El 5 de mayo de 2020, en pleno confinamiento debido a la covid-19 en India, comenzaron a aumentar las tensiones entre tropas indias y chinas en varios lugares a lo largo de la línea de control real, la frontera de hecho entre India y China. Finalmente, en la noche del 15 de junio, los dos bandos entraron en combate en las laderas del valle del Galwan. Murieron veinte militares indios, al igual que un número desconocido de homólogos chinos. Fue el choque más grave entre los dos ejércitos desde la guerra de 1962.

La escaramuza se produjo en una región de importancia estratégica. En el lado chino del valle del Galwan se halla Aksai Chin, por donde pasa una carretera crucial que comunica el Tíbet con la provincia de Xinjiang. En el lado indio, hacia el oeste, se encuentra la región de Ladakh. Al oeste de Ladakh está Gilgit-Baltistan, la zona administrada por Pakistán por la que pasa el Corredor Económico China-Pakistán, un conjunto de proyectos de infraestructura que se extiende en el sur hasta el puerto pakistaní de Gwadar. Los conductos tendidos a lo largo de este corredor ofrecerían a China un acceso más seguro al petróleo y gas natural del Golfo, esquivando las patrullas navales estadounidenses en el Sudeste Asiático.

Medidas recientes adoptadas por India –como la decisión de agosto de 2019 de segregar Ladakh y someter el territorio a la administración central, así como la acumulación de infraestructuras militares indias cerca de la línea de control real– pueden ser vistas desde China como una amenaza. Poniéndose del lado de India, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, declaró que los choques los “inició el ELP [Ejército de Liberación Popular]” y no son “más que los últimos ejemplos del comportamiento inaceptable del PCC [Partido Comunista Chino]… EE UU nunca ha respaldado la seguridad de India tanto como ahora. India también es una socia importante y un pilar fundamental de la política exterior del presidente [Donald] Trump” 1/.

En India, el duelo fronterizo desató un tumulto. Políticos y personalidades diversas llamaron al boicot a todos los productos chinos; organismos públicos rescindieron contratos con empresas chinas y, el 29 de junio de 2020, el Ministerio indio de Electrónica y Tecnología de la Información prohibió 59 aplicaciones chinas, algunas de las cuales, como TikTok, contaban con un gran número de usuarios en India. Pompeo aplaudió el veto de India, afirmando que estas aplicaciones “pueden servir de apéndices del Estado de vigilancia del PCC” 2/. Aunque de momento han cesado las hostilidades en la línea de control real, han tenido una repercusión más duradera en el clima político interior de India y en su posicionamiento en política exterior.

A primera vista, parece como si una pelea física en el Himalaya hubiera tenido un efecto de bola de nieve para convertirse en una batalla comercial y estratégica. Para examinar la cuestión más a fondo conviene que situemos los acontecimientos en su contexto global.

Los aprovechamientos de la crisis de la covid-19

Desde que apareció la covid-19, EE UU optó bastante abiertamente por aprovechar la crisis a escala global como arma contra la que considera su rival, China. El 30 de enero de 2020, apenas unos días después de la confirmación de la transmisión del virus entre humanos, el secretario de Comercio de EE UU declaró que la enfermedad, “muy desafortunada”, podía llevar a las empresas a replantearse su presencia en China. No fue un comentario improvisado. El Departamento de Comercio envió seguidamente un correo que decía: “También es importante tener en cuenta las ramificaciones del mantenimiento de relaciones comerciales con un país que tiene un largo historial de ocultamiento de riesgos reales para su propia población y el resto del mundo”.

El 9 de abril, Japón anunció que incentivará a sus empresas que quieran trasladar su centro de producción fuera de China 3/. La Unión Europea está elaborando un informe que afirma que “China ha seguido impulsando una campaña mundial de desinformación para rechazar la culpa por el brote de la pandemia y mejorar su imagen internacional” 4/. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha cuestionado la gestión por parte de China del brote del virus 5/. La presidenta de la Comisión Europea ha solicitado una investigación sobre los orígenes del virus 6/. Y, por supuesto, el presidente de EE UU ha presionado a los servicios de inteligencia estadounidenses para que encuentren la fuente del virus, amenazando, como es típico de él, con reclamar a China 10 millones de dólares por cada muerte relacionada con la covid-19 en EE UU 7/.

Todo esto apenas tiene que ver con el virus, excepto su aprovechamiento como oportunidad. El proceso ya estaba en marcha desde mucho antes de la covid-19. El intento de diversificar las cadenas de fabricación mundiales fuera de China ha estado discutiéndose en los dos últimos años, particularmente con ocasión del conflicto comercial entre EE UU y China.

Un tipo de globalización diferente

En el periodo que media entre 1990 y 2008, la globalización de la producción se desarrolló a una velocidad vertiginosa, y se calcula que actualmente el 70% del comercio mundial implica cadenas de valor globales. Sin embargo, un informe especial de The Economist de julio de 2019 (mucho antes de la covid-19) reveló “un lento desmantelamiento” de estas cadenas. “Un sondeo realizado en abril [de 2019] entre 600 empresas multinacionales de toda Asia por Baker McKenzie, un bufete de abogados de EE UU, mostró que cerca de la mitad de ellas se plantean cambios importantes en sus cadenas de suministro, y más de una décima parte una revisión completa. En muchos sectores, esto supondrá un replanteamiento del papel que desempeña China como fuente de abastecimiento” 8/.

El McKinsey Global Institute ha observado que las cadenas de valor globales, 16 de un total de 17 grandes sectores industriales que ha estudiado, se han acortado, desplazando a menudo la producción a lugares más próximos a los mercados de consumo a los que se destinan sus productos. Esto no implica necesariamente el fin de la globalización, sino un cambio de pauta: por ejemplo, el traslado de la producción a otros países de bajos salarios. “La guerra comercial [entre EE UU y China] también ha provocado un replanteamiento por parte de Apple, que por lo visto ha pedido a sus principales proveedores que calculen cuánto costaría desplazar del 15 al 30% de su base de suministro fuera de China, al Sudeste Asiático o India” 9/.

Sin embargo, a las multinacionales no les resulta fácil abandonar China, ya que la mitad de la capacidad mundial de fabricación de componentes electrónicos se encuentra allí y el país ofrece ventajas de infraestructura, cualificación, escala y agilidad, ventajas que no se igualan con facilidad. Sin embargo, y esto es significativo, el informe de The Economist concluye que “el nacionalismo económico de Trump y sus ataques a China cuentan con la aquiescencia de la élite empresarial estadounidense… Habrá una aceleración del lento desmantelamiento que ya está en marcha de las complejas cadenas de suministro que asociaban a China con EE UU” 10/.

Objetivo: Huawei

En 2019 se impusieron más restricciones comerciales a China que a cualquier otro país. Tras el estallido de la pandemia, una serie de países restringieron las inversiones chinas en su territorio, como si fuera en represalia por el virus 11/. Un objetivo particular de las restricciones y prohibiciones ha sido el gigante chino de telecomunicaciones Huawei.

Se considera ampliamente que Huawei, la empresa capitalista privada más grande de China, tiene la mejor y más barata tecnología 5G, que en una situación normal se instalaría en el mundo entero. Precisamente por esta razón, EE UU ha intensificado la presión sobre Huawei. En diciembre de 2018, Canadá detuvo a Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, de quien EE UU ha solicitado la extradición. En mayo de 2020, EE UU exigió a los fabricantes de semiconductores extranjeros que exportan productos para Huawei que soliciten permiso a EE UU si en la fabricación se emplean equipos o programas estadounidenses.

A resultas de ello, el Reino Unido anuló finalmente su decisión de implicar a Huawei en la instalación de sus redes de 5G, provocando un retraso de dos años y un coste adicional de 2.000 millones de libras. Las empresas de telecomunicaciones británicas tienen de plazo hasta 2027 para reemplazar los componentes de Huawei existentes en sus redes. Los demás miembros de los Cinco Ojos (la alianza que vigila las comunicaciones mundiales y que incluye a EE UU, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) han vetado de hecho a Huawei. Francia también ha impuesto un veto de hecho a Huawei, lo que dará lugar a la eliminación gradual de los componentes de la empresa china a más tardar hasta 2028 12/. Alemania está reduciendo sus compras a Huawei, pero todavía no la ha vetado.

La justificación inicial de estas medidas se remitió a supuestas preocupaciones de seguridad: la posibilidad de que China utilice los equipos 5G de Huawei para espiar a las potencias occidentales. Sin embargo, las sanciones estadounidenses han doblegado a varios países y las preocupaciones comerciales reales son imposibles de separar de motivos estratégicos. El deseo de capturar o retener mercados y fuentes de materias primas, y de negarlas a los rivales, es un principio básico de toda estrategia imperialista.

El primer ministro británico, Boris Johnson, ha propuesto ahora a EE UU formar un club de democracias llamado D-10, compuesto por el G-7 (EE UU, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Italia, Canadá, con la Unión Europea como observadora) más Australia, Corea del Sur e India. La inclusión de los tres últimos indica que la alianza está dirigida contra China. El Times de Londres informa que la primera actividad de este grupo consistiría en arrebatar mercados a su rival:

“Una opción sería que el club canalizara inversiones en empresas tecnológicas con base en sus Estados miembros. Nokia y Ericsson son los únicos proveedores europeos de infraestructuras de 5G y los expertos dicen que no pueden suministrar equipos de 5G tan rápidamente ni tan baratos como Huawei” 13/.

The Economist predice que “el veto a Huawei podría causar la bifurcación de los mercados mundiales en dos campos 5G incompatibles… En esta situación, la sueca Ericsson, la finlandesa Nokia y la surcoreana Samsung suministrarían una red más cara, formada por equipos producidos fuera de China” 14/.

Retener la supremacía mundial

Para EE UU también cuenta el objetivo más amplio de retener la supremacía mundial, en la que se basa la supremacía del dólar como moneda internacional. Como señala Kenneth Rogoff, execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional, “el predominio militar [estadounidense]… ha sido uno de los ejes que sostienen el dólar” 15/. “La OTAN apunta contra China”, reza un reciente titular de The Economist, que informa que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aspira a una colaboración más estrecha con Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur a fin de hacer frente al ascenso de China 16/. Un informe detallado de la misma publicación explica que esta reorientación abordará el problema de “¿Cómo puede mantenerse unida la alianza transatlántica cuando EE UU mira menos a Europa y se involucra más en Asia?” 17/.

Según un estudio reciente, EE UU ha llevado a la OTAN a centrarse en China. El pasado mes de agosto, el secretario general de la OTAN declaró que China se acerca a Europa en el Ártico, África, la inversión en infraestructuras cruciales, el ciberespacio e inversiones en potencial militar moderno. La declaración de Londres de la OTAN, emitida al término de la reunión de sus líderes en diciembre de 2019, fue la primera declaración de esta organización que menciona a China: “Reconocemos que la creciente influencia y la política internacional de China ofrecen tanto oportunidades como desafíos que debemos abordar juntos como Alianza”. La OTAN está realizando un estudio, o “ejercicio de análisis”, relacionado con China que, según fuentes aliadas, examina seis cuestiones principales: ciberseguridad; despliegues militares y estrategia militar china; Afganistán; relaciones Rusia-China; inversiones chinas en infraestructuras cruciales e industrias estratégicas europeas, y el impacto de China en el orden mundial basado en reglas 18/.

En marzo de 2019, la Comisión Europea calificó a China de “competidora económica” y “rival sistémica” 19/.

EE UU y sus aliados presionan sobre una serie de frentes al mismo tiempo, tanto económicos como políticos. El último ejemplo es que EE UU, el Reino Unido, Australia y Canadá han expresado su inquietud ante la imposición por parte de China de una ley de seguridad nacional en Hong Kong (entre los personajes que expresaron su preocupación por la democracia en Hong Kong figura, sin ningún sentido de la ironía, el último gobernador colonial del territorio).

India se posiciona contra China

En este contexto, India ha tomado una serie de medidas en relación con China. Como ya se ha mencionado, Boris Johnson quiere que India forme parte del grupo de diez democracias alineadas, a todos los efectos prácticos, en contra de China. Dichas medidas –como el control de las inversiones chinas, el intento de sacar inversiones fuera de China y la promoción de proyectos/sectores con protección específica antiChina– muestran cómo las decisiones económicas y políticas de India se adaptan progresivamente a su posicionamiento geopolítico.

Críticas a China por la covid-19

India secundó los esfuerzos conjuntos de EE UU, la UE y Australia para criticar a China por la covid-19. Esto comenzó con la petición del ministro de Asuntos Exteriores australiano de una investigación internacional transparente sobre los orígenes de la pandemia, incluida la gestión por parte de China del brote inicial en Wuhan. El secretario de Salud y Servicios Humanos de EE UU, Alex Azar, sin nombrar a China, declaró: “En un intento aparente de ocultar este brote, por lo menos un Estado miembro se burló de sus obligaciones de transparencia, con un coste tremendo para el mundo entero” 20/. India apoyó la resolución redactada por EE UU en la Asamblea Mundial de la Salud –el órgano decisorio de la Organización Mundial de la Salud (OMS)–, en la que se reclama una investigación sobre la respuesta de la organización a la pandemia del coronavirus, así como la identificación de la “fuente zoonótica” del coronavirus. Presionada, China aceptó la petición.

Ante esto, ¿quién podría oponerse a esta investigación, que tiene el propósito aparente de mejorar la respuesta a la expansión de la enfermedad? Sin embargo, cuando EE UU y sus aliados presionan a favor de esta clase de ejercicios de gran alcance y con final abierto, sus motivos no tienen nada que ver con el asunto en cuestión y sí mucho con objetivos militares estratégicos en el país investigado. Estos fueron los objetivos de la búsqueda interminable de armas de destrucción masiva en Irak, así como de la investigación del programa nuclear de Irán.

Control de la inversión china en India

En abril de 2020, India anunció que toda inversión directa extranjera de un país con el que comparte frontera terrestre requerirá la aprobación del gobierno. Puesto que Nepal, Bangladesh, Pakistán, Bután y Myanmar no han invertido hasta ahora en India, la medida se dirige únicamente contra China. Hasta entonces, la aprobación de inversiones extranjeras directas había sido automática salvo en determinados sectores estratégicos. El gobierno aclaró que este cambio estaba destinado a impedir las “absorciones/adquisiciones oportunistas de empresas indias con motivo de la actual pandemia de covid-19” 21/.

El diario digital Swarajya, que suele reflejar el punto de vista del Rashtriya Swayamsevak Sangh [supremacismo hindú], explicó que “ahora que la desaceleración mundial empuja a la baja los precios de las acciones de las empresas, China se plantea salir de compras en este periodo de rebajas inducidas artificialmente… A India le interesa aprender de sus homólogos europeos, que han tardado en percatarse de la magnitud económica, social y política de la inversión china en la región” 22/.

Puesto que este veto solo se aplica efectivamente a China, está claro que las absorciones/adquisiciones oportunistas de empresas indias por parte de inversores de otros países, como EE UU, Japón o la UE, cuentan con la aprobación del gobierno. De hecho estamos asistiendo a una pandemia de tales absorciones oportunistas de empresas indias por inversores extranjeros (no chinos) al amparo de la crisis de deuda empresarial de India.

Atraer a inversores globales para que se vayan de China

Al tiempo que tilda la inversión china en India de “absorción oportunista”, el gobierno indio se ha dedicado decididamente a animar a inversores globales a salir de China. El 28 de abril de 2020, el primer ministro ordenó a los ministros principales de los Estados de la Unión que se prepararan para esta tarea, y el 1 de mayo mantuvo una reunión con altos cargos ministeriales “para animarles a captar parte de la cadena de suministro que se espera que abandone China, ahora que las empresas multinacionales tratan de diversificar su base de producción a raíz de la covid-19” 23/.

De acuerdo con el ministro de Transportes, Nitin Gadkari, la posición global debilitada de China es una “bendición implícita” para India de cara a atraer más inversiones. Bloomberg informa que India está preparando un conjunto de terrenos de dos veces la extensión de Luxemburgo para ofrecerlos a empresas que deseen sacar la producción de China, y se ha puesto en contacto con un millar de multinacionales estadounidenses 24/. Una ponencia elaborada para el Ministerio de Comercio e Industria se entusiasma antes de tiempo: “Se calcula que esta diversificación
y traslado de empresas japonesas fuera de China creará una oportunidad económica de 730.000 millones de dólares para territorios en desarrollo como la ASEAN e India. La crisis en curso de la covid-19 presenta una oportunidad de oro para India y Japón con vistas a impulsar su relación ya fructífera” 25/ (aprovechar “oportunidades de oro”, por lo visto, es diferente de ser “oportunista”).

Para los inversores extranjeros que proyectan invertir en producción industrial, la disponibilidad de terrenos baratos o gratuitos, infraestructuras modernas y una mano de obra sana y formada –modalidades de ayuda pública al capital privado– son criterios importantes. En China se cumplen desde hace tiempo. El gobierno indio puede facilitar terrenos baratos o gratuitos (arrancándoselos de las manos a los campesinos), pero dado el pésimo estado de la infraestructura en India y la lamentable condición física y el grado de cualificación de su fuerza de trabajo, los esfuerzos incansables de los gobernantes indios por atraer una avalancha de inversiones extranjeras pueden no dar el resultado esperado (aunque en los últimos meses ha habido importantes inversiones extranjeras, se han limitado a la adquisición de activos ya existentes, sin comportar la creación de nuevas empresas).

Sin embargo, no solo India persigue este objetivo con ahínco, sino también las principales potencias imperialistas. David Arase, profesor residente de política internacional en el Centro Universitario de Nanjing de Estudios Chinos y Estadounidenses de la Universidad Johns Hopkins, explica: “Evidentemente, hay recorrido para una cooperación entre EE UU y Japón si los dirigentes deciden coordinar sus esfuerzos por ajustar sus cadenas de suministro a sus programas políticos en la región indo-pacífica. Por ejemplo, tanto EE UU como Japón ven en India a una socia indo-pacífica estratégica y económica crucial que podría beneficiarse de una mejor conectividad económica con el Occidente avanzado” 26/.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que el gobierno de Trump “trata de encajar las cadenas de suministro a que tienen acceso ambos países [India y EE UU]”. Según un portavoz del Departamento de Estado, han “estado trabajando durante los últimos años [para reducir el peso de sus cadenas de suministro en China], pero ahora están acelerando esta iniciativa” 27/. EE UU está impulsando la creación de una alianza de “socios de confianza”, llamada Red de Prosperidad Económica, declaró un portavoz [del Departamento de Estado]. Dijo que incluiría a empresas y grupos de la sociedad civil que operan de acuerdo con el mismo conjunto de normas en todo lo que alcanza desde el negocio electrónico, la energía y la infraestructura hasta la investigación científica, el comercio y la educación.

El gobierno de EE UU colabora con Australia, India, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Vietnam para “empujar hacia delante la economía mundial”, dijo Pompeo el 29 de abril. Estas negociaciones incluyen “la manera de reestructurar… las cadenas de suministro para evitar que algo así vuelva a ocurrir jamás”, remarcó Pompeo 28/. La Red de Prosperidad Económica recuerda la Esfera de Coprosperidad del Gran Este Asiático, el término que empleó Japón para designar los países que ocupó entre 1931 y 1945.

Barreras comerciales frente a los productos chinos

Bajo la bandera de Atmanirbhar Bharat (India autosuficiente), el gobierno tiene previsto imponer ahora mayores barreras comerciales, como la exigencia de licencias de importación o controles de calidad más estrictos para un centenar de productos, y aranceles adicionales a unos 160 a 200 productos 29/. Aunque supuestamente la medida no apunta contra ningún país, el gobierno ha seleccionado mercancías como “relojes de pulsera, relojes de pared, ampollas, varillas y tubos de vidrio, cremas para el cabello, champús, polvo facial, preparados cosméticos para ojos y labios, tinta de impresión, pinturas y barnices y algunos productos de tabaco” tras un proceso de recopilación de información sobre las importaciones procedentes de China 30/.

Podrían añadirse muchos ejemplos más a la lista de bienes de consumo indios y otros sectores de baja tecnología que han sido incapaces de hacer frente a la competencia china. Estas industrias intensivas en mano de obra necesitaban desde hace tiempo protección frente a importaciones baratas, chinas o no. Algunas de ellas casi han desaparecido
y ahora hará falta más que una protección arancelaria para revitalizarlas. La nueva postura del gobierno puede granjearse el apoyo de pequeñas y medianas empresas en India, que se han llevado la peor parte de esta competencia. De hecho, el gobierno de Narendra Modi siempre ha sido proclive a tales cálculos políticos.

No obstante, las pequeñas y medianas empresas indias se enfrentan a un lúgubre futuro debido al colapso de la demanda interna. En ausencia de un plan sistemático de refuerzo de la industria y la infraestructura nacionales, fomentando la capacitación de la economía (tecnología adecuada, mano de obra cualificada, redes mercadotécnicas, desarrollo
y uso de recursos), y asociado ante todo a un aumento muy disperso de la demanda interior, estas medidas no comportarán una mejora generalizada de la situación actual de las pequeñas y medianas empresas. Dichas barreras comerciales solo pueden dar lugar a la reducción efectiva del poder adquisitivo de la población india al encarecer una serie de productos de consumo manufacturados.

Aparte de esto, el grueso de las importaciones procedentes de China no abarca bienes de consumo de baja tecnología, sino productos de tecnología media o alta, cuya entrada el gobierno indio no se propone bloquear inmediatamente por falta de alternativas.

La nueva postura política en la práctica: el caso del proyecto de energía solar de Adani

Sin embargo, el posicionamiento político antichino podría ofrecer oportunidades rentables a grupos empresariales indios favorecidos y multinacionales occidentales y japonesas. En los últimos años, estas últimas han tenido que hacer frente en India a una ardua competencia por parte de empresas chinas en sectores de alta tecnología como equipos de telecomunicaciones, maquinaria eléctrica y trenes de alta velocidad. Los precios de las empresas chinas son mucho más bajos y se dice que su calidad es similar y, en algunos casos (como en el de los equipos de telecomunicaciones 5G), incluso superior.

Sirva de ejemplo el sector industrial de la energía solar, en el que China ocupa una posición dominante, ya que produce el 80% de las placas solares de todo el mundo y el 72% de los módulos. Aprovecha enormes economías de escala, y sus precios se reducen sustancialmente todos los años. El sector local de producción de material fotovoltaico en India no ha logrado competir con China, no solo en precio, sino también en calidad, y depende casi totalmente de las placas solares chinas. Tampoco está solo. Mientras que se comenta que los precios más elevados de los productos de EE UU se ven compensados en parte por su mayor calidad, la empresa líder alemana simplemente dejó de seguir produciendo en 2013 31/.

El gobierno indio planea ahora facilitar protección aduanera a las empresas industriales relacionadas con la energía solar ubicadas en India, estableciendo aranceles adicionales sobre los módulos y las placas solares, un suministro garantizado de electricidad subsidiada y ayudas económicas (créditos baratos y “financiación puente de viabilidad”, eufemismo con que se designan subsidios a las empresas). “Puede que los paneles solares hechos en India no sean los más competitivos. Sin embargo, lo que puede favorecer a India es el cambio estratégico de las prioridades de empresas y países tras la pandemia de covid-19: los costes comparativos han dejado de ser el único criterio a la hora de decidir sobre el suministro de instalaciones” 32/.

Es improbable, no obstante, que esto signifique autosuficiencia en el sentido de que las empresas indias desarrollen su capacidad tecnológica para fabricar módulos, placas y otros equipos a bajo precio y de buena calidad. Más bien suena a invitar a empresas extranjeras no chinas a invertir aquí, protegiéndolas frente a las importaciones chinas y otorgándoles subsidios: “El avance de India podría estar encabezado por empresas públicas como Bharat Heavy Electricals, que el mes pasado invitó a inversores internacionales a promover sus instalaciones y capacidades –16 fábricas, una cantidad sustancial de terrenos y 34.000 trabajadoras y trabajadores– para crear una base en India” 33/.

El 9 de junio de 2020, la Empresa de Energía Solar de India otorgó al grupo Adani (uno de los grupos empresariales más vinculados al régimen actual) el contrato de energía solar más cuantioso del mundo: la construcción de una planta fotovoltaica y una fábrica de paneles solares domésticos con una inversión de 450.000 millones de rupias. La cotización de las acciones de Adani se ha duplicado desde comienzos de año.

Desde el punto de vista financiero es imposible que el grupo Adani, por mucho que cuente con el respaldo oficial, pueda poner en práctica este tipo de proyectos por su propia cuenta. Clasificado en 2012 entre los diez principales grupos más sobreendeudados de India, desde entonces su deuda se ha duplicado, sumando 1,28 billones de rupias en 2019. En los últimos dos años, el grupo ha preferido pedir préstamos en el extranjero, con lo que su deuda exterior representa el 30% de su deuda total. Los bonos en moneda extranjera, en particular, se duplicaron del 14% al 25% entre marzo de 2016 y marzo de 2019 34/. Cualquier devaluación drástica de la rupia supondrá un problema para el grupo, que se muestra encantado de la vida, aparentemente seguro de que sus apuestas serán las ganadoras.

El crecimiento del grupo tiene mucho que ver con favores y contratos gubernamentales, particularmente con el gobierno de Gujarat hasta 2014, y desde entonces con el gobierno central. “Las empresas cotizadas del grupo vieron cómo su valor aumentaba alrededor del 85% poco después de la toma de posesión de Modi, frente a un incremento de apenas un 15% del Sensex [el índice bursátil de las 30 compañías mejor situadas en la bolsa de Mumbai] durante el mismo periodo. En el primer año del mandato de Modi en el centro, el valor de mercado de la empresa había aumentado más de 500.000 millones de rupias” 35/. El grupo Adani entró en el sector de la energía solar en 2013 con un proyecto de 40 megawatios en Gujarat y desde entonces ha apostado fuerte por ella. Por tanto, que ganara la última licitación en este terreno no es una sorpresa: “SECI goza del pleno apoyo de su propietario al 100%, el gobierno de India”, dijo el portavoz de Adani Green Energy 36/.

Al igual que en los demás proyectos gubernamentales de autosuficiencia, esta política ofrecerá oportunidades de negocio a multinacionales (no chinas), asegurando al mismo tiempo que prosperen los grupos empresariales favoritos. Alardeando de que su grupo es la única corporación india que mantiene una serie de empresas conjuntas al 50% con multinacionales como Total y Wilmar, Adani ha revelado que está conversando con potenciales socios estratégicos capitalistas para la fabricación de equipos solares 37/. El planteamiento está directamente relacionado con la idea de cerrar el paso a China: Adani afirma que con sus proyectos solares “el 90% de importaciones de equipos chinos se reducirá al 50% y finalmente desaparecerá. En tres a cinco años será insignificante” 38/.

En febrero de 2020, Adani traspasó varios gigawatios de activos solares operativos a una nueva empresa, en la que la francesa Total ha adquirido el 50% de las acciones al precio de 510 millones de dólares, en una demostración más del asalto de los gigantes mundiales del petróleo y del gas al mercado de la energía renovable 39/. El gobierno indio ha fijado un objetivo improbable de 100 gigawatios (100.000 megawatios) de energía solar para 2022, pero la capacidad instalada a finales de 2019 no alcanzaba más que 36 gigawatios. Habrá que meter mucho dinero en el sector en los próximos años. Adani declaró que Total estaba “muy interesada” en ampliar su asociación con Adani Green Energy, al igual que otros inversores extranjeros. El portavoz de la empresa declaró que Adani Green Energy “siempre busca maneras de seguir reduciendo sus costes de capital y colaborar con otras grandes empresas energéticas
e inversores tradicionales con el fin de facilitar el rápido crecimiento continuado de la empresa” 40/.

La nueva postura política en la práctica: el caso del 5G de Reliance

Recientes acontecimientos en el sector de telecomunicaciones de India también reflejan cómo la política económica de los gobernantes de este país está supeditada cada vez más a su posicionamiento geopolítico. Revelan asimismo una vinculación más estrecha de los intereses de las principales grandes empresas indias con el capital extranjero.

Reliance Industries Ltd, encabezada por el hombre más rico de Asia, Mukesh Ambani, es la empresa más grande de India. En tres años desde el comienzo de sus operaciones, su filial de telecomunicaciones Reliance Jio, armada de efectivo y relajaciones legislativas favorables, ha conseguido una cartera de 400 millones de clientes y se ha convertido en la compañía de telecomunicaciones dominante en India. Cuando Donald Trump visitó India en febrero de 2020, Ambani declaró en una mesa redonda de empresarios que la red de 5G de Jio no tendría ni un solo componente chino. Pompeo tuiteó más tarde su alabanza de empresas de telecomunicaciones limpias como Jio, que se negaban a relacionarse con “instrumentos del Estado de vigilancia del PCC, como Huawei”.

Entre abril y julio, Jio recibió un tsunami de inversiones extranjeras (principalmente estadounidenses). Gigantes tecnológicos de EE UU como Facebook, Qualcomm, Intel y Google, así como seis fondos estadounidenses y tres fondos soberanos del Golfo, han invertido más de 20.000 millones de dólares en la adquisición de un 33% de las acciones; Facebook y Google tienen representantes en el consejo de administración. Se comenta que Microsoft se plantea unirse a la fiesta con una inversión de 2.000 millones de dólares. Se trata, por tanto, de una alianza sin precedentes.

Sin embargo, observadores bien informados se sintieron consternados cuando Ambani declaró en la junta general de accionistas, en julio, que Jio estaba creando su propia red 5G, con “tecnologías y soluciones creadas al 100% en el país”. Reliance no ha participado en el desarrollo tecnológico de su larga serie de empresas. Su sistema 4G lo instaló en su totalidad Samsung. Que se sepa, Reliance no tiene ninguna patente en tecnología 5G, que es un negocio muy intensivo en capital y de larga maduración, dominado por tres empresas en el mundo: Huawei, Ericsson y Nokia.

Una posibilidad es que “se junten parches basados en soluciones informáticas y equipos de fuente abierta para obtener prestaciones de red similares al 5G, al menos en mercados o territorios limitados” 41/. Esta clase de aplicaciones de plataforma abierta, en que las operadoras de telecomunicaciones optan por comprar equipos y programas de diversos proveedores, están muy lejos de su plena madurez. Sin embargo, en su deseo de bloquear a las empresas chinas, el gobierno de EE UU ha tomado la iniciativa de asumir el liderazgo de las agrupaciones que promueven tales estructuras abiertas.

Cualquiera que sea el alcance exacto del sistema 5G de Jio, supone una exclusión explícita de empresas chinas y por tanto lazos más estrechos con empresas de EE UU y los países aliados. El logro principal de Reliance en telecomunicaciones ha sido la captura del mercado gracias a su poder financiero y su influencia política. Ahora está vendiendo acciones de esta entidad cautiva a inversores extranjeros, en línea con la tendencia mercantil que viene siguiendo desde hace tiempo el gran capital indio. Estas empresas extranjeras, que se enfrentaban a algunas barreras legales en India, entrarán ahora de la mano de una compañía con formidables conexiones con los gobernantes.

Curiosamente, todo esto se viste con la retórica del nacionalismo y la autosuficiencia. En enero de 2019, Ambani había reclamado el fin de la colonización de datos: “Los datos son el nuevo petróleo… Los datos de India deben estar controlados y obrar en poder de personas indias, y no de compañías, especialmente multinacionales”. A finales de aquel año, el gobierno indio promulgó una ley que, entre otras cosas, permite controlar la transferencia de datos personales fuera del país. También ha prohibido aplicaciones chinas con el argumento de que roban datos.

La ironía es que los modelos de negocio de Alphabet (matriz de Google) y Facebook dependen precisamente de la recopilación de datos de usuarios y usuarias. Como ya señalaron John Bellamy Foster y Robert McChesney, “el medio principal de generación de riqueza en Internet y a través de plataformas privadas como las aplicaciones es la vigilancia de la población” 42/. Es más, grandes empresas estadounidenses que operan en Internet, como Google, Facebook, Microsoft y Yahoo, permiten que agencias estatales accedan directamente a datos de sus usuarios, formando así lo que se ha llamado un “complejo de vigilancia gobierno-empresa” 43/. A su vez, “el gobierno de EE UU actúa prácticamente como un ejército privado al servicio de los gigantes de Internet en su aspiración a colmar sus ambiciones globales” 44/.

Facebook y Google han estado durante mucho tiempo recopilando los datos de clientes indios. Su entrada como importantes inversores en la compañía de telecomunicaciones dominante de India, con administradores en el consejo, marca de hecho un nuevo paso adelante en lo que Ambani denominó “colonización de datos” de India. Esta violación de la soberanía de India, sin embargo, se ha pasado por alto.

La nueva triple alianza puede tener un fuerte impacto en una serie de sectores de la economía, como el comercio minorista, la educación en línea, la atención sanitaria y la banca. Reliance ya está presente en algunos de ellos. Y eso no es todo. Las implicaciones políticas han pasado inadvertidas. Tanto Google como Facebook tienen un gran potencial de manipulación masiva. Facebook comercializa activamente sus servicios de persuasión política y se ha asociado con el actual partido gobernante de India en periodo electoral. A su vez, Google ha manipulado sus algoritmos de búsqueda con el fin de vetar determinadas páginas web por su punto de vista político 45/.

Las implicaciones de las recientes inversiones en el sector de telecomunicaciones de India, por tanto, no son meramente financieras. En particular, Ambani no solo es el propietario de la compañía de telecomunicaciones dominante, sino también de Network 18, el conglomerado de medios de comunicación más grande del país, que retransmite noticias
y programas de entretenimiento en quince lenguas indias. La entrada de Facebook y Google en Jio representa así una ominosa consolidación de fuerzas estratégicas, económicas, políticas e incluso culturales.

Algunas reservas

La iniciativa geopolítica en contra de China, dirigida por EE UU y basada en India, avanza y se entrelaza con determinados intereses económicos. No implica que las multinacionales vayan a abandonar China de la noche a la mañana, ni que India pueda bloquear sus importaciones procedentes de China, ni que India reciba todas las inversiones que se van de China (tampoco significa que, aunque India recibiera una avalancha de inversión extranjera directa, ello constituiría un paso positivo, pero esta cuestión deberá abordarse separadamente).

Para las multinacionales occidentales, la infraestructura china, con la agrupación de empresas, la escala de producción, los subsidios, la fuerza de trabajo cualificada, la agilidad a la hora de introducir cambios en la producción y el suministro dentro del tiempo previsto, resultan en muchos casos demasiado ventajosas como para prescindir de inmediato de ellas. Pese a que el coste de la mano de obra china ha aumentado, sigue siendo una fracción del de EE UU o incluso México. Empresas de EE UU y otros países desarrollados han invertido grandes sumas de dinero en China. Todo esto implica que el abandono de China lleve su tiempo y pueda variar de un sector a otro.

No obstante, ofrecer a India la perspectiva de grandes inversiones sacadas de China ayuda a acercar a India a la política exterior estadounidense, tanto si finalmente se materializan muchas inversiones como si no.

Para India tampoco parece práctico interrumpir de inmediato el comercio con China. China fue la principal socia comercial de India de 2013 a 2018. Pese a que desde entonces esta posición la ocupa EE UU, China sigue siendo una socia comercial muy importante. A diferencia de EE UU, que importa de India más de lo que exporta, China mantiene un amplio superávit comercial con India. Para citar a Biswajit Dhar y K. S. Chalapati Rao, “el comercio entre India y China consiste, resumidamente, en que India suministra materias primas y productos intermedios a China, mientras que importa bienes de equipo y semifabricados cruciales para su sector farmacéutico, la fabricación de bicicletas y motocicletas y la producción de fibra sintética, entre otros bienes” 46/.

El grado de dependencia con respecto a China en varios sectores es alarmante, como en el de los principios activos farmacéuticos. La celebrada industria farmacéutica india se limita a elaborar preparados rentables con principios activos importados. Así, la interrupción de las importaciones chinas pondría en peligro la salud pública, así como las exportaciones indias. Las inversiones capitalistas chinas en India se concentran en el prestigioso sector tecnológico, en empresas como Ola, Paytm, Zomato, Flipkart y Byju’s. Al parecer, dos tercios de los unicornios –empresas emergentes valoradas en mil millones de dólares o más– tienen capital chino 47/. Por consiguiente, parece que a India le resultará mucho más complicado romper con China que a esta última desentenderse de India. No obstante, India está tomando medidas que sin duda le harán entrar en colisión con China.

India contra China: el latiguillo Indopacífico

Esto puede verse con toda claridad en el plano estratégico. En los últimos años, India se ha integrado inequívocamente en la coalición de potencias que apuntan contra China. El latiguillo de la diplomacia india en los últimos años es Indopacífico, que significa que India considera que sus intereses estratégicos se extienden por lo menos hasta el mar del Sur de China. En noviembre de 2019, el primer ministro indio informó a su homólogo japonés de que “la relación de India con Japón es un componente crucial de su visión de la paz, la prosperidad y la estabilidad en la región indopacífica”. Durante la visita de los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores a Washington en enero de 2020, ambas partes “han reafirmado su compromiso de apoyar una región indopacífica libre, abierta e inclusiva”. El 4 de junio de 2020, el primer ministro indio celebró una cumbre virtual con el primer ministro de Australia y publicó una “visión compartida de la cooperación marítima en la región indopacífica”.

Es falso que los intereses de seguridad de India se extiendan hasta el océano Pacífico. Lo que ocurre más bien es que los gobernantes indios sueñan con alcanzar la condición de gran potencia cuya influencia se extienda mucho más allá de las fronteras del país y mucho más allá de su base material, es decir, militar y económica. La escala de estas ambiciones queda reflejada en los escritos del muy publicitado comentarista estratégico y exmiembro del Consejo Asesor de Seguridad Nacional, C. Raja Mohan, que considera que India es la heredera del Raj Británico:

“El Raj fue el principal proveedor de seguridad en la región que se extiende desde Adén hasta Malacca y desde el sur de África hasta el mar del Sur de China. Si la Royal Navy estableció su dominio total sobre las aguas del océano Índico y sus accesos, el ejército indio era el brazo armado del Raj que aseguraba la estabilidad en el vasto litoral…”.

La oposición de la India independiente a la intervención de otras potencias en su periferia, la asistencia de seguridad a países vecinos más pequeños y la reclamación de un perímetro de seguridad que va desde Adén hasta Malacca tienen sus raíces en la definición de los imperativos de defensa del territorio indio bajo el Raj… Al igual que el Raj, India emerge como una de las potencias militares importantes en Asia y el océano Índico y parece que en Delhi existe la voluntad política renovada de concebirse como proveedor de seguridad regional 48/.

Por supuesto que no es India, sino EE UU, el heredero del Raj como potencia hegemónica de la región. Sin embargo, a EE UU le conviene que los gobernantes indios alimenten esas nociones, pues necesita a India como socia menor. El uso actual del término Indopacífico en las conversaciones sobre asuntos diplomáticos y estratégicos se originó de hecho en el Departamento de Estado de EE UU. La entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, lo utilizó por primera vez en 2010 en referencia a la cooperación naval más estrecha con India: “Ampliamos nuestra colaboración con la armada india en el Pacífico, pues somos conscientes de la importancia de la cuenca indopacífica”. Mientras que las relaciones de EE UU con Australia se englobaban con anterioridad dentro de un marco Asia-Pacífico, Clinton amplió el concepto con referencias indopacíficas: “También ampliamos nuestra alianza con Australia de una asociación pacífica a una asociación indopacífica” 49/.

Japón acuñó la expresión Indopacífico libre y abierto en 2016, y Trump aprobó el marco en 2017 50/. En 2018, un portavoz del Departamento de Estado de EE UU expuso los motivos que justifican el uso del término Indopacífico:

“No es por nada que empleamos este término. Antes, la gente usaba el término Asia-Pacífico…, pero hemos adoptado esta expresión… Redunda en nuestro interés, el interés de EE UU, así como en los intereses de la región, que India asuma un protagonismo cada vez mayor en la región… Es un país que puede enmarcar y consolidar el orden libre y abierto en la región indopacífica, y nuestra voluntad es que India desempeñe este papel” 51/.

En mayo de 2018, el secretario de Defensa de EE UU anunció que el Comando del Pacífico pasaba a denominarse Comando del Indopacífico, “en reconocimiento de la mayor conectividad de los océanos Índico y Pacífico”.

Por qué EE UU promueve las ambiciones de gran potencia de India 52/

Poco después de que Clinton introdujera el concepto Indopacífico, fue retomado por altos cargos y jefes militares, como los exalmirantes Arun Prakash y Sureesh Mehta, y por el influyente exsecretario de Asuntos Exteriores Shyam Saran (posteriormente, enviado especial para tratar asuntos de energía nuclear civil con EE UU y presidente del Consejo Asesor de Seguridad Nacional). Al cabo de pocos años, su uso se generalizó, siendo adoptado asimismo por el primer ministro, el ministro de Asuntos Exteriores y el secretario de Política Exterior.

Los motivos de EE UU para promover el concepto Indopacífico, en contraste con los de India, son claros y están fundamentados en la realidad. Un informe encargado por el departamento de Defensa de EE UU de octubre de 2002, titulado The Indo-U.S. Military Relationship: Expectations and Perceptions, señaló que “los mandos militares estadounidenses son sinceros con sus planes de solicitar finalmente acceso a bases e insfraestructuras militares indias. El espacio estratégico que ocupa India en el centro de Asia, a caballo de las SLOC [sigla en inglés de vías de comunicación marítimas] de intenso tráfico que comunica Oriente Medio con el este de Asia, hace que India sea particularmente atractiva para el ejército de EE UU” 53/.

Un estudio de 2005 de la Academia Militar de EE UU, basado en conversaciones mantenidas por su autor con representantes de diferentes servicios militares del Comando del Pacífico, afirma taxativamente:

“Necesitamos el apoyo tangible de India porque nuestros intereses y objetivos estratégicos son globales, mientras que el ejército y otros medios a nuestra disposición para alcanzarlos no mantienen el paso… La posición de fuerza estadounidense sigue siendo peligrosamente endeble en el arco –de muchos miles de kilómetros de longitud– entre Diego García en el océano Índico y Okinawa y Guam en el Pacífico” 54/.

La población india, no obstante, no es consciente de que su país puede convertirse en el eje de una alianza militar más amplia, patrocinada por EE UU para Asia: “Durante 2003, por no decir desde entonces, funcionarios estadounidenses e indios hablaron de una posible OTAN asiática, si bien el contenido de estas conversaciones y el papel de India en ellas no se han hecho públicos” 55/.

Integración de India en el orden estratégico de EE UU

El proceso de integración de India en el plan estratégico de EE UU ya estaba en marcha durante el mandato del gobierno de la Alianza Progresista Unida (2004-2014), pero se ha acelerado mucho bajo el gobierno de Modi. En 2016, India firmó el memorándum de Acuerdo para el Intercambio Logístico con EE UU, que permite a cada país utilizar instalaciones militares especificadas del otro país para determinados fines (en junio de 2020 se cerró un acuerdo similar durante la cumbre virtual entre Modi y el primer ministro australiano.) India ha firmado otros acuerdos con EE UU para una comunicación encriptada segura entre las fuerzas armadas respectivas y la transferencia de tecnología, y adquiere cada vez más equipos militares en EE UU. Las ventas de armas estadounidenses a India se han multiplicado por más de cinco entre 2013 y 2017, en comparación con los cinco años anteriores 56/.

La integración de los dos ejércitos está bastante avanzada; ambas partes han llevado a cabo el mayor número de maniobras militares conjuntas de EE UU con un país que no es miembro de la OTAN. En noviembre de 2019, India y EE UU realizaron su primer ejercicio militar con participación de las tres ramas (ejercicio conjunto en tierra, mar y aire) en el estado litoral de Andhra Pradesh. Buques de EE UU e India hacen conjuntamente el seguimiento de submarinos chinos en la región Asia-Pacífico. Según un analista, “EE UU otorga ahora a India casi el mismo trato que a los países miembros de la OTAN” 57/.

India también tiene la tarea de estrechar lazos con una serie de países de la región, entre ellos Indonesia, Vietnam, Myanmar, Singapur y Filipinas. Actualmente ya apenas se intenta disimular el hecho de que estos esfuerzos están dirigidos contra China. Australia tal vez participe en los ejercicios anuales de Malabar en 2020, junto con EE UU, Japón e India 58/. La armada india navegó recientemente con buques estadounidenses, japoneses y filipinos por las disputadas aguas del mar del Sur de China 59/. India e Indonesia han acordado desarrollar y gestionar el puerto de Sabang, situado cerca del estratégico estrecho de Malacca, por donde pasa el tráfico naval hacia China 60/.

En el plano político, India, EE UU, Japón y Australia son los cuatro Estados miembros del Diálogo de Seguridad Cuatrilateral, llamado Quad [por Quadrilateral en inglés, n.d.t.]. Cuando se inició este proceso en 2007, China se quejó de que era una incipiente alianza antichina e India aparcó el proyecto. No obstante, desde 2017 el Quad ha vuelto a cobrar vida, y en septiembre de 2019 los ministros de Asuntos Exteriores de los cuatro países miembros se reunieron en Nueva York, marcando una escalada significativa. En enero de 2020, India mantuvo una reunión 2+2 con EE UU, es decir, los ministros indios de Asuntos Exteriores y Defensa se reunieron con sus homólogos estadounidenses, un formato que EE UU reserva para sus estrechos aliados 61/.

En contra de los intereses de India

Sin embargo, nada de esto tiene sentido desde el punto de vista de la propia seguridad de India. Al contrario, involucra a India en aventuras ajenas y amenaza con arrastrarla a guerras que sirven a los intereses de EE UU, no indios. Si India defendiera su verdadero interés nacional, desenmascararía las intenciones de EE UU al calificarla de gran potencia y se desvincularía de inmediato de estas alianzas belicosas. Esta visión lúcida del interés nacional indio pondría en tela de juicio la totalidad de la empresa indopacífica de EE UU. Solo si India se considera una gran potencia, un “contrapeso de China en la región”, aspirará a promover una amplia alianza antichina. Por eso EE UU tiene que promover esta aspiración de los gobernantes indios. Como señala el estudio de la Academia Militar de EE UU,

“para que este sistema funcione es crucial que India se convenza de su destino manifiesto y que actúe en consecuencia con decisión. Requerirá sobre todo que Nueva Delhi piense geoestratégicamente y abandone su timidez a la hora de defender los intereses nacionales vitales del país y su inclinación instintiva a apaciguar a amigos y enemigos por igual. La rectificación implica que el gobierno indio defina expresamente sus intereses y objetivos estratégicos y como mínimo proceda sin demora a dotarse de una fuerza nuclear con una potencia termonuclear probada y demostrada y un alcance de ICBM [misil balístico intercontinental]. Todo lo que no sea esto no persuadirá a los posibles aliados asiáticos de que India puede ser un contrapeso efectivo frente a China en la región, ni hará que en Washington se sienta respeto por India” 62/.

De conformidad con este propósito, EE UU califica ahora a India de potencia mundial destacada. La Estrategia Nacional de Seguridad de EE UU de 2017 declara: “Saludamos la emergencia de India como potencia mundial destacada y socia estratégica y de defensa más fuerte”.

Alcanzar el objetivo de “una India más cercana a Occidente”

Visto desde este ángulo, la creciente hostilidad entre India y China desde la aparición de la covid-19, que culminó con los choques entre ambos ejércitos en la línea de control real, responde a las necesidades de la estrategia general de EE UU para la región. Con notable candor, el New York Times ensalza con entusiasmo los recientes choques fronterizos como paso final del viaje de India hacia una alianza antichina con Occidente:

“Durante años, EE UU y sus aliados han tratado de convencer a India de que se asocie más estrechamente con ellos en el plano militar y económico a la hora de hacer frente a las ambiciones chinas, presentando esta opción como una oportunidad para la democracia más grande del mundo de contrarrestar la autocracia más grande. Esta semana, la idea de esta confrontación se ha vuelto más real con el choque entre soldados indios y chinos…”

Ahora que China se enfrenta a nuevas investigaciones y críticas con respecto a la pandemia del coronavirus, altos cargos indios parecen haberse envalentonado, adoptando medidas que hacen que los diplomáticos occidentales piensen que comienza a hacerse realidad su objetivo de un acercamiento de India a Occidente. Algunos creen que los roces con China empujarán a India todavía más en esta dirección. Un diplomático occidental considera que la crisis del coronavirus ha animado a India a establecer relaciones más sólidas que le permitan afrontar mejor sus problemas con China, y que la diplomacia con India estaba funcionando mejor que nunca antes. “Todos se muestran más dispuestos, en privado, a hablar de qué hacer con China en un mundo poscovid”, ha dicho el diplomático. Gokhale, exsecretario de Estado indio de Asuntos Exteriores, ha declarado que los países ya no pueden pasar por alto las transgresiones de Beijing y deben escoger entre EE UU y China. “En el periodo poscovid –ha escrito–, gozar de lo mejor de ambos mundos puede que ya no sea posible” 63/.

Lo cierto es que la covid-19 se ha convertido en un gancho útil del que colgar planes que no tienen nada que ver con la salud de la gente.

Research Unit for Political Economy (Unidad de Investigación sobre Economía Política), con sede en Mumbai, India, publica la revista Aspects of India’s Economy y una serie de estudios en inglés, hindi y otras lenguas indias. Este artículo es un extracto de Crisis and Predation: India, Covid-19, and Global Finance, un libro electrónico de Monthly Review Press de próxima aparición.

India, COVID-19, the United States, and China

Traducción: viento sur

Notas

1/ “Pompeo: China’s Behaviour Was Unacceptable in Its Border Clash with India”, DD News, 23/07/2020.

2/ Sriram Lakshman, “S. Secretary of State Pompeo Welcomes India’s Chinese App Ban”, Hindu, 02/07/2020.

3/ Mercy Kuo, entrevista con David Arase, “Japan Prods Firms to Leave China, Affecting Tieswith Beijing and Washington”, Diplomat, 08/05/2020.

4/ “As China Pushes Back on Virus, EuropeWakes to ‘Wolf Warrior’ Diplomacy”, Reuters, 14/05/2020.

5/ “Coronavirus: Macron Questions China’s Handling of Outbreak”, BBC, 17/04/2020.

6/ Silvia Amaro, “EU Chief Backs Investigation into Coronavirus Origin and Says China Should Be Involved”, CNBC, 01/05/2020.

7/ Steven Erlanger, “Global Backlash Builds Against China Over Coronavirus”, New York Times, 03/05/2020.

8/ “SpecialReport: Global SupplyChains”, The Economist, 13/07/2019, 4.

9/ “Special Report: Global Supply Chains”, 5.

10/ “Special Report: Global Supply Chains”, 11.

11/ Nikita Kwatra, “Why Falling for Anti-China Mood Could Hurt Trade”, Mint, 04/06/2020.

12/ Natasha Lomas, “UK U-Turnson Huawei and 5G, Giving Operators Until 2027 to Rip Out Existing Kit”, Tech Crunch, 14/07/2020.

13/ Lucy Fisher, “Downing Street Plans New 5G Club of Democracies”, Times, 29/05/2020.

14/ “Special Report: Global Supply Chains”, 11.

15/ Kenneth Rogoff, “America Will Need $1,000 Billion Bail-Out”, Financial Times, 17/09/2008.

16/ “NATO Sets Its Sights on China”, The Economist, 09/06/2020.

17/ “How NATO Is Shaping Up at 70”, The Economist, 19/03/2019.

18/ Andrés Ortega Klein, “The U.S.-China Race and the Fate of Transatlantic Relations, Part II: Bridging Differing Geopolitical Views”, Center for Strategic and International Studies, 23/04/2020.

19/ EU-China. A Strategic Outlook (Bruselas: Comisión Europea, 2019).

20/ Shubhajit Roy, “WHO Nod for Coronavirus Probe, China Backs Down”, Indian Express, 19/05/2020.

21/ Sunanda Sen, “New FDI Norms in Time of COVID-Good Economics or Geopolitics?”, Wire, 02/05/2020.

22/ Tushar Gupta, “Restricting Chinese FDI into India: How China Uses Financial Crisis to Further Its Expansionist Agenda”, Swarajya, 18/06/2020.

23/ “COVID-19: PM Modi Signals Push to Attract Firms That Exit China to India”, Times of India, 01/05/2020.

24/ Nikhil Inamdar, “Coronavirus: Can India Replace China as World’s Factory?”, BBC, 18/05/2020.

25/ “Invest in India: Govt Pitches for Japanese Companies as They Move out of China”, IANS, 14/05/2020.

26/ Kuo, entrevista con Arase, “Japan Prods Firms to Leave China, Affecting Tieswith Beijing and Washington”.

27/ “Trump Administration Pushing to Rip Global Supply Chains from China: Officials”, Reuters, 04/05/2020.

28/ “Trump Administration Pushing to Rip Global Supply Chains from China: Officials”, Reuters, 04/05/2020.

29/ “India Plans Higher Trade Barriers, Raised Import Duties on 300 Foreign Products: Report”, Reuters, 18/06/2020.

30/ “Amid Border Tension, PMO Seeks Product-Wise Details from India Inc to Curb China Imports”, News 18, 21/06/2020.

31/ Christoph K. Klunker, “Let China Pay for India’s Solar Push”, Mint, 09/08/2018.

32/ Vandana Gombar, “Taking on China in Solar Manufacturing”, Business Standard, 09/06/2020.

33/ Gombar, “Taking on China in Solar Manufacturing”

34/ Aman Kapadiay Forum Bhatt, “Adani Group’s Growing Debt Pile Is Changing Colour”, Bloomberg Quint, 05/11/2019.

35/ Nileena MS, “The Massive Indebtedness of the Adani Group and Its Convenient Relations with Government Enterprises”, Caravan, 15/03/2018.

36/ John Parnell, “India’s Adani Wins World’s Largest Solar Tender”, Green Tech Media, 10/06/2020.

37/ “Solar Equipment Imports from China Will Fall to Zero in 3–5 Years, Says Gautam Adani”, ET Now Digital, 10/06/2020.

38/ “Solar Equipment Imports from China Will Fall to Zero in 3–5 Years, Says Gautam Adani”.

39/ John Parnell, “Total and Shell Give Green Lights to Big Power Investments in India and Australia”, Green Tech Media, 06/02/2020.

40/ Parnell, “Total and Shell Give Green Lights to Big Power Investments in India and Australia”.

41/ Sridhar, “Reliance’s 5G Claim: Reality Check”, Frontline, 14/08/2020.

42/ John Bellamy Foster y Robert W. McChesney, “Surveillance Capitalism: Monopoly-Finance Capital, the Military-Industrial Complex, and the Digital Age”, Monthly Review 66, 3 (julio-agosto de 2014).

43/ Foster y McChesney, “Surveillance Capitalism”. La expresión fue acuñada por Beatrice Edwards, del Proyecto de rendición de cuentas del gobierno.

44/ Foster y McChesney, “Surveillance Capitalism”.

45/ Kirsten Grind, Sam Schechner, Robert McMillan y John West, “How Google Interferes with Its Search Algorithms and Changes Your Results”, Wall Street Journal, 15/11/2019; Andre Damon, “Wall Street Journal Investigation Confirms Google Operates Censorship Blacklist”, World Socialist Web Site.

46/ Biswajit Dhar y K. S. Chalapati Rao, “India’s Economic Dependence on China”, India Forum, 07/08/2020.

47/ Zia Haq, “From Infrastructure to Hi-Tech: Mapping China’s Large Trade Footprint in India”, Hindustan Times, 19/06/2020.

48/ Raja Mohan, “India as a Security Provider: Reconsidering the Raj Legacy” (documento de trabajo, Instituto de Estudios Sudasiáticos, Universidad Nacional de Singapur, marzo de 2012).

49/ David Scott, “The Indo-Pacific in U.S. Strategy: Responding to PowerShifts”, Rising Powers Quarterly 3, nº 2 (2018).

50/ Scott, “The Indo-Pacific in U.S. Strategy”.

51/ Alex Wong, “The Indo-Pacific Strategy” discurso, Oficina de Asuntos de Asia Oriental y Pacífico, Departamento de Estado, abril de 2018, citado en Scott, “The Indo-Pacific in U.S. Strategy”.

52/ Lo que sigue está basado en nuestro estudio anterior, Global Power, Client State: India’s Place in the U.S. Strategic Order, 2005. El pasaje relevante se halla en “Why the US Promotes India’s Great-Power Ambitions”, Research Unit for Political Economy 41 (2005).

53/ Juli A. MacDonald, Indo-U.S. Military Relationship: Expectations and Perceptions (Falls Church, VA: Information Assurance Analysis Center, 2002), 91.

54/ Stephen J. Blank, Natural Allies? Regional Security in Asia and Prospects for Indo-American Strategic Cooperation (Carlisle, PA: Strategic Studies Institute, U.S. Army War College, 2005), 13.

55/ Blank, Natural Allies? 1.

56/ John Cherian, “U.S. and India: Strengthening Ties”, Frontline, 17/01/2020.

57/ Cherian, “U.S. and India”.

58/ Sandeep Unnithan, “Modi-Morrison Summit: How Beijing’s Belligerence Makes the ‘Quad’ More Attractive for New Delhi”, Daily O, 15/06/2020.

59/ Ankit Panda, “U.S. Navy Ship Replenishes Indian Navy Ship in South China Sea”, Diplomat, 06/11/2019.

60/ SaurabhTodi, “India Gets Serious About the Indo-Pacific”, Diplomat, 18/12/2019.

61/ Todi, “India Gets Serious About the Indo-Pacific”.

62/ Blank, Natural Allies?, 79.

63/ Maria Abi-Habib, “Will India Side with the West Against China? A Test Is at Hand”, New York Times, 19/06/2020.

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