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El ciclo electoral español posterior a la irrupción del 15M que permitió el nacimiento de una nueva fuerza política anti neoliberal de masas, está a punto de cerrarse. Solamente quedan pendientes las elecciones en los parlamentos gallego y vasco tras haberse celebrado ya los comicios europeos, los correspondientes a la mayoría las Comunidades Autónomas, los municipales y dos elecciones para el parlamento y el senado español el pasado 20 de diciembre que mostró un equilibrio de fuerzas que impedía la formación de un gobierno y las de ayer día 26 de junio cuyos resultados comentamos. La participación electoral ha bajado del 73,20 % en diciembre pasado al 69,84 % en junio.

Lo primero a destacar es que el Partido Popular (PP) ha sido el más votado obteniendo 7 906 185 votos (el 33,28 % de los emitidos) y 137 escaños, y que ha aumentado respecto sus resultados del pasado diciembre (7 215 752 votos, y 123 escaños) gracias a un importante trasvase de votos de Ciudadanos (C"s) que le cede casi 377 000 votos y el PSOE que le traspasa más de 100 000. Aunque cabe señalar que el PP no consigue la mayoría absoluta que logró en 2011 con 10 866 566 votos, el 44,63 % y un número de escaños de 186. Una primera reflexión: pese a los casos de corrupción y las políticas de austeridad la sociedad española mantiene un fuerte sector de derechas fiel al PP. ¿Giro social a la derecha? Creo que no, simplemente reafirmación de una parte de la sociedad que interpreta la incertidumbre y sus miedos en clave conservadora a la par que mantiene una escasa conciencia democrática, fenómeno este que se ve favorecido porque no hemos logrado iniciar el proceso de ruptura con el régimen del 78 ni ha existido una movilización social sostenida contra las políticas de recortes en sanidad, educación, etc. El movimiento social ha sido el gran ausente. Sus sectores más conscientes han puesto toda su ilusión en el campo electoral, que con ser fundamental, no es capaz por sí solo de desbloquear la situación. Desgraciadamente es muy posible un nuevo gobierno del PP en forma más o menos encubierta de gran coalición “a la española”.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha obtenido 85 diputados -5 menos que en diciembre- ha perdido más de 100 000 votos y representa el 22,83 % de los emitidos. Por el momento ha logrado su máximo objetivo en esta contienda electoral: no verse superado por Unidos Podemos ni en votos ni en escaños. Pero la crisis interna del partido que fue el eje de la política desde mediados de los setenta, es profunda: no tiene ni proyecto ni ha logrado renovar su base electoral con los sectores urbanos jóvenes, pero ha logrado poner a trabajar al conjunto de su militancia en la campaña para activar los viejos lazos sociales que tiene con amplias capas de las clases asalariadas. El PSOE va a conocer un desgarro interno si su dirección permite gobernar al PP. Todos los poderes financieros e incluso la vieja guardia del partido apoyan la opción de asegurar la gobernabilidad en estos tiempos de Brexit, peticiones de derecho a decidir en Cataluña, necesidad de nuevos recortes presupuestarios, devolución de la cuantiosa deuda y ajuste fiscal para asegurar las normas UE sobre el déficit. El PSOE no está en proceso de Pasokización pero no tiene asegurada una existencia fácil.

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Y Unidos Podemos. Comenzar diciendo que todas las encuestas fracasaron pues todas ellas le situaban en segunda posición tras el PP y por delante del PSOE. Solamente se han cumplido en los exitosos casos de Comunidad Autónoma Vasca y Cataluña. El efecto de la coalición entre Izquierda Unida y Podemos no ha sido el esperado. La coalición era y es una necesidad estratégica en el campo de la construcción de la unidad popular, pero en su primera aparición electoral ha sacado los mismos 71 diputados que tenían por separado, pero ha pasado del 24,3 % de los votos en diciembre al 21,6 % en junio y de 6 100 000 votos a 5 049 734. Es posible que sea una de las fuerzas a las que la abstención más les perjudicó. Un resultado excelente si tenemos en cuenta que es la primera vez en la historia del país desde 1977 que una fuerza antineoliberal obtiene más de 1 de cada 5 votos y es mayoritaria en el voto de los menores de 30 años; un resultado decepcionante porque se había creado la falsa expectativa del “sorpasso” respecto al PSOE y la posible disputa del gobierno al PP. En la cabeza de mucha gente se convirtió una consigna correcta: queremos desalojar al PP del gobierno, aspiramos a gobernar, en un pronóstico casi seguro.

Es tiempo de reflexión en Podemos, en IU y por supuesto en Anticapitalistas. Solo quiero dejar unas indicaciones de la hoja de ruta de ese debate. 1) Sin mayor presencia movilizada popular, los avances electorales son efímeros; 2) no hay avances lineales, las correlaciones de fuerzas entre las clases nos obligan a operar en zigzag; 3) el discurso de Podemos por recuperar en clave de cambio político (y social) términos como patria o reclamarse de la socialdemocracia no ha funcionado para llevar la conciencia popular de su actual estado de malestar –cada vez más resignado por cierto- a una predisposición al cambio; 4) apelar en abstracto a la izquierda frente a la derecha, y hacer emplazamientos al PSOE como si de una fuerza de cambio se tratara, tampoco tienen un efecto positivo en la construcción de un nuevo poder popular a partir del estado de conciencia y organización real de las masas tras años en los que la izquierda o era testimonial o aún se asociaba con el PSOE; 5) se necesita ahondar en el proceso de confluencia Unidos Podemos, es imprescindible realizar en IU y en Podemos un debate sobre el programa para el cambio y sobre las nuevas formas de organización política de masas capaces de recoger el entusiasmo y la ilusión de las y los activistas que tras conocer los resultados siguieron en las plaza reunidos y gritando “Sí se puede”. Ese y no otro es el capital político de Unidos Podemos, capital muy superior a los juegos de palabras y discursos que las élites universitarias que se han autoerigido en supuestos constructores de un pueblo utilizan para hablar sin decir nada. Los proyectos de un nuevo país o se concretan o desvanecen ante las dificultades; 6) toda la dirección de Unidos Podemos, pero particularmente sus dos principales exponentes –que anoche sí que dieron la talla en sus discursos- Alberto Garzón y Pablo Iglesias tienen ante sí una responsabilidad enorme: lograr hacer un nuevo “Vista Alegre” (Congreso fundacional de Podemos), pero esta vez de una nueva formación unitaria que mire al futuro.

27/06/2016

Manuel Gari, de la redacción de VIENTO SUR

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