Lo más destacado del día

Situación militar

En el Oeste

No hubo cambios en la situación militar de la Comuna entre Saint-Ouen y Neuilly, donde se continuaba disparando. La situación se agravó a partir de la Muette. Las baterías versallescas cubrían Passy de obuses, obligando a los habitantes que todavía quedaban en esos barrios a refugiarse en los sótanos. El Point-du-Jour estaba cubierto de proyectiles. Además, los bombardeos estaban mermando la muralla y la colocación de baterías en Boulogne les permitían comenzar a disparar sobre la muralla con piezas de asedio de gran calibre.

En el Sur

Los tiradores versalleses cercaron el pueblo de Issy y ocuparon las trincheras entre ese fuerte y el de Vanves, para cortarlo de Montrouge. El fuerte de Vanves, sobre el que se concentraba todo el fuego, antes dirigido contra el de Issy, era insostenible, los versalleses habían comenzado a cercarlo. Por la noche del 10 al 11, a las cuatro de la mañana, Wroblewski acudoçp a la cabeza de los batallones 187º y 105º de la 11º legión, cargaron a la bayoneta, les hacieron huir, hicieron prisioneros y volvieron a dejar el fuerte en manos de los federados. Por la tarde del 11, los versalleses intentaron un nuevo ataque, enorme, sobre el fuerte de Vanves y el de Montrouge, sin éxito.

Comunicación del ciudadano Noro, comandante del 22º batallón

Un acto de abominable ferocidad se añade al balance de las bandas versallescas y viene a desenmascarar a los defensores del orden.

Hoy jueves, 11 de mayo, a las cuatro de la mañana, el 22º batallón, extraviado por un guardia más bravo que experimentado, ha caído de lleno en los puestos versalleses. Acogidos por disparos de pelotón muy nutridos, y cogidos entre dos muros y una barricada, tuvieron que dejar ocho heridos sobre el terreno; estos heridos fueron fusilados por los soldados del 64º de línea, salvo uno sólo que tuvo la sangre fría necesaria para no dar señales de vida.

Pero lo que añade más horror a esta carnicería es que una chica joven, enfermera en el batallón, ha sido asesinada por estos miserables, mientras atendía a un herido. Ni su juventud y entrega, ni tampoco la cruz de Ginebra que llevaba sobre el pecho, han podido encontrar gracia ante estos bandidos.

Estos hecho están confirmados por todos los oficiales de las compañías del 22º batallón.

El jefe del 22º batallón, Noro.

París, 11 de mayo

Proclama del Comité de Salvación Pública

Con un estilo melodramático, imputó el abandono del fuerte de Issy a la traición, a las conciencias compradas por el oro de la reacción, hablaba de un proyecto de insurrección monárquica coincidente con la desbaratada entrega de una puerta [de la ciudad], cuyos culpables estaban detenidos. Aunque hubo muchos problemas en la gestión de la acción militar, no todos ellos, ni mucho menos, se debían a la traición. Además, la proclama no era explícita, anunciaba vagas maniobras reaccionarias descubiertas por la vigilancia popular. Aunque era indispensable vigilar a los adversarios de la Comuna en París, lo que se acababa de poner en evidencia por el descubrimiento de una inmensa cantidad de cintas tricolores que debían servir como señal de adhesión a los partidarios de Versalles, no se podían explicar las dificultades a causa de estas actuaciones. En esos momentos, lo que desgastaba a la Comuna y desagregaba a sus instancias era, ante todo, la desconfianza: el Ayuntamiento desconfíaba del ministerio de guerra, quien a su vez desconfiaba del Comité central de la Guardia Nacional; un fuerte desconfía del otro, etc... Sembrar y ampliar inútilmente los gérmenes de sospecha y división no permitía abordar las cuestiones político-militares que era necesario tratar entre todo el mundo.

Al pueblo de París

Ciudadanos,

La Comuna y la República acaban de escapar de un peligro mortal.

La traición se había colado en nuestras filas. Desesperando de vencer a París por las armas, la reacción había intentado desorganizar sus fuerzas por medio de la corrupción. Su oro, entregado a manos llenas, había encontrado también entre nosotros conciencias que comprar.

El abandono del fuerte de Issy, anunciado en un impío cartel por el miserable que lo colocó, sólo era el primer acto del drama: debía seguirle una insurrección monárquica en el interior, coincidiendo con la entrega de una de nuestras puertas, hundiéndonos en el fondo del abismo.

Pero en esta ocasión ha ganado el derecho.

Todos los hilos de la tenebrosa trama en la que debía encontrarse cogida la Revolución están en estos momentos en nuestras manos.

La mayoría de los culpables están detenidos.

Su crimen es espantoso, pero su castigo será ejemplar.

El tribunal militar está permanentemente reunido. Se hará justicia.

Ciudadanos,

La Revolución no puede ser vencida; no lo será.

Pero hay que mostrar al monarquismo que la Comuna está dispuesta a todo antes que ver la bandera roja destrozada entre sus manos, hace falta que el pueblo sepa que sólo de él, de su vigilancia, de su energía, de su unión, depende el éxito definitivo.

Lo que la reacción no pudo hacer ayer, lo seguirá intentando mañana.

Que todos los ojos estén atentos a sus movimientos.

Que todos los brazos estén dispuestos a golpear despiadadamente a los traidores.

Que todas las fuerzas vivas de la Revolución se agrupen para el esfuerzo supremo, y sólo entonces el triunfo estará asegurado.

En el Ayuntamiento, el 12 de mayo de 1871.

El Comité de Salvación Pública, Ant. Arnaud, E. Eeudes, F. Gambon, G. Ranvier

Se prohibieron seis periódicos

Esta nueva prohibición afectaba al Observateur, L’Univers, L’Étoile, L’Anonyme, Le Spectateur y el Moniteur universel, fundado en 1789, que fue el órgano oficial del gobierno desde 1799, e incluso el Diario Oficial de la República de 1848, después el del Imperio, antes de la creación en 1869 du Diario Oficial. Estaba especializado en la transcripción de todos los debates de la Cámara.

Schoelcher detenido

El ciudadano Schoelcher fue detenido a la noche en las Tullerías. Se encontraba en compañía del ciudadano Cernuschi. Un teniente de la Guardia Nacional, el ciudadano Barrois, invitó al diputado a seguirle a la ex-prefectura de policía, sin mandato, bajo pretexto de "connivencia con el enemigo".

En Versalles…

En la sesión de la Asamblea nacional se plantearon preguntas a Thiers sobre los bombardeos de París y el rechazo a toda conciliación. De forma violenta, Thiers se negó a responder a estas cuestiones que calificó de "burocráticas" y ofreció a la Asamblea su dimisión si no estaba satisfecha.

Esta actitud le dió éxito: la derecha tenía poca simpatía por él, pero era incapaz de encontrarle un sustituto.

Uno de sus partidarios subió a la tribuna para leer el decreto sobre la destrucción de su casa, y se ganó la casi unanimidad de los votos.

Laicización de las escuelas

El delegado de Enseñanza, Edouard Vaillant, de 31 años de edad, era un militante blanquista que había evolucionado hacia posiciones socialistas revolucionarias y se había adherido a la Internacional, inscribiéndose en la sección alemana de Ginebra. Tenía voluntad de laicizar la escuela, apoyándose en los enseñantes y los grupos pedagógicos que habían propuesto importantes reformas en los años precedentes. Como no le era posible recurrir a las cámaras sindicales de maestros, que no existían, Vaillant se apoyó en las municipalidades de distrito y en las iniciativas locales.

Pero el establecimiento de maestros y maestras en lugar de los frailes y monjas de la escuela cristiana no fue fácil. Hubo resistencias.

Algunos frailes se negaban a abandonar su establecimiento, como los hermanos de la escuela de la calle Rollin[1/], en el Vº distrito, junto al Panteón. Jean Allemane, por la Alcaldía, quiso sentar un precedente y les amenazó, si no abandonan el lugar en 10 minutos, con "enviarles a reparar las trincheras que vuestros amigos versalleses están machacando". El ultimátum resultó eficaz. A partir de entonces, los federados pudieron entrar en el establecimiento, donde reinaba una suciedad repulsiva.

Para utilizarlo, hubo que limpiar la escuela a fondo, acondicionar los cuartos de aseo y una cantina escolar. Se reabrió con personal laico. Pero de cuatrocientos alumnos matriculados, sólo se presentaron una cincuentena.

Allemane les dirigió un discurso:

"La Comuna, mis pequeños amigos, querría que todos los niños salieran sanos de cuerpo y de espíritu, generosos, amantes de la verdad y la justicia, deseando ardientemente la igualdad tanto en los deberes como en los derechos. No olvidéis sobre todo que en este momento en que os hablo de estas cosas de orden tan elevado, millares de ciudadanos afrontan la muerte para que vuestra parte de bienestar aumente, que haya instrucción para todos, que no haya más injusticias ni privilegiados, que los fuertes, los poderosos, no aplasten más a los débiles.

Amad por tanto a la Comuna como ella os ama..."

Edouard Vaillant publicó también circulares generales.

Pronto la enseñanza religiosa habrá desaparecido de las escuelas de París.

Pero en muchas escuelas queda, en forma de crucifijos, vírgenes y otros símbolos, el recuerdo de esta enseñanza.

Los maestros y las maestras deben hacer desaparecer esos objetos, cuya presencia ofende la libertad de conciencia.

Los objetos de este tipo que estén hechos en metales preciosos serán inventariados y enviados a la Moneda.

En el distrito 4, los miembros de la Comuna publicaron una circular dirigida a las familias del distrito, informando de su decisión de apartar a los miembros de las congregaciones religiosas de los establecimientos escolares y dejar su dirección exclusivamente en manos de maestros y maestras laicos:

La suma de conocimientos humanos es un fondo común al que cada generación tiene derecho a acceder, con la única reserva de aumentar el capital científico acumulado por las épocas precedentes en beneficio de las generaciones futuras.

Por consiguiente, la instrucción es un derecho absoluto para el niño, y proporcionarla un deber imperioso para la familia, o en su ausencia para la sociedad.

Sólo la instrucción hace al niño, cuando se ha hecho hombre, realmente responsable de sus actos hacia sus semejantes.

¿Cómo exigir, en efecto, la observación de las leyes, si los ciudadanos no pueden leer el texto?

La enseñanza, lo repetimos, es el primer deber de la familia y de la sociedad, si aquella es impotente para proporcionarla.

Movida por estos principios indiscutibles, la Comuna de París organizará la enseñanza pública sobre las bases más amplias posibles.

Pero ha tenido que velar ante todo para que sea respetada en adelante la conciencia del niño, y rechazar de su enseñanza todo lo que podría menoscabarla.

La escuela es un terreno neutro, en el que todos los que aspiran a la ciencia deben encontrarse y darse la mano.

En la escuela es urgente enseñar al niño que toda concepción filosófica debe sufrir el examen de la razón y de la ciencia.

La Comuna no pretende ofender ninguna fe religiosa, pero tiene como deber estricto velar para que el niño no pueda a su vez ser violentado por afirmaciones que su ignorancia no le permite controlar ni aceptar libremente.

Hemos apartado por tanto de las escuelas públicas del distrito a todos los miembros de las diversas congregaciones religiosas que, contrariamente a los principios de libertad de conciencia y de cultos afirmados por la Revolución francesa, se habían arrogado hasta ahora el derecho de enseñar.

Desde hoy, estas escuelas serán dirigidas exclusivamente por maestros y maestras laicos, y vigilaremos escrupulosamente, con la ayuda de inspecciones frecuentes, que toda enseñanza religiosa, sin excepción, sea completamente excluida.

Enseñar al niño a amar y a respetar a sus semejantes; inspirarle el amor por la justicia; enseñarle también que debe instruirse en interés de todos: éstos son los principios de moral en los que se basará en adelante la educación comunal.

A vosotros os corresponde ayudarnos con vuestro concurso, al igual que podéis contar con el nuestro, para cumplir esta tarea útil y fecunda.

¡Viva la República! ¡Viva la Comuna!

Los miembros de la Comuna, delegados por el IVº distrito,

Amouroux, Arthur Arnauld, A. Clémence, E. Gérardin, G. Lefrançais.

Concierto en las Tullerías a beneficio de las viudas y huérfanos

Gran número de personas no pudo entrar día 11 en el concierto del palacio de las Tullerías. Esa noche hubo tres grandes conciertos, celebrados simultáneamente en la sala de los Mariscales, la galería de Diana y el teatro de las Tullerías, con la participación de 300 ejecutantes de orquesta y de la élite de los artistas parisinos. La entrada a los estrenos costó 5 francos; las segundas sesiones [en dos de las salas] 2 francos.

La velada dramática y artística fue muy brillante, tanto en su organización como en su ejecución. Espléndida la iluminación, no sólo en el interior, sino también fuera. En los árboles y macizos de flores  se habían colocados vidrios de color rojo; en el césped y en los linderos, farolillos.

En la sala de los Mariscales, la señorita Agar electrizó al auditorio recitando el Leon herido de Victor Hugo, con el magnífico talento que se le conoce y el tan expresivo perfil que da todavía más relieve a su dicción.

Los señores Caillot del Teatro Lírico, fue muy aplaudidos por el duo del Maestro de capilla y el aire del Perdón de Ploërmel.

11mai2

También se escuchó a la señora Tesseire en cancioncillas divertidas; al señor Daubé en un solo de violín; al señor Roussel de Méry, que repitió sus versos populares; y por último, la señora Bordas, que cantó dos canciones de circunstancias, con su inspiración acentuada y comunicativa, y que fue abrumada de entusiastas bravos en la Canalla, reclamada y repetida con frenesí. Esta pieza, en efecto, está repleta de filosofía popular, y la señora Bordas la hizo sentir como una verdadera artista.

La orquesta, que había tocado de forma intermitente, terminó con la Marsellesa, en todo su esplendor musical.

Rosa Bordas photographiée par Emile Robert 1870

Rosa Bordas, 30 años, cantante lírica y popular

Tras haber cantado en la iglesia, comenzó a dar conciertos en el café rojo de sus padres en Monteux, en le Vaucluse. Después cantó en el Midi, gracias al patronazgo de Frédéric Mistral.

Comenzó en París en 1869 en el gran concierto parisino, aclamada por el pueblo. Se hizo famosa cantando La Canalla, tras el asesinato de Victor Noir, y más tarde La Marsellesa, tras la declaración de guerra.

Testimonio

Maxime Vuillaume, 27 años, hombre de letras, periodista, cofundador del Père Duchêne

Diez de la noche. Jardín privado de las Tullerías, que se sigue llamando todavía el jardín del Principito. Vermersch y yo paseamos. Una multitud enorme... Franqueamos el pórtico del pabellón central, el pabellón del Reloj… Al fondo, una escalera. Al pie de ella, dos leones de mármol, con la pata apoyada en una bola. Y junto a los leones, dos graciosas cantineras, con sombrero de plumas y corpiño de botones relucientes, ofreciendo a quienes pasan a su lado un alfiler cuya cabeza lleva un gorro frigio esmaltado de rojo.

Pinchamos el símbolo en el ojal. Las dos cantineras tienden una bolsa.

—¡Por nuestros heridos, ciudadanos!

Subimos… ¡Qué muchedumbre! El tremendo aliento que escapa de todas estas bocas, el polvo que levantan miles de suelas en permanente agitación sobre el parquet, oscurecen la atmósfera de la sala...

Se levanta el telón. Silencio.
En la escena, una mujer fuerte. Con volantes blancos que se arrastra tras ella. Cinturón rojo en el talle.

Gritos. Aullidos. Pataleos. Aplausos.

La mujer canta. Su nombre sobrevuela los asientos. Es la Bordas.

Ella canta, ella ruge el canto que ya la hecho famosa. Con el estribillo, llega el delirio. Toda la sala lo repite a coro, es la Canalla, pues bien, ¡en eso estamos!

… es un espectáculo conmovedor. Todos los rostros vueltos hacia la Bordas. Todos los corazones latiendo a la vez. Nunca olvidaré esta aparición. Sobre el volante blanco, como una gran mancha de sangre, el rojo de la bandera con flecos en oro. La cabellera extendida sobre los hombros desnudos, el pecho ancho, los brazos sólidos y musculosos, la gran boca abierta y doblada, la mirada fija en lo alto, como en un éxtasis brutal …

Mientras canta la Canalla, la Bordas simboliza, para esta muchedumbre enfebrecida, atenta al menor de sus gestos, el ejército de los rebeldes, el ejército de esta canalla heroica que está luchando ahí al lado, al otro lado de las murallas …
Pataleos y aclamaciones cortan mi ensoñación...

La moneda dirigida por la Comuna

Zéphirin Camelinat, 31 años, obrero montador en bronce, fue nombrado para dirigir la Moneda el 3 de abril. Este antiguo animador de la huelga de broncistas de 1867, miembro de la cámara federal de las sociedades obreras, fue uno de los responsables de la Internacional en Francia.

Camelinat

Zéphirin Camelinat

A su llegada como director, se topó con una oposición[2/]. Comenzó por buscar la forma de mejorar las condiciones de trabajo, por eliminar los incómodos vapores que se escapaabn de los crisoles de fusión.

Se rodeó de hombres seguros, todos ellos obreros broncistas y miembros de la Internacional, Murat (que era miembro de la Liga Republicana de los derechos de París, fundada el 5 de abril), Perrachon, Lamperière encargado de acuñación, Garnier controlador de cuñas y sellos. Todos trabajaban por un salario inferior a lo que gana un broncista cualificado.

Para volver a emitir moneda, hacía falta materia prima. Las primeras solicitudes al Banco de Francia fueron rechazadas.

Gracias a la intervención del delegado en el Banco de Francia, Charles Beslay, acabó por obtener el 8 de mayo los lingotes necesarios para la acuñación de monedas de 5 francos. En condiciones draconianas, las monedas debían ser entregadas y verificadas en cuatro días. Se entregaron el día 11, con una ley de 900 milésimas, contra las 898 precedentes.

Los Monte de Piedad: ¡mañana los primeros desempeños!

En ejecución del decreto del 6 de mayo de 1871, las cuatro primeras series de artículos a entregar gratuitamente por los Monte de Piedad fueron sorteadas el 11 de mayo de 1871, en sesión pública, en la sala Saint-Jean del Ayuntamiento,.

Objetos a entregar a partir del 12 de mayo de 1871 :

1º lote. Objetos empeñados del 1 al 15 de noviembre incluídos de 1870.

2º lote. Objetos empeñados del 16 al 31 de marzo incluídos de 1870.

3º lote. Objetos empeñados anteriores al 15 de junio incluído de 1869.

4º lote. Objetos empeñados del 1 al 15 de marzo incluídos de 1870.

NOTA. — Un segundo sorteo de cuatro nuevas series tendrá lugar próximamente. Será anunciado en carteles especiales.

Elie Reclus, 44 años, periodista

Esta mañana nuestra vieja sirvienta llegó, enfadada y espantada: "Los vendedores me han dicho en el barrio que estos bandidos de la Comuna para conseguir algún dinero van a vaciar el Monte de Piedad, y que van a robar tanto a los ricos buenos que han prestado su dinero como a la gente pobre como yo, que han pedido prestado bajo garantía. Yo poseo un reloj, un brazalete, un collar de cuando era rica, al menos vale 300 francos. ¡Van a vendérmelos por 30!" En un tiempo, la señora Catherine fue rica y por consiguiente se cree obligada a tomar partido por Versalles contra la Comuna. Le he explicado a la buena mujer de qué se trataba, pero sólo la he tranquilizado a medias, ella seguía estando de mal humor contra estos bandidos. Es algo admirable ver cómo en la ignorancia, con la ayuda de las calumnias, las medidas más razonables y mejor intencionadas pueden ser entendidas como su contrario... Catherine está furiosa porque no había comprendido ni una palabra del asunto, y a pesar de todas mis explicaciones, todavía masculla entre dientes.

En resumen

■   Los ciudadanos Bachelet (Pierre-Auguste-Etienne), antiguo abogado de la República, proscrito de diciembre de 1851, y Vernet (François) son nombrados jueces de paz.

■   Los ciudadanos Gibot (Firmin-Léonard) y Aubert (Paul) son nombrados comisarios-subastadores de la Comuna de París.

■   Los poderes conferidos por la ex-prefectura de policía al ciudadano Jules Vincent, para la conservación de los distintos depósitos bibliográficos, fueron confiados al nuevo director, el ciudadano Elie Reclus, que además fuer investido por la delegación de enseñanza con todos los poderes necesarios para la reorganización radical de la Biblioteca nacional.

■   Las municipalidades suburbanas deberán proporcionar al ministerio de agricultura y de comercio una relación de la población y del consumo de harina de su distritos.

■   La beneficencia se las puede arreglar sin la religión, que siempre la ha considerado como una limosna, mientras que el espíritu de solidaridad que vincula a los republicanos la impone como un deber. En el distrito 3, se suprimieron la oficina de beneficencia y las casas religiosas de auxilio, en favor de una oficina de asistencia comunal que asegurará:

  • los diez hornos municipales;
  • la farmacia comunal establecida en la calle de Vertbois, n° 40,
  • la distribución de ayudas en especie o en dinero.

A debate

Tribuna publicada en Le Prolétaire

Tribuna de los iguales: A los miembros de la Comuna

Debéis la verdad al pueblo y no se la decís por completo; no temáis confesar un fracaso o reconocer un error: el pueblo lo perdona todo, excepto la falta de franqueza y la traición; la inercia es más fatal que un revés para la causa de la Revolución; las monarquías, con disimulos y trucos, hacen su papel; pero vosotros, desdeñad esos pequeños recursos y hablad al pueblo de París el lenguaje que conviene a los hombres libres, cuyo único temor es volver a caer en la servidumbre.

Tranquilizad los temblores de quienes temen un imaginario saqueo y hacedles comprender que no los confundís con los criminales que, no contentos con haber vendido a Francia a los prusianos, llevan al colmo su infamia desencadenando el azote de la guerra civil sobre su desgraciada patria.

Pero por otra parte no dejéis que se extinga, falto de alimento, el fuego sagrado, y no os contenteis con prometer al pueblo la llegada del socialismo con el mismo estilo que los curas prometen a sus adeptos las alegrías del paraíso que no dejan de atrasar hasta más allá de la muerte.

Los enemigos de la Revolución calumnian vuestros actos y denigran vuestras intenciones: pero vuestros amigos traicionan a la República con su mutismo y sus adulaciones más o menos interesadas.

Sufrís cargaros con una función que nunca ha reportado honores ni beneficios a quienes la han cumplido a conciencia. Algunas reformas requieren tiempo; otras, en cambio, pueden ejecutarse, por así decirlo, instantáneamente: basta para ello con un acto de voluntad; a un gobierno perjuro se le echa en unas horas; de un plumazo se suprime el presupuesto de cultos, y no cuesta mucho más realizar algunas otras reformas análogas. ¿A qué esperáis pues? Porque al día de hoy ni siquiera habéis ejecutado en su integridad el programa que sirvió de bandera a la oposición constitucional del Imperio. Se diría que destilais con parsimonia y gota a gota las medidas más útiles para el pueblo con el temor a enfadar demasiado a las gentes de Versalles.

La soberanía del pueblo

A semejanza de todos los gobiernos que se han sucedido en Francia desde la gran Revolución, os apoyáis en la soberanía del Pueblo; pero también como ellos, evitais explicaros categóricamente sobre este tema; y en realidad la aplicación de este principio se reduce, para el Pueblo, a la facultad de elegir a sus amos. El régimen republicano así concebido puede alegrar el corazón de todos los aspirantes a alguna candidatura: pero debe dejar, y en efecto deja, en una profunda indiferencia a la masa de los electores, que no sacan de este nuevo pacto social las mismas ventajas que sus elegidos; y esto explica el estado de torpor en que languidecemos desde hace tres semanas, y que se parece furiosamente a una segunda edición del sistema Trochu. Seguramente, los ciudadanos clarividentes no se dejarán coger en la trampa; pero ellos están perdidos en la masa indecisa y fluctuante, para quien el interés actual lo es todo, y que se asqueará inevitablemente de la Revolución, como ya lo hemos visto tantas veces, si sólo se le muestra en la República los peligros y las privaciones, sin que pueda recoger ninguna ventaja.

Todos los poderes se han dedicado a hacer consagrar su elección por el voto popular, y todos han caído por haber fallado en su misión. El origen de un gobierno no justifica los actos, y las sucesivas revoluciones que hemos atravesado son la demostración más contundente de este principio "que sólo es legal lo que es conforme al interés común."

La experiencia nos demuestra además que todos los hombres, con muy pocas excepciones que confirman la regla, cambian en cuanto llegan al poder y anteponen su interés privado al interés general, muchas veces sin que ellos mismos tengan conciencia de esta transformación. No hay que asombrarse por ello, y sería un error quererlo. El hombre que está saciado ya no tiene las mismas disposiciones de cuerpo y de espíritu que el que tenía sed; el amante satisfecho ya no experimenta los mismos arrebatos que cuando imploraba los favores de su amante. Es una ley tan poderosa como la ley de la gravitación, a la que los hombres no pueden sustraerse, y por esta razón la elección sola es incapaz de hacer triunfar la República, si no está rodeada de instituciones que le aseguren su viabilidad.

El medio más seguro y más rápido de asentar un estado de cosas razonable no consiste sólo en el nombramiento por el pueblo de sus mandatarios, sino en la discusión y en la votación de las leyes. Fuera de ello sólo hay caos.

El propio ejercicio de la soberanía debe estar subordinado a algunas condiciones; porque importa que las decisiones hechas por el pueblo estén explicadas y no lleven la marca de la sorpresa o del arrastre.

El pueblo tiene siempre el derecho a replantear sus decisiones; y no es admisible que pueda decretar que un bastón no tenga dos extremos o que un triángulo tenga cuatro lados.
Las cuestiones a someter a las deliberaciones y a la sanción popular deben ser claras como el sol, no contener ningún equívoco, estar al alcance de todas las inteligencias, y contener sólo una proposición, reduciéndose a la simplicidad de un axioma, como: lo blanco es blanco, lo negro es negro.

Ejemplos : ¿Queréis ( o no)?

1°) ¿Que a partir de hoy todas las leyes estén basadas en el principio de la utilidad general en lugar de estar hechas en beneficio exclusivo de algunos hombres o de algunas castas?

2°) ¿Mantener el porcentaje de… senadores u otros funcionarios de engorde?

3°) ¿Que una barrica de vino corriente, que cuesta 10 fr. de precio de compra, pague el mismo impuesto que una pieza de vino fino que cuesta 1.000?

4°) ¿Votar una subvención de varios millones para procurar a algunos ricos desocupados la satisfacción de oír cantar óperas en italiano?

5°) ¿Que esté prohibido trabajar por debajo de cierto precio considerado como el mínimo de las necesidades más apremiantes?

6°) ¿Que el derecho a lo superfluo para algunos no sea tolerado en tanto no esté garantizado el derecho a lo necesario para todos?

7°) ¿Que la justicia se haga sin gastos y sin pérdida de tiempo, por árbitros y jueces elegidos, revocables y responsables?

8°) ¿Que todos los funcionarios y agentes públicos sean responsables de su gestión, en sus personas y en sus bienes?

9°) ¿Que todos los individuos que han provocado, sostenido, votado la injusta guerra de agresión contra Prusia, sean obligados a pagar los gastos?

10°)¿ Que se haga lo mismo con aquellos que después de haber empujado a esta guerra, no han querido sostenerla desde el día en que Prusia torció las cosas a su favor, tras la traición de Sedan?

11°) ¿Id. con los vampiros que han especulado con el desamparo general durante el asedio de París?

12°) ¿Id. con los generales e intendentes que han traicionado a Francia, extorsionado los denarios públicos, robado la ración del soldado, etc., etc. ?
Sólo he querido dar aquí un resumen de lo que podría hacer una institución que ha sido consagrada por lo demás por la Constitución del año II.

 

[1/]Hechos relatados por Maurice Choury

[2/]Informaciones recogidas por Michel Cordillot

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