Biltzarre es una coordinadora de iniciativas en Euskal Herria que reflexionan juntas y comparten espacios y propuestas para construir sociedades  emancipadas del capitalismo, apoyadas en la gestión popular. Formas de ganar espacios de independencia y autonomía desde el presente. Conversamos con Xabier Renteria Uriarte para conocer, desde su punto de vista, el contexto en el que surgen estas iniciativas, y especialmente el trabajo de Euskal Sena Taldea. Se trata de una iniciativa popular que busca revitalizar las prácticas de economía de los comunes y de democracia popular que están presentes en las propias instituciones vascas.

María Gómez Garrido: ¿Cómo surgen Biltzarre y Euskal Sena Taldea?

Xabier Renteria: Primero surgió Biltzarre. Es una coordinadora formada por distintos colectivos y personas que son de izquierdas e independentistas. Para entender su surgimiento hay que pensar en el contexto. Cuando acabó ETA, la lucha armada, hubo como un vacío. La lucha armada tiene sus aspectos negativos, que sabemos, pero al mismo tiempo lo que hace es que tensa a la gente, ya sea a favor o en contra. Entonces algo que hizo (o al menos eso parece) es que la gente estuviera más activa socialmente y/o políticamente.

Con el fin de ETA hubo como una especie de vacío. Por poner un ejemplo, es como cuando cayó el Muro de Berlín. Había muchas personas que, siendo críticas y estando en contra del modelo URSS, también sintieron ese vacío. Aquí en Euskal Herria me parece que hubo también este vacío con el fin de ETA. Fue como un tiempo de espera. Y ahí empezaron a surgir nuevas ideas. Biltzarre es una de estas iniciativas en un escenario post-ETA.

Si algo había dejado claro la experiencia de ETA es que es muy difícil la independencia incluso apostando por la lucha armada. Entonces la reflexión que llevaron a cabo un grupo de personas era: ¿qué posibilidades hay de empezar a ejercer la independencia antes de esperar a un estado independiente? A mí me resultó muy interesante, aunque no participé desde el principio. Es un modo de actuar muy presente en una parte del izquierdismo europeo, e imagino que mundial: la prefiguración. Como mi utopía es imposible, la voy a practicar desde ya. Esto vale desde el que quiere una economía más ecológica y marcha en bici a, como en nuestro caso, quien es independentista y busca otros modelos de sociedad, y quiere empezar a ponerlos en marcha sin tener que esperar a un país independiente o a una sociedad completamente nueva. Esta idea empezó a bullir en una serie de gente que tenía esta inquietud y al final decidieron de la mano de un pequeño grupo empezar a erigirse como coordinadora. ¿Y  por qué digo coordinadora?

No es en sí una coordinadora de movimientos sociales, en el sentido tradicional. En Euskadi hay bastantes: están los grupos de acción social, y luego las coordinadoras de grupos. Hay incluso alguna coordinadora de coordinadoras. Hay una gran vertebración tanto nivel local, como a nivel nacional. Pero Biltzarre  no se pensó como una coordinadora de movimientos sociales; aunque hay algunos movimientos sociales. Se pensó como una coordinadora de iniciativas que sean independentistas y prefigurativas. Es decir, que estén luchando por el independentismo, pero no en plan “vamos a hacer esta acción para lograr en el futuro la independencia”, sino en plan: “vamos a hacer esta acción que ya es un terreno ganado a los estados”. Vamos a empezar a erigir una sociedad alternativa e independiente fuera de los estados desde hoy. Esa es la idea.

M.G.:Que tenga una praxis que cambia las formas de relación, ¿por ejemplo? ¿Que se apoyen en prácticas concretas?

Xabier Renteria: Sí. Pero aunque algunas son iniciativas ya en práctica; otras son propuestas. En el congreso que se hizo se presentó, por ejemplo, la idea de cómo vertebrar los Batzarres, es decir, los consejos vecinales. Cómo integrar los Batzarres hasta llegar a un Batzarre nacional. Cuando digo “nacional”, como sabrás, no me refiero a la Comunidad Autónoma Vasca, ni siquiera a la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra, sino al País Vasco que está tanto en el Estado español como en el Estado francés. Esta iniciativa sería constituir algo parecido, si quieres, a lo que es la Asamblea Nacional Catalana, pero con un modelo organizativo de grassroots, desde las asambleas vecinales, y para gestión no sólo del futuro político, sino de todas las iniciativas socioeconómicas que podamos arrebatar a los estados y al capitalismo.

M.G.: ¿Pero las Batzarres siguen activas en todos los núcleos, o más bien en el mundo rural?

Xabier Renteria: En el mundo rural se mantienen; y también se daba en las villas. Por ejemplo, Bermeo, que es un pueblo pesquero que fue capital antes que Bilbao es bastante especial, con una historia de gran interés desde el punto de vista de género. La villa se gestionaba prácticamente por mujeres. Era el puerto pesquero más importante del Cantábrico vizcaíno y quizás del Cantábrico occidental. Y los hombres como estaban siempre fuera en el mar al final era un pueblo gestionado prácticamente por mujeres, que todavía hoy son conocidas a nivel popular por su iniciativa y fuerte personalidad. Pero donde ha quedado más clara la estructura de decisión vecinal, y actualmente sigue habiendo convocatorias a la participación, es en el mundo rural. El ideal de Biltzarre en este asunto sería que se empiecen a gestionar el mayor número posible de Batzarres de esta manera, con el objetivo de crear una estructura nacional alternativa al estado. La idea era pasar ‘del Auzolan al Naziolan’, es decir, del trabajo vecinal y grupal al trabajo nacional.

Esa es una propuesta, pero una experiencia ya en marcha que se presentó en el Congreso es la de Errekaleor, un barrio autogestionado en Vitoria. Es una de las principales experiencias de autogestión en Euskal Herria (o País Vasco), con una experiencia de varios años. Errekaleor era un barrio que iba a ser demolido por un Plan de Reordenación Urbana, pero lo ocuparon: se han puesto a vivir allí y a gestionarlo mancomunadamente, y han conseguido que no se demoliera (hasta el momento, pues los planes para ello se mantienen). Se ha consolidado como barrio autogestionado.

También se presentaron iniciativas de soberanía alimentaria y energía; de cómo lograr una gestión de la sanidad vasca a nivel nacional sin el marco de las comunidades autónomas; una experiencia de gestión municipal sin partidos políticos como práctica concreta llevada a cabo; o cómo hacer activismo social desde el idioma y los valores culturales. Esta última es la que ha dado lugar a Euskal Sena Taldea, el grupo al que pertenezco.

También hubo propuestas para una gestión del agua popular y sana; iniciativas de recuperación del idioma... Había de todo. Una iniciativa era cómo re-popularizar las finanzas. Obviamente es algo muy difícil, pero todo empieza con un primer paso.

Otra iniciativa era consensuar una simbología nacional propia de todo el territorio vasco, que incluyera una bandera propia, un himno, símbolos necesarios… Es algo que uno puede pensar “¡qué tontería!”. Pues hubo un proceso bastante importante. Se consensuó un himno para los siete territorios vascos, el Gernikako Arbola de Iparragirre, que ha creado debate en medios de comunicación, por ejemplo. Así, algunas iniciativas eran experiencias concretas que se compartieron y otras eran ideas para llevar a cabo.

La idea de Biltzarre entonces es hacer una red de iniciativas que tengan esta característica preconfigurativa: experiencias que se puedan realizar ya, antes de tener un estado propio. Puesto que algunos piensan que se logrará tener ese estado; y otros piensan que a medio plazo como que no.

Euskal Sena Taldea somos aquellos que estábamos más interesados en variables culturales, de sujeto, de idioma… En aquel congreso alguna gente se preguntó de dónde salía todo ese capital humano, toda esa sociedad civil activa. Y de aquí surgió el principio de que esto era Euskal Sena, algo así como un instinto cultural propio de los vascos, que nos ha mantenido aquí como único pueblo que resistió las oleadas indoeuropeas. Eso de “instinto cultural vasco”, a mucha gente, al oírlo, le echa para atrás. Yo cuando lo comenté en mi cuadrilla, alguno se quedó un poco así…. Y uno incluso dijo, “buf, eso es letra para una música peligrosa”. Y pensé “pues, mira, el mejor subtítulo para el libro en el que daremos a conocer nuestro proceso”.

Nuestra idea era saber qué es subyace en ese capital humano, en el sujeto vasco, tan resistente a lo largo de la Historia. Comenzamos con una lluvia de ideas, y con el tiempo hemos ido depurando, vertebrando… Y hemos ido viendo que sí, que sí hay un instinto cultural vasco, y que tiene relación con lo que más nos importa, que es el cambio social. Desde ese otro punto de vista, la aportación que estamos haciendo ahora desde Euskal Sena Taldea es cómo vemos el cambio social y el sujeto social desde un punto de vista vasco.

Así, Euskal Sena Taldea pretende entender el sujeto vasco, encontrar qué "instinto cultural" lo mueve, y proponerlo para potenciar el cambio social. Es decir, que nosotros (desde Euskal Herria) leemos el cambio social y la forma de ser vasca, miramos los agentes sociales, qué es lo que les mueve, y de ahí intentamos llegar a una especie de formato para proponer a otros agentes sociales y otras iniciativas, tanto de cambio social como de independencia, que pueda ayudarles a potenciar su lucha.

Yo la independencia no la veo como algo únicamente vasco o estatal, sino también como independencia del sujeto frente a todo estado.

M.G.: Hoy en día es difícil ser un sujeto con un arraigo de varias generaciones. Imagino que muchos tenéis “ocho apellidos”, por expresarlo de alguna manera, y en vuestras casas siempre se habló euskera, pero ¿qué ocurre con aquella persona que es hija, no ya de andaluces o asturianos, sino que sea, por ejemplo, lebou o serer 1/ y trabaje como pescador en Euskal Herria? La realidad vasca es mestiza, como la de casi todos los territorios. Entonces, ¿cómo combinar esta idea del instinto cultural, como si fuera algo que llevamos en el ADN, con esta realidad mestiza?

Xabier Renteria: Si te digo la verdad para mí es lo atractivo de este modelo de cambio social, que toma de lo humano y comunal, no de algo únicamente vasco; y que, por eso, es totalmente inclusivo. Porque tú cuando planteas como vasco que quieres más independencia y una mejor sociedad, a veces lo haces con la mente puesta en un estado nuevo. Antes de nada, hay que entender que, para nosotros los vascos, las dos cosas suelen ir unidas: no queremos independencia para crear la misma sociedad que hasta ahora, sino que el 90% de los independentistas te dirá que quiere independencia para crear otro modelo de sociedad. Y, de hecho, una de las fuentes del independentismo no es en sí la cuestión nacional, sino la cuestión social: hay algunos independentistas que piensan que ese otro modelo de sociedad lo van a encontrar más fácil y mejor en un Estado vasco que en un Estado español o un Estado francés.

Pero para mí el interés del modelo que Euskal Sena Taldea ha visto en el sujeto vasco y en la historia vasca es que es un modelo comunalista; no es un modelo estatalista. Aunque nosotros somos independentistas, y la mayor parte vemos bien el independentismo estatalista como un derecho, el modelo que vemos como de ‘instinto cultural vasco’ es en sí un independentismo comunalista, desde el trabajo (Auzolan), decisiones locales (Batzarres), y comunales (Komunalak), hasta la Democracia Pirenaica (democracia directa) y defendida -en el pasado- con milicias populares (o sea, un modelo ABCD+M).

Es una organización de base de la gente, que va desde lo local a lo nacional. No es moco de pavo: los vascos hicieron frente a los dos mayores ejércitos de la época, al franco y al árabe (y también al godo), con esta estructuración social. Y el Reino de Navarra en sí surgió de esta sociedad comunal, con sistemas como el de los tenentes (que no eran señores feudales con propiedad hereditaria, sino más bien gestores de defensa colectiva).

Pues bien: esto no es algo binario, que deja de lado la posibilidad del mestizaje para plantear una esencia pura. Por ejemplo, en el congreso de Biltzarre hubo gente que habló sobre el colectivo gitano. O los latinos, o los senegaleses, o los inmigrantes españoles y franceses que ya tienen varias décadas o siglos aquí. ¿Por qué ellos también forman parte? Porque el comunalismo no es algo estrictamente vasco, es algo que se ha dado en todo el mundo. Si hay una economía natural propia del ser humano es la economía comunalista. ¿Por qué? Cuando la gente se reúne para tratar un problema, la primera pregunta no es ¿a quién ponemos de jefe? La pregunta es ¿cómo vamos a hacer para resolver este problema? Esa es la organización natural humana. Y esto es una estructura comunal. A partir de ahí se pasa a cuestiones más importantes, y si luego hay que delegar, se delega, pero al final.

Bueno, pues lo importante para mí es que lo que se está trabajando es un nuevo modelo de cambio social unido al independentismo, pero comunal, es decir: se crea desde la gente y desde lo que es natural en ella, no únicamente vasco. Y esto, ¿qué implica? Un modelo no exclusivo.

Porque si planteas un Estado vasco, siempre va a haber gente dentro y fuera de ese estado. Y puedes decir: no, no, en nuestro Estado vasco va a haber rumanos, o va a haber senegaleses, españoles, o franceses. Vale, pero es que va a haber senegaleses que quedarán fuera del Estado vasco, y habrá españoles que queden fuera de ese Estado vasco. Y esto puede llevar a problemas de identidad o de participación; siempre es un tipo de frontera.

Ahora por ejemplo está muy en boga en el independentismo vasco una de estas cosas que han cogido fuerza después del final de ETA, que es la idea del Estado navarro. El abertzalismo cada vez tiene más presente que tuvimos un estado, que era el Estado navarro, y que se mantiene en buena medida, y que queremos recuperarlo y potenciarlo. Pero el modelo Euskal Sena es un modelo comunalista. ¿En qué se diferencia? Un Estado navarro es muy alternativo, pero siempre va a haber unos fuera y unos dentro. Si quieres un Estado navarro, y quieres que el rumano, el senegalés, el español, o el gitano, trabaje contigo por el Estado navarro siempre te va a decir: “bueno, pero yo ya tengo mi estado en Rumanía, ya tengo mi estado en España, o donde sea”. Los muy conscientes te pueden echar una mano, pero es difícil hacerlo general.

En cambio, la sociedad comunal es una sociedad natural humana. Hay comunalismo en Senegal, hay comunalismo en Rumanía, hay comunalismo en Galicia, y los gitanos son muy comunales. Entonces cuando tú propones trabajar por una sociedad comunal vasca, tú estás proponiendo algo que no es binario, con unos fuera y otros dentro, sino que es humano y general. Entonces tú, que vienes de Moldavia, trabaja con nosotros por una Euskadi comunal porque lo que tú hagas aquí luego lo vas a poder trabajar en Moldavia. Porque de la misma manera que nosotros estamos trabajando por recuperar la sociedad comunal vasca, estoy seguro de que tú en Moldavia puedes recuperar experiencias comunales moldavas. Y en Galicia lo mismo, los remanentes de gestión comunal de montes también los tienen allí. Pues eso: tú lo que hagas aquí te lo puedes llevar, esto lo haremos entre todos aquí y allí. Y no te olvides, cuando te hayas ido, de compartir y contarnos lo que estáis haciendo, como nosotros hacemos contigo.

No queremos una sociedad comunal vasca para separarnos de nadie, no, lo que queremos es unirnos; lo comunal sólo se desliga de los estados, no de las personas. Entonces este principio es mucho más motivador para la gente de fuera, puesto que no excluye, sino que trabaja por una sociedad mejor no ya en Euskal Herria, sino en el todo el mundo. Esto es lo interesante, me parece, de este modelo.

M.G.: Por otra parte, e independientemente de los orígenes de cada persona, el capitalismo nos atraviesa a casi todas. Todas y todos nos movemos en ese marco que nos lleva a un estilo de vida de consumo y con tendencia al individualismo. ¿Cómo podemos salir de ahí, de esa manera como hoy en día ya somos?

Xabier Renteria: ¿Hay que salirse? No sé…

M.G.: ¿Se pueden plantear estas propuestas desde dentro?

Xabier Renteria: Todos no nos podemos salir del capitalismo, somos siete mil millones de personas en el mundo y todos no nos podemos salir. El capitalismo no lo vamos a terminar con una revolución armada, y es imposible que nos salgamos todos. Es imposible que siete mil millones de personas decidan irse al monte y salirse del sistema. Tenemos que pensar en una revolución social desde dentro del capitalismo y mirarlo todo de una manera diferente.

El capitalismo obviamente no nos gusta a ninguno de los que queremos otro modelo de vida. Pero hay que ver qué posibilidades de trabajo tenemos dentro del capitalismo para neutralizarlo desde ahí. Lo mismo que la cuestión estatal. Hay facetas que a los estados no les interesa o no les resulta rentable ocuparse de ellas, y yo creo que los ayuntamientos autogestionados y grupos populares tienen que apoderarse y empoderarse de estos espacios; lo mismo le ocurre al capitalismo. Al capitalismo hay espacios que no le interesan, que no le resultan rentables. Y últimamente con la economía colaborativa digital cada vez más son estos espacios los que van a quedar más en manos de iniciativas populares y menos en manos del capitalismo. Entonces, de esto es de lo que nos tenemos que apoderar.

Los que quieran y puedan salirse del capitalismo, como personas que conozco que se han ido al mundo agrario apostando por una explotación familiar cuidadosa con el medio ambiente, muy bien. Igual no pueden salirse completamente, pero sí vivir en su margen, sin sus prácticas de consumo y beneficio. Pero ¿cuántos podemos hacer ir lo de ‘irte al monte’? Muy pocos. Los que no podamos, o no queramos, tenemos que ir apoderándonos de los espacios que dejan libre los estados y los capitalistas, y cada vez vamos a tener más posibilidad, gracias a internet, la economía digital y las redes colaborativas. Yo soy anticapitalista, pero no quiero ser un anticapitalista sin esperanza. Quiero ser un anticapitalista que juega dentro de lo factible, y ver cómo vamos a poder potenciar redes colaborativas y elecciones de consumo que sean anticapitalistas. Y aquí Euskal Sena Taldea tiene su palabra.

M.G.: Sin embargo, muchas de las formas de economía colaborativa han acabado colonizadas por el capitalismo. Como es el caso de formas de actividad colaborativa que se han convertido en plataformas.

Xabier Renteria: Sí, Airbnb o Uber no es colaborativo; es gestión capitalista. Nosotros cuando hablamos de economía colaborativa o de los comunes es diferente a lo que los ingleses llaman sharing economy. Las grandes plataformas no comparten, sino todo lo contrario: se están apropiando de una faceta humana que es la de compartir, y están creando la nueva fase del capitalismo de nuevo a costa de la gente. Pero sigue latente la tendencia humana a compartir. Y aquí hay una gente que comparte sus recursos ociosos por dinero, o sea, realmente no comparte sino que está rentando, pero están también quienes están dispuestos a compartir sin dinero; eso sí es compartir.

Yo, pese al problema de la economía colaborativa en este contexto de nueva fase del capitalismo en el que las big platforms se meten a gestionarlo todo, soy optimista: empezarán a salir nuevas plataformas de las que no se podrán apropiar las grandes plataformas capitalistas, en las que la gente de nuevo empiece a colaborar sin beneficio capitalista. Esto es lo que nosotros llamamos economía colaborativa verdadera, o economía de los comunes. La economía de los comunes se da si tú pones algo en común. Y las grandes plataformas capitalistas no ponen nada en común. Sólo gestionan contactos e información por dinero.

Entonces la economía colaborativa y la economía de los comunes son lo contrario a la mal llamada sharing economy. La llamada sharing economy, actualmente, es economía capitalista.

Couchsurfing, por ejemplo, parece que ahora se está capitalizando, pero parte de la disposición de la gente a compartir sus espacios sin renta. Las grandes plataformas como AirBnb emplean el término sharing economy para algo que no tiene nada de compartir, sino que es alquilar o rentar. Nosotros hablamos de otra cosa.

La economía de las comunes, además, es un paso más de la economía colaborativa. Es lograr un stock común para el futuro. La economía colaborativa primaria es algo que tú compartes para hoy mismo, sin precio. Pero la economía de los comunes es un paso adicional: ponemos algo en común para gestionarlo en el futuro y para que esté a disposición de todos en el futuro. Si te dejo mis libros hoy por un mes, es economía colaborativa primaria, pero si montamos una biblioteca popular para años y generaciones, es economía de los comunes.

M.G.: Erik Olin Wright en su libro Envisioning Real Utopias planteaba precisamente propuestas emancipadoras que sean espacios ya existentes alternativos al capitalismo, construidos por una lógica diferente, también, al estatismo. O sea, un argumento muy parecido a lo que vienes comentando. Uno de los ejemplos que él planteaba como utopía real, y que toma como caso de estudio,  es la cooperativa Mondragón. ¿Cómo ves tú esta propuesta?

Xabier Renteria: En Euskadi la izquierda revolucionaria alternativa tenemos una relación de amor-odio con la red de cooperativas de Mondragón. A nivel mundial hay muchísima gente que viene a estudiar las cooperativas de Mondragón; es un espejo en el que muchos se miran. Pero nosotros desde dentro tenemos ese gazi-gozo, ese agridulce.  Por una parte sí, es un espacio ganado al capitalismo porque es un principio de cooperativismo que se ha hecho inmenso y tiene muchos tentáculos, y eso hay que valorarlo. También ha hecho algo muy importante toda la red de cooperativas de Mondragón, y es cómo se potencia en ellas la iniciativa personal, la iniciativa de la gente implicada. Lo emprendedora que es la gente allí, pero no en el sentido capitalista de "soy emprendedora para logar mi start-up y hacerme rico"; no, soy emprendedora con un sentido y corazón de país. Esto para mí es algo admirable. Se ve mucho en las cooperativas de Guipúzcoa y está extendido por todo Euskadi. Muchos de mi grupo te dirían que eso es instinto cultural vasco, y que el movimiento cooperativo de Mondragón ha sido posible gracias a ese tejido de iniciativa y emprendizaje que ya estaba en la sociedad vasca. Lo puedes de ver desde uno u otro lado. Pero hay que valorarlo.  Sin embargo, y por el lado agrio, el problema es que hecha la ley, hecha la trampa. No hay plusvalía en las cooperativas; la plusvalía se reparte entre los trabajadores y, al no haber plusvalía, en teoría no hay capitalismo. Pero si tú a lo largo de los años empiezas desde un abanico de salarios que al principio es pequeño, de 3 a 1,  o de 4 a 1, y al final se hace de 20 a 1, tú realmente estás haciendo una trampa. No tienes capitalismo y no tienes plusvalía que reciben unos únicos propietarios como derecho inalienable (el “derecho al riesgo” del que hablaban los neoclásicos liberales)2/, pero al final tienes unos trabajadores que hacen tareas de gestión con más valor añadido, y que cobran mucho más que otra parte de los trabajadores, esos que hacen trabajo manual, que no tiene tanto valor añadido en nuestra sociedad. Así, por las mismas horas de trabajo y parecido mismo esfuerzo, acabamos cobrando 20 y 1. ¿Y qué le importa al que cobra 1 si es por plusvalía o por abanico salarial cooperativo? En fin, esta tendencia en conglomerados cooperativistas se tendría que cuidar un poco más, opino.

M.G.: En el texto escrito con Jon Las Heras 3/ mencionáis en algún momento la idea de crear propuestas que vayan más allá de una idea de ganadores y perdedores. ¿Hay algún problema con visibilizar el conflicto social?

Xabier Renteria: Como persona con mentalidad de base social parto de la idea de que el conflicto existe; en Euskal Sena Taldea o Grupo de Instinto Cultural Vasco todo el mundo tiene muy claro el conflicto. Si un izquierdista español o francés tiene claro el conflicto por estar dentro de un conflicto social, aquí nos mueve el conflicto social, pero además el conflicto nacional que vivimos con eso que consideramos extranjero. Entonces la vivencia del conflicto está muy clara en cualquier persona que tenga inquietudes sociales en Euskal Herria. En Euskal Sena Taldea desde los más jóvenes a los mayores han vivido en conflicto. Pero en mi caso no creo que el conflicto vaya a superarse nunca de una manera conflictiva. Porque sólo se eterniza. Y te lo digo desde Euskadi que hemos tenido lucha armada, que se ha probado todo.  ¿Cómo hacer para superar las dinámicas de conflicto? Para nosotros el sujeto cultural vasco no es conflictivo; es comunal. Busca resolver los problemas coordinándose de una manera popular y grassroots [desde abajo]. Esto no es conflictivo. Si tenemos delante a los estatalistas españoles y los estatalistas franceses, y a los capitalistas españoles y los capitalistas franceses, tenemos que ver la manera de resolver el conflicto sin conflicto. Porque el capitalista español o francés no se va a bajar de su burro, y tiene estado y ejército. Tenemos que buscar cuestiones comunes y inquietudes comunes.  El instinto cultural vasco es, en lo referente a lo social y lo económico, una cuestión comunal y humana que puede ser atractiva para cualquiera en el escalafón social. Pero obviamente tú vas a compartir más, puesto que se trata de un instinto de compartir, si conoces y entiendes este instinto, y eso te anima. Te voy a poner un ejemplo: imagina que a mí me encanta el euskera, pero yo soy procapitalista. Y de repente me doy cuenta de que el euskera tiene en la urdimbre la mentalidad de compartir. A ‘regalar’ lo llamamos musu-truk, que significa “a cambio de un beso”. Y ‘relación’ en euskera es harreman, o sea, te doy algo y te cojo algo, compartimos; nada de te cojo algo y agur. Entonces… yo soy un capitalista egoísta, pero me siento muy vasco y me encanta el euskera. Y de pronto me pongo a analizar el euskera y me doy cuenta de que hay otra manera de mirar el mundo a través de ese idioma.  O me gusta la mitología y me doy cuenta de que la mitología vasca no es patriarcal y celeste, con Dioses-hombres a los que hay que temer, sino que es matriarcal y terráquea, con mujeres que personifican la naturaleza y que una noche, si ven a tu familia necesitada, te trabajan el huerto, o si la comunidad está necesitada, le hacen un puente. Entonces, pienso ‘igual para ser naturalmente vasco debo dejar de ser capitalista egoísta y empezar a pensar en una sociedad más horizontal y basada en el compartir’.  La cuestión es que un conflicto sólo puede resolverse de manera estable tendiendo puentes. Y para nosotros la cosmovisión vasca es una cosmovisión comunalista, del compartir y amorosa. ‘Dar tu brazo a torcer’ en euskera es ‘amore eman’. No es ‘qué dolor, que me tuerzo el brazo para asumir lo tuyo’, no. Es amor, dar amor, te doy la razón o te ayudo porque te quiero.  Nosotros pensamos que esto es una sociedad motivadora para todo el mundo; amar es algo humano.

Lo trabajamos desde la cosmovisión vasca, pero cercanos están trabajos teóricos como el de Julie A. Nelson, que habla de la economía no divisiva. Lo importante que es para los izquierdistas plantear una sociedad no divisiva, sino que sea colaborativa no sólo a nivel de cosas, sino a nivel de ideas.

Empatizar con el otro y nunca hacer esquemas divisivos. Yo quiero una economía comunal, pero no quiero que mi economía comunal deje de lado a nadie.

Xabier Renteria Uriarte es profesor de Economía en la Universidad del País Vasco y miembro activo de Euskal Sena Taldea (http://euskalsena.eus/es/inicio/)

1/ Los lebou son un grupo étnico de Senegal, dedicado principalmente a la pesca. Su lengua es una variante dialectal del wolof. Los serer habitan la zona de la mitad occidental de Senegal y tienen una lengua propia.

2/ [Aclaración de Xabier Renteria] En Economía, los clásicos burgueses (Adam Smith, Ricardo…) hablaban de ‘valor trabajo’. Marx demostró que, según su propia teoría, esto demostraba la explotación capitalista, la plusvalía. Y dejó a los burgueses sin argumento. Estos entonces argumentaron que el beneficio es un ‘pago al riesgo’, es decir, un pago justo por haber arriesgado tu dinero en una inversión. Esa justicia no es cierta porque, como dijo Proudhon ‘la propiedad es un robo’, es decir, toda propiedad acumulada es fruto de robos, muertes y violaciones históricas. Pero ahí se quedó el argumento, como parte de la nueva teoría burguesa, la teoría neoclásica.

3/ Xabier Renteria-Uriarte & Jon Las Heras (2021) Prefiguring communalism and economic democracy in the Basque Country, Globalizations, DOI: 10.1080/14747731.2020.1863542

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