Lo más destacado del día

Situación militar

En el Oeste

En Nueilly y Asnières, después de una noche espantosa, la mañana fue bastante tranquila. Hacia la una se ha reanudado un duelo de artillería entre las baterías versallesas de Asnières, del castillo de Bécon y de Courbevoie, y las baterías federadas de las murallas, del puente de Asnières y del puente de Clichy. Por la tarde, comienzan los disparos versalleses en dirección a Batignolles y Montmartre, y los obuses caen más allá del cementerio.

Según el National

A las cinco de la tarde, cuando se estaban realizando cinco entierros en el cementerio de Montmartre, cayeron dos obuses en el campo de reposo. Uno de ellos, cerca de la bóveda, se hundió en la tierra. El otro, rozando el remate de los monumentos que están a la izquierda de la alameda por la que se llega a la fosa común, calle muy frecuentada, la atravesó para acabar estallando en el rincón izquierdo de un sarcófago erigido al difunto Lebel Sainte-Marie, en la segunda fila de tumbas, desportillando gravemente la tumba de la familia Gudel, situada en la primera fila, a cinco sitios de la tumba de Mürger. Los cascotes de obús han dañado algunos de los monumentos fúnebres del entorno, hasta la sexta fila. Ha sido un verdadero milagro que el obús, al caer en este lugar y a esta hora, no haya causado la muerte de varias personas.

En el Sur

Las tropas versallescas atacaron de nuevo los fuertes del Sur, en especial Montrouge e Issy, que cañoneado de continuo ya no es más que un montón de ruinas.

¡Se crea el Comité de Salvación Pública!

La sesión para votar sobre el Comité de Salvación Pública del 1 de mayo fue muy agitada.

La víspera se habían aprobado tres artículos:

Art. 2. Estará compuesta de cinco miembros, nombrados por la Comuna, en escrutinio individual.

Art. 3. Se dan a este comité, sólo responsable ante la Comuna, los más extensos poderes sobre todas las delegaciones y comisiones.

Los miembros de la Comuna no podrán ser llevados ante ninguna otra jurisdicción que la suya.

Quedaba por tanto el voto del primer artículo, el nombre de la instancia y su composición.

La votación de si Comité de Salvación Pública o Comité Ejecutivo, que la víspera había dado un resultado nulo (26/26), se saldó favorable al Comité de Salvación Pública, por 34 votos contra 18.

A favor de la formación de un Comité de Salvación Pública:

Amouroux, Ant. Arnaud, Bergeret, Billioray, Blanchet, Champy, Chardon, E. Clément, J. B. Clément, Demay, Dupont (Cl.), Durand, Ferré, Fortuné (Henry), Gambon, Géresme, Grousset, Johannard, Ledroit, Lonclas, L. Melliet, Miot, Oudet, Parisel, Pillot, Philippe, F. Pyat, Ranvier, Régère, Rigault, Trinquet, Urbain, Vésinier, Viard.

A favor de la formación de un Comité Ejecutivo:

Andrieu, Arthur Arnould, Avrial, Allix, Babick, Beslay, Clémence, V. Clément, Courbet, Fränckel, Gérardin, Jourde, Langevin, Lefrançais, Longuet, Ostyn, Pindy, Pottier, Rastoul, Serraillier, Sicard, Tridon, Theisz, Vaillant, Vallès, Varlin, Verdure.

El voto global sobre el decreto, 45 a favor, 23 en contra, fue algo diferente, porque había seis votantes más y varios miembros, como Allix, Dereure, Frankel, Pottier, Vaillant, Verdure, que habían votado por la formación de un Comité Ejecutivo habían votado finalmente el texto que establecía el Comité de Salvación Pública,.

Lo que confirma que entre los 45 miembros que lo crearon, no estaba claramente definido el carácter real del Comité de Salvación Pública.

Votantes: 68. Mayoría absoluta: 35.

A favor de la adopción: 45.

Amouroux, Arnaud, Allix, Bergeret, Billioray, Blanchet, Brunel, Champy, Chardon, Clément (E.), Cournet, Demay, Dereure, Dupont (Cl.), Durand (J.), Ferré, Fränckel, Fortuné (H.), Gérardin (C.), Géresme, Grousset, Ledroit, Lonclas, Martelet, Melliet, Miot, Oudet, Parisel, Pillot, Pottier, Philippe, Pyat, Ranvier, Régère, Rigault, Sicard, Trinquet, Urbain, Vaillant, Vésinier, Viard, Verdure.

En contra: 23.

Andrieu, Art. Arnould, Avrial, Babick, Beslay, Clémence, Clément (V.), Courbet, Gérardin (E.), Jourde, Langevin, Lefrançais, Longuet, Malon, Ostyn, Pindy, Rastoul, Serraillier, Tridon, Theisz, Vallès, Varlin, Vermorel.

París, 1 de mayo de 1871

La Comuna,

Art. 1º. Se organizará inmediatamente un Comité de Salvación Pública.

Art. 2º. Estará compuesto por cinco miembros, nombrados por la Comuna, en escrutinio individual.

Art. 3º. Se dan a este Comité, que sólo será responsable ante la Comuna, los más extensos poderes sobre todas las delegaciones y comisiones.

La Comuna,

Decreta:

Los miembros de la Comuna no podrán ser llevados ante ninguna otra jurisdicción que la suya (la de la Comuna)

La discusión se tensionó entonces entre las dos partes que acababan de diferenciarse en estos votos.

En primer lugar, sobre las modalidades de elección de los cinco miembros. Un electo decidió no participar en la votación por tratarse de una institución dictatorial, pero sobre todo más de veinte miembros deciden abstenerse.

Considerando que habían votado contra la institución denominada Comité de Salvación Pública, en la que veía el olvido de los principios de reforma seria y social de los que había salido la Revolución Comunal del 18 de marzo;

La vuelta peligrosa o inútil, violenta o inofensiva, a un pasado que debe enseñarnos, sin que tengamos que copiarlo;

Declaran que no presentarán candidatos, y en lo que les concierne mantendrán la abstención como única actitud digna, lógica y política.

Ch Longuet, Lefrançais, Arthur Arnould, Andrieu, Ostyn, Jourde, B. Malon, Serrailler, Ch Beslay, Babick, Clémence, Courbet, Eugène Gérardin, Langevin, Rastoul, J. Vallès, Varlin.

Visto que no podemos nombrar a nadie para una institución considerada por nosotros  tan inútil como fatal, nos abstenemos.

Avrial, V. Clément, Vermorel, A. Thiesz, G. Tridon, Pindy, E. Gérardin.

Considerando que el Comité de Salvación Pública es una institución dictatorial incompatible con el principio esencialmente democrático de la Comuna, declaro no tomar parte en el nombramiento de los miembros de este comité.

C. Langevin

El escrutinio quedaba desvalorizado de entrada, y sólo hubo treinta y siete votantes para constituir este Comité que tras rimbombantes palabras instauraba un poder sin autoridad. Fueron elegidos los ciudadanos Ranvier, Antoine Arnaud, Léo Meillet, Ch. Gérardin y Félix Pyat.

Antoine Arnaud, 33 votos; empleado de ferrocarril, 40 años, presidente de una sección parisina de la Internacional, elegido por el distrito 3.

Gabriel Ranvier,  27 votos; pintor decorador en laca, 43 años, blanquista y miembro de la Internacional, masón, elegido por el  distrito 20.

Léo Melliet, 27 votos; pasante de abogado, 28 años, miembro de la Internacional, masón, elegido por el distrito 13.

Felix Pyat, 24 votos; Hombre de letras, hombre político, 61 años, elegido por el distrito 17.

Charles Gérardin, 22 votos; corredor de comercio, 28 años, elegido por el distrito 17, uno de los miembros del complot que el pasado jueves 27 de abril quiso implantar una dictadura con Dombrowski, Wrobelski, Rossel, y que fracasó tras el rechazo de Aminthe Dupont.

Todos estos debates acentuaron los enfrentamientos. Se plantearon tres dimisiones en la oficina del presidente, y el blanquista Bergeret declaró:

"Lo que acaba de pasar es muy grave; se ha formado en el seno de nuestra asamblea una izquierda y una derecha. No hace falta que los bravos ciudadanos que nos han confiado la misión que cumplimos y que nos han impuesto un mandato imperativo sepan que algunos de nosotros parezcan haber abandonado los sentimientos que les han hecho llegar a la Comuna. Guardemos para nosotros solos los hechos que acaban de pasar y que no dudo en llamar una vergonzosa maniobra. Que el público no se vea sometido a la funesta influencia de algunas defecciones".

El internacionalista Babick respondió:

"Veo con pena que se hayan formado dos campos en la asamblea. Pero no comprendería que se tratase como enemigos a aquellos de vuestros colegas que no piensen como nosotros. Yo me declara partidario de quienes han votado contra el Comité de Salvación Público, pero reconozco perfectamente a todos el derecho a votar de otra manera y a expresar su opinión con la más completa libertad. Los miembros que han votado por el Comité de Salvación Pública pueden muy bien creer que han asegurado la Salvación de la sociedad, pero permitidme seguir pensando que la Comuna podía salvarse ella misma".

Las razones de los votos fueron escritas (ver la sección de debate).

La mayoría estaba formada por jacobinos y blanquistas, a los que se habían unido algunos miembros de la Internacional, y quería aparecer como continuadora de los revolucionarios de 1793, dispuestos a tomar medidas autoritarias.

La minoría la formaban la mayor parte de los que animaban el consejo federal parisino de la Internacional, aunque varios internacionalistas hubieran votado a favor y tres de ellos eran miembros del Comité. Para ellos, las cuestiones económicas y sociales dominaban sobre la política; actuaban para conseguir transformaciones sociales inmediatas, y estaban convencidos de que esta orientación estaba en oposición con las aspiraciones de la revolución del 18 de marzo.

¿Qué iba cambiar con esta decisión, y qué medios suplementarios iba a dar a la Comuna?

Ahora bien, las maniobras contra la Comuna continuaban

Testimonio - Gaston Da Costa, 21 años

La noche de la elección del Comité de Salvación Pública, compuesto por Félix Pyat, A. Arnaud, Léo Meillet, Ranvier y Ch. Gérardin, el Delegado de guerra cenaba en el Ayuntamiento y exponía a los miembros del nuevo Comité las medidas militares que pensaba tomar.

Hubo una discusión bastante intensa entre él y Félix Pyat, y se intercambiaron expresiones agridulces.

Quienes han conocido a Pyat, podrán pensar que no olvidó nada de lo hablado, y que después hizo todo lo posible para demostrar a Rossel su buena memoria. Aminthe Dupont llegó al final de la cena y vio a Rossel por primera vez.

Fue Girardin quien les presentó. En el momento de irse, el Delegado de guerra ofreció a Dupont un sitio en su coche, y ambos se dirigieron a la Prefectura de policía, donde Rigault, avisado por Gérardin, les esperaba en compañía de Régnard, Eudes y Da Costa. Rossel, más bien nervioso, expuso rápidamente su proyecto. Rigault aprobó el principio de un golpe de Estado contra la Comuna pero condicionó su concurso a la llegada de Blanqui, cuya evasión se esperaba. Nada que hacer sin el viejo, dijo en sustancia:

"Vosotros, ciudadanos Rossel, Dombrowski, Wroblewski y Eudes, seríais unos excelentes auxiliares de Blanqui; solos, no podéis nada contra la Comuna. Si conseguimos liberar a Blanqui, podemos intentar algo con Delescluze, aunque esto será mucho más problemático. Mientras tanto, hay que preparar discretamente a la opinión y anular lo más posible la acción militar del Comité central, del que será más difícil desembarazarnos que de la Comuna".

Se separaron mucho antes de la medianoche, después de haber decidido buscar el apoyo de algunos grupos y el concurso del Père Duchêne.

Rossel se daba perfecta cuenta de que Rigault tenía razón, y que había que confiar la dictadura a un hombre conocido por su largo y glorioso pasado de acción. Pero no descuidó nada para crearse la reputación de soldado enérgico.

Testimonio - Martial Senisse, 20 años albañil limusino

Esta mañana, el Père Duchêne anuncia a sus lectores la creación de nuestro batallón [Los hijos del Padre Duchêne].

Gérardin, que ha sido nombrado por la Comuna miembro del Comité de Salud pública, se esfuerza por reunir oficiales para hacer confiar a Rossel el poder político. El equipo del Père Duchêne trabaja con él. Por eso escribe Vermersch artículos criticando a los miembros de la Comuna. Me ha dicho que quería hacer de Rossel el nuevo Hébert de la Revolución.

Desde que soy capitán de los Hijos del Padre Duchêne, nadie se preocupa en contar cualquier cosa delante de mí. He llevado por primera vez el uniforme de los oficiales federados.

Frankel no me ha ocultado que estaba descontento por verme en el punto de mira de Vuillaume. En la Comuna, Jourde, Vallès, Serailler, Malon y Gustave Courbet harán todo lo posible para impedir a Gérardin imponer la dictatura de Rossel. Thoumieux [militante blanquista] que al principio había estado a favor de Rossel, ya no está en el golpe. Hoy mee ha dicho:

—No sé a dónde quiere ir Gérardin, pero en la minoría que se ha opuesto a la creación del Comité de Salvación Pública están los mejores jefes de la revolución.

Me aconseja no ir demasiado lejos con Vuillaume. ¿Qué hacer?

Los clubes

Iglesia de Saint Nicolas des Champs

Una reunión de 5.000 ciudadanos votó una petición para poner todas las iglesias de París a disposición del pueblo, "con el fin de que pueda hacerse la instrucción y la educación política de los ciudadanos y sean tenidos al corriente de la marcha de los asuntos públicos", tras haber felicitado a la Comuna por haber puesto en marcha el Comité de Salvación Pública para "perseverar enérgica y resueltamente en la vía revolucionaria, única que puede salvar y asegurar el triunfo definitivo de la República".

Club Sainte Élisabeth

En la iglesia Sainte-Élisabeth.

El párroco Josselin y el primer vicario Castillon, amenazados de ser detenidas la mañana del 1 de mayo, fueron finalmente dejados en libertad y a la tarde se instaló un club, ampliación del de Notre-Dame-des-Champs, que se hizo demasiado grande. Se instaló en la parte derecha de la iglesia, mientras a la izquierda se mantuvo la capilla de la Virgen María. Organizado por Joseph Paysant, se desarrolló bajo la presidencia de un tal Laurent. [Maitron]

En resumen

  • El miembro de la Comuna delegado en el ministerio de finanzas ordenó que la compañía de ferrocarriles de Ceinture abonase en ocho días sus distintos los impuestos atrasados, desde el último pago efectuado hasta el 30 de abril de 1871 inclusive. A partir del 1 de mayo, la cuenta de impuestos del ferrocarril de Ceinture sería regularmente ordenada y pagada cada diez días.
  • La mañana del día 1, las compañías de ferrocarriles del Este, de Orleans y de Lyon entregaron al tesoro de la Comuna las sumas imputables a sus impuestos atrasados.
  • Federación artística. La Comuna de París autorizó a la Federación artística a disponer gratuitamente de las salas de teatro a efectos de dar representaciones en beneficio de las viudas, huérfanos y heridos de la guardia nacional.

Para inaugurar estas representaciones, el 7 de mayo tendría lugar una gran sesión musical y dramática, en la sala del Châtelet.

La gran familia artística era pobre en sí, pero rica por el corazón y los sentimientos generosos que la animaban: por esa razón debía contribuir a que entrase un rayo de sol, un resplandor de esperanza y un poco de bienestar en el desván de quienes sufrían.

El comité de la Federación artística informó al público que era completamente ajena a las numerosas representaciones celebradas sin su concurso, con el pretexto de un beneficio para las víctimas de la guerra.

El objetivo perseguido por la Federación artística no era ir en ayuda de un grupo o un barrio particular; su visión era más amplia y más humanitaria; todos los ingresos procedentes de sus representaciones serían centralizadas bajo la atención de una comisión nombrada por la Comuna, y distribuidos a las víctimas de los veinte distritos de París.

Los carteles del comité llevaban en la cabecera, como signo distintivo: Federación artística.

Carta de Richard Reinhardt a Karl Marx

París, 1 de mayo de 1871

Querido amigo,

No es fácil escribir en medio de esta incesante excitación, aunque os he hecho llegar, durante las mejores jornadas, un diario relatando los acontecimientos, en sobre cerrado y a la dirección de Engels. Es lo que hice por última vez anteayer, después de la manifestación de los masones que resultó disuelta a bombazos. Ayer por la tarde otra manifestación pacífica muy numerosa de provincianos que viven en París fue seguida del más brillante bombardeo desde el fuerte de Mont-Valèrien, con bombas incendiarias contra una parte de las casas del barrio de Ternes en el interior de las fortificaciones. Prendieron inmensos incendios, toda la ciudad quedó espantada por el violento cañoneo. Esta es otra ventaja, porque ha arrojado en nuestros brazos a una parte considerable de los indiferentes, mostrando ante sus indignados ojos a los caníbales de Versalles en acción, mientras otros se divertían educadamente por esta nueva prueba tangible de la rabia impotente de Thiers. El buen hombre tan sólo quería conseguir, para uno de estos días, una victoria de su soberbio ejército sobre el pequeño puñado de insurgentes de París; victoria que anunciaban como definitiva y próxima desde hace cuatro semanas, a grito pelado, como un espectáculo de circo o de teatro. Necesitaba un reclamo para las elecciones municipales de la víspera en Francia. Pero debe tener paciencia. Por desgracia, también nosotros debemos esperar un poco, las revoluciones decisivas más o menos inminentes de las otras grandes ciudades se hacen esperar por el momento. Pero no tardarán en estallar. Esperando que nuestros admirables héroes nacionales de Belleville y de otros sitios hagan lo que puedan para mantener por lo menos el statu quo, firmemente resueltos a dar si es preciso el golpe de gracia al ejército imperial, en el mismo París, detrás de las barricadas, si este ejército llegase a penetrar en la ciudad por las fortificaciones. Durante este tiempo, los reaccionarios que no sean trigo limpio serán desarmados, tarde o temprano, uno tras otro, con tanta más seguridad ahora que ya nos hemos desembarazado del equívoco Cluseret. Por tanto, ¡siempre adelante, todo saldrá bien!

...

Cordialmente devoto, vuestro viejo Reinhardt

El Demócrata socialista de Berlín acababa de publicar un comunicado "a los trabajadores franceses" que según el periódico habría sido votado por unanimidad en una reunión celebrada en Hannover, en la que habrían participado unas 3.000 personas.

"Trabajadores de Francia, se dice en este documento, aunque vencidos en la lucha contra la potencia militar alemana, os habéis mantenido fieles a vuestros deberes con vosotros mismos y con todo el proletariado. Ya sabéis, como os lo enseñaron 1789, 1830, 1848, que el derecho del trabajo es sacrificado tanto por la república azul como por el imperio y la realeza... Al levantaros contra este gobierno, en el mismo momento en que preparaba un acto criminal que si hubiera triunfado os habría infligido la más profunda humillación, la invasión de lo arbitrario y la dominación de los buscadores de puestos y de tronos, habéis cumplido el más santo de vuestros deberes.

No, no sois una banda de bandidos, de asesinos, de ladrones. En vosotros vemos al proletariado combatiendo por los derechos del hombre. ¡Trabajadores franceses! Sois la vanguardia del ejército que marcha por la liberación del mundo entero, que tiene los ojos fijos en vosotros, habéis ganado sus simpatías, cuenta con vosotros"

Elecciones municipales

Hubo que esperar algunos días para hacer un balance completo de estas elecciones. Los primeros resultados conocidos confirmaron el empuje del voto republicano y del voto radical en las ciudades. 

Noticias de El Havre

Resultados de las elecciones municipales

Hubo más electores que en las municipales de 1870, 57,5% frente al 46,9%, y se celebraron con la mayor calma. No hubo lista claramente conservadora, sólo una lista republicana y una lista comunera.

Guillemard, candidato en las dos listas, fue plebiscitado: ¡el viejo republicano, glorioso defensor de El Havre durante la guerra, cuya resistencia evitó la toma de la ciudad por los prusianos, obtuvo más del 93% de votos! La lista republicana obtuvo alrededor del 70% de los sufragios emitidos.

Insurrección en la Guillotière, en Lyon

El 30 de abril, se lanzó un llamamiento al boicot a las elecciones. La alcaldía fue ocupada por los guardias nacionales, con el apoyo de la mayoría de la población. Se levantaron barricadas en la calle principal de la Guillotière y en los patios de Brosses. El ejército llegado de Perrache hizo frente a una muchedumbre de 20.000 a 25.000 personas que gritaba "¡No disparéis!". El ejército disparó, y los insurgentes respondieron tras las barricadas de la calle principal, que se mantuvo hasta las 11:20. Huby decenas de muertos.

A debate

Votos razonados sobre la creación del Comité de Salvación Pública

Ferré. He aceptado el mandato imperativo; creo ser consecuente con mis palabras y mis compromisos votando por el Comité de Salvación Pública.

Gournet. Ausente en la discusión sobre la calificación de Comité de Salvación Pública, y bajo el beneficio de las observaciones que tenía que presentar sobre el título mismo de Comité de Salvación Sública, voto a favor.

Parisel. Considerando que ante los peligros de la patria el nombre de Salvación Pública nunca ha sido más oportuno; que el Comité de Salvación Pública no puede ser una dictadura peligrosa, porque está bajo el control de la Comuna, voto a favor.

Pyat. Dado que el nombre de Salvación Pública pertenece a la misma época que los de República Francesa y Comuna de París, voto a favor.

Charles Gérardin. De acuerdo al mandato imperativo que me ha sido conferido por mis electores, voto a favor del Comité de Salvación pública, porque es urgente que la Comuna se mantenga en el sentido más amplio del movimiento revolucionario que la ha nombrado.

Ledroit. Voto a favr el Comité de Salvación Pública como medida revolucionaria indispensable en el actual estado de la situación.

Urbain. Considerando que en las circunstancias actuales ninguna medida tomada por la Comuna sería demasiado enérgica, y queriendo mantenerme fiel al mandato imperativo que he recibido de mis electores, voto a favor.

Blanchet, Clovis Dupont. Voto a favor del Comité de Salvación Pública dado que, aunque la Comuna ha sabido hacerse querer por toda la gente honesta, no ha tomado todavía las medidas indispensables para hacer temblar a los cobardes y los traidores, y que gracias a esta intempestiva magnanimidad, el enemigo tal vez ha logrado ramificaciones en las ramas esenciales de nuestro gobierno.

Régère. Atacados despiadadamente y sin motivos legítimos, estimo que debemos defender con la mayor energía la República amenazada.

Allix. Voto a favor, esperando que la Comuna deshará el Comité de Salvación Pública cuando lo quiera.

Émile Oudet. Voto a favor del Comité de Salvación Pública, dado que nuestra situación es aún más terrible que la que tuvieron nuestros padres en el 93, y los que lo atacan no ven claro.

Rraoul Rigault. Esperando que el Comité de Salvación Pública sea en 1871 lo que se suele creer, aunque sin razón, que fue en 1793, voto a favor.

Andrieu, Langevin, Ostyn, Vermorel, V. Clément, Theisz, Serraillier, Avrial, Malon, Lefrançais, Courbet, Eugène Gérardin, Clémence, Art. Arnould, Beslay, Vallès, Jourde. Considerando que la institución de un Comité de Salvación Pública tendrá como principal efecto crear un poder dictatorial que no añadirá ninguna fuerza a la Comuna;

Dado que esta institución estaría en oposición formal con las aspiraciones políticas de la masa electoral, cuya representación es la Comuna;

Dado que, en consecuencia, la creación de toda dictadura por la Comuna sería por su parte una verdadera usurpación de la soberanía del pueblo, votamos en contra.

Clément. Si hubiera asistido a la sesión de ayer, habría combatido la propuesta de un Comité de Salvación Pública, que considero como una dictadura. Obligado a tomar una resolución en este caso, voto por la denominación ejecutiva.

Beslay. Por estar indispuesto, me retiré a las seis y media. Si hubiese estado presente, habría votado contra toda la proposición, y me uno a la proposición que me parece menos grave, y voto por el ejecutivo.

Jourde. Obligado a pronunciarme por una fórmula, voto a favor de la palabra: ejecutivo. Pero con todas mis reservas sobre los artículos del proyecto Miot.

Géresme. Yo voto, porque el término salvación pública ha sido, es y será siempre de circunstancia.

A favor de la propuesta global:

Ranvier. Voto a favor, porque la indecisión desde hace un mes nos ha comprometido, y seguir más tiempo en la indecisión en tomar medidas más enérgicas perdería a la Comuna y a la República.

Eugène Pottier. Como la situación exige energía y unidad de acción, a pesar de su título, voto a favor.

Clément. Como he recibido de mis electores el mandato imperativo voto a favor.

Miot. Vista la gravedad de las circunstancias y la necesidad de tomar pronto las medidas más radicales y más enérgicas para reprimir las traiciones que podrían hacer perder la República, voto a favor.

Léo Fränckel. Aunque no veo la utilidad de este Comité, pero no quiero prestarme a insinuaciones contrarias a mis opiniones revolucionarias socialistas, y aún reservándome el derecho de insurrección contra este Comité, voto a favor.

Lonclas. Considerando que mis electores me han confiado el mandato imperativo de conseguir el triunfo de la revolución con las medidas más enérgicas, y que el Comité de Salvación Pública es, en mi opinión, el único capaz de conseguir ese objetivo, voto a favor.

Sicard. Voto a favor porque soy de la opinión de tomar medidas radicales y serias, aunque me haya opuesto con mi voto a las palabras Salvación Pública, porque detesto las palabras rimbombantes que suelen quedar en letra muerta,.

Jacques Durand. Voto a favor porque tengo conciencia de la situación y quiero ser consecuente con los compromisos tomados por mí ante los electores.

Champy. Estando de acuerdo con los electores que me han nombrado, y deseando como ellos que no se dude ante ninguna medida necesaria, voto a favor.

Vaillant. Voto a favor del conjunto del decreto, aún habiendo votado contra el artículo 3 y el título de Comité de Salvación Pública que, en el ánimo de los presentadores, determina el espíritu del proyecto, porque conforme a lo que sostenía hace pocos días, a pesar de la ilusión de la asamblea, no hace más que añadir a los mecanismos de su organización un mecanismo que faltaba, y consagrar una división necesaria de los poderes, un control más efectivo del trabajo de las comisiones. (Al votar contra el artículo 3 he votado contra el error de la asamblea, que cree hacer lo que dice y no hace sino decretar sin efectos).

Pero no comparto la ilusión de la asamblea que cree haber fundado un Comité político director, un Comité de Salvación Pública, cuando no hace más que renovar con una etiqueta nueva su Comisión ejecutiva de los primeros días. Si la asamblea quería tener un verdadero Comité ejecutivo, que pudiera tomar verdaderamente la dirección de la situación, precaverse ante las eventualidades políticas, debería comenzar por reformarse a sí misma, dejar de ser un pequeño parlamento charlatán, rompiendo al día siguiente, al azar de su fantasía, lo creado la víspera y plantándose ante todas las decisiones de su Comisión ejecutiva. La Comuna no debería ser más que una reunión de comisiones que se reúnen para discutir las resoluciones, los informes presentados por cada comisión, escuchando el informe político de su Comité ejecutivo, y juzgando si este Comité cumple su deber, si sabe dar la unidad de impulso, de dirección, si tiene la energía, la capacidad necesaria para el bien de la Comuna.

Al Comité ejecutivo se le pasarían los asuntos políticos, a las diversas comisiones todos los asuntos derivados de dichas comisiones, y las sesiones consistirían, sin incidentes inútiles, en tomar decisiones y no en discutir.

Para un Comité ejecutivo de este orden, el único que podría llevar verdaderamente el título de Salvación Pública, que no tiene por otra parte importancia y sí la desventaja de ser una repetición, votaré que sí sin frases. En una palabra, hay que organizar la Comuna y su acción, hacer la acción de la revolución, y no agitación ni pastiches.

En contra de la propuesta global:

Vermorel. En referencia a los motivos citados por Andrieu, y sobre todo porque no creo en la eficacia del Comité de Salvación Pública, que no es más que una palabra, y el pueblo se ha llenado demasiado tiempo de palabras: voto en contra.

Clémence. Considerando que establecer el Comité de Salvación Pública es un atentado dirigido contra los derechos que a los miembros de la Comuna les han dado sus electores, voto en contra.

Babick. El ciudadano Babick, en contra. No estando la Comuna en peligro, no tiene necesidad de Comité de Salud Pública. Se salvará por sí misma.

Rastoul. Voto en contra del conjunto del proyecto, porque conduce en realidad a la confusión de poderes, y lleva a conflictos y produce el desorden y la anarquía, y yo querría la separación de funciones con responsabilidad efectiva ante la Comuna de esta Comisión Ejecutiva, con plenos poderes sobre todas las otras comisiones, pero dejando por entero a la Comuna el papel de Comité de alta vigilancia, con poder de deshacerla y revocarla, aún absteniéndose de toda intervención directa en la ejecución y la dirección.

Tridon. En contra, porque no me gustan los sacerdocios inútiles y ridículos que lejos de darnos fuerza nos quitan la que tenemos.

Jourde. Adhiriéndome a la declaración de Fränckel, voto en contra como miembro de esta Comuna y como delegado de Finanzas.

Longuet. No creyendo en las palabras salvadoras, no más que en talismanes y amuletos, voto en contra por las razones de orden y de derecho desarrolladas por Andrieu, y también por motivos de buen sentido y de buena política indicado por Babick.

Propuesta

Gustave Courbet. Desearía que todos los títulos y palabras pertenecientes a la revolución del 89 y 93 sólo se apliquen a esa época. Hoy día no tienen la misma significación y no pueden ser empleadas con la misma justeza y en las mismas acepciones. Los títulos: Salud Pública, Montañeses, Girondinos, Jacobinos, no pueden ser empleados en este movimiento socialista republicano. Lo que nosotros representamos es el tiempo que ha pasado de 1793 a 1871, con el talento que nos debe caracterizar y debe mostrar nuestro propio temperamento. Pareceríamos plagiarios, y restableceríamos en nuestro detrimento un terror que no es de nuestro tiempo. Empleemos los términos que nos sugiere nuestra revolución.

Rastoul. Declaro dar un voto en blanco sobre los nombres, porque el decreto, tal como ha sido votado, me parece consagrar el funesto autollamado principio de la división del poder, que engendra fatalmente conflictos entre las diversas delegaciones, el Comité de Salvación Pública y la Comuna; lo que en definitiva no cambia nada en el fondo, en la situación actual, cuyo carácter dominante, esencial, es el desorden, la confusión, la anarquía, productos necesarios de la falta de organización y de administración verdaderamente republicanas.

En estas condiciones, y por los otros motivos expresados en mi voto contra el conjunto del proyecto, partidario resuelto de la unidad de poder, pero también de la separación y la especialización de las funciones, con responsabilidad real de los funcionarios, sólo puedo depositar en la urna un voto en blanco, expresando así el rechazo a que la Comuna no se haya sumado a mi proyecto, presentado en forma de enmienda al artículo 2, que consistía en nombrar, en las circunstancias excepcionales que atravesamos, un Comité ejecutivo de tres miembros, una especie de triunvirato formado fuera de la Comuna, y con plenos poderes sobre todas las comisiones, para la alta dirección y la ejecución de los asuntos, en virtud de una acción exterior e interior pronta y poderosa.

De estos tres miembros, siempre responsables ante la Comuna, transformada provisionalmente y hasta el final de la lucha contra Versalles en Comisión de alta vigilancia, con poder para desahacerlos y revocarlos en su totalidad o en parte: uno sería delegado de Guerra y encargado de la administración de este servicio y de la organización de los batallones; el segundo, colocado a la cabeza de todas las fuerzas militares activas, por medio de una acción enérgica y decisiva; y el tercero con poder y misión especial de organizar la parte financiera y administrativa de los servicios del interior.

Tridon, Vermorel, Avrial, V. Clément, Theisz, Pindy, E. Gérardin. Considerando que no podemos nombrar a nadie para una institución considerada por nosotros tan inútil como fatal, y en la que vemos despuntar un comité de capitulación, nos abstenemos.

Amourox. Voto por el Comité de Salvación Pública para que haga ejecutar los decretos de la Comuna y tomar las medidas de urgencia

Traducción: viento sur

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