El informe del Grupo de Trabajo II (GTII) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC) sobre los impactos y la adaptación al cambio climático lanza un estridente grito de alarma: la catástrofe es más grave de lo que proyectan los modelos, sus efectos se manifiestan más pronto y todos los riesgos aumentan. La gente pobre, los pueblos indígenas, las mujeres, las niñas y niños y las personas mayores están cada vez más amenazadas, sobre todo en los países del Sur global. Las políticas que se aplican para limitar los daños son inadecuadas, van en sentido contrario a la sostenibilidad e incrementan las desigualdades sociales. El informe reclama un enfoque inclusivo para transformar la sociedad en todos los niveles.

Hechos constatados

Los ecosistemas están siendo alterados en todas partes por el cambio climático. En algunos de ellos se han rebasado los límites de la adaptación (en particular en las regiones polares y ecuatoriales) y no podrán regenerarse de forma natural. Determinados fenómenos extremos superan los valores medios proyectados para finales de siglo. Ya desaparecen especies debido al calentamiento global.

Las consecuencias humanas son preocupantes. Los incendios de bosques y turberas, el drenaje de los humedales y la deforestación hacen que determinados sumideros de carbono se conviertan en surtidores (la selva amazónica, especialmente). La productividad de la agricultura, de los bosques y de las pesquerías disminuye, amenazando la seguridad alimentaria. El veredicto de la ciencia es categórico: el sistema alimentario mundial está en trance de tornarse incapaz de afrontar el reto de la inseguridad alimentaria y de la malnutrición de una manera sostenible.

Los problemas del agua son particularmente inquietantes. Mientras que la mitad de la población mundial sufre una grave penuria de agua durante por lo menos un mes al año, 500 millones de personas viven en regiones en que las precipitaciones medias se sitúan a partir de ahora en un nivel en que conocerán lluvias que antes solo se producían cada seis años. La fusión de los glaciares de montaña provoca inundaciones o penurias río abajo y las enfermedades causadas por el agua afectan a millones de personas adicionales en Asia, África y Centroamérica.

De una manera general, las consecuencias sanitarias del calentamiento global son graves e incrementan las desigualdades. El los países más vulnerables al calentamiento (donde viven 3.300 millones de seres humanos), la mortalidad debida a inundaciones, sequías y tempestades es quince veces más elevada que en el resto del mundo. Ciertas regiones del globo se acercan o experimentan ya un nivel de estrés térmico incompatible con el trabajo. Varios fenómenos asociados al calentamiento global (calor, frío, polvo, ozono troposférico, partículas finas, alérgenos) favorecen enfermedades crónicas de las vías respiratorias. La destrucción de los hábitats naturales y las migraciones de especies propician las zoonosis.

El cambio climático se ha convertido en un importante impulsor de las migraciones y desplazamientos de poblaciones humanas. Desde 2008, 20 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse cada año debido a acontecimientos meteorológicos extremos (en particular, tempestades e inundaciones). Estos dramas humanos golpean sobre todo al sur y sureste de Asia, al África subsahariana y a los pequeños Estados insulares. Otras poblaciones se ven incapaces de abandonar regiones que se han vuelto inhóspitas porque carecen de medios o por otras razones.

Las grandes concentraciones urbanas del Sur global están especialmente expuestas a los impactos combinados del cambio climático y de los factores sociales de vulnerabilidad. Es el caso sobre todo de las periferias informales ‒carentes de agua corriente y alcantarillado, en muchos casos situadas en pendientes expuestas a corrimientos de tierras‒, donde la mayoría son mujeres y menores. En el África subsahariana, el 60 % de la población urbana vive en ensanches informales de las ciudades; 529 millones de personas asiáticas viven en las mismas condiciones precarias.

Proyecciones

Las proyecciones son todavía más inquietantes que los hechos constatados y se resumen con pocas palabras: escalada de amenazas. Según los autores y autoras del informe, todo calentamiento adicional a corto plazo aumenta los riesgos para los ecosistemas en todas las regiones. El porcentaje proyectado de especies en grave peligro de extinción con aumentos de 1,5 °C, 2 °C y 3 °C es del 9 %, del 10 % y del 12 %, respectivamente (el grado de incertidumbre es elevado y la realidad podría ser más grave), con un salto cualitativo entre +1 °C y +3 °C1.

Los fenómenos meteorológicos extremos y otros factores de estrés aumentarán en amplitud y frecuencia, acelerando la degradación de los ecosistemas y la pérdida de servicios de los mismos. Con 4° C de calentamiento, la frecuencia de los incendios aumentará, por ejemplo, entre un 50 y un 70 %. Los cambios de estratificación de las aguas oceánicas reducirán los flujos de nutrientes. Los desfases en el tiempo del desarrollo del fitoplancton amenazan con reducir los recursos pesqueros.

Todo calentamiento adicional aumentará asimismo la presión sobre el sistema alimentario y sobre la seguridad alimentaria. Los impactos negativos del calentamiento global pasarán a ser determinantes de todos los sistemas alimentarios y las desigualdades regionales en materia alimentaria aumentarán, según las investigaciones. En función de las distintas hipótesis, la biomasa global de los océanos disminuirá entre un 5,7 % y un 15,5 % en 2080-2099 en comparación con 1995-2014, y el número de seres humanos subalimentados aumentará varias decenas de millones de aquí a 2050.

La cuestión del agua cobrará importancia en términos de sostenibilidad. En las hipótesis intermedias, de aquí a 2100 los glaciares de alta montaña desaparecerán en un 50 % en Asia. Con un calentamiento de 1,6 °C, el número de personas desplazadas en África a causa de inundaciones aumentará un 200 % (y un 600 % con un calentamiento de 2,6 °C). Con un calentamiento de 2° C, las sequías agrícolas extremas aumentarán entre un 150 y un 200 % en la cuenca mediterránea, en el occidente de China y en altas latitudes de Norteamérica y Eurasia. Con 2,5 °C, del 55 % al 68 % de las especies de peces de agua dulce explotadas comercialmente en África estarán en peligro de extinción.

La crecida del nivel de los océanos vendrá cada vez más cargada de amenazas: los riesgos en las regiones costeras aumentarán especialmente más allá de 2050 y después continuarán creciendo, aunque se detenga el calentamiento. El riesgo aumentará un 20 % con una subida de 15 cm, se duplicará con una subida de 75 cm y se triplicará con una subida de 1,4 metros (esa subida es probable en el curso de este siglo). África también está muy amenazada en este terreno: de 108 a 116 millones de personas afectadas a partir de 2030, y hasta 245 millones en 2060. Los países desarrollados no están a salvo: el riesgo se multiplicará por diez en Europa de aquí a 2100, e incluso más pronto y en mayor medida si se mantiene la misma política.

Las consecuencias para la salud están en consonancia y se agudizan debido a “la degradación y la destrucción de los sistemas sanitarios”. Una hipótesis de emisiones elevadas incrementaría en 9 millones, en 2100, el número anual de muertes climáticas. Bajo una hipótesis intermedia, este número aumentaría en 250.000 muertes al año en 2050. Las filas de víctimas de la malnutrición aumentarán sobre todo en África, el sur de Asia y Centroamérica. Bajo todas las hipótesis, las regiones del planeta densamente pobladas pasarán a ser peligrosas o inhabitables.

Si se mantienen las políticas inigualitarias, el número de seres humanos que viven en la extrema pobreza pasará de 700 a 1.000 millones a partir de 2030. Las autoras y autores hablan a este respecto de “puntos de inflexión sociales”.

Principales preocupaciones

Al igual que en los informes precedentes, el GTII especifica cinco “principales motivos de preocupación” (major Reasons for Concern, RFC): los ecosistemas únicos amenazados, como los arrecifes de coral y las zonas de montaña (RFC1); los fenómenos meteorológicos extremos (RFC2); la distribución social de los impactos (RFC3); determinados efectos globales agregados, como el número de fallecimientos climáticos (RFC4); acontecimientos aislados de gran amplitud, como la dislocación de los casquetes glaciares (RFC5).

En cada uno de estos RFC, el informe compara el nivel de riesgo actual con el nivel de riesgo evaluado en el informe precedente (5º informe de evaluación del GIECC, 2014). El nivel de riesgo tiene como referencia el objetivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) adoptada en Rio (1992): “evitar una perturbación antrópica peligrosa del sistema climático”. La conclusión de la comparación debería sonar como una sirena de alarma: el riesgo ha pasado a ser alto o muy alto en los cinco RFC en todas las hipótesis (incluso si el grado de calentamiento se mantiene bajo). No rebasar los 1,5 °C permitiría mantener el riesgo en el nivel moderado en el caso de los RFC 3, 4 y 5, pero ya es alto en el RFC 2 y está a punto de pasar de alto a muy alto en el caso del RFC1.

Es sabido que determinadas hipótesis de atenuación de las emisiones apuestan por un rebasamiento temporal del umbral de 1,5 °C, aunque sin llegar a los 2° C (acuerdo de París). Esto comportaría riesgos graves e impactos irreversibles, sostiene el informe. Además, aumentaría el riesgo de que se liberen enormes cantidades de carbono almacenado en los ecosistemas (debido a incendios, fusión del permafrost, etc.), lo que aceleraría la catástrofe climática.

Límites de la adaptación, injusticia de las políticas

Los gobiernos pretenden aplicar una política de adaptación a la parte inevitable de los cambios climáticos, tal como prevén los acuerdos internacionales. El informe del GTII analiza y califica esta política en los términos siguientes: 1) es injusta e ineficaz y beneficia más a los sectores acomodados que a los más pobres; 2) en lugar de complementar la indispensable reducción drástica y rápida de las emisiones de gases de efecto invernadero, plantea un sucedáneo, de manera que el calentamiento se agrava, reduciendo las posibilidades de adaptación en detrimento de la gente pobre; 3) estos márgenes de maniobra se ven todavía más reducidos debido a la aplicación de medidas ideadas para evitar la reducción de las emisiones (por ejemplo: captura-secuestro del carbono, plantaciones de árboles, grandes presas hidroeléctricas), en detrimento de los pueblos indígenas, las poblaciones pobres y las mujeres.

El informe dice claramente que “las estrategias de desarrollo dominantes son contrarias a un desarrollo sostenible desde el punto de vista climático”. Aduce varias razones: el aumento de las desigualdades de renta, la urbanización salvaje, las migraciones y desplazamientos forzosos, el aumento continuo de las emisiones de gases de efecto invernadero, la continuación de los cambios de uso de los suelos, la inversión de la tendencia a largo plazo a la prolongación de la esperanza de vida.

Según el informe, es crucial desarrollar una política inclusiva, equitativa y justa, especialmente con respecto a los pueblos indígenas, cuyos conocimientos hay que aprovechar. El empoderamiento de las comunidades marginadas es decisivo para la coproducción de una política climática sostenible. La falta de justicia social de los gobiernos se señala como en mayor obstáculo, en particular frente a los desafíos del nexo alimentación-energía-agua.

Los servicios sanitarios, la educación y los servicios sociales básicos con vitales para aumentar el bienestar de las poblaciones y la sostenibilidad del desarrollo, dice el informe. Por tanto, es prioritario incrementar los medios económicos del Sur global, donde el coste de la adaptación al calentamiento global superará muy pronto los 100.000 millones de dólares al año que el Norte ha prometido donar (pero no ha donado) al Fondo Verde para el Clima. El informe menciona importes de 127.000 a 290.000 millones de dólares al año en 2030-2050, pudiendo llegar hasta el billón.

El informe del GTII del GIEC no formula, desde luego, una estrategia social de lucha contra la catástrofe climática capitalista: el tono general rezuma buenas intenciones y deseos piadosos de incluir a todos los agentes sociales. Sin embargo, los y las activistas de los movimientos sociales hallarán en él dos cosas útiles para su lucha: una confirmación científica de la extrema gravedad de los impactos del calentamiento global y una demostración rigurosa de la injusticia sistémica de las políticas climáticas.

28/02/2022

Europe Solidaire Sans Frontières

Traducción: viento sur

Notas

1/ Un 9 % de extinción representa más de mil veces la tasa natural de extinción de especies.

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