El rotundo fracaso de la Conferencia sobre el Clima en Madrid deja bien clara la incapacidad del sistema capitalista para conjurar la amenaza climática. Las soluciones no vendrán de las COP, sino de la movilización social, de las luchas de los pueblos contra la explotación y la opresión.

Durante 25 años las COP no han logrado establecer ninguna medida eficaz y justa para impedir la "peligrosa perturbación antrópica" del clima en la Tierra contra la que vienen alertando desde hace decenios los científicos y científicas, cada vez de forma más precisa y apremiante.

El resultado de la crisis climática está a la vista de todo el mundo: incendios, inundaciones, ciclones, sequías… Se ha perdido tanto tiempo desde la Cumbre de la Tierra de Rio (1992) que ya no es posible evitar la catástrofe: aún cuanto existen los medios para detenerla, aumenta de forma rápida a nuestro alrededor y amenaza de transformarse en un terrible cataclismo. Centenas de millones de seres humanos y no humanos corren el riesgo de pagarlo con sus vidas.

No hay ninguna duda sobe la causa de esta situación alucinante, aterradora y absurda: las empresas del sector de la energía fósil rechazan abandonar estos combustibles en el subsuelo; los bancos, así como el conjunto de los grandes sectores económicos, les apoyan; y los gobiernos les obedecen porque están al servicio del beneficio y de la competitividad capitalista.

Las y los responsables políticos intentan tranquilizarnos diciendo que la COP26, que se celebrará en Glasgow el próximo año, adoptará finalmente "el nuevo mecanismo de mercado" que se decidió en Paris en 2015 y sobre el que no se ha llegado a un acuerdo en las negociaciones de Madrid. Un poco de paciencia, nos dicen: todo se desbloqueará en Glasgow, porque los Estados dispondrán de una buena base para intercambiar los "créditos de emisión" y así poder cerrar la brecha que existe entre sus compromisos nacionales (+3,3ºC) y el objetivo del 1,5ºC como máximo.

¡Hay que ser ingenuos para creer semejante promesa! El protocolo de Kioto también creó un mecanismo de mercado que se calificó como robusto. Pero el balance no deja lugar a dudas: el 73% de los créditos intercambiados eran totalmente ficticios y el 2% apenas si correspondía a verdaderas reducciones 1/. Además, muchos de esos créditos se adquirieron en detrimento de las poblaciones del Sur; sobre todo, de los pueblos indígenas expulsados de sus tierras. Los intentos por corregir el dispositivo han eliminado los fraudes más flagrantes 2/, pero nada ha cambiado en el fondo.

Cerca de 4,3 mil millones de créditos de emisión generados con el antiguo sistema continúan sin ser intercambiables. Esto representa más que las emisiones anuales de la Unión Europea. China posee el 60% de ellos, la India el 10% y Brasil el 5% 3/. Si bien la facilidad para generar estos créditos mediante toda una serie de triquiñuelas conllevó al hundimiento de su precio, el stock de créditos no vendidos representa una suma importante. Quienes la detentas rechazan renunciar a ella.

En la cumbre de Madrid, tanto Brasil como China, India y Australia han exigido poder continuar vendiendo sus antiguos créditos de emisión Kioto en el marco del nuevo mecanismo. Rechazar esta demanda exorbitante era lo menos que podía ocurrir, porque para estos países se trataba, pura y simplemente, de continuar enriqueciéndose fraudulentamente haciendo del paripé de actuar a favor del clima. Ahora bien, todos los gobiernos admiten la posibilidad de reemplazar la reducción de emisiones del CO2 fósil por las absorciones de CO2 por los bosques, cuando en sí mismo, esta "compensación carbono" es una enorme estafa.

En realidad, la estafa está inscrita en el principio mismo de la política climática neoliberal. ¿Por qué? Porque solo mediante el fraude se puede superar (en apariencia) el antagonismo irreconciliable entre una tierra finita y la infinita sed de beneficio del capitalismo. Ahora bien, cada vez de forma más clara, la actual política climática está directamente controlada por las multinacionales. Multinacionales que ahora han cambiado de táctica: en lugar de negar la realidad, hacen amago de admitirla, proclaman su voluntad de colaborar de forma decisiva a resolver el problema, se hacen con las palancas decisorias… y juegan contra el reloj para continuar quemando carbón, petróleo y gas natural, al tiempo que inventan nuevos fraudes.

El propio desarrollo de las COP se da a imagen y semejanza de esta creciente influencia. La Conferencia de Madrid, más aún que las precedentes, ha estado patrocinada por grandes contaminadores. Dos grandes grupos energéticos españoles, Iberdrola y Endesa, han financiado la cumbre con una aportación de 2 millones de euros cada uno 4/. Como contrapartida, doscientos activistas de las ONG han sido expulsadas y expulsados del centro de la Cumbre al mismo tiempo que representantes de los países pobres fueron excluidos de determinadas reuniones finales 5/

Hay quien deposita sus esperanzas en la cumbre que celebrará la Unión Europea con China y que tendrá lugar en septiembre de 2020, unos meses antes de la COP en Glasgow. De verdad que hay que estar en la luna para pensar que un acuerdo entre estos dos imperialismos (u otros acuerdos bilaterales) puedan llevar a que la COP26 abra la vía para una salida justa y eficaz de la crisis climática.

El lanzamiento del "Acuerdo Verde" que la Unión Europea ha anunciado en la COP25 no deja lugar a dudas. "Carpa, yo te bautizo conejo": dado que el desarrollo sostenible ya no es suficiente para crear ilusiones, este "Acuerdo Verde" no es mas que una nueva imagen del capitalismo verde (al que se le añade una capa de "transición justa" para adormecer a los sindicatos)… Para proteger la competitividad, se impondrá un impuesto a la importación… pero la Unión Europea podrá seguir exportando a bajo precio su productos agrícolas al Sur y arruinando a las y los productores locales.

En Madrid, el gobierno chino se ha presentado como defensor del Sur global. Ha establecido como condición previa al incremento de los objetivos climáticos el que los países ricos cumplan sus promesas de ayuda financiera y de compensación por "las pérdidas y daños" sufridos en los países pobres. Pero no es mas que una maniobra. Como cualquier otro imperialismo, a Beijín lo que le preocupa es la geoestrategia: extender su dominio exterior y reforzar su potencia militar… al tiempo que prohíbe que nadie proteste contra la violación de los derechos humanos en el interior.

La UE y China sólo tienen una cosa en la cabeza: aprovecharse del clima-negacionismo de la administración estadounidense para conquistar mercados de capitalismo verde… y la hegemonía mundial. El reverso de la medalla es la deslocalización de las producciones contaminantes hacia los países de la periferia, el almacenamiento geológico del CO2, el desarrollo insensato de la energía nuclear y la no contabilización de las emisiones grises 6/ y las del transporte internacional, el acaparamiento de las capacidad de absorción de CO2 por el suelo y los bosques… No es por azar que China relanza su producción carbonífera.

Recientemente, junto a dos otras activistas, Greta Thunberg escribía que "la crisis climática no tiene que ver sólo con el medio ambiente. Es una crisis de derechos humanos, de justicia y de voluntad política. Los sistemas coloniales, racistas y patriarcales de opresión la han creado y alimentado. Necesitamos desmantelarlos a todos" 7/. En la tribuna de la COP, la joven sueca declaró que la solución no vendrá de las cumbres, sino de los pueblos. En efecto, esta es la conclusión que se impone tras un cuarto de siglo de importantes climáticas capitalistas: ¡la solución vendrá de las luchas, no de la COP!

Ningún mecanismo de mercado detendrá la catástrofe climática provocada por el mercado. La destrucción de la sociedad y de la naturaleza son las dos caras de la misma medalla. Restaurar la sociedad y la naturaleza exige de forma imperativa producir menos, transportar menos y compartir más, para satisfacer las necesidades sociales reales, no las necesidades de la acumulación de capital. Optar por un modelo de sociedad y de civilización. Y eso no se podrá llevar a cabo mas que a través de la lucha. Hay que definir de forma clara quién es el enemigo, y. el enemigo no es otro que el sistema capitalista, productivista, explotador, racista, patriarcal y mortífero.

16/12/2019

Notas:

1/ "How additional is the Clean Development Mechanism?", Öko-Institut E.V, Berlin 2016

2/ Sobre todo el correspondiente al HFC-23, para el que, bajo la apariencia de reducir emisiones, en realidad ¡se emitían más!

3/ Financial Times, 15/12/2019.

4/ El Independiente, 19/11/2019.

5/ Climate Home News

6/ Las emisiones grises son las emisiones relacionadas con la producción de mercancías importadas..

7/ https://www.project-syndicate.org/commentary/climate-strikes-un-conference-madrid-by-greta-thunberg-et-al-2019-11/spanish

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