El discurso pronunciado el 6 de enero en el hospital South Ile-de-France por el Presidente de la República con motivo de la presentación de sus deseos a los profesionales de la salud incluía una lista de promesas agradables de escuchar para su audiencia: continuar con la revalorización de salarios del personal hospitalario, aumentar la remuneración del trabajo nocturno y de fin de semana, así como de las guardias presenciales y de las localizadas, plan de viviendas asignadas en las grandes ciudades, trabajo en equipo, flexibilización de la jornada laboral para una mayor estabilidad, aumento del número de enfermeras especialistas llamadas de práctica avanzada, papel esencial de los servicios clínicos, libertad de organización de los establecimientos, fin de la tarificación basada en la actividad (T2A), gobernanza compartida entre personas cuidadoras y gestoras.

Sin embargo, estos comentarios se vieron empañados por dos falsedades. Contrariamente a lo dicho, el gobierno no aumentó las tarifas de la T2A en 2018; al contrario, en 1028 las bajó en un 0,5% y no las volvió a subir, y solo aumentó en un 0,2%, en 2019. En cuanto a los 19 mil millones de inversiones anunciadas repetidamente, están programadas a diez años, incluyen una parte de la recuperación de la deuda y no están destinadas solo al hospital, sino también a la ciudad y a lo médico-social.

Para la medicina de ciudad, se reafirmó la prioridad a la atención primaria (desarrollo de comunidades profesionales territoriales, duplicación de auxiliares médicos, aumento de los ingresos de los médicos privados a cambio de su participación en la formación de los jóvenes, en la continuidad de la atención y en la aceptación de nuevos pacientes). Sin ninguna coerción, solo incentivación.

Pero la denuncia de la irresponsabilidad de los pacientes, [son] demasiados que no cumplen con sus citas, reenvía a una visión liberal e individual de la salud en la que demandantes y proveedores de atención se encuentran en un mercado libre. Esta visión es incompatible con la salud pública y la solidaridad colectiva para el uso de un bien común superior financiado por la nación y “colocado fuera de las leyes del mercado”, por usar las palabras utilizadas por el propio presidente Macron durante su primera ola de la Covid-19.

Al privado lo que es rentable
La fijación del presupuesto del Seguro de Enfermedad y su regulación contable son responsabilidad de los sucesivos gobiernos. Y deben asumir el estado de deterioro del sistema de salud y en particular de los hospitales públicos. Esto no es consecuencia de la irresponsabilidad de las personas usuarias de los cuidados, sino de los gobiernos que no han adoptado una ratio de cuidador por paciente hospitalizado, que no han apostado fuerte por los centros de salud pluriprofesionales y los centros de salud, que no han aumentado la ratio de cuidador por paciente hospitalizado, que no han apoyado firmemente las residencias geriátricas pluriprofesionales y los centros de salud, que no han revalorizado las tarifas reembolsadas por la Seguridad Social para eliminar los excesos de honorarios, agravando así las desigualdades sociales en salud, que no han regulado la libertad de establecimiento de los médicos y, sobre todo, que han aceptado la creciente privatización de sectores de la salud.

¿Cuál es la visión del presidente? No hay regulación a la vista sobre el uso de inteligencia artificial y de los algoritmos lucrativos extraídos de los datos de salud. Peor aún, las nuevas tecnologías parecen resumir la esperanza de reparar un sistema de salud colapsado que se ha vuelto inaccesible para una parte de la población. ¿No tienes médico? Llama al nçumero de teléfono 15, consulta una cabina de teleconsulta. Ni una palabra sobre el papel adecuado de un servicio de salud pública. Sólo un llamamiento a la coordinación en los territorios entre profesionales y a la complementariedad entre establecimientos públicos y privados. Ya sabemos en qué se traduce esto: a lo privado lo que es rentable, a lo público el resto.

Si existe consenso sobre la identificación de los síntomas de la enfermedad del sistema de cuidados, nada se ha dicho sobre la causa de esta enfermedad crónica denominada crisis del sistema sanitario. Esta causa es la decisión tomada, a nivel de los organismos internacionales de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos], de privatizar primero la gestión y luego el estatus de los servicios públicos, y de promover el desarrollo de cadenas comerciales internacionales que cuentan entre sus accionistas a fondos de inversión y de pensiones.

Expansión progresiva de la financiarización
Los holdings financiarizados se han apoderado de la biología urbana, las start-ups [empresas emergentes] se han apoderado de las agendas médicas, los fondos de inversión han adquirido las clínicas privadas, han comprado establecimientos privados no lucrativos, han abierto centros de cuidados. Las cadenas de clínicas comerciales crean centros de salud de primera instancia. Este proceso, completado para la biología, está en marcha para la radiología.

Al mismo tiempo, las mutuas sujetas a la competencia de las compañías de seguros se han transformado en aseguradoras comerciales que buscan contratar profesionales de manera selectiva para crear redes de bajo coste.

Por último, la uberización de la salud está en marcha con Doctolib, el booking.com de la salud y la creación de diversas plataformas de atenciones odontológicas, oftalmológicas y psicológicas, con excesos y prácticas límite o incluso abusivas. Ante esta progresiva expansión de la privatización/financiarización de la salud facilitada por la digitalización, la medicina liberal se apoya sobre su modelo trasnochado, del médico que trabaja solo en su consulta y pagado por cada acto médico, mientras que la respuesta debería ser una alianza entre trabajadores y trabajadoras hospitalarios/as y profesionales de la ciudad, entre asalariados/as y liberales convenidos con la Seguridad Social, para construir juntos una sanidad pública integrada, territorializada, democratizada y cogestionada.

La visión liberal de la salud que defiende el libre comercio médico regulado por la responsabilidad de los “productores” y los “consumidores” es incompatible con el uso de un bien común.

Anne Gervais es médica hepatóloga del CHU Bichat

André Grimaldi es profesor emérito diabetólogo del CHU Pitié-Salpêtrière

Olivier Milleron es médico cardiólogo del CHU-Bichat

http://sante-secu-social.npa2009.org/?Le-Monde-Tribune-La-cause-de-la-crise-du-systeme-de-sante-est-la-decision-de

23/1/2023

Traducción: viento sur

 

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