“El mundo se está convirtiendo en una caverna igual a la de Platón: todos mirando imágenes y creyendo que son la realidad”

José Saramago

“El ser humano se siente inclinado a la negación cuando la verdad le resulta demasiado costosa, emocional, intelectual o económicamente”

Naomi Klein

En la sesión del control al gobierno del pasado 15 de diciembre de 2021, Pablo Casado, líder del PP, hacía la siguiente pregunta a Pedro Sánchez: “¿Qué coño tiene que pasar para que usted asuma alguna responsabilidad?”. En dicha pregunta de control y en la réplica a la respuesta que le dio Sánchez, sobre las que volveremos más adelante, Casado condensa y exprime las estrategias que serán objeto de este artículo y que, mutatis mutandis, forman parte de lo que denominamos trumpismo discursivo, un fantasma que recorre el mundo de la comunicación política y al que muchos de los líderes de las viejas democracias liberales parecen haberse unido en santa cruzada para abrazar. Perfeccionado y testado como método infalible durante su periodo como asesor presidencial del millonario nacionalpopulista Donald Trump por parte del líder paleoconservador de la alt-right estadounidense Steve Bannon, nos desayunamos diariamente con titulares que dan cuenta de su infiltración en un espectro político cada vez más amplio que el de la extrema derecha y sus poderes mediáticos. 

Definimos trumpismo discursivo como el conjunto de estrategias que basan la comunicación política en varios de los siguientes ejes: el lenguaje directo de anclaje egocéntrico, las oraciones esloganizables, de sintaxis sencilla y fácil reproducción en forma de tuit o titular, la discontinuidad temática o sucesión de tópicos sin conexión aparente, el enfoque antiintelectual, la banalidad, las hipérboles, las amenazas, el victimismo, y el encuadre discursivo basado en bulos para escandalizar y lograr influencia viral en redes sociales e internet, donde este tipo de discurso fluye hoy como la corriente por el oro. Es la forma de comunicación patrocinada por la extrema derecha y por sus grandes corporaciones, diseminada por Bannon en todo el mundo, que está calando ya en la derecha neoliberal y parece que también en el discurso social-liberal. Si, tras la entrevista de Garzón para The Guardian, la aceptación por parte del PSOE del encuadre fake impulsado por medios de comunicación afines a Vox y el PP en el tema de las macrogranjas es algo más que una decisión comunicativa electoralista de la parte socialista del gobierno ante los comicios en Castilla y León (en donde se espera que gane el PP e irrumpa con fuerza Vox) es algo que se sabrá pronto. La tardanza y tibieza en la reacción de los propios miembros del gobierno de Unidas Podemos, quienes perdieron la oportunidad de salir rápido y a la ofensiva desmarcándose del PSOE y aún dejaron tiempo a García-Page y Lambán para contraatacar, da cuenta de la fuerza de una estrategia triunfante que marca las agendas política y mediática en este tiempo de pandemia de la posverdad. Como dice Enzo Traverso, “la historia está hecha de encuentros fallidos y oportunidades perdidas que dejan el sabor amargo de la melancolía”.

Las estrategias dominantes en el “nuevo orden discursivo de la extrema derecha” (Martín Rojo y Elvira Ruiz, 2019; Camargo Fernández, 2021), diseñadas para, a través del clickbait, escandalizar, provocar, polarizar y viralizarse, contando para ello con las redes sociales, pero también con poderosos medios de comunicación, tienen como otros de sus ejes fundamentales el free speech y los bulos, una falsa libertad de expresión airada y reaccionaria ante la existencia de una supuesta censura que permite fabricar y difundir mentiras ad libitum que, aunque todavía parece no suficientemente evaluada, supone un riesgo cada vez mayor para la supervivencia incluso de las propias democracias burguesas. 

Los inesperados resultados electorales del pinochetista Kast en las últimas elecciones chilenas tras el estallido social de 2019, cuya estrategia comunicativa ha sido en todo similar a la descrita, dan buena muestra de ello. Como explica con meticuloso detalle el periodista estadounidense Andrew Marantz en su ensayo basado en el método del observador participante (Marantz, 2021), en ese ejercicio perverso de resignificación del concepto libertad de expresión que estuvo detrás del asalto al Capitolio, no solo participaron los troles de la extrema derecha a través de Twitter y otras redes sociales. Determinados medios de comunicación de gran presupuesto e influencia en Estados Unidos también fueron responsables directos no solo del ascenso de Trump al poder, sino también de su actitud negacionista ante la derrota electoral y de la insólita asonada en Washington de enero de 2021. Todo ello nos informa de que, para su correcto funcionamiento, esta estrategia necesita de poderes económicos y mediáticos que actúen de manera coordinada.

De acuerdo con Biebricher (2020), a menudo se sugiere que el neoliberalismo ha sido barrido por lo que comúnmente se conoce como populismo de derecha, es decir, por movimientos, partidos y figuras que son, de hecho, autoritarios. La idea de fondo de esta tesis es que existe una relación conflictiva y dicotómica entre neoliberalismo y autoritarismo. Sin embargo, es sabido que en los partidos y movimientos autoritarios hay amplias referencias a las ideas y argumentos neoliberales, por ejemplo y de forma central, en sus propuestas económicas (Urbán, 2019). Asimismo, desde el punto de vista inverso, existen potencialidades autoritarias en el pensamiento neoliberal, como se observa en la idea del Estado fuerte de algunos de sus pensadores o en el vínculo de figuras paradigmáticas como Milton Friedman y Arnold Harberger con la dictadura militar de Chile. Neoliberalismo y autoritarismo no están intrínsecamente ligados entre sí, pero no son de ningún modo inherentemente opuestos. De hecho, la tesis que barajamos es que es una amalgama de neoliberalismo autoritario la que se está convirtiendo en forma dominante del modelo neoliberal y que en ella encuentran especial acomodo las estrategias de comunicación del trumpismo discursivo explicadas con anterioridad.

El giro trumpista del discurso de Pablo Casado

En la comunicación corriente lo que importa es el significado comunicativo, no el semántico. En la comunicación política basada en el efectismo, el consumo rápido y la viralización a través de las redes e internet esto resulta doblemente importante. Las estrategias de Bannon en el PP actual cuentan principalmente con dos cabezas parlantes cuyas formas de locución difieren entre sí y están en disputa. Encontramos, por un lado, a Ayuso, en su versión castiza del trumpismo, con enfoques frívolos y de apariencia infantiloide o naïve, en realidad muy calculados; citemos como ejemplos su absurdo y resultón “en Madrid si uno no quiere encontrarse con su ex no lo va a hacer”, su apología de las cañas bien tiradas o su resignificación, de mayor calado por sus implicaciones políticas, de las palabras libertad y autocuidado, desarrollada con profundidad y detalle por Luisa Martín Rojo en este mismo Plural, que la han convertido en una especie de rock star de la comunicación política más allá del Partido Popular. Y tenemos, por otro lado, a Pablo Casado, cuyo último giro ha transformado al en otro tiempo discursivamente frío y racional líder del PP en un político crispado y faltón, en un converso a la versión dura del trumpismo discursivo, que ha sido incluso llamado a capítulo, a volver al redil de la moderación, por el portavoz ultraderechista Espinosa de los Monteros, para que tenga cuidado de “no exagerar” las críticas al gobierno de Pedro Sánchez en el extranjero porque eso puede acabar deteriorando “la imagen del conjunto de España”. Casado quiere ser el nuevo enfant terrible del neoliberalismo autoritario español, pero resulta bastante incierto el éxito de su estrategia. Aunque, como se ha señalado repetidamente en los estudios sobre comunicación política, no es igual tener que hablar desde la oposición que desde el poder. Conviene recordar que el propio Donald Trump también perdió la presidencia porque varias de las grandes corporaciones estadounidenses lo veían ya como una amenaza para sus propios intereses económicos y que hoy planea sobre Boris Johnson la sombra de su posible dimisión como primer ministro del Reino Unido por mentir sobre su asistencia y convocatoria de las jocosamente llamadas fiestas de trabajo en medio de las restricciones de la pandemia.

Casado quiere ser el nuevo enfant terrible del neoliberalismo autoritario español

El líder del PP llevaba desde principios de 2021 preparando una gran convención de su partido –que finalmente se celebraría en Valencia en el mes de octubre de ese año–, de la cual salir con una estrategia sólida para ganar el gobierno aprovechando, entre otras cuestiones, el desgaste producido por la situación de pandemia. Tras la fallida moción de censura planteada a Pedro Sánchez por Vox a finales de 2020, en la cual el PP optó por dejar aislada a la extrema derecha rompiendo discursivamente con ella y dejando en un rincón la foto de Colón (recuérdese el duro tono del discurso de Casado durante la moción a Abascal con su “No queremos ser como usted. No somos como usted”), el líder del PP necesita resituarse en el tablero político y erigirse como líder indiscutido dentro de su propio partido. Es en este contexto cuando tiene lugar, tras los tira y afloja de la moción fantasma entre Ciudadanos y el PSOE en el Parlamento de Murcia, el adelanto electoral en la Comunidad de Madrid que consagrará la ayusomanía. Acuciado por la necesidad de encontrar una voz propia, más dura y contundente, más acorde con las modas comunicativas vigentes en la derecha autoritaria hoy, más emocional y alejada de su habitual discurso de cifras, la contundente victoria de Ayuso daría el espaldarazo al giro de Casado. De hecho, actualmente es cada vez más frecuente oír un léxico emocional y beligerante en las sesiones del Congreso: “indecencia”, “sadismo”, “traición”, “inmoralidad”... Cabe destacar que Inés Arrimadas se ha sumado en no pocas ocasiones al giro hiperbólico y a la crispación del trumpismo discursivo, como cuando para referirse a lo sucedido en el centro escolar de Canet de Mar habló de “apartheid lingüístico en Cataluña”. La infiltración del orden discursivo de la extrema derecha en el discurso político general es cada vez más notoria. La idea que planteamos en relación a Casado, por tanto, es que en la batalla política dual que actualmente libra el líder del PP para competir a la interna con la presidenta de la Comunidad de Madrid a la par que gana votos a su adversario externo, el presidente del gobierno, ha optado por la estrategia del método Bannon y por sumarse al choque frontal, el exabrupto político y la agresividad parlamentaria propias de esta forma de discurso político.

Entre los aspectos que más han cambiado del discurso político hoy por la impronta de estas estrategias se encuentran su arquitectura y la falta de continuidad temática. La ruptura del pacto de veracidad y la espectacularización de la política, apuntadas con acierto por la analista del discurso político Beatriz Gallardo (2018), han calado en algo tan profundo como la propia estructura de los textos. Es sabido que ningún discurso está formado por una superposición de temas, tal como recuerda Luis Cortés (2020), sino por una serie de mecanismos que ayudan a hacerlo más ordenado e inteligible, “una construcción cerrada, coherente y regulada, en la cual la continuidad temática refleja que un tema se consolida y desarrolla durante uno o varios asuntos y se mantiene hasta que se marque un cambio”. En la pregunta de Casado a Sánchez en la sesión de control del 15 de diciembre de 2021 mencionada en el comienzo de este artículo y que condensa, en cuanto a forma y contenido, todo lo explicado hasta aquí, el líder del PP saltó de forma inconexa, haciendo uso de amenazas, hipérboles, eslóganes fáciles y bulos, de uno a otro de los siguientes temas y logró poner a la bancada del PP en pie con su pregunta retórica final (recuérdese que son preguntas para las que hay apenas cinco minutos entre la parte de la pregunta inicial y la réplica): 

  • Inicio con amenaza de apertura de comisión de investigación al gobierno por ocultar la pandemia.
  • Alusión a ley orgánica del PP para combatir el virus. 
  • Subida del precio de la luz y promesa incumplida de limitación de su precio por parte del gobierno.
  • Niño de Canet (que era una niña en realidad) apedreado en colegio catalán por pedir enseñanza en castellano.
  • Petición de aplicación del artículo 155 para Catalunya.
  • Amenaza de denuncia por desobediencia y prevaricación a Sánchez.

En la réplica, Casado redobló su crudeza y dispersión discursiva: 

  • Acusación de insensibilidad a Sánchez.
  • Acusación al PSOE de negar una investigación para las niñas tuteladas prostituidas por el gobierno de Baleares. 
  • Ocultación de abuso a una menor por parte del marido de Mónica Oltra. 
  • Uso de “niñes” y del caótico sintagma “huelga de juguetes, bollos y dibujos en euskera” en relación a la desprotección de los menores.
  • Final con “¿qué coño tiene que pasar en España para que usted asuma una responsabilidad?” 

A Pedro Sánchez le pareció que Casado llevaba, tal como le espetó, algunos cafés más de los habituales, pero este discurso, que como se ha dicho puso a la bancada del PP en pie, no obedecía a un exceso de cafeína, sino a una elección consciente entre las muchas posibles por parte del líder de la oposición.

Algunas estrategias para el desmontaje del trumpismo discursivo

La actual legislatura arrancó con Tomás Guitarte, único diputado de Teruel Existe cuyo voto fue decisivo para la investidura del actual gobierno, escondido en un hotel sin nombre ni dirección la noche anterior tras recibir amenazas de todo tipo, también contra su vida, en las redes sociales y en su teléfono personal. Los bulos difundidos a través de WhatsApp y otras redes sociales contra los migrantes tienen como consecuencia acciones violentas contra ellos, como sucedió con la cacería desatada en Gran Canaria ante la difusión de la mentira de la muerte de un chico canario a manos de inmigrantes magrebíes. Recientemente, García Egea, secretario general del PP, colgó un bulo en sus redes, que mantuvo varios días, en el que sostenía que el gobierno se forraba con los test de antígenos cuando es conocido que estos no soportan IVA. Sobran los ejemplos de la ultradevaluación de la mesura y la verdad en la política actual. 

Sobran los ejemplos de la ultradevaluación de la mesura y la verdad en la política actual

La política en tiempos de pandemia dentro del argumentario del neoliberalismo autoritario es percibida y también transmitida como algo inconexo. El caos reina en medio de la confusión y es aprovechado para atentar contra la verdad, pero también contra quienes dicen una verdad que no es la que se quiere escuchar. Según una encuesta reciente, un 15% del voto del PP puede volar a Vox y eso trumpiza las formas de comunicación de los populares hasta hacerlas indiferenciables de las del partido de Abascal. Pero, como sabemos, las fórmulas de respuesta al trumpismo discursivo tienen que ser colectivas y no pueden venir de no dar casito a líderes e influencers que, además, cuando salen a la calle practican con sorprendente éxito y habilidad el victimismo. Los marcos y el encuadre importan, es imprescindible desmontarlos cuando no sean los apropiados para el debate en los términos que nos interesa, por un lado, y, por otro, no adoptarlos como válidos para entrar a la argumentación en la disputa política por la batalla cultural. Las palabras importan y determinados significantes y significados no pueden ser de uso exclusivo de este nuevo orden discursivo neoliberal autoritario, sino que tiene que darse un proceso de reencuadre y reapropiación de conceptos claves y de rechazo de las excentricidades comunicativas. La arquitectura discursiva y la mesura comunicativa importan para salir del caos y el ruido imperantes. La verdad importa y es necesario acudir y difundir, siempre que así se requiera, las informaciones ofrecidas por las agencias de fact checking y verificación.

Epílogo

Si hay algo que parece requerir cualquier reflexión sobre discurso político en el campo del neoliberalismo autoritario en estos momentos de posverdad, irracionalidad y manipulación informativa es plantear el análisis con perspectiva y objetividad. La tarea es tanto más compleja cuanto para acometerla el primer paso es aceptar que, en el campo del discurso, las estrategias de agitación y propaganda de la extrema derecha parecen ganar terreno a gran velocidad hasta ser hegemónicas. Cuando se acaban de cumplir ocho años desde el fallecimiento de nuestro añorado Miguel Romero, Moro, que solía citar a Rosa Luxemburg como una pauta no solo útil para los procesos revolucionarios, sino para la vida misma, es más necesario que nunca “mantener la calma, mirar las cosas como un todo y conservar siempre una ligera sonrisa”. Por motivos evidentes, hablar de estos temas en el momento actual y sonreír es complicado. Pero conviene recordar que, justamente, provocar, polarizar y crispar son objetivos principales del trumpismo discursivo que parece haberse adueñado de la comunicación política hoy.

Laura Camargo Fernández es lingüista, profesora de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y militante de Anticapitalistas

Referencias

Biebricher, Thomas (2020) “Neoliberalism and Authoritarianism”, Global Perspectives, 1, 1. Disponible en  https://doi.org/10.1525/001c.11872

Camargo Fernández, Laura (2021) “El nuevo orden discursivo de la extrema derecha española: de la deshumanización a los bulos en un corpus de tuits de Vox sobre la inmigración”, Cultura, Lenguaje y Representación, 26, pp. 63-82.

Cortés Rodríguez, Luis (2020) “La arquitectura del discurso que cambió el gobierno en España (aunque ya estuviera decidido)”, Anuario de Letras. Lingüística y Filología, vol. VIII, pp. 35-68. Disponible en https://doi.org/10.19130/iifl.adel.2020.1.0002

Gallardo Paúls, Beatriz (2018) Tiempos de hipérbole. Inestabilidad e interferencias en el discurso político. València: Tirant lo Blanch.

Marantz, Andrew (2021) Antisocial. La extrema derecha y la ‘libertad de expresión’ en internet. Madrid: Capitán Swing.

Martín Rojo, Luisa y Paloma Elvira Ruiz (coords.) (2019) “EDiSo ante los desafíos discursivos de nuestro tiempo: herramientas para neutralizar el fascismo universal”, Sesión plenaria colectiva. IV Simposio Internacional EDiSo. Voces, silencios y silenciamientos en los estudios del discurso. Universidad de Santiago de Compostela, 5-7 junio de 2019.

Urbán, Miguel (2019) La emergencia de Vox. Apuntes para combatir a la extrema derecha española. Barcelona: Sylone y viento sur.

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