizada. Pero esto supuso una apertura y una
dependencia mayor respecto al entorno capitalista, en diferentes fases. Hubo causas exteriores de agravación de la deuda en los años 1970-1980: subida de
los tipos de interés de los préstamos externos, subida del precio del petróleo; después el papel del FMI y los juegos geopolíticos. En un contexto interior
de fragilidad política y socio-económica, las decisiones de las grandes potencias se volvieron esenciales. Los Estados Unidos querían en 1991 mantener la
OTAN y extenderla tras el fin de la "guerra fría". La UE buscaba construirse, sin ninguna coherencia real interna y externa. Todos estos actores explotaron
la crisis yugoslava en función de sus propios intereses, como "bomberos pirómanos".

Pero los actores internos no eran simples peones, tenían sus propias "agendas" -más allá de las alianzas coyunturales: en la práctica, la dislocación de la
federación, el desarrollo de la violencia tenían como objetivo fundamental el reparto de los territorios y de las riquezas entre nuevos poderes de
Estados-naciones. Pretendieron legitimar su control de territorios y su apropiación de las riquezas sobre la base ideológica del nacionalismo, en lugar de
las anteriores legitimaciones del régimen, en nombre del socialismo. La crisis desembocó en la construcción de Estados-naciones exclusivos, portadores de
guerra en los espacios más entremezclados y más frágiles de la antigua federación.

¿Qué tiene que ver la religión con todo esto? La religión se inscribe en la génesis de varias "naciones" yugoslavas, entre ellas la más frágil, la de los
"musulmanes" bosnios.

Naciones, nacionalidades y ciudadanía en la Yugoslavia titista

Hay que empezar distinguiendo las nociones utilizadas en la constitución yugoslava:

Hay que tener cuidado porque en Francia se superponen dos nociones, la de ciudadanía y la de nacionalidad (se es ciudadano francés, o
perteneciente a la "nación" francesa -ambas cosas se superponen). En otros muchos países, y en particular en la Yugoslavia titista, se distinguen estas dos
nociones:

- la ciudadanía se refería el "derecho del suelo", la pertenencia al territorio gestionado por el Estado (en este caso la federación, pero también las
repúblicas); en el plano político, se era ciudadano de Yugoslavia y de cada una de sus repúblicas (Croacia, Bosnia, Serbia, Eslovenia, etc.), de diversos
orígenes, religiones, lenguas.

- Esto se distinguía de la noción de "pueblo" o "nación", en el sentido de comunidad "étnico-nacional", cultural (en sentido amplio, incluyendo la
religión): se "declaraba" (en los censos) ser de tal o cual "nación" -o "indeterminados". Era por tanto subjetivo y susceptible de evolucionar. Las
"naciones" estaban respresentadas en una cámara específica, independientemente de su número, para defender ahí sus derechos. Se declaraba libremente ser
"serbio" o croata, por ejemplo, cualquiera que fuera la república en que se residía: la mayor parte de las propias repúblicas eran "multi-nacionales"
(Croacia era la república del pueblo croata y del pueblo serbio; Bosnia era una república de tres "pueblos" -serbios, croatas y "musulmanes" bosnios
-volveremos sobre ello). Las identidades nacionales podían combinarse, claro, en los espacios de conglomerados. Hacia el final de Yugoslavia, habida cuenta
de los matrimonios mixtos y de la vinculación a Yugoslavia, millones de "ciudadanos" yugoslavos quisieron también "declararse" pertenecientes a la "nación"
yugoslava.

Las "naciones constituyentes" (eslavas) que se reagruparon voluntariamente en el proyecto de federación habían tenido historias diferentes: algunas tenían
un pasado de reino/Estado propio, otras no (los eslovenos nunca tuvieron Estado propio: sólo adquirieron derechos nacionales en Yugoslavia).

- Las comunidades nacionales que se encontraban en Yugoslavia como minoría, con un Estado de referencia exterior (húngaros de Vojvodina, albaneses en
Kosovo, Macedonia y Montenegro) no tenían el estatus de "naciones" dotadas de derecho de autodeterminación (que implicaba el derecho a separarse) sino el
de comunidades nacionales (un vocabulario específico para no utilizar la palabra "minoría", percibida como discriminatoria). Al igual que los húngaros, los
albaneses de Yugoslavia se distinguían por su lengua, no eslava. En el plano religioso, los albaneses son mayoritariamente, aunque no exclusivamente,
musulmanes (en Grecia son más bien ortodoxos, en Macedonia católicos). El objetivo fundamental de su lucha es "nacional" y no religioso: ¿Qué estatus? ¿En
qué Estado? (¿república yugoslava de Kosovo? ¿Estado independiente? ¿o reagrupamiento de los albaneses en un único Estado?).

Un punto a subrayar aquí, que desborda nuestro tema: las "naciones" (comunidades que pelean por ser Estados, bajo diversas formas) son producciones
históricas, evolutivas, cuya génesis es diversa: algunas naciones yugoslavas se constituyeron en torno a la lengua (Eslovenia, por ejemplo); otras,
hablando la misma lengua se diferenciaron por una historia (Francia no es el único país francófono...; así mismo, no todos los que hablan "serbo-croata"
"son"/"se declaran" "serbios", ni siquiera cuando comparten la misma religión de base; los montenegrinos se diferenciaron por la autonomía adquirida en su
resistencia dentro del Imperio otomano; los croatas, católicos, se reconocieron principalmente en el Imperio austro-húngaro).

De estas historias diferentes tampoco emerge una opción política única: ha habido períodos en que dominaban los partidarios de un acercamiento político de
los eslavos del sur (yugoslavos) en un mismo Estado. ¿Pero qué Estado? ¿Reconociendo la diversidad de las "naciones" componentes? ¿O imponiendo un "molde"
forzado, el "yugoslavismo"? ¿O, contra dichas tendencias, los proyectos de Estados-naciones exclusivos, unos contra otros?

En las fases de acercamiento, los lingüistas han puesto el acento en lo que era común al "serbo-croata". En los períodos de separación política, ésta ha
venido "consolidada" por una separación de las lenguas, y el acento en las diferentes Iglesias... No hay nada "científico" o puramente "objetivo" en la
"definición" de las "naciones", y aún menos en las soluciones políticas y socio-económicas para defender sus "identidades" y permitir libremente decisiones
individuales y colectivas evolutivas. Pero se trata de cuestiones "profanas", en las que la religión es una componente de las culturas y de los derechos,
no la base única ni principal de los conflictos.

Conclusión de etapa: sobre las causas de los conflictos yugoslavos de los años 1990

Es interesante comparar dos fases de violencias "interétnicas" y políticas asociadas a la crisis de un Estado multinacional yugoslavo, cuando la Segunda
Guerra Mundial (fin de la primera Yugoslavia) y en 1991 (fin de la segunda).

- La primera Yugoslavia nació de varios factores: aspiraciones al reagrupamiento de los pueblos eslavos para resistir a la asimilación, descomposición de
los grandes imperios (otomano, austro-húngaro, zarista), luchas de clases marcadas por el impacto de la revolución de Octubre y, finalmente, compromiso
entre grandes potencias victoriosas (sobre todo, Gran Bretaña y Francia) instrumentalizando la explosión de las "cuestiones nacionales" para reconfigurar a
su favor las fronteras y los regímenes.

- Cuando la Segunda Guerra Mundial, esta primera Yugoslavia, que se había convertido en 1929 en una dictadura "unitarista" bajo el dominio de la monarquía
serbia, fue invadida y despedazada por las tropas nazis y fascistas. Su estallido fue a la vez la crisis de una "prisión de pueblos" y de un Estado de la
periferia capitalista que había fracasado en industrializar lo esencial de su territorio, y el producto de un despiece por las potencias coaligadas alemana
e italiana. Hubo más de un millón de muertos (de una población de menos de 15 millones de habitantes) en una guerra que combinaba sus alcances mundiales
con una guerra civil que dividía el espacio yugoslavo entre partisanos (dirigidos por el Partido comunista) yugoslavos y corrientes nacionalistas,
favorables a la vuelta de la monarquía serbia o a la construcción de Estados-naciones exclusivos.

La victoria de un nuevo proyecto yugoslavo en contra de estos últimos muestra cómo pueden ser combatidos victoriosamente los "fatales odios interétnicos" y
la dominación de las grandes potencias: las esperanzas concretas de derechos sociales y nacionales igualitarios suscitadas por los Comités de Liberación
Nacional y el ejército popular dirigido por los partisanos explican esta victoria.

- En 1991, ya no había enemigo exterior común. Y las causas internas de fragilidad (profundización de las diferencias entre regiones, corrupción del
régimen, ausencia de sistema coherente de derechos y de gestión de las decisiones) no desembocaron en nuevos proyectos yugoslavos comunes, sino en
presiones en favor de las privatizaciones y de la inserción, en orden disperso, en la Unión Europea, sobre bases de construcción de Estados-naciones.

Las cuestiones socio-económicas y políticas estuvieron en la raíz de la crisis. Pero la degeneración de esta crisis hacia guerras, en ausencia de un
proyecto multinacional, tuvo que ver con la naturaleza de las fuerzas políticas dominantes y sus proyectos -no con la religión. La voluntad de apropiación
de los territorios "mezclados" multinacionales se iba a convertir en el desafío que pillaba en la trampa a las "minorías" dentro de Estados-naciones
discriminatorios hacia ellas, por la redefinición de los derechos sociales y de la "ciudadanía" dentro de "naciones" con un perfil impuesto. Las fronteras
de las repúblicas fecerales no eran "étnicas" (no todos los serbios vivían en Serbia, ni todos los croatas en Croacia); las "naciones" estaban muy a menudo
dispersas en varias repúblicas (salvo Eslovenia, donde ciudadanos y nación eslovena se superponían en gran medida).

Además, no todas las naciones -ni todas las comunidades nacionales (minorías)- de Yugoslavia tenían la misma "continuidad histórica" o la misma relación de
fuerzas para defender sus derechos o sus nuevos objetivos, para "legitimarlos". Los albaneses de Yugoslavia estaban en posición de debilidad, no por
razones religiosas sino por no estar reconocidos, en la Constitución, como "nación constituyente" dotados del derecho de autodeterminación. Los
"musulmanes" de Bosnia eran la más frágil de las naciones reconocidas como "constituyentes" por el régimen titista -con una denominación con connotación
explícitamente religiosa.

Por eso nos vamos a concentrar en este caso.

Se enmarca en la interpretación "profana" y política general que hemos explicado: el objetivo de las guerras que asolaron Bosnia fue el reparto territorial
de esta república entre poderes vecinos (serbio y croata) -de igualmanera que el conflicto en Kosovo tenía como objetivo la apropiación del territorio de
la provincia del Kosovo en nombre de dos "historias nacionales" conflictivas sobre ese territorio. La religión no era la causa de los conflictos. En
cambio, su estrecha imbricación en la génesis de la "nación" de los "musulmanes" (bosnios) y el carácter reciente y precario de ésta, facilita un
"etnocidio" específico -instrumentalizando la islamofobia- combinado con una percepción religiosa de este conflicto.

El caso de Bosnia Herzegovina

Existen -todavía hoy- tres "pueblos" o "naciones" constituyentes eslavas en Bosnia-Herzegovina. Se distinguen por una historia y una cultura asociadas a la
religión dominante (ortodoxa, católica o musulmana). Todos hablan (como en Croacia o en Serbia) variantes regionales de la misma lengua, dotada de dos
alfabetos (cirílico y latino, que eran utilizados ambos en la república) -aunque desde el estallido de la federación se distinguen tres lenguas, el serbio,
el croata y el bosnio...

Al comienzo del régimen titista, los musulmanes de Bosnia se podían declarar (en los censos nacionales) croatas, serbios o "indeterminados" (categoría
oficial de los censos) -ésta última categoría la adoptaron masivamente hasta la nueva constitución de mediados de los años 1960. En esa época, el régimen
de Tito, acentuando un tratamiento igualitario de las diferentes naciones (preocupados por atenuar el peso de los nacionalismos dominantes serbio y
croata), decidió introducir una nueva categoría -en positivo, en lugar de los "indeterminados" y junto a los serbobosnios y bosniocroatas-: los
"musulmanes" (en francés se escribe la primera letra en mayúsculas, para distinguir la "nación" de la religión, al igual que en el caso de los judíos de
los censos nacionales en la URSS para distinguirlos de la comunidad religiosa judía). Esta denominación secularizada fue adoptada por la gran mayoría de
bosnios (ciudadanos de Bosnia) de cultura musulmana. Esta política de consolidación de los equilibrios nacionales se insertaba también en el marco de una
política internacional de no alineamiento popular en muchos países de mayoría musulmana.

Desde la nueva constitución de Bosnia, los musulmanes de Bosnia son denominados "bosnios", para evitar la confusión con la religión musulmana propiamente
dicha. Se trata de eslavos (católicos, ortodoxos o "heréticos") que bajo el imperio otomano se convirtieron al Islam. En los censos nacionales de
Bosnia-Herzegovina de 1991, se contabilizaba alrededor del 43% de musulmanes/bosnios (un 20% de musulmanes practicantes), 30% de serbios (un 20% de
ortodoxos practicantes) y un 18% de croatas (un 15% de católicos practicantes) -todos ellos ciudadanos de Bosnia. Las tres naciones tienen por tanto una
génesis histórico-religiosa diferente, transmitiendo en la antigua Yugoslavia y en Bosnia sus culturas, en sentido amplio, sin impedir por ello las
relaciones de vecindad, el reparto de las fiestas, los matrimonios cruzados, y la disminución, como en todas las naciones, de la parte de creyentes
practicantes. (Se puede señalar que la comunidad musulmana estaba también más concentrada en las ciudades industriales de Bosnia, como Tuzla, favoreciendo
de hecho la mezcla). En el plano subjetivo, muchos ciudadanos de Bosnia tendían a declararse "yugoslavos" -y la adhesión a una identidad "bosnia" (plural)
ha sido muy fuerte entre los musulmanes -desmintiendo uno de los clichés muy extendido durante la crisis de los años 1990 por las corrientes nacionalistas
serbias o croatas, para los cuales: musulmanes [nación]= musulmanes [religión]= fundamentalistas...

Se puede ver cómo la religión ha sido insertada e instrumentalizada en Bosnia-Herzegovina, cuando en todos los demás sitios, ya sea Macedonia, Eslovenia e
incluso en Kosovo -y más globalmente a escala de la propia crisis yugoslava-, los conflictos han sido interpretados como conflictos nacionales asociados al
cambio de sistema económico, y no como religiosos.

Bosnia-Herzegovina, motivo de los apetitos serbios y croatas

Entre 1992 y 1995, se desencadenó en Bosnia-Herzegovina una guerra de limpieza étnica de territorios -cuyo macabro avance puede seguirse en la evolución de
los mapas: emergen las "entidades" finales, cristalizadas en la constitución de Dayton que puso fin a la guerra. Según censos oficiales, esta guerra
produjo unos dos millones de personas refugiadas (fuera del país) o desplazadas (de una región a otra de Bosnia-Herzegovina) y unos 100.000 muertos -un 70%
de los cuales eran musulmanes (en sentido amplio), cuando sólo representaban el 43% de la población de la república.

Aunque los musulmanes no han sido las únicas víctimas del conflicto, estas cifras indican no obstante que han sido las principales víctimas. La causa puede
también "visualizarse" en los mapas de Bosnia-Herzegovina, donde se pueden apreciar que los musulmanes se encontraban sobre todo en el centro del país,
cogidos en tenazas entre las milicias y ejércitos de los dos nacionalismos exclusivos que pretendían repartirse Bosnia-Herzegovina (el dirigente serbio
Slobodan Milosevic se había reunido en secreto con el de Croacia, Franjo Tudjman, a comienzos de los años 1990, con el objetivo de dicho reparto; y las
milicias nacionalistas serbobosnias y bosniocroatas se reunían regularmente en Graz, en Austria):

- por un lado, los nacionalistas serbios consideraban a los musulmanes serbios como traidores a la causa serbia (se les supone haber sido serbios
convertidos al Islam en la época del imperio otomano); los "tchetniks" (nacionalistas serbios) practicaban un "revanchismo" histórico y rencoroso contra
los "turcos" y traidores musulmanes:

- por otro, los nacionalistas croatas (entre ellos la extrema derecha "ustachi") consideraban en cambio a los musulmanes de Bosnia como croatas -y en su
lucha contra Belgrado mantuvieron un discurso hipócrita: durante un tiempo acogieron a los refugiados musulmanes, pero les maltrataban y quitaban sus
papeles (para forzar la asimilación a la identidad croata) -y en la región de Herzeg-Bosnia, cuya capital es Mostar, practicaron las mismas limpiezas
étnicas antimusulmanas que los nacionalistas serbios en otros lugares. Además, el dirigente de Croacia, Franjo Tudjman, buscando el apoyo de los Estados
Unidos (sobre todo en armas), se presentó como un "baluarte contra el islamismo" en Bosnia-Herzegovina.

Asó como el proyecto de Gran Croacia integraba totalmente a Bosnia, el proyecto de Gran Serbia también integraba por completo a Bosnia. Negar la realidad
de la identidad "bosnia", y específicamente de quienes le estaban más apegados, los "bosnios" (musulmanes), fue la "legitimación" de este etnocidio.

Dimensiones internacionales: entre dos períodos

Esta guerra iba a ser percibida en el mundo musulmán como una nueva cruzada cristiana -percepción perfectamente comprensible, aunque no sea justa, vista la
proporción de víctimas musulmanas y la emergencia (entre los agresores) de un discurso islamófobo, y el hecho de que los agresores pertenecieran a naciones
con dominante ortodoxa o católica /2.

Pero es indispensable recordar el posicionamiento de las grandes potencias en aquella época. Como se ha dicho al comienzo, había una configuración
particular, con la descomposición de la URSS, en un momento de cambio en Rusia bajo la dominación de Yeltsin. Este iba a mostrarse como un aliado
privilegiado para el imperialismo americano, con su voluntad de acabar con todo lo que podía quedar de la URSS: Yeltsin organizó a la vez la descomposición
de la Unión Soviética (en beneficio de la Federación de Rusia) y las privatizaciones generalizadas. Y llevó a cabo la guerra sucia contra los chechenos
musulmanes, sin la menor crítica por parte de los Estados Unidos: se inscribirá entre las "guerras contra el terrorismo".

Sin embargo, el tono de los discursos de Washington sobre la crisis yugoslava seguía vinculado todavía al antiguo "paradigma" del enemigo principal
(comunista). Sobre todo porque los horrores cometidos en Bosnia-Herzegovina van a hacer cambiar a las opiniones públicas en Europa y los Estados Unidos en
favor de las poblaciones musulmanas víctimas de un supuesto único agresor: el serbo-comunista Milosevic -aunque éste ya no tenía mucho que ver con el
comunismo: jugando a todas las ideologías (del nacionalismo serbio a un "yugoslavismo" próximo al de la primera Yugoslavia bajo dominación serbia),
pretendía, también él, apoderarse del mayor número posible de territorios para privatizar los recursos, defendiendo su propio poder en el marco de alianzas
(internas y externas) variables-.

Washington se aprovechó de las diferentes fases de la crisis yugoslava para defender sus propios intereses (redespliegue de la OTAN, sobre todo). La guerra
en Bosnia, y el atasco de los planes europeos y onusianos, le permitieron una operación político-militar de envergadura: los Estados Unidos se presentaron
como los amigos de los musulmanes contra el "serbo-comunismo" de Milosevic. ¿Pero para qué tipo de orientaciones prácticas?

Dos opciones en presencia

- La primera era levantar el embargo de armas en favor de las poblaciones en posición de legítima defensa -y por tanto para el ejército dirigido por
Sarajevo, en teoría contra un atacante único. Apoyada por el mundo musulmásn, esta opción sería discutida por las diplomacias estadounidense y
occidentales. El miedo a entregar armas a grupos yihadistas, sin poder controlar verdaderamente la dinámica de su lucha armada, llevó a los Estados Unidos
a descartar esta opción.

- La segunda, que fue adoptada, consistía en apoyarse estratégicamente en el poder de Zagreb y entregarle armas, forzándole a una alianza con el Ejército
de Sarajavo. El discurso y el perfil de Franjo Tdujman facilitaban esta opción: se presentaba como "amigo de los musulmanes y demócrata" (contra el
"serbo-comunista" Milosevic). Sin embargo, Tudjman y Milosevic procedían del mismo partido y defendían en sustancia, bajo etiquetas diferentes, objetivos
comunes, con métodos muy similares. Y en la práctica, la unificación del ejército croata y del ejército de Sarajevo se había vuelto difícil tras las
limpiezas étnicas llevadas a cabo por las tropas nacionalistas croatas contra los musulmanes, en 1993 en Mostar (con destrucción radical del barrio
musulmán) y en la zona cercana a Croacia. Sin embargo, se entabla una alianza conflictiva contra las fuerzas armadas serbias que va a equilibrar la
relación de fuerzas, sin que los Estados Unidos tengan que implicar a sus propias tropas, pero dando a la diplomacia de los Estados Unidos un papel
dirigente.

En Dayton, en los Estados Unidos, se negociaron los acuerdos que pondrían fin a la guerra estableciendo una nueva constitución para el país. El alto el
fuego de 1995 "consititucionalizará" el resultado de tres años de conflictos, que habían producido una amplia homogeneización étnica del territorio. El
acuerdo para crear una constitución para Bosnia-Herzegovina se apoyaba de hecho en la firma de Milosevic y de Tudjman, que reconocía la presidencia del
país a Ilja Izetbegovic. El país fue declarado "soberano", aunque bajo control internacional; "unido" pero dividido en dos "entidades" (así nombradas para
hacerlas "administrativas" y atemperar las veleidades separatistas, tanto del lado serbio como del lado croata):

- La República serbia de Bosnia (denominada Republika Srpska) en el 49% del territorio, en las partes controladas por los nacionalistas serbios; sin tener
explícitamente el derecho a separarse de Bosnia, estaba dotada de órganos políticos autónomos (parlamento, gobierno...) y constituía de facto un
reconocimiento de las limpiezas étnicas.

- La "federación croata-musulmana" (hoy día llamada "croata-bosnia", de acuerdo a la nueva denominación de los musulmanes de Bosnia), implicaba
formalmente, más que en la práctica, la disolución de la "Herceg-Bosnia", simétrica a la Republika Srpska, y su fusión con la parte del territorio de
dominante bosnia, en el centro del país.

La diversidad de puntos de vista mulsulmanes

Los musulmanes bosnios, como por lo demás muchas otras personas de la ex-Yugoslavia, incorporan en sí mismos una gran diversidad de "determinantes"
identitarios y políticos; no han dejado de interrogarse sobre ellos mismos desde que Bosnia-Herzegovina abandonó el Imperio otomano en 1878 /3. El estallido de Yugoslavia no podía dejar de hacer rebotar estos interrogantes y una diversidad de opciones políticas e identitarias
en un nuevo contexto.

Aunque ha habido corrientes con base religiosa, se podía constatar un apoyo predominante (a falta de una Yugoslavia desmantelada a la que se sentían muy
ligados) a un proyecto de defensa de una Bosnia-Herzegovina multicultural -contra los nacionalismos serbio y croata. La experiencia de Tuzla, principal
ciudad industrial de este país de algo más de 4 millones de habitantes, es significativa: vive ahí una población de 80.000 personas, reflejando las
proporciones nacionales del país, antes citadas -por tanto, una mayoría relativa de bosnios musulmanes. Es allí donde se ha constatado la mayor resistencia
a los votos para los partidos nacionalistas serbios y croatas y para el partido de Alja Izetbegovic, el SDA (Partido de acción democrática). De igual
manera, la Armija (Ejército dirigido por Sarajevo), lejos de ser "yihadista", en Tuzla y de manera predominante en la parte del territorio de
mayoría musulmana donde estaba organizado, estaba configurado por las tradiciones y la ideología del Ejército de liberación nacional, antifascista y
multinacional de los partisanos yugoslavos -aunque se respetaban las oraciones organizadas y hubo en la Armija batallones de "yihadistas".

La dominante realidad secularizada de los musulmanes no impedía la existencia de aspiraciones religiosas. Los comportamientos individuales, asociaciones,
corrientes o partidos musulmanes de base religiosa fueron (como en otros sitios) diversos: la adhesión a la religión y el respeto de sus prácticas
alimentaba una hostilidad a su "politización" en partidos, con una crítica de los rasgos compartidos por el antiguo partido único y todos los nuevos
partidos del país, de dominante serbio, croata o musulmán: la corrupción. El principal partido nacional de los musulmanes era el SDA que a su vez estaba
lejos de ser homogéneo y de alardear de proyecto religioso. Conoció varias escisiones.

La legítima solidaridad que recibieron los musulmanes bosnios del mundo musulman ha ido acompañada de contrasentidos sobre la naturaleza del conflicto y
sobre las aspiraciones de los musulmanes -el propio presidente Izetbegovic oscilaba entre un perfil de jefe religioso inmerso en un proyecto de Estado
musulmán, y el de Presidente de Bosnia adherido a un proyecto secular y multinacional. Este último ha prevalecido porque era más susceptible de ser apoyado
por la "Comunidad internacional", pero también porque era la aspiración dominante de los musulmanes bosnios. Éstos querían ante todo ser considerados (y
defendidos) "ciudadanos" de Yugoslavia, de Bosnia, de Europa.

Realidad y sistemas de interpretación

En conjunto, las interpretaciones religiosas han prevalecido en el mundo musulmán -y sin duda también entre las poblaciones musulmanas exteriores a Bosnia,
que percibían sobre todo el horror de las masacres cuya primera víctima ha sido la población musulmana.

Pero también hubo las primeras manifestaciones de interpretación del conflicto instrumentalizando la religión en un sentido islamófobo: fue el caso de la
extrema derecha francesa, el Frente Nacional que apoyaba al poder serbio contra las poblaciones musulmanas (de Kosovo o de Bosnia) "invasoras" (tanto en el
plano histórico como desde el punto de vista de la tasa de natalidad) y que representaban a un enemigo de la "nación" serbia -y de la Europa cristiana.

En otro orden de pensamiento político, hay que citar también el error de interpretación política de una parte de la izquierda radical, equivocándose de
conflicto y de período: en este caso, el molde de interpretación ha sido la alianza del imperialismo americano con Bin Laden contra la intervención
soviética en Afganistán. El posicionamiento de Washington en apoyo a los musulmanes de Bosnia y a los albaneses de Kosovo y contra el supuesto
"serbo-comunista" de Milosevic fue interpretado a partir de ese esquema, erróneo en distintos planos: reflejaba una gran ignorancia de lo que eran los
musulmanes bosnios y de lo que fueron sus orientaciones reales; pero también una ceguera sobre la proximidad de los regímenes Milosevic/Tudjman y las
mutaciones de estos dos ex-comunistas; también se equivocaba sobre la realidad de la política de los Estados Unidos, que ya entonces era de hecho muy
desconfiada respecto a los musulmanes y a la lógica yijadista, y prefería apoyar al régimen reaccionario de Franjo Tudjman.

Era posible combatir estas posiciones, en los análisis y en los actos militantes, en el seno de la izquierda radical, en Francia y en Europa, sin esperar a
la intervención de la OTAN para movilizarse contra los horrores de la crisis yugoslava: contra las guerras en Bosnia, fui una de los miembros fundadores de
la Asociación Sarajevo y estuve implicada en redes de solidaridad concreta contra todas las víctimas de las limpiezas étnicas -con una solidaridad
particular y directa hacia Tuzla; después, frente a la guerra de la OTAN en Kosovo, fuimos muchos en organizar una campaña nacional y europea defendiendo
el derecho a la autodeterminación de las poblaciones de Kosovo tanto contra la intervención de la OTAN (que bombardeaba a las poblaciones sin sostener sus
derechos) como contra la política de Belgrado apropiándose de Kosovo contra toda lógica de derechos iguales.

Al hacerlo, sabíamos que Milosevic había sido en Dayton un apoyo de la diplomacia de los Estados Unidos y que no era un defensor del socialismo
autogestionario yugoslavo, sino uno de sus principales sepultureros; lo confirmó la defensa de Slobodan Milosevic en el Tribunal Penal Internacional de La
Haya: sostuvo que la OTAN se había equivocado de blanco y que la diplomacia de los Estados Unidos habría podido continuar su alianza con él, al igual que
Holbrooke le había buscado en Dayton. En su defensa, el enemigo señalado eran las redes de Bin Laden en Kosovo y en Bosnia, según la asimilación islamófoba
ya muy extendida, por la que todo musulmán (sobre todo cuando resiste a una agresión) es un terrorista islámico en potencia...

Catherine Samary es especialista en los Balcanes, autora de muchas obras, entre otras: "Yugoslavia, de la descomposición a las apuestas europeas" (Éditions du Cygne, 2008), "Los conflictos yugoslavos de la A a la Z" (L"Atelier, 2000), en colaboración con Jean-Arnault Dérens, "El desgarro yugoslavo. Preguntas para Europa" (L"Harmattan, 1994), "El mercado contra la autogestión, la experiencia yugoslava" (Publisud-La Brèche, 1988). Comprometida con muchas asociaciones altermundialistas, ha sido miembro fundadora de la asociación Sarajevo.

12/2014

http://www.reperes-antiracistes.org/article-le-religieux-dans-la-crise-yougoslave-des-annees-90-catherine-samary-125194758.html

Traducción: VIENTO SUR

Notas

1/
He desarrollado esta explicación en el capítulo de un libro, originariamente en alemán y después traducido al inglés, sobre este tema, "Neither a religious
war nor ethnic hatred", en la obra "The Islamic World and the West", coordinada por Kai Hafez, traducida al francés en 2000 y publicada en alemán en 1997
(links en mi web, en los temas "Restauración capitalista", Bosnia-Herzegovina 2000).

2/
Ver para este tema los artículos de mi web: http://csamary.free.fr

3/
Cf. los artículos y obras de Xavier Bougarel sobre el Islam y Bosnia-Herzegovina, en especial
http://www.ladocumentationfrancaise.fr/pages-europe/d000718-balkans.-les differentes-facettes-de-l-islam-par-xavier-bougarel/article; ver también mi
artículo "Mouvante identité des Musulmans", Monde Diplomatique, octubre 1995,
http://www.monde-diplomatique.fr/1995/samary/6694

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