Lo más destacado del día

Situación militar

En el Oeste

Se mencionaron escaramuzas sin grandes consecuencias entre Neuilly y Clichy, en las barricadas de la avenida de Roule y de la calle Perronet. Los versalleses continuaban instalando baterías en Gennevilliers.

En el Sur

Los fuertes de Vanves y, sobre todo, de Issy fueron bombardeados durante toda la noche. Los versalleses comenzaron muy en serio las operaciones de ataque, anunciaron haber tomado Moulineaux y atacaron el fuerte de Montrouge. Según dijeron, el fuerte de Issy estaba casi reducido al silencio; es cierto que el cañoneo había sido terrible, hubo destrucciones importantes en lo que quedaba del fuerte.

En París

Se levantaron nuevas barricadas alrededor de la plaza Vendôme, sobre todo en la calle Saint-Honoré, con una base de adoquines coronados con sacos de tierra. Estas barricadas hacían que la plaza Vendôme fuera inatacable por todos los lados. La plaza no era sólo una fortaleza, sino un campamento permanente, una cantina con decenas de hogares en los que se cocinan patatas fritas, arroz con legumbres secas, carne de buey, de carnero e incluso bacalao y arenques, con cantineras vendiendo su vino, y por todas partes se alzaban pirámides de pan tan altas como las barricadas. En las aceras convertidas en dormitorios dormían los guardias nacionales, descansando de las fatigas de la víspera, y preparándose para las de la mañana.

Informe sobre el asesinato de prisioneros en Villejuif

La Comisión hizo un informe detallado a la Asamblea de la Comuna sobre las circunstancias del asesinato de cuatro guardias nacionales, tras haber encontrado en una cama del hospital al guardia superviviente, el ciudadano Scheffer. Dos de los guardias nacionales muertos quedaron en tierra y aún no habían sido encontrados, el cadáver del cuarto guardia nacional había sido encontrado no lejos del lugar de la masacre. Parece ser que el culpable fue el oficial que realizó estas ejecuciones sucesivas, los soldados versalleses no sólo no dispararon un solo tiro contra los prisioneros sino que con su actitud demostraron estar indignados por la cobardía sanguinaria de su jefe. El informe de la Comisión sería publicado en carteles.

Testimonio

Victorine Brochet, 31 años, enfermera de ambulancia

El día 27 a las tres de la madrugada recibimos órdenes de dirigirnos hacia Issy... abandonamos los Campos de Marte con ganas, todos estaban alegres y entonaron el canto de partida para mantener la marcha. Estaban felices, esperando hacer pagar a los versalleses todas las vergüenzas de la derrota, los sufrimientos del asedio de Paris... al llegar cerca de la puerta de Versalles... oí el ruido de las cadenas del puente levadizo cuando descendía, la angustia me oprimía el pecho, me parecía que entrábamos en una inmensa tumba. Cuando nos fuimos alejando de la gran ciudad, se oía aquí y allá algunos disparos de fusil... Apenas habíamos andado un cuarto de hora cuando oímos un tiroteo muy nutrido. Todo el mundo se animó, la tristeza que planeaba hace un momento sobre los espíritus desapareció por completo para dar lugar al entusiasmo, ni siquiera se pensaba ya el lo defectuoso del armamento, “vamos a vengar a nuestros hermanos que han caído”, exclamaban todos juntos...

El delegado de la guerra organiza el control de la guardia nacional

Como consecuencia del informe sobre la organización de la Guardia nacional publicado la víspera, el coronel encargado de la organización de las legiones, Mayer, acababa de publicar una orden que aparecería al día siguiente en el Diario Oficial. "Considerando que la organización de los batallones de la guardia nacional requiere una aptitud especial, por parte del Estado Mayor de las legiones", dispone que el Estado Mayor de cada legión sea nombrado por el delegado de la guerra.

El Estado Mayor se componía de ocho oficiales y suboficiales, la orden define exactamente sus funciones.

Un jefe de Estado Mayor era el "intermediario absoluto y definitivo entre el delegado de la guerra y la legión", se quedaba en intendencia, pero condensaba y controlaba el movimiento de la legión. Un mayor comunicó el servicio de la jornada, y estaba preparado para formar el número exacto de hombres de la legión disponibles para el servicio. Dos oficiales aseguraban la ejecución de las órdenes dadas, y vigilaban día y noche.

Estas medidas pretendían "vigilar y controlar las diversas operaciones de la Guardia Nacional".

Por último, previó que sólo hubiera una intendencia en París: la intendencia central, lo que implicaba la supresión inmediata y absoluta de todo tipo de intendencia en alcaldías, cuarteles, compañías, batallones, legiones.

Pidió que las municipalidades, consejo de legión, jefe de legión, se convencieran de las instrucciones recogidas en el informe de la comisión de guerra, y se ajustaran estrictamente a las instrucciones de esta orden que llegó después.

Un complot contra la Comisión Ejecutiva, contra la Comuna

Lacord, miembro de la Comisión de Infantería de la Guardia Nacional, continuó su actividad para que el Comité central de la Guardia Nacional se integrase como tal en el Ministerio de la guerra, y no sometido a las decisiones de éste. El 24 de abril, fue nombrado miembro de la comisión de organización del Comité central que se proponía asumir directamente la defensa.

Mientras se desarrollaban estos preparativos para dar el poder militar al Comité central, Rossel dimitió por segunda vez. Esta vez Cluseret aceptó la dimisión, pidiéndole que siguiese en su servicio hasta el nombramiento de su sucesor.

El día 27 se celebró en la Rue des Dames una reunión que debía ser secreta[mfn]1/Información transmitida por Michel Cordillot y Maurice Choury[/mfn]. Estaban presentes Dombrowski, Wrobleski y Charles Gérardin, que contemplaban poner en marcha una dictadura con algunos hombres jóvenes y enérgicos. Se discutió un proyecto que incluía a Dombrowski como comandante en jefe de la Guardia Nacional, Rossel en guerra, Gérardin en relaciones exteriores encargado de sublevar la provincia, Aminthe Dupont en interior y subsistencias, etc.

Rossel dejó hacer: "Yo era tan enemigo de la Comuna como han podido serlo todos los republicanos sensatos. Gérardin me aseguraba el concurso de los hombres enérgicos e inteligentes de la Comuna. Otros que no nombro porque no han aparecido en la escena revolucionaria, ofrecían su experiencia financiera».

Tres emisarios se dirigieron a Aminthe Dupont, como miembro actual de la comisión de seguridad general, para unirlo al proyecto. Dupont comunicó estas gestiones a Rigault y su secretario, Da Costa. Rigault pensó que tal vez fuera factible, sobre todo si se conseguía hacer evadir a Blanqui. Él tenía en sus manos la ex prefectura de policía, con un embrión de policía política, una brigada de 200 agentes disciplinados, y dos batallones permanentes. Al final, Aminthe Dupont lo rechazó, y amenazó con hacerlos detener si iban más lejos.

El complot se detuvo.

Testimonio

Martial Sénisse, 20 años, albañil limusino

En París, los amigos de Rossel están tramando algo. Charles Gérardin se ha encerrado con Thoumieux [militante blanquista] durante una hora en el despacho del señor de Faugerolles, en la calle Monge [mfn]2/ Martial Sénisse vivía ahí, mientras Faugerolles estaba en Versalles[/mfn]. Me han pedido que no me aleje, por si necesitan que vaya a buscar a Drombrowski.

¿Qué se esconde tras todo esto?

Hablan de salvar la Revolución barriendo la Comuna y confiando un poder jacobino a un comité de salvación pública con Rossel a la cabeza. Thoumieux me ha dicho que no cuente nada a Franckel, y eso me preocupa

¡Las compañías de ferrocarriles tenían que pagar los impuestos!

 Se tomó la decisión de imponer el pago a la Comuna de los impuestos que antes se pagaban al Estado por parte de las compañías de ferrocarriles. Se fijó provisionalmente una cuantía de la suma a reclamar por los atrasos de impuestos debidos durante el período anterior al 18 de marzo, teniendo en cuenta las pérdidas ocasionadas por la guerra. Parecía equitativo fijar la parte aplicable a la Comuna desde el 18 de marzo de 1871 en un vigésimo del total del resto de impuestos especiales de los ferrocarriles.

En consecuencia:

Decide:

Art. 1º. Las compañías entregarán al Tesoro, en un plazo de cuarenta y ocho horas tras la publicación de la presente orden, la suma de dos millones, imputables al atraso de sus impuestos, repartida de esta manera: compañía del Norte 303.000 francos, compañía del Oeste 275.000, compañía del Este 354.000, compañía de Lyon 692.000, compañía de Orleans 376.000..

Art. 2º. A partir del 18 de marzo, el impuesto de un décimo sobre los viajeros y transportes de alta velocidad será percibido sobre el ingreso bruto de las estaciones de París en toda su extensión. A partir del 20 de abril, la cuenta será regularmente ordenada y pagada cada diez días.

El miembro de la Comuna delegado de finanzas, Jourde

La libertad de expresión en París

Los adversarios de la Comuna despotricaban contra las detenciones, los registros, las prohibiciones de periódicos, ¡pero continúan expresándose libremente!

Carteles rosas con la cabecera de la Liga republicana de los derechos de París cubrían las calles de la capital. Llamaban a los vecinos "tranquilos y firmes en un patriotismo silencioso". a reunirse todas las tardes en una sala de la calle St. Jacques.

Testimonio

Recogido por Maurice Choury, un estudiante en medio de un grupo de bobos

"No digáis que París marcha hoy como un solo hombre contra Versalles. Eso no es verdad. Una gran parte, por el contrario, lucharía contra la Comuna, si pudiera ir al campo opuesto. Y yo por mi parte os declaro que tras una reunión que acaba de tener lugar en la escuela de medicina, una gran mayoría se ha pronunciado contra esta Comuna que todo el mundo, se supone, acepta de buena gana. Queréis la libertad y estáis aún más atados que en tiempos de Napoleón. Arrestan por decir una palabra malsonante, registran las casas y hacen ir a la fuerza a ciudadanos que no quieren mezclarse en la guerra civil. La Comuna quema la guillotina, pero no abole la pena de muerte. La cuchilla ya no vale, pero el fusilamiento está de moda, y los guardias nacionales sustituyen las funciones del Señor de París".

Pero bueno, dice un ciudadano, ¿reconocéis o no el derecho de París a administrarse como bien le parezca?

Sí, desde luego, pero con un Consejo municipal y no con una Comuna. Y si con el mayor rigor aceptamos la Comuna, será a condición de que esté compuesta de elementos nuevos, A vuestros electos, no les queremos reconocer.

Ahí es donde os duele, hipócritas en ciernes, insiste un guardia nacional: demasiados obreros que son claves en esta Comuna, ¿no es así? Estos señores querrían ver un surtido de abogados, banqueros, generales y propietarios, todo ello espolvoreado con algunas eminencias políticas. En cuanto a obreros que sepan y puedan representar a la clase trabajadora, ¡ni uno!

Vamos, ¿queréis estrellas?

El inevitable Gavroche, atraído por cualquier concentración, viene a torpedear la polémica lanzando "un tren expreso para Versalles, la escuela de medicina espera: ¡Calentaros! ¡Calentaros! ¡Señores viajeros, al coche!"

Un silbido estridente,imitación  lograda de una locomotora que arranca, y los bobos se dispersan riendo.

Versalles intentó matar de hambre a París

París se enteró que Versalles había dado orden de detener en las estaciones importantes de las redes todos los envíos de aprovisionamiento con destino a la capital, y devolverlos al punto de partida.

El avituallamiento de París se efectuaba por tierra. Los comerciantes querían despachar sus productos, y encontraban la forma de hacerlo por todos los medios en esa gran ciudad, en las zonas que no están controladas por Thiers, despreciando las prohibiciones ministeriales. El aprovisionamiento se hizo por la periferia norte, controlada por los prusianos.

Si se vuelvía a ir al ralentí, la Comisión de subsistencias tenía reservas de víveres. Aunque el pan y la carne estaban tasados, las personas indigentes eran socorridos en las alcaldías, donde había cantinas y carnicerías. En los barrios populares, los comités locales procedentes de la guardia y los clubes, aseguraban el control del barrio, organizaban la vida, respondían a las necesidades de la población.

La Comuna se preocupaba en respetar la temporada de desove, prohibiendo la pesca:

2

Comuna de París

Comisión de Servicios Públicos (Inspección de navegación)

Considerando que los reglamentos de pesca están completamente olvidados por el público.

Que es urgente, ante la temporada de desove, hacer cesar la pesca,

Resuelve:

Art. 1º. Queda prohibida la pesca en la ciudad de París, incluso con sedal.

Art. 2º. Toda infracción al artículo precedente de esta orden será castigado con una multa de 10 francos y la confiscación de los artilugios de pesca.

Art. 3º. El ingeniero encargado del servicio de navegación y puentes del Sena es el encargado de ejecutar la presente orden.

París, 27 de abril de 1871

Se prohibieron las multas y retenciones sobre el salario

Fues una medida muy importante para los salarios y la dignidad de quienes trabajaban. Con el inicuo sistema de multas y retenciones sobre los salarios, el patrono era el único legislador, el único juez y al mismo tiempo el ejecutor de las sanciones y de su importe, a su voluntad. Los motivos eran variados, siempre a su buen criterio: falta de respeto o insulto, disputa, embriaguez, trabajo mal ejecutado, introducción de bebidas alcohólicas, etc. Y a veces se duplicaban en caso de reincidencia, incluso se multiplicaban de manera compulsiva. Podían alcanzar niveles que llegaban a privar al obrero de una parte muy importante de su salario, creando así trabajo gratuito para el patrón.

El decreto permitía a obreros y empleados que sus retribuciones fueran íntegramente pagadas por el trabajo que habían efectuado, prohibiendo por completo esas deducciones arbitrarias y vejatorias.

La Comisión ejecutiva,

Considerando que algunas administraciones han utilizado el sistema de multas o retenciones sobre las retribuciones y sobre los salarios;

Que estas multas son impuestas muchas veces por los más fútiles pretextos y constituyen una pérdida real para el empleado y el obrero;

Que en derecho nada autoriza estas deducciones arbitrarias y vejatorias;

Que de hecho las multas disfrazan una disminución de salario y aprovechan a quienes las imponen;

Que ninguna justicia preside este tipo de castigos, tan inmorales en el fondo como en la forma:

A propuesta de la Comisión de trabajo, industria y comercio,

Resuelve:

Art. 1º. Ninguna administración privada o pública podrá imponer multas o retenciones a los empleados y obreros, cuyas retribuciones convenidas de antemano deben ser íntegramente pagadas.

Art. 2º. Toda infracción a esta disposición será llevada a los tribunales.

Art. 3º. Todas las multas y retenciones impuestas desde el 18 de marzo, bajo pretexto de castigo, deberán ser restituidas a los derechohabientes, en un plazo de quince días a partir de la promulgación del presente decreto.

La comisión ejecutiva, Jules Andrieux, Cluseret, Léo Frankel, Paschal Grousset, Jourde, Protot, Vaillant, Viard..

 Se prohíbe el trabajo nocturno de los panaderos, continuación...

La resolución tenia problemas para ser aplicada, chocaba con una parte del público, incluso el favorable a la Comuna. Se pidió que el trabajo nocturno durase todavía algunas jornadas para que se pudiera preparar la levadura necesaria. Después, se respetaría el decreto.

Los patronos panaderos se negaban a aplicarlo y se reunieron el día 27 para organizar la resistencia.

Por su parte, los obreros panaderos amenazaron con romper los cristales de las panaderías donde se trabajase de noche.

¿Demolición de la capilla Bréa?

El general Bréa, que se había encargado de reducir la insurrección de junio de 1848 en la orilla izquierda del Sena, fue ejecutado por los insurgentes el 25 de junio de 1848, mientras la represión ocasionaba miles de muertos obreros en París. La iglesia de Saint Marcel de la Casa Blanca, en la avenida de Italia, fue comprada por la familia del general Bréa para ampliarla y hacer de ella un lugar de culto expiatorio, con el nombre de "Capilla Bréa".

A propuesta del ciudadano Maillet, la Comuna adopta el siguiente decreto:

La Comuna de París,

Considerando que la iglesia Bréa situada en París, avenida de Italia (distrito 13) es un insulto permanente a los vencidos de junio y a los hombres que cayeron por la causa del pueblo;

Decreta:

Art. 1º. La iglesia Bréa será demolida;

Art. 2º. El emplazamiento de la iglesia se llamará Plaza de Junio;

Art. 3º. La municipalidad del distrito 13 es la encargada de ejecutar el presente decreto.

27avril 3

Las negociaciones con Versalles para intercambiar a Blanqui por Darboy

El Diario Oficial publicó un largo artículo de Maxime Vuillaume haciendo públicas las gestiones emprendidas por Flotte, con el acuerdo de Rigault, para intercambiar a Blanqui por Darboy, el arzobispo de París, y su hermana. Reprodujo las distintas cartas de Darboy, de Lagarde, el vicario general de París enviado a Versalles para transmitir las propuestas. Denunció a Lagarde que se negaba a respetar su compromiso de volver a París a pesar del rechazo de Thiers a toda negociación.

"Ya no había por tanto nada que intentar. Ninguna esperanza posible de liberación de Blanqui. Versalles, aún menos que nosotros, no se equivoca sobre el inmenso concurso que Blanqui habría aportado a la Comuna. Se quiso al menos tener noticias suyas. Estaba peligrosamente enfermo cuando su arresto, el 17 de marzo, en la vivienda de su sobrino Lacambre. Desde ese día nadie ha oido hablar de él".

La hermana de Blanqui envió una carta al señor Thiers para conocer el estado de salud de su hermano y pedirle permiso para verle, aunque sólo fuesen unos breves instantes. He aquí un extracto de la carta que envió al Diario Oficial la hermana de Blanqui, tras la respuesta de Thiers:

"A esta carta, el señor jefe del poder ejecutivo ha hecho responder que la salud de Blanqui es muy mala, sin que haya preocupación por su vida; pero que a pesar de esta consideración y de mis instancias en nombre de mi familia y del mío propio, rechaza formalmente autorizar ninguna comunicación, ni verbal ni escrita, entre el señor Blanqui y su familia, hasta el final de las hostilidades entre París y Versalles.

¡Mi hermano moribundo está condenado a la incomunicación más rigurosa; no podemos ni verle, ni escribirle, ni recibir una sola palabra de él!

Me abstengo, señor redactor, de toda protesta estéril ante estos hechos, que el juicio público valorará.

Reciba mi mayor consideración.

Viuda Antoine, nacida Blanqui».

Más que incomunicado, Blanqui estaba en un calabozo cuya puerta estaba emparedada, sin que nadie supiera siquiera dónde se encontraba el preso.

Los clubes

Club de la revolución

A partir de la tarde del 27 a las 20:00, celebraría sus sesiones cotidianas en la iglesia Saint-Bernard-de-la-Chapelle.

En el coro se plantó una bandera roja, otra en el banco de obras. Se instaló una cantina con despacho de tabaco sobre el altar mayor. En su programa puso: "La Mujer por la Iglesia y por la Revolución". [Maitron]

Club de la Bola-Negra

En el rincón de la calle de los Mártires.

Era un club de mujeres fundado por Sophie Doctrinal, 31 años, modista, presidenta del Comité de Vigilancia de las ciudadanas del distrito 17, y Beatrice Excoffon. Este club abogaba por la creación de escuelas profesionales femeninas, y sus reuniones abordaban también el problema de la prostitución y de la organización del trabajo.

El 18 de marzo, Clément Thomas, que acababa de ser arrestado, fue conducido allí antes de ser llevado a la calle de los Rosales.

El 22 de marzo se celebró una reunión de "ciudadanas republicanas" para ponerse a disposición de la Comuna para formar ambulancias.

El 27, el Comité de Vigilancia del distrito 18 convocó allí a todas las ciudadanas. [Maitron]

Club de Saint-Nicolas-des-Champs, cerca del bulevar Montparnasse

Por orden de la municipalidad del distrito 3, el club fue abierto en la iglesia, para celebrar reuniones públicas. Esta medida fue tomada tras el abandono de la iglesia por los sacerdotes, lo que hizo que la Comuna no respondiese a la demanda de transferir el club al Conservatorio de artes y oficios.

Era un club popular, donde se discutía francamente, hombres y mujeres, a veces con niños en brazos, se fumaba, el ruido invadía la calle desde que un recién llegado entraba al recinto.

En resumen

  • Courbet pidió en la sesión que se ejecutase el decreto de la Comuna sobre la demolición de la columna Vendôme, y propuso que se mantuviera el basamento, cuyos bajorrelieves trataban de la historia de la República, y que se reemplazase la columna por un genio representativo de la revolución del 18 de marzo. Pero ya estaba todo preparado para la demolición, que se haría en unos días.
  • Una ley que databa de 1838 autorizaba en base a certificado médico, en caso de peligro inminente, el internamiento provisional de personas afectadas por alienación mental. Pero los comisarios de policía procedieron en oposición flagrante con la ley, ordenaron el traslado urgente de los enfermos a casas de alienados, pero no regularizaban su situación ante la autoridad prefectoral, enviando documentos sobre el individuo internado, en el plazo fijado por la ley.

Informado de esta situación muy grave, el delegado a la ex prefectura de policía emitió una orden exigiendo: "Los comisarios de policía, en París, deberán dirigir en veinticuatro horas, conforme a la ley, a la 1ª división, 5º despacho (ex prefectura de policía), todos los documentos relativos al internamiento forzoso de alienados en establecimientos especiales".

  • Vista la imposibilidad para los estudiantes de medicina que habían pasado sus cinco exámenes de doctorado para presentar una tesis, puesto que la Facultad ha abandonado su puesto, un miembro de la Comisión de enseñanza propuso que los estudiantes de medicina que habían superado con éxito sus cinco exámenes de doctorado fueran autorizados a ejercer con el título de doctor la profesión de médico, en base a un certificado de la secretaría de la Escuela. La Comuna, consultada, decide remitir esta propuesta a la Comisión de Enseñanza.
  • Los comerciantes de vinos que vivían en Levallois, Clichy y Saint-Oyen fueron avisados por orden superior para que cerrasen sus establecimientos a partir de las dos horas. Si no había conformidad con esta orden, la autoridad militar se vería en la obligación de actuar rigurosamente.
  • La colina Montmartre seguía siendo una cita de curiosos que cada vez en mayor número acudían a observar los combates. Hacia las 5 de la tarde, costó más de una hora vaciar la plaza, cuando ocho o diez funcionarios acudieron a solicitar a los paseantes que se retirasen.

A debate

Aunque se había abolido el viejo sistema de conscripción, los sucesivos textos sobre la Guardia Nacional modificaron mucho la situación. Aunque se mantuvieron las elecciones de suboficiales y de oficiales, aunque seguían aplicándose los estatutos de la federación, la obligación de todos los ciudadanos entre 19 y 40 años de servir en las compañías de guerra, la instauración del tribunal militar, las modificaciones en el mando, todo ello configuraba una Guardia Nacional muy diferente a la que se creó en el momento del asedio prusiano. Por tanto, se planteó una nueva cuestión, la de los refractarios a estas obligaciones, que provocaba nuevas tensiones dentro mismo del pueblo parisino.

Tribuna - Le Cri du Peuple, 28 de abril de 1873

Los refractarios

Muchos ciudadanos, en nombre de la libertad (?) se niegan actualmente al servicio en la Guardia Nacional.

El decreto del general Cluseret, por incompleto que sea, no se ha llegado a ejecutar en todo su alcance.

Es urgente poner remedio a este intolerable estado de cosas.

Los patriotas se cansan de ser burlados por los cobardes y los temerosos. Exigen que se obligue a todo el mundo a cumplir su deber.

Tienen toda la razón.

Y no comprendemos que la Comuna haya permitido llamamientos a la desobediencia de las leyes en carteles, ya sean verdes, azules o rojos, que extienden la mentira en nuestras paredes.

No, nadie tiene el derecho a no defender la Ciudad, amenazada de saqueo y de masacre por una horda borracha de chuanes fanáticos.

Estamos en estado de guerra. No habría que olvidarlo.

Evidentemente, cada cual es libre de amar o detestar a la Comuna. Este punto no está sujeto a discusión.

Pero desde el momento en que se consiente en aprovechar los beneficios del gobierno comunal, es indudable que se debe defenderlo contra los ataques de sus enemigos.

Sería indispensable por tanto ejemplificar, y llevar al tribunal militar a los instigadores de la cobardía y a los promotores de la retirada.

Por otra parte, la Comuna tiene legítimo derecho -y el tan mal interpretado principio de la libertad no lo puede obstaculizar-, la Comuna, digo, tiene derecho a exigir el servicio de quienes se valen de la paga y el vestuario de la guardia nacional, de quienes se benefician de sus decretos, y por ejemplo no pagan sus alquileres.

Nos asombra tener que emitir opiniones tan elementales.

¿Los cuarenta años de orleanismo y de imperialismo han gangrenado hasta tal punto las conciencias que se ha perdido toda noción del Derecho y del Deber?

Si hemos descendido a tan asqueroso extremo, el papel de la Comuna está definido:

Levantar con el ejemplo, y si es necesario con el castigo, a una población degenerada.

Pero que la Comuna se convenza de este hecho, del que vemos síntomas alarmantes en cada momento: Los patriotas se desanimarán si se les deja más tiempo expuestos a las pullas de los traidores de tribuna.

La Comuna salvará París, no podemos dudarlo, pero debe asegurarse de la ejecución de sus decretos, y a las palabras de Danton: ¡audacia, más audacia, y siempre audacia!, añadamos éstas: ¡Firmeza, más firmeza, y siempre firmeza!

Henri Verlet

Traducción: viento sur

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