Lo más importante del día

Situación militar

En el Oeste

En Neuilly, después una noche tranquila, se reanudaron los combates de artillería. En Asnières, a las cuatro de la mañana una lluvia de proyectiles se abatió sobre las posiciones de los federados.

Testimonios. 

Elie Reclus, 44 años, periodista

La Comuna acaba de encargarme un empleo más honorable que importante, y en el que no me será posible durante algún tiempo atender mucho al público. Necesitaban un hombre de confianza, se han acordado por casualidad de mí, me lo han propuesto y he aceptado. Yo también necesitaba comprometerme con la Comuna y hacer por ella algo más que deseos impotentes y ofrecer aquí y allá algunos consejos inútiles. Estoy lejos de admirar a la Comuna, la censuro con frecuencia, ignorando tal vez todas las dificultades contra las que tiene que luchar, tan pronto le reprocho lo excesivo como lo demasiado poco, el cuándo y el cómo, pero siento que si la Comuna perece, pereceremos todos con ella. La conducta de nuestros generales, cómo dirigen la campaña, sólo me gusta a medias, pero ya triunfe o sea vencido nuestro Ejército, quiero haber contado en sus filas. Y puesto que no tengo concurso militar que darle, le daré todo lo que tengo, toda mi actividad, mis preocupaciones de día y de noche, mi responsabilidad.

Mi conciencia se emociona cuando, en el crepúsculo, veo desfilar a uno de sus batallones de marcha dirigiéndose al fuerte de Issy o a la furia de Neuilly. Y desde ese momento la música llena el aire y los corazones con los acentos del Canto de la partida. Pero en sus filas hay silencio: los jóvenes tienen un ánimo que se parece a la alegría, pero las barbas grises son tristes. Hay mujeres en las filas, sanitarias en su mayor parte, sólo se las distingue por un barrilito de hojalata, por los brazaletes. Hay padres que llevan al último nacido en sus brazos, un ciclista se aferra a su capote, la madre marcha a su lado con paso firme, llevando el fusil del marido, yo saludo su bandera roja descubriéndome, y les contemplo pasar. 

Victorine Brochet, 31 años, cosedora de botas, sanitaria

El 4 de mayo por la mañana abandonamos Issy para volver a París. Cuando desfilamos con nuestra bandera a la cabeza, agujereada por varias balas y rodeada de un crespón negro como señal de duelo, nuestra tristeza entusiasma a la multitud, en calles y bulevares, en particular en la calle Rivoli, donde nos arrojaron flores y ramas verdes.

Esta manifestación era de verdad imponente, grandiosa, sentía en mi corazón vibrar el gran alma de París; esta sensación sublime que te penetra y transporta como un sueño sobre las alas de un futuro mejor.

[…]

Al llegar al cuartel, nos presentaron armas. Habíamos tenido 72 muertos, el vacío era muy grande. Hablamos mucho del valor de los ausentes, ¡que ya no volverán jamás!

Los cadáveres de nuestros muertos serán el humus que enriquecerá nuestro extenso campo y nuestros sobrinos recogerán el fruto de nuestros sacrificios.

En el Sur

La situación del punto clave de la defensa de París en el sur, los fuertes de Issy, Vanves y Montrouge, que se podían apoyar mutuamente, con una red de trincheras cubiertas, mejoró un poco, aunque al coste de fuertes pérdidas federadas. Con la llegada de Rossel, una ofensiva con Wroblewski y Dombrowski, llegado del oeste, permitióo recuperar la estación de Clamart y una parte del pueblo de Issy, y los versalleses evacuaron el castillo de Issy. Se iniciaron trabajos de reparación del fuerte de Issy.

Al sureste de París, por la noche, el reducto del Moulin-Saquet en Vitry fue invadido por los versalleses. No lo protegía ninguna trinchera, tan sólo dos centinelas vigilaban. Se presentó un grupo, se adelantó un hombre y dió la contraseña, Vengador; pasó, y tras él la tropa versallesa que derribó a los centinelas, invadió el campamento y acribilló a los durmientes a golpes de bayoneta, haciendo cuarenta muertos (Rossel anunció 15 muertos y 5 heridos), cogieron los cañones (dos de ellos volcaron y fueron abandonados) y se los llevaron junto a centenares de prisioneros: la posición no podía mantenerse sin los fuertes más cercanos.

El reducto volvió a ser ocupado casi inmediatamente por el comandante Quiniou a la cabeza del 133º batallón, que procedió a su rearme.

Desde el comienzo de la investigación, el comandante Gallien, del 55º batallón, fue acusado de haber dado o vendido la contraseña al enemigo, o al menos de haberla divulgado públicamente en el café de Vitry. Algunos testigos afirmaron que 270 prisioneros, entre ellos algunos soldados del Ejército regular, habían llegado a Versalles escoltados por un regimiento de lanceros.

La aterradora noticia se propagó por París. Las derrotas eran dolorosas, pero las traiciones eran desmoralizantes o irritantes. El desastroso imperio de la sospecha se apoderó de los debates, incluso en la Comuna.

El delegado de guerra Rossel acusa al Comité de Salvación Pública

Rossel, que desde hacía días formaba parte de varios complots, cambió el blanco de sus críticas. Es posible Charles Gerardin le hubiese convencido de que era preferible dejar de oponerse al Comité central de la Guardia Nacional y concentrar los ataques, junto a éste, contra la Comuna y su Comité de Salvación Pública.

Se dirigió a la reunión de la Comuna e hizo al Comité de Salvación Pública responsable de las graves pérdidas de la ofensiva sobre Issy, porque el Comité de Salvación Pública habría dado órdenes diferentes de las suyas a los responsables militares, y por tanto habría intervenido directamente en las operaciones militares. Además, acusó al delegado de asuntos extranjeros de haber introducido a un parlamentario prusiano en el fuerte de Vincennes. Tras un agitado debate, resultó que Rossel había dado indicaciones escritas para la visita al fuerte de Vincennes. Por lo demás, no estaba claro qué había pasado realmente.

La única decisión que tomó el Comité de Salvación Pública fue la supresión del papel militar del Comité central de la Guardia Nacional radicado en la plaza Vendôme, lo que aumentaba los poderes de Rossel y anulaba todos los poderes de la comisión de guerra de la Comuna.

Para sellar su acuerdo táctico con el Comité central de la Guardia  Ncional al que delegó todos los servicios administrativos y de organización que dependían de la delegación de guerra, Rossel publicó la siguiente proclama:

A los generales, coroneles y jefes de servicio dependientes de la delegación de guerra.

Ciudadanos,

El delegado de guerra, por medio de la siguiente circular, anuncia a los jefes situados a sus órdenes que confi al Comité central los servicios administrativos y organizativos dependientes de su departamento.

Tengo el honor de informarles que de acuerdo con el Comité de Salvación Pública, he admitido en principio, y voy a poner inmediatamente en práctica, el concurso pleno del Comité central de la federación de la Guardia Nacional, para todos los servicios administrativos, y para la mayor parte de los servicios de organización dependientes de la delegación de guerra.

Esta separación de poderes podrá suponer un cambio para el personal, que debo advertirles.

Este acuerdo ha venido motivado por las siguientes razones:

La imposibilidad de reclutar en tiempo útil al personal administrativo necesario para el servicio.

La conveniencia de separar de forma absoluta la administración y el mando;

La necesidad de emplear de la manera más eficaz, no sólo la buena voluntad, sino la alta autoridad revolucionaria del Comité central de la federación.

Salud y fraternidad. 

Rossel aumenta su dominio de la Guardia Nacional

Tomó varias decisiones que militarizaban aún un poco más las fuerzas armadas de la Comuna.

Decidió hacer pasar por un examen a los oficiales de Estado Mayor de la Guardia Nacional antes de su nombramiento, bajo la presidencia del ciudadano Arnold, miembro de la Comuna y del Comité central, encargado de formar el jurado del examen. Cada oficial debería presentar su hoja de servicios y sus títulos. Tras este examen, el jurado entregaría comisiones firmadas por el delegado de guerra, y la lista se publicaría en el Diario Oficial.

Dado que los conocimientos y aptitudes militares están demasiado poco extendidas entre la Guardia Nacional, el actual examen versará principalmente sobre las aptitudes intelectuales y el valor moral y político de los candidatos, sin perjuicio del examen puramente militar que tendrán que pasar en el plazo de dos meses, y en el que tendrán que dar prueba de sus conocimientos de los reglamentos, principios y detalles de la guerra, y tras el cual les será entregado definitivamente un certificado de aptitud para las funciones subalternas, de capitán o de oficial superior. El jurado del examen enviará a domicilio cartas de convocatoria a los candidatos que hayan presentado su demanda y enviado sus títulos.

París, 4 de mayo de 1871.

Centralizó la distribución de los efectos de vestuario, equipo y armamento necesarios, tanto para oficiales como para guardias, a fin de "introducir orden y control en este servicio", en manos de una comisión de cuarenta miembros que se repartirá el trabajo de verificación y distribución a demanda de los batallones.

¿Cuál era el papel del Comité de Salvación Pública?

Todos estos enfrentamientos relanzaban el debate sobre las funciones del Comité creado hacía cuatro días, lo que demostraba que no estaban claramente definidas. Se trataba, en primer lugar, de pedir al Comité de Salvación Pública que estuviese presente en las sesiones de la Comuna, ¡lo que parecía elemental!

A partir de ahí se abrió una violenta puesta en cuestión del Comité de Salvación Pública por haber... transmitido a los miembros de la Comuna un nuevo texto conciliador de tres miembros de la Liga Republicana de los Derechos de París, pidiendo una tregua de 20 días. Este debate fue la ocasión para nuevos órdagos verbales, proponiendo, por ejemplo, someter a voto un proyecto de decreto "para declarar traidores a la causa del Pueblo a quienes hagan en este momento un llamamiento a la pretendida conciliación con Versalles". Ante una situación grave, en vez de buscar las razones de las dificultades, los medios de actuar, se tomó el atajo de acorralar a los traidores. "Hablar todavía de conciliación, tras las reiteradas declaraciones del gobierno de Versalles, hablar de conciliación cuando retumban los cañones, cuando nuestros hermanos caen bajo las balas de los asesinos de Versalles, es traicionar, es debilitar la defensa de París, es empujar a los ciudadanos al desánimo y a la deserción; es en realidad hablar de capitulación y de derrota. Digo por tanto que el Comité de Salvación Pública falta a su deber al traer aquí el eco de esas criminales manifestaciones, y solicito que la Comuna se lo censure".

Para quienes se habían opuesto a la creación del Comité de Salvación Pública, lo que les parecía peligroso era tener la palabra y no la cosa. "Habéis nombrado, a nuestro pesar, un Comité de Salvación Pública; ahora hace falta que lo tengamos realmente". Dos miembros del Comité de Salvación Pública, Pyat y Chalain, presentaron su dimisión; el debate se atascó... y la discusión sobre los Monte de Piedad se atrasÓ una vez más.

Se nombraron sustitutos al procurador de la Comuna.

Por decisión de fecha del 1º de mayo y a propuesta del ciudadano Raoul Rigault, procurador de la Comuna, el Comité de Salvación Pública nombró a los ciudadanos:

Ferré (Théophile),

Da Costa (Gaston),

Martainville,

Huguenot,

sustitutos del procurador de la Comuna

El Diario Oficial publicó el estado de cuentas de la Comuna, presentado el 2 de mayo y los votos motivados emitidos en el Comité de Salvación Pública

Propuestas de confiscación

Durante los debates, quedaron en el aire, sin debate ni decisión, dos propuestas de confiscación de empresas presentadas por miembros de la Internacional.

La primera provenía del tornero en bronce Louis Chalain, que considerando las quejas del delegado de guerre porque faltaban muchos piezas para el material de artillería, propuso que se confiscasen los talleres Cail para fabricar lo que necesitaba el Ejército. Esos talleres empleaban entre 1000 y 2000 obreros, fabricaban locomotoras y puentes de ferrocarril y, en efecto, tenían  todo el material necesario para responder a las necesidades del Ejército. 

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Talleres Cail - Jacques Rougerie Paris Insurgé

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Louis Chalain, 26 años

A continuación, el ferroviario Pierre Vésinier hizo una propuesta más general de incautación de todos los grandes talleres, monopolios, y su "cesión provisional" a las asociaciones obreras que lo solicitasen:

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Pierre Vésinier, 47 años

Propuesta, no debatida, de Vesinier:

La Comuna decreta:
1° La confiscación, tras inventario y posterior indemnización fijada por expertos, de todos los grandes talleres, los monopolios de sus maquinarias, ... materias primas, arreglos, locales;
2° Cesión provisional de estos talleres a las asociaciones obreras que lo soliciten;
3° Adjudicación de los suministros de la Comuna a estas asociaciones obreras;
4° Apertura de un crédito necesario para estas asociaciones;
5° La Comisión de trabajo y comercio es la encargada de la ejecución del presente decreto.

Propuestas de trabajo para las asociaciones

El diseñador textil, también miembro de la Internacional, Eugène Pottier, para dar trabajo abundante a los ciudadanos pobres, propuso "que además de la indumentaria, chaquetones y pantalones, se ocupen inmediatamente los talleres de ropa interior militar para la Guardia Nacional", ya que a los guardias nacionales les falta ropa interior, camisetas y calzoncillos, y no nos falta la materia prima.

El arquitecto Georges Arnold pidió que se instalasen talleres nacionales, requiriendo a los cortadores, a los que se pagará un salario de 8 e incluso 10 francos al día, y a los que podrían acudir en busca de trabajo todas las obreras, provistas de certificados entregados por los delegados de distrito, evitando la intermediación de los explotadores. El obrero tornero Charles Ostyn se opuso a esta propuesta; en su opinión, había que hacer llamamiento a las cámaras sindicales porque lo importante era descentralizar el trabajo.

Para tomar una decisión sobre los trabajos a hacer para la intendencia militar, el orfebre Léo Frankel, miembro de la Internacional, propuso e hizo adoptar la siguiente orden:

En nombre de la Comisión de trabajo y comercio, la Comuna ordena:

Art. 1º. La Comisión de trabajo y comercio se hará representar por delegados en los diferentes servicios de la intendencia militar;
Art. 2º. Los delegados tendrán conocimiento de los contratos concluidos por los jefes de servicio y levantarán informes de todas las operaciones.

Organización del trabajo, continuación

La Comuna confió a dos militantes de la Internacional, Lazare Levy, miembro de la cámara sindical de obreros ópticos, y el sastre Edmond Evette, militante de la cámara federal de sociedades obreras, una misión sobre la confección de ropas militares.

Concluyeron su informe, que fue transmitido a la Comuna. Les resultaba penoso hacer un informe tan poco en armonía con un "gobierno socialista": para economizar, la Comuna paga entre un 30% y un 35% menos que el gobierno del 4 de septiembre por los chaquetones y pantalones, y privilegia a los explotadores antes que a las sociedades obreras. La Comuna debía estudiar este informe y tomar una decisión.

Contratos para vestuario militar - Informe al ciudadano delegado de trabajos públicos

En nuestro examen de los contratos celebrados hasta el 25 de abril de 1871, hemos constatado que la ciudad  pagó los chaquetones a 6 francos la pieza, y los pantalones a 3,50 francos. Con esta retribución era posible alimentar a los obreros y obreras que hacían el trabajo. Pero a partir de dicha fecha, la confección de estas prendas fue ofrecida por explotadores al precio de 4 francos e incluso de 3,75 francos por chaquetón, y los pantalones a 2,50 francos. Estos contratos están en vías de ejecución. Resulta de ello que el precio, que ya era bastante bajo, será reducido a cerca de la mitad, y quienes hagan este trabajo no podrán vivir; de manera que la revolución habrá ocasionado que el trabajo de la Comuna para la Guardia Nacional sea pagado mucho menos que bajo el gobierno del 4 de setiembre, y entonces podrán decir que la República social ha hecho lo que no quisieron hacer los que actualmente nos asedian, reducir los salarios.

Porque se trata de saber si la Comuna quiere ayudar al pueblo a vivir por medio de la limosna o del trabajo; se nos dice que el gobierno está obligado a contar y hacer contratos al precio más bajo posible .

Debemos constatar y establecer claramente que este caso no es ni comercial ni especial, que por el contrario toda la población obrera está interesada en el mismo; es evidente que si, en lugar de ganar 2 francos al día, la obrera sólo gana 1 franco, tiene que dirigirse necesariamente a las cantinas o a las oficinas de ayudas; que también son desembolsadas por la Comuna, aunque es incontestable que la moralidad sufre.

Nos resulta penoso estar obligados a hacer un informe tan poco en armonía con lo que deberían ser los actos de un gobierno socialista, pero constatamos con pesar que se privilegia a los explotadores que ofrecen los precios más bajos.

Las asociaciones obreras no pueden aceptar cumplir un papel que consiste en aprovecharse de la miseria pública para bajar el precio del trabajo; pero si la Comuna quiere tener buenos suministros y trabajo bien hecho, deberá dirigirse a los propios obreros que componen la corporación de obreros sastres de París; pues afirmamos que no es posible fabricar ropas en condiciones convenientes con los precios que han licitado los últimos firmantes de contratos.

Tenemos que poner en guardia a la Comuna contra semejante escollo, que sería un golpe dado a los principios supremos de la revolución social que debemos conservar, a cualquier precio, limpiar de toda mancha de este tipo y no debilitar con pequeñas especulaciones la grandeza y el prestigio del movimiento realizado.

Es absolutamente necesario que el ciudadano delegado de trabajos públicos haga comprender a la Comuna que no debe insistir en los precios bajos que les ofrecen los explotadores.

Está claro que las asociaciones obreras hoy no pueden competir, y que no podrán hacerlo jamás si no encuentran un apoyo material y moral.

La reducción de los precios de producción sólo vendrá cuando les pertenezca a las asociaciones.

Concluimos pidiendo que los precios de las prendas de vestir de la Guardia Nacional sigan siendo los que vienen siendo desde hace 8 meses, y que todos los contratos y trabajos relativas al vestuario, sean en lo posible entregadas a la corporación de obreros sastres.

Asociaciones, Cámara Sindical, sociedad de resistencia, estos tres grupos que son los mandatarios, acaban de entregar en nuestras manos un contrato federativo que pone a nuestra disposición a los 20 o 30.000 obreros de esta profesión.

Los delegados en vestuario militar

Levy Lazare, Evette

En resumen  

■   Cartel colocado el día 4 a la mañana: Está prohibido sacar ningún caballo de París; está prohibido dejar pasar ningún caballo a los puestos avanzados. Los jefes de los puestos de las puertas y los comandantes de las fuerzas activas son los encargados de la ejecución de la presente orden. Se hace una excepción para el paso por las puertas de estafetas provistas de una orden regular del ministro de la guerra, oficiales generales, convoyes de víveres, municiones y materiales, provistos de órdenes regulares.

Todo individuo que intente sacar de París o de las líneas [de combate] un caballo de ensillar o de tiro, será castigado con una multa legal del triple del valor del caballo.

■ Una nota del director de contribuciones directas hizo un llamamiento a los comerciantes de vinos pidiéndoles que entregasen a la Comuna los derechos de alquiler de los almacenes. Los comerciantes de vinos, lejos de haber sufrido durante el asedio, consiguieron beneficios tanto mayores conforme aumentaban las dificultades de la vida en París. Por tanto, era justo que reintegrasen a los fondos de la Comuna los derechos comerciales correspondientes a las bodegas y almacenes de vinos. Se contaba con el espíritu de justicia de los comerciantes y se les recordós que el alquiler de los almacenes se regulaba con seis meses de antelación.

Noticias de El Havre

Las tres logias masónicas se reunieron, redactaron y votaron por unanimidad un llamamiento a Versalles y a la Comuna de París, rogándoles detener el derramamiento de sangre francesa y hacerse concesiones mutuas y legítimas.

Publicado en el Diario Oficial

Argelia. Un mensaje del 26 de abril

Dra el Mizan está en situación crítica. El pueblo ha sido incendiado casi por completo. Los colonos y la guarnición están en el Bordj, cuyo campo ha sufrido ya considerables pérdidas por los Kabylas.

Advertido el general Cerès, dirige sus operaciones hacia ese lado. Partirá mañana hacia Bouira, y pasado mañana estará bajo Dra el Mizan. Un despacho del coronel Fourchault anuncia que ha encontrado en el pueblo de Palestro cuarenta cadáveres de colonos masacrados; cree haber reconocido en el presbiterio los cadáveres de un cura y de un capitán completamente carbonizados por el incendio. En medio de las ruinas, se ha encontrado a un árabe solo, sorprendido mientras saqueaba; ha sido inmediatamente pasado por las armas . 

A debate. Editorial de La Sociale - La opinión de la provincia

Uno de los argumentos más empleados por los anti-comuneros para combatir al movimiento del 18 de marzo es éste: París no puede imponer su voluntad a Francia. Sólo puede convencerla y arrastrarla con su ejemplo.

Ahora bien, gracias a la radical supresión de todos los órganos parisinos en los departamentos, gracias al vuelco moral de París practicado por el señor Thiers, gracias a las calumnias lanzadas por sus agentes, el movimiento del 18 de marzo es hoy día tan mal conocido en la provincia que en lugar de conquistarla para la idea republicana no ha hecho más que alejarla más, y Francia es más monárquica hoy de lo que era antes del 4 de septiembre.

Si hubiera que creer a estos profundos pesimistas, lejos de haber servido a la causa republicana, la Revolución de París la habría comprometido gravemente, y el paso adelante dado aquí tendría por consecuencia un paso atrás en todo nuestro alrededor.

Este razonamiento no se destruye con argumentos, sólo los hechos pueden convencerlo.

Y los hechos han hablado.

Llamado a pronunciarse por medio del voto, la provincia no ha gritado ¡Viva el Rey !, sino ¡Viva la República!

En algunos centros, incluso ha dicho: ¡Viva la Comuna!

¡Viva la Comuna! gritan en Lyon los combatientes de la Guillotière y de la Crois-Rousse, que disparan contra las tropas realistas de Versalles. Se dice que el Prefecto Valentin ha pedido refuerzos.

¡Viva la Comuna!, se registra también en las papeletas de los electores del Aude, de Saint Étienne, de Périgueux, de Le Mans, y de otros sitios.

Los periódicos de Thiers lo confiesan.

Pero lo que ha triunfado de manera clamorosa en estas elecciones es la idea republicana.

Esta idea republicana que se decía borrada, desaparecida, aniquilada en el cataclismo parisino.
Toda la provincia ha votado por la República.

En las elecciones del 8 de febrero triunfaron los monárquicos de todo pelaje: orleanistas, legitimistas e incluso bonapartistas. Ahora parece que esos partidos ya no existen.

Y esta terrible Revolución del 18 de marzo, que debía hacerlos revivir, les ha dado el golpe de gracia.

En Toulouse, en El Havre, en St Quentin, en Lille, en Limoges, en Angers, en Burdeos, en Cahors, en Marsella, en Caen, en todas partes ha ganado la lista republicana.

En Reims, ciudad real, lista republicana.

En Nantes, ciudad bretona, lista republicana.

En el mismo Versalles, hasta en Versalles, lista republicana.

¡Qué respuesta a los que pretenden que París ha quitado a Francia las ganas por la República!

Y tiene razón Le Soir, órgano de la mayoría de la Asamblea rural, en pensar en sí misma y hacer esta triste confesión: "que el resultado debe inspirar serias reflexiones, y que debe dar que pensar a los hombres que, sin otro interés que el bien de la patria, siguen con espíritu abierto y mirada clarividente las rápidas y múltiples evoluciones del espíritu público en Francia".

Sí, desde luego, es bueno este resultado previsto por nosotros, inesperado para ellos, es bueno para hacer reflexionar a quienes pensaban engañar una vez más el sufragio universal tantas veces ya engañado.

El eterno malentendido que desde hace cien años ha arrojado a todas nuestras revoluciones en brazos del primer restaurador de monarquías llegado, al fin se ha disipado. Francia se ha vuelto a encontrar. Sabe lo que es, de dónde viene, a dónde va, lo que quiere. Ya no se le engañará.

Señor Thiers, puede presentar su dimisión, ya nada tiene que hacer aquí.

Francia nunca más será una monarquía.

Traducción: viento sur

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