A comienzos de 1918, el gobierno soviético suspendió el pago de la deuda externa y a inicios de febrero de 1918, decretó el repudio de todas las deudas zaristas así como las deudas contraídas por el gobierno provisional destinadas a continuar la guerra, entre febrero y noviembre de 1917. Al mismo tiempo, decidió expropiar todos los haberes de los capitalistas extranjeros en Rusia con el objetivo de restituirlos al patrimonio nacional. Al repudiar las deudas, el gobierno soviético ponía en práctica la decisión tomada en 1905 por el sóviet de Petrogrado y los diferentes partidos que lo sostenían. Este hecho provocó una protesta unánime de las capitales de las grandes potencias aliadas.

Decreto sobre la Paz

El gobierno soviético proponía una paz sin anexión y sin compensación/reparación. Y agregaba la puesta en práctica del derecho de autodeterminación de los pueblos. Se trataba de la aplicación de unos principios totalmente innovadores o revolucionarios en las relaciones entre estados. Se comprobó que esta política del gobierno soviético contrarió e influyó, al mismo tiempo, a la del presidente Woodrow Wilson, 1/, quien había hecho del derecho de autodeterminación de los pueblos un elemento central de la política exterior de los Estados Unidos 2/.

Las motivaciones de los bolcheviques y los del gobierno de Estados Unidos eran ciertamente diferentes. Los Estados Unidos, que no tenían ningún dominio colonial importante, tenían muchísimo interés en debilitar los imperios británico y alemán, las potencias coloniales belgas, francesas, holandesas… con el fin de ocupar su lugar mediante otros métodos. El mejor argumento diplomático y humanitario era el derecho a la autodeterminación de los pueblos africanos, caribeños, asiáticos que todavía estaban sometidos al yugo colonial. Para los bolcheviques, se trataba de poner fin al Imperio zarista que denunciaban como una prisión para los pueblos.

La voluntad de hacer la paz constituía una de las causas fundamentales que habían provocado el levantamiento revolucionario de 1917. Una aplastante mayoría de soldados rusos se negaban a continuar la guerra. Eran, casi todos, campesinos que deseaban volver con sus familias y trabajar la tierra. Además, desde hacía largos años, mucho antes del comienzo efectivo de la guerra, los bolcheviques, en el marco de la Internacional socialista de la que formaron parte hasta la traición de 1914, se habían opuesto a la política de preparación de la guerra, al mismo tiempo que afirmaban que era necesario un combate común para acabar con el capitalismo y su fase imperialista, así como con la dominación colonial.

Para poner en práctica estas ideas, el gobierno soviético estuvo obligado a entablar negociaciones separadas con Berlín y sus aliados ya que, en 1917, Londres, París y Washington querían continuar la guerra. Trató con ahínco de llevar a esas capitales aliadas a una mesa de negociación pero no tuvo éxito. Después de haber firmado un armisticio con el Imperio alemán a mediados de diciembre de 1917, alargó las negociaciones con Berlín durante 5 meses. Tenía la esperanza de ver a varios pueblos de Europa, y en primer lugar el pueblo alemán, levantarse contra sus gobiernos para conseguir la paz. También esperó en vano que el presidente Wilson aportara un sostén a la Rusia soviética frente a Alemania 3/. Igualmente, quería demostrar a la opinión pública internacional que deseaba una paz general tanto al Oeste como al Este, y que sólo sería un último recurso lo que le llevaría a firmar una paz separada con Berlín.

Desde diciembre de 1917, el gobierno soviético comenzó a hacer públicos numerosos documentos secretos que mostraban cómo las grandes potencias europeas se preparaban para el reparto de territorios y pueblos en detrimento de sus derechos a la autodeterminación. Especialmente, se trataba de un acuerdo entre París, Londres y Moscú, de 1915, que preveía que con la victoria, el Imperio zarista tendría el derecho de tomar Constantinopla, Francia recuperaría Alsacia-Lorena y Londres tomaría el control de Persia 4/.

A comienzos de marzo de 1918, el gobierno soviético firmaba el tratado de Brest-Litovsk con Berlín. El precio fue elevado. El Imperio alemán se adjudicaba una gran parte del territorio occidental del Imperio ruso: parte de los países bálticos, parte de Polonia y de Ucrania. En resumen, ese tratado amputaba a Rusia del 26 % de su población, del 27 % de la superficie cultivada y del 75 % de la producción de hierro y de acero.

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La intervención de las potencias aliadas contra la Rusia soviética

El llamamiento del gobierno soviético para realizar la revolución en todo el mundo, junto a su voluntad de poner fin a la guerra, de repudiar las deudas reclamadas por las potencias aliadas y de llevar adelante sus medidas de nacionalización, decidió a los dirigentes occidentales lanzar una agresión masiva contra la Rusia soviética con el fin de derrocar al gobierno revolucionario y restaurar el orden capitalista.

La intervención extranjera comenzó durante el verano de 1918 y terminó hacia fines de 1920, cuando las capitales occidentales constataron su fracaso, y tuvieron que reconocer que el gobierno soviético y el ejército rojo habían conseguido el control del territorio. Catorce países participaron con sus tropas en esa agresión. Francia envió 12.000 soldados (al mar Negro y al Norte), Londres envió 40 000 (principalmente al Norte), Japón 70 000 (a Siberia), Washington 13 000 (al Norte junto a franceses y británicos), Polonia 12 000 (a Siberia y a Múrmansk), Grecia 23 000 (al mar Negro), Canadá 5 300 5/. Hay que señalar que la intervención japonesa se prolongó hasta octubre de 1922. Según Winston Churchill, ministro de guerra en el gobierno británico, las tropas extranjeras aliadas alcanzaron los 180 000 efectivos.

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Parada de tropas aliadas en Vladivostok en 1918.

El gobierno francés fue el que se opuso con más violencia al gobierno soviético y mantuvo esa actitud desde el comienzo. Varias razones lo explican: 1) Tenía miedo de la extensión a Francia del movimiento revolucionario iniciado por el pueblo ruso, además había una fuerte oposición por parte de la población francesa a la continuación de la guerra. 2) La decisión soviética de repudiar la deuda afectaba a Francia más que a ningún otro país, ya que los empréstitos rusos habían sido emitidos en París y la mayoría de los títulos estaban en posesión de residentes en Francia.

Se comprobó que el gobierno francés, en 1917, había entablado conversaciones secretas con Berlín con el fin de llegar a un acuerdo de paz que preveía dejar que el Imperio alemán se extendiera al Este en detrimento de la Rusia revolucionaria con la condición que fueran restituidas a Francia Alsacia y Lorena. El rechazo de Berlín a hacer esa concesión a París puso fin a esa negociación 6/.

El armisticio del 11 de noviembre de 1918 firmado entre las capitales occidentales y Berlín preveía que las tropas alemanas podían quedarse provisoriamente en los territorios”rusos”que estaban ocupando. En virtud del artículo 12 del armisticio, Alemania debía evacuar todos los antiguos territorios rusos ”desde el momento en que los aliados lo juzgaran conveniente, de acuerdo a la situación interna de esos territorios” 7/. Eso tenía por objetivo permitir al ejército imperial impedir al gobierno soviético recuperar rápidamente el control del territorio concedido a Alemania por el tratado de Brest-Litovsk. La idea de los aliados era permitir a las fuerzas anti bolcheviques tomar el control de esos territorios y de hacer allí un punto de apoyo para derrocar al gobierno.

El historiador británico E. H. Carr muestra hasta qué punto la intervención contra la Rusia soviética era impopular: ”Cuando los hombres de estado aliados se reunieron en París para la conferencia de Paz, en enero de 1919, discutieron sobre la ocupación de Rusia por las tropas aliadas; el primer ministro británico, Lloyd George, declaró a sus colegas que “si él intentaba actualmente enviar un millar de soldados británicos a ocupar Rusia, la tropas se amotinarían” y que “si se emprendiera una operación militar contra los bolcheviques, Inglaterra se volvería bolchevique”. Lloyd George, como de costumbre, buscaba impactar, pero, al mismo tiempo, su intuición percibía bien los síntomas. A comienzos de 1919, hubo graves motines en la flota francesa y en las unidades militares francesas desembarcadas en Odessa, así como en otros puertos del mar Negro; a comienzos de abril, esas tropas fueron precipitadamente evacuadas.

En cuanto a las tropas multinacionales bajo comandancia inglesa en el frente de Arkhangelsk, el director de las operaciones militares, en el Ministerio de Guerra inglés, hizo saber que la moral de las tropas era “tan baja que constituían una presa fácil para la propaganda bolchevique, muy activa e insidiosa, que el enemigo difunde con una energía y una habilidad que aumentan sin cesar”. Mucho más tarde, los informes oficiales estadounidenses revelaron el detalle de la situación. El 1 de marzo de 1919, las tropas francesas que habían recibido la orden de avanzar se amotinaron. Algunos días antes, una compañía de infantería británica “se niega ir al frente”. Poco después, una compañía estadounidense “se niega durante un cierto tiempo volver al frente”. Ante estos acontecimientos, el gobierno británico decidió en marzo de 1919 evacuar el norte de Rusia —evacuación que fue completada seis meses más tarde.”

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Intervenciones militares occidentales en el oeste de Rusia en 1919 y 1920

Winston Churchill era uno de los principales halcones en el campo occidental. Aprovechándose de la ausencia de Lloyd George y del presidente de Estados Unidos, durante una conferencia en la cumbre celebrada en París el 19 de febrero de 1919, Churchill habló para convencer a los otros gobernantes de completar la intervención en la Rusia soviética mediante un apoyo directo a las fuerzas de los generales rusos blancos. Propuso enviar ”voluntarios, técnicos de armas, municiones tanques, aeroplanos, etc.” y ”armar las fuerzas anti bolcheviques” 8/.

Los aliados intentaron convencer a las nuevas autoridades alemanas (pro-occidentales) de participar en la acción contra la Rusia bolchevique. A pesar de una muy fuerte presión de las capitales occidentales, en octubre de 1919, el Reichstag —parlamento alemán con una mayoría compuesta por los socialistas (ADP) y los liberales— votó unánimemente contra la adhesión de Alemania al bloqueo decretado por los aliados contra la Rusia soviética.

Para completar, se debe agregar que en ese mismo tiempo, algunos generales alemanes como Ludendorff y, en particular, Von der Goltz, que dirigían los últimos restos organizados del antiguo ejército imperial, sostenían acciones militares al Este para ayudar a los generales rusos blancos anti bolcheviques. Y lo hacían con el respaldo de las capitales occidentales 9/.

Es evidente que tanto los gobiernos occidentales como los de las potencias centrales derrotadas (Imperio alemán y austro-húngaro) temían la extensión de la revolución a sus países. Lloyd George escribió en un documento confidencial a comienzos de 1919:”Europa entera ha sido conquistada por el espíritu revolucionario. Existe entre los obreros un sentimiento profundo, no sólo de descontento, sino también de cólera y de rebelión contra las condiciones de vida de antes de la guerra. El orden establecido bajo sus aspectos políticos, sociales, económicos es cuestionado por las masas de la población de un extremo al otro de Europa” 10/. Ese temor a la revolución no era imaginario y explica ampliamente la violencia de la agresión contra la Rusia bolchevique.

La intervención extranjera sostuvo los ataques de los generales rusos blancos y prolongó la guerra civil que fue muy mortífera —esta guerra civil provocó más muertos que la guerra mundial— 11/. El costo de la intervención extranjera en vidas humanas y en daños materiales era considerable y el gobierno soviético exigió más tarde que esa cuestión fuera considerada en las negociaciones internacionales a propósito del repudio de la deuda. (Véase más adelante)


El bloqueo económico y financiero contra la Rusia soviética, el bloqueo del oro ruso.

A partir de 1918, la Rusia soviética fue objeto de un bloqueo por parte de las potencias aliadas. El gobierno soviético estaba decidido a pagar en oro la importación de bienes absolutamente necesarios. Pero ninguno de los grandes bancos y ningún gobierno del mundo podían aceptar el oro soviético sin entrar en conflicto directo con los gobiernos aliados. En efecto, París, Londres, Washington, Bruselas… consideraban que el oro ruso debía serles devuelto con el fin de indemnizar a los capitalistas que habían sido expropiados en Rusia y para reembolsar las deudas. Fue un obstáculo muy difícil de superar para el comercio soviético. En los Estados Unidos, cualquier persona o empresa que quisiera hacer una transacción con oro o entrar en el país con oro debía hacer la siguiente declaración: ”El abajo firmante propietario de un lote de oro…..declara y garantiza, por la presente, que este oro no es de origen bolchevique y que jamás estuvo en posesión del auto proclamado Gobierno bolchevique de Rusia. El abajo firmante, además,…garantiza, para siempre, en los Estados Unidos, sin ninguna restricción ni ningún tipo de reserva, el derecho sobre este oro 12/.”

Hay que añadir que después de la capitulación alemana de noviembre de 1918, Francia consiguió recuperar la fuerte recompensa en oro que Berlín había obtenido de Rusia en aplicación del tratado de Brest-Litovsk firmado en marzo de 1918 13/ . Francia no quería retroceder el oro a Rusia, al considerar que se trataba de una parte de las reparaciones que Alemania debía pagar a París. Se debe señalar que el bloqueo del oro ruso continuó parcialmente durante años. Es así como Francia logró obtener, todavía en 1928, de las autoridades de Washington que éstas prohibiesen un pago en oro ruso por un contrato entre Rusia y una sociedad privada estadounidense.


Traducido por Griselda Pinero

Notas:

1/ Thomas Woodrow Wilson, nacidó en Staunton el 28 de diciembre de 1856 y murió en Washington, D. C. el 3 de febrero de 1924. Fue el vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos. Fue elegido por dos mandatos consecutivos de 1913 a 1921.

2/ Véase la declaración de W. Wilson de febrero de 1918”todos los acuerdos territoriales en esta guerra deben hacerse en el interés y para el beneficio de las poblaciones concernidas, y no como parte de cualquier mero ajuste de compromiso de las reclamaciones entre estados rivales”. Véase también esta declaración de 1919 durante la firma del pacto por el que creó la Sociedad de las Naciones:”El principio fundamental de este tratado es un principio nunca reconocido antes… que los países del mundo pertenecen a la gente que vive en ellos”.
Estas dos citas provienen de Odette Lienau: Rethinking Sovereign Debt: Politics, Reputation, and Legitimacy in Modern Finance, Harvard University, 2014, p. 62-63.

3/ En enero-febrero de 1918, el presidente Wilson había adoptado una actitud aparentemente benevolente con respecto a la Rusia soviética. Véase especialmente el punto 6 de su declaración de 14 puntos en el Congreso de los Estados Unidos, el 8 de enero de 1918. Pero en la práctica Wilson no quiso aportar ayuda a los soviéticos.

4/ Edward Hallett Carr, 1952 La revolución bolchevique (1917-1923): Tomo 3, La Rusia soviética y el mundo, cap. 22, Alianza Editorial, Madrid, 1973-1974.

5/ Véase especialmente: https://es.wikipedia.org/wiki/Inter...

6/ Fue Lloyd George el que informó sobre esas negociaciones en sus memorias: War memories, IV, 1934, pp. 2081-2107. Edward Hallett Carr, 1952 La revolución bolchevique (1917-1923): Tomo 3, La Rusia soviética y el mundo, cap. 22, Alianza Editorial, Madrid, 1973-1974.

7/ Edward Hallett Carr, 1952 La revolución bolchevique (1917-1923): Tomo 3, La Rusia soviética y el mundo, cap. 28, Alianza Editorial, Madrid, 1973-1974

8/ Citado por E. H. Carr, Op. Cit., Tomo 3.

9/ Ibid.

10/ Citado por Carr, Ibid.

11/ Sobre la guerra civil rusa, leed a Jean-Jacques Marie, La guerre civile russe (1917-1922), 2005

12/ The New York Times, 2 de abril de 1921, citado por Alexander N. Sack; Les réclamations diplomatiques contre les soviets (1918-1939), Revue de droit international et de législation comparée, p. 301.

13/ Véase: Alexander N. SACK, Les réclamations diplomatiques contre les soviets (1918-1938), Revue de droit international et de législation comparée

Eric Toussaint, profesor en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Es autor de diversos libros. Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda en Grecia.

http://www.cadtm.org/La-revolucion-rusa-el-repudio-de

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