Justo cuando se publicó nuestro libro en la primavera de 2017 y fue bien recibido por el público en general, la izquierda alemana se encontraba en medio de un intenso y controvertido debate que sigue vigente hasta hoy día. Como reacción al éxito electoral del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD, según las siglas en alemán) y a la crítica conservadora de la política de inmigración llevada a cabo por Angela Merkel en el año 2015, la izquierda tendió a escindirse en dos sectores. El primero, se concentraba en la lucha contra la creciente xenofobia y el racismo al que consideraba un fenómeno que abarca a la sociedad en su totalidad, es decir, más allá de las clases sociales. El segundo, enfatizaba la experiencia de una lucha de clases recrudecida desde arriba, unida a la imposibilidad de articular esta experiencia de manera emancipatoria, debido al hecho de que desde finales de los años 1980 la socialdemocracia alemana había hecho invisibles las cuestiones de clase; es debido a ello que una parte creciente de la clase trabajadora tiende hacia el chovinismo y el racismo.

Creemos que en este debate planteamos algunas cuestiones que ayudan a comprender la situación actual desde una perspectiva crítica y que hemos subrayado determinados aspectos que generalmente o no son tomados en cuenta por la izquierda o son considerados solo insuficientemente, a pesar de que revisten una relevancia trascendental para un proyecto social y político emancipatorio y sus respectivas estrategias. Tal como las reseñas destacaron positivamente, de esta manera, con nuestro libro hemos contrarrestado a un amplio sentimiento de impotencia que predomina en los debates sobre la (no)sostenibilidad.

Así, nuestro libro –intencionadamente o sin querer– ha intervenido en esta controversia. Esto se debe, sobre todo, al hecho que analizamos los recientes movimientos migratorios y de refugiados en el contexto de las consecuencias destructivas del modo de vida imperial. E interpretamos el auge de la extrema derecha como el intento de determinadas fuerzas, sobre todo en el Norte Global, de asegurar el modo de vida imperial con medidas autoritarias contra los reclamos de aquellos que hasta ahora han sido excluidos de este modo de vida o que han sido condenados a soportar los gastos socio-ecológicos del mismo. No sorprende entonces que nuestro libro, igual que el de Stephan Lesenich (2016), fuera bien recibido por el mencionado sector antirracista de la izquierda alemana, mientras que el sector de una política de clase lo miraba más bien con cierto escepticismo.

Crítica 1: El concepto de modo de vida imperial
Analizando los resultados de las elecciones federales del año 2017 en Alemania, Dennis Everberg (2018) recurre al concepto del modo de vida imperial para explicar el creciente porcentaje de votos para la AfD. Eversberg constata el auge del “nacionalismo autoritario”, con el que una parte del electorado reacciona tanto a la migración y las crisis económicas como a los desplazamientos en cuanto al poder político y las tensiones a nivel internacional. Según el autor, a ello se opone un “neoliberalismo progresista” de aquellos que se benefician de la globalización neoliberal y que luchan contra las fronteras económicas y la discriminación racial. A pesar de sus enfoques aparentemente contrapuestos, vemos que, bajo la perspectiva del modo de vida imperial y sus (crecientes) consecuencias, ambas fracciones van en la misma dirección. Mientras que los autoritarios intentan defender este modo de vida por la vía del fortalecimiento de las fronteras y la propagación de un nacionalismo económico, los neoliberales tratan de modernizarlo mediante mercados globalizados y la competencia tecnológica. En este escenario, según Eversberg, el desafío decisivo que se plantea para la izquierda consiste en crear un tercer polo de solidaridad global con el que se consiga afrontar las crisis múltiples superando el modo de vida imperial.

La posición de Eversberg y el concepto de modo de vida imperial en general han sido criticados, sobre todo por aquellos que enfatizan el contenido de clase de las crisis múltiples y que intentan formular una perspectiva que moviliza potencialmente a las clases bajas y medias. En su extensa reseña de nuestro libro, Klaus Dörre (2018a, b) critica que dejamos de lado el recrudecimiento de las tensiones sociales en el interior de los países del Norte Global, favoreciendo una supuesta contradicción central entre estos y el Sur Global. Según él, nuestro enfoque trivializa el hecho de que muchas personas en el Norte Global luchan por su supervivencia material y, particularmente, hace desaparecer el conflicto de clase detrás de un imaginado modo de vida compartido por todos. De forma similar, Günter Thien (2018) critica que describimos la dimensión de clase del modo de vida imperial, pero que no la fundamentamos analíticamente. Así, la contradicción de clase es integrada posteriormente en nuestro enfoque como estratificación del modo de vida imperial; no obstante, esta contradicción resulta irrelevante para su constitución. Por consiguiente, nuestra crítica se queda en el ímpetu moral: habría que amonestar tanto a los altos ejecutivos de una compañía multinacional del Norte como a las personas que trabajan en ella, abriéndose así un abismo infranqueable entre estos dos grupos, por un lado, y los seres humanos normales y corrientes en el Sur Global, por el otro (Sablowski y Thien 2018). Según la crítica de Stefanie Hürtgen (2018), partimos de un “nosotros en el Norte” al que se contrapone “el” Sur. De esta manera, restaríamos importancia a las situaciones y las potencialidades de antagonismo inherentes a la actual lucha de clases neoliberal y autoritaria desde arriba.

Crítica 2: Feminismo y trabajo de cuidados
Una segunda línea de crítica es la feminista. Adelheid Biesecker y Uta von Winterfeld han analizado nuestro libro desde la perspectiva de su propio concepto de externalización (Biesecker y Winterfeld 2014). Destacan que aquellas personas subalternas que han de soportar los gastos socio-ecológicos del modo de vida imperial forman un grupo generizado y no homogéneo. El modo de vida imperial se apoya principalmente en el trabajo de reproducción no remunerado que es prestado, en su mayoría, por mujeres y que crea la condición para la mercantilización de la fuerza de trabajo (masculina) en el capitalismo. 

Según ellas, la base en que se apoya esta externalización generizada es siempre un proceso doble de separación y reapropiación de la naturaleza y de la fuerza de trabajo femenina. De forma similar, Christa Wichterich (2016) destaca que el modo de vida imperial no solamente conecta asimétricamente el Norte Global con el Sur Global, sino que también se basa en unas interconexiones complejas entre las relaciones sociales tanto nacionales como internacionales: en las sociedades del Norte Global, el trabajo de cuidados está distribuido de forma dispar entre los hombres y las mujeres. Debido tanto al aumento de la participación de las mujeres en el trabajo asalariado como a la flexibilización neoliberal de la vida diaria, esto conduce a la crisis de cuidados. Esta última se gestiona mediante unas cadenas de cuidados, a lo largo de las cuales la fuerza de trabajo femenina barata, proveniente del Sur Global, es integrada en la reproducción de los hogares de las clases medias y altas del Norte Global. La crisis de suministro es externalizada. Christa Wichterich ve aquí cómo se plasma un “extractivismo de los cuidados”.

Crítica 3: El Sur Global y las relaciones de poder globales
Un tercer punto de crítica concierne al papel del Sur Global. Según ella, en nuestra conceptualización, el rol que desempeña éste se esboza de forma demasiado simplificada. Primero, la causa principal de la riqueza en el Norte Global no sería la explotación de la clase obrera y la naturaleza en el Sur Global, sino su grado relativamente mayor de productividad, la estructura de sus sistemas de producción (industriales) y la correspondiente producción de plusvalor a través de la explotación salarial en el propio Norte Global (Sablowski 2018). Entonces, nosotros sobrevaloraríamos considerablemente el papel de la explotación de la naturaleza y los seres humanos en el Sur Global. Tal como argumentó Gerd Schoppengerd (2017), infravaloramos, a su vez, las formas y la fuerza con la que se organizan las clases dominantes en el Norte Global y en el Sur Global, tanto a nivel internacional como a nivel nacional. Más allá de ello, no analizaríamos ni las diferencias entre los países del Sur Global ni los enormes progresos en la lucha contra la pobreza, y tampoco el hecho de que el poder de los antiguos centros imperialistas es cada vez más puesto en entredicho. Este argumento se adujo con la mirada puesta en China, pero también en muchos países latinoamericanos durante el auge de recursos entre 2003 y 2014.

Finalmente, se propuso que una mayor recepción de las teorías y críticas poscoloniales y decoloniales nos ayudaría a comprender mejor tanto el papel de las personas migrantes y refugiadas en los países del Norte Global, los discursos sobre ellas y sus formas de actuar, como las diferentes relaciones de poder y dominación en las sociedades poscoloniales del Sur Global. Habría que entrelazar el concepto de modo de vida imperial con el conocimiento crítico existente en los países del Sur Global.

Crítica 4: Contornos de un modo de vida solidario
Con referencia a las alternativas y lo que llamamos “contornos para un modo de vida solidario”, se critica que nuestra argumentación resulta demasiado imprecisa, que no enfoca lo suficiente y que no es un fundamento adecuado para establecer un antagonismo social y político, el cual es considerado necesario para una transformación social radical. Hans Thie (2017) ve una debilidad decisiva del libro en el hecho de que las estrategias que proponemos carecen de una “economía política de lo contrario”. Olvidaríamos formular, en lo concreto, un modo de producción y de vida ecológicamente y socialmente atractivo, que no vaya a costa de otros y por el que valga la pena luchar.

Respuestas y desarrollos conceptuales posteriores

Agradecemos mucho estas críticas y nos alegramos de que el libro haya sido recibido tan ampliamente y que haya desencadenado tantos debates. Y naturalmente, las reacciones y la crítica a nuestro libro nos han motivado a pulir nuestra argumentación y a desarrollarla todavía más.

Así, hemos intentado aclarar el significado que tienen tanto los conceptos de clase y reproducción social como la relación entre estos conceptos y las cuestiones ecológicas para la reproducción y la crisis del modo de vida imperial. Subrayamos que el modo de vida imperial tiene consecuencias sumamente contradictorias. Una consecuencia consiste en que separa a las personas trabajadoras en el Norte Global de las del Sur Global. La reproducción de la clase obrera en el Norte no solo se ha beneficiado ella misma del compromiso institucionalizado de la lucha de clases en el Norte Global, sino también de la posibilidad de acceder a la naturaleza y a la fuerza laboral a nivel global. Con ello ha sido y sigue siendo posible externalizar los gastos socio-ecológicos de unos patrones de producción y de consumo intensivos en recursos y energía –una posibilidad que es asegurada por un orden mundial imperialista–. De ninguna manera se trata aquí de culpabilizar a la clase obrera del Norte Global o de refugiarse en una forma de crítica meramente moral. Más bien resulta importante comprender los mecanismos mediante los cuales las personas asalariadas del Norte Global están siendo estructuralmente integradas en el modo de vida imperial, es decir, a través de su propio estatus subalterno que consiste en que solo pueden vender su fuerza de trabajo y nada más. La inclusión del asalariado del Norte Global en el modo de vida imperial ha sido siempre una relación subalterna. A pesar de que el modo de vida imperial haya tenido efectos niveladores, por vía del aumento del nivel de bienestar material general, estos han sido siempre superpuestos por sus efectos jerarquizantes. Y son estos últimos los que recientemente han adquirido un mayor protagonismo.

Todo esto lo hemos desarrollado en un texto (Brand y Wissen 2019) en el que tratamos el contenido de clase de nuestro concepto, examinando más sistemáticamente el trabajo de cuidados y haciendo más palpable la perspectiva emancipatoria de un modo de vida solidario. Para ello, nos apoyamos tanto en el concepto de working-class environmentalism (ambientalismo de clase trabajadora) de Stefania Barca y Emanuele Leonardi (2018) como en el debate sobre una “nueva política de clase” iniciada por el Instituto de Análisis Societal de la Fundación Rosa Luxemburg (Candeias 2021). Argumentamos que la crisis ecológica, la crisis económica y el empeoramiento de las condiciones laborales incluso en los sectores centrales del Norte Global (por ejemplo, en la industria automovilística) podrían apuntar hacia una situación en que parece que las promesas del modo de vida imperial resultan cada vez menos viables, no solamente para la inmensa mayoría en el Sur Global, sino también para un creciente grupo de personas asalariadas en el Norte Global. Si excluimos las soluciones autoritarias, podría ser una perspectiva de que los puestos de trabajo y el bienestar material ya no dependan de la destrucción ecológica, sino de la protección del medio ambiente mismo. O, formulado desde una perspectiva crítica: de un diseño completamente distinto de las relaciones sociales con la naturaleza en sectores como la alimentación, la movilidad, la vestimenta, la vivienda, etc. Esto crearía nuevas perspectivas para una transformación social-ecológica que apunta hacia la superación del modo de vida imperial y que engloba la posibilidad de que las personas asalariadas, y especialmente aquellas organizadas en sindicatos, participen activamente en esta transformación. Un componente esencial de este working-class environmentalism consiste no solo en una conexión orgánica entre trabajo asalariado y ecología, sino también en la reorientación de la producción hacia los valores de uso y las necesidades de reproducción de los seres humanos y la sociedad, con lo cual la reproducción social y el trabajo de cuidados adquieren una importancia central. Además, no deberíamos olvidar que el campo antirracista tiene muchas veces también una perspectiva de clase. Pero esta perspectiva es más bien internacionalista y no está enfocada tanto en la escala nacional y sus acuerdos y luchas.

Con respecto a las sociedades del Sur Global, las formas de su integración en el mercado mundial y el papel del modo de vida imperialista tanto en el Sur Global como en el Norte Global, queremos subrayar que el objetivo de nuestro enfoque consiste de hecho en demostrar la dimensión global de la vida diaria hegemónica en los centros capitalistas, lo mismo que la continuidad de su poder de atracción para mucha gente en el Sur Global. Más allá de ello, queremos dilucidar sus consecuencias destructivas socio-económicas, políticas y económicas. Con ello, no negamos que el capitalismo del Norte se basa en alto grado en la explotación del ser humano y de la naturaleza dentro del Norte Global. Las condiciones en las fábricas de carne o en la cosecha son aquí solo dos formas destacadas de cómo se presenta el business as usual capitalista. A ello hay que añadir que un número creciente de sociedades en el Sur Global dependen cada vez más del acceso a recursos naturales y a una fuerza laboral más allá de sus fronteras, es decir, en otros países del Sur, abriéndose paso hacia una mayor diferenciación interna del Sur Global. Esto se da sobre todo en forma de relaciones subimperiales, por ejemplo, entre los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y los países menos desarrollados del Sur Global. En el transcurso de estos desarrollos se van estableciendo tanto unas relaciones de clase más complejas, con capas medias y capas altas que quieren emular los patrones de consumo de sus supuestos iguales en el Norte, como una explotación más exacerbada de la mano de obra unida con su apropiación capitalista.

Parece que nuestra perspectiva también ha despertado cierto malestar en el ámbito de la economía política de la izquierda. Pues no alabamos el reciente crecimiento económico y el desarrollo en muchos países del Sur Global, sobre todo en China y en muchos otros países, principalmente en Asia y América Latina, ni en otros países exportadores de recursos. Argumentamos que, por un lado, el crecimiento capitalista en los países del Sur Global mejora las condiciones de vida de muchas personas, pero sobre todo las de las élites. No obstante, tal como podemos observar en América Latina, son justamente estas élites las que, en tiempos de crisis, defienden sus posiciones a cualquier precio y con medidas autoritarias, en lo cual son apoyadas por las respectivas clases medias. El enfoque centrado únicamente en las mejoras cuantitativas y en las tasas de crecimiento nos parece más bien una ideología de la cantidad que niega que, a pesar de todas las innovaciones y posibles políticas de redistribución, los milagros económicos bajo condiciones capitalistas se realizan a costa de los seres humanos y de la naturaleza.

En muchas contribuciones críticas de la economía política todavía se subestima que las relaciones entre Norte y Sur no giran únicamente en torno a la producción y a la transferencia de valor, sino también a cuestiones materiales que no necesariamente pueden ser representadas en términos monetarios. Tal como lo formula Alf Hornburg (2010), un elemento decisivo de la dominación global consiste en un intercambio ecológicamente desigual que privilegia a las sociedades del Norte Global en cuanto a la “apropiación de tiempo ecológico y espacio ecológico”. Esto no tiene que ver solo con valores económicos y plusvalor del trabajo, sino también con violencia, expropiación, racismo y destrucción ecológica. Es con este trasfondo como hay que interpretar la elevada productividad económica y el plusvalor en el Norte. Para una futura investigación sería interesante querer comprender cómo funcionan los mecanismos de la transferencia de riqueza, tanto biofísica como en términos de valor, y cómo estos mecanismos pueden ser representados en la producción de valor y de bienestar material de los países en cuestión, así como qué actores, mecanismos y relaciones de poder resultan decisivos para estos procesos.

En términos generales, el concepto del modo de vida imperial apunta a una mejor comprensión de una constelación global de poder y dominación que se reproduce en todos los niveles mediante innumerables estrategias, prácticas y consecuencias no intencionadas: desde los cuerpos, modo de pensar, deseos y actuaciones diarias, pasando por las regiones y las sociedades organizadas a escala nacional, hasta las estructuras, mayormente invisibles e intencionadamente ocultas, que posibilitan la interacción global. Este modo también reproduce las relaciones de la sociedad con la naturaleza, en su mayoría destructivas, lo cual conlleva unas enormes transferencias materiales, tanto dentro de las regiones y países como a escala global. En estas transferencias se representan y se reproducen las relaciones de dominación.

En relación con las alternativas de sociedad, somos conscientes de que no mostramos ningún camino claro en dirección hacia una transformación socio-ecológica. Existe una simple razón para ello: Tal camino no existe, por lo menos por el momento. Vemos el peligro de que con la idea de una alternativa aparentemente clara se pierdan de vista tanto la gran cantidad de causas de las múltiples crisis como los mecanismos de poder y dominación, ya sean los estructurales o los que caracterizan la vida diaria. E igualmente, se volvería borrosa la mirada hacia la gran diversidad de alternativas existentes. La transformación implica naturalmente una política estatal y una actuación de los actores colectivos completamente distintas, pero también un debate sobre la política en sí, desde cuestiones de cómo organizar la (re)producción de la sociedad (y su integración a nivel internacional), la división social de trabajo y las infraestructuras materiales y mentales.

Para una estrategia emancipatoria y un proyecto emancipatorio, la cuestión de la libertad resulta crucial. Andreas Novy (2018) enfatiza que el modo de vida imperial no solamente se relaciona con el bienestar material; su atractivo reside también en el hecho de que posibilita, o por lo menos promete, los derechos de libertad individuales y un “modo de vivir autodeterminado dentro de una sociedad de la competencia” (ibid.: 54); es decir, la ausencia de paternalismo y la promesa de la individualidad y autonomía en su particular modo de llevar la vida. Al mismo tiempo, el modo de vida imperial rompe con la norma universal de igualdad que se basa en los derechos humanos; representa una libertad que equivale a que no se toca su propio estilo de vida y el sacrosanto consumo. Se trata de un aspecto que no ha sido lo suficientemente dilucidado en nuestro trabajo, más enfocado a las estructuras sociales y a las prácticas y rutinas de la vida diaria. El actual redescubrimiento de Karl Polanyi en los debates críticos tiene que ver con este desafío para la izquierda. ¿Qué significa actuar y vivir responsablemente en una sociedad caracterizada por la producción sistemática de irresponsabilidad? (Brie, 2018) Una cuestión política relevante es: ¿Cómo podemos mantener la individualidad sin vivir a costa de otros? (Novy, 2018).

Nuestro enfoque del modo de vida imperial ha de leerse como contribución a las luchas progresistas y a la búsqueda de alternativas sustanciales, como trasfondo analítico-político para poder comprender por qué hace falta una transformación socio-ecológica emancipatoria fundamental y, también, por qué, con las experiencias históricas y actuales como telón de fondo, habría que profundizar bien en la reflexión acerca de las estrategias.

Nos ubicamos en la tradición de una realpolitik revolucionaria (Rosa Luxemburg) y del reformismo radical (Joachim Hirsch), insistiendo en que un proyecto contrahegemónico de transformación radical ha de desarrollarse a través de cambios y luchas concretas que tienen lugar en distintos niveles. Insistimos en que, aparte de las luchas políticas y sociales explícitas, es la conciencia y el actuar contradictorio de los seres humanos en el día a día un punto de vista ineludible para una transformación radical. Muchas veces, esto lleva a unos cambios poco espectaculares, pero que adquieren su relevancia a nivel colectivo, tanto socialmente como políticamente, como movimientos sociales o en el interior de organizaciones existentes.

Ante todo, una transformación radical no surge a través de las instituciones políticas y económicas existentes, sino a través de diferentes conflictos que los actores que luchan por la emancipación lidian y ganan contra los defensores del statu quo. Por ello esperamos que nuestras consideraciones originales plasmadas en el libro de 2017, junto con la posterior elaboración más precisa de nuestras argumentaciones, a la que nos motivaron las críticas, contribuyan también a construir puentes entre los dos sectores de la izquierda mencionados al comienzo.

Versión revisada del prólogo “Discussing the Imperial Mode of Living” del libro The Imperial Mode of Living. Everyday life and Ecological Crisis of Capitalism. London & New York, Verso, pp. 17-25. Algunos aspectos fueron elaborados con más precisión en nuestra contribución: “Arbeiter*innenklasse und Imperiale Lebensweise. Eine Replik auf Stefanie Hürtgen”, que fue publicada en la revista PROKLA, Cuaderno 4/2021, pp. 741-753.

Ulrich Brand es profesor de Política Internacional en la Universidad de Viena y Markus Wissen es profesor de Ciencias Sociales en la Escuela de Economía y Derecho de Berlín

“Die Linke und die Imperiale Lebensweise”. En: Imperiale Lebensweise und Bildung, Schulheft 186. Studienverlag, Viena 2022, pp. 13-24.

Traducción: Stefan Armborst, Marisa García

Referencias
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Biesecker, Adelheid; von Wintersfeld, Uta (2014): “Extern? Weshalb und inwiefern moderne Gesellschaften Externalisierung brauchen und erzeugen”, Working paper, DFG-KollegforscherInnengruppe Postwachstumsgesellschafte, Friedrich-Schiller-Universität, Jena (www.kolleg-postwachstum.de).

Brie, Michael (2014) Polanyi neu entdecken. Das hellblaue Bändchen zu einem möglichen Dialog von Nancy Friday und Karl Polanyi. Hamburgo: VSA.

Candeias, Mario (2021) Klassentheorie. Vom Making und Remaking. Frankfurt/Berlin: Argument.

Dörre, Klaus (2018a) “Imperiale Lebensweise: Eine hoffentlich konstruktive Kritik. Teil 1: These und Gegenthese”, Sozialismus, 6, pp. 10-13. 

Dörre, Klaus (2018b) “Imperiale Lebensweise: Eine hoffentlich konstruktive Kritik. Teil 2: Uneingelöste Ansprüche und theoretische Schwierigkeiten”, Sozialismus, 7-8, pp. 65-71.

Hornburg, Alf (2010) “Uneven Development as a Result of the Unequal Exchange of Time and Space: Some Conceptual Issues”, Austrian Journal of Development Studies, 26 (4), pp. 36-56.

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Lessenich, Stephan (2016) Nach uns die Sintflut. Wie wir auf Kosten anderer leben. München: Hanser.

Novy, Andreas (2018) “Kritik der westlichen Lebensweise. En Fred Luks (dir.) Chancen und Grenzen der Nachhaltigkeitstransformation. Ökonomische und soziologische Perspektiven”. Wiesbaden, Springer Gabler, 2, pp. 43-58.

Sablowski, Thomas; Thien, Günter (2018) “Die AfD, die ArbeiterInnenklasse und die Linke: Kein Problem?”, PROKLA, 48 (1), pp. 55-71.

Sablowski, Thomas (2018) “Warum die imperiale Lebensweise die Klassenfrage ausblenden muss”, Luxemburg, Mayo (http://zeitschrift-luxemburg,de/artikel/warum-die-imperiale-Lebensweise-die-Klassenfrage-ausblenden-muss/)

Schoppengerd, Stefan (2017) “Und man sieht nur die im Lichte: Ulrich Brand und Markus Wissen leuchten die Schattenseiten der “imperialen Lebensweise”, aus. express, Zeitschrift für sozialistische Betriebs- und Gewerk, 8, pp. 16.

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