El legado que va a quedar para el futuro de la campaña por el SI en Escocia, será la energía, la claridad y el convencimiento de todas las y los militantes que durante estas últimas semanas y meses hicieron campaña a favor del Si. Una verdadera campaña de masas. Se realizaron centenares de mítines a lo largo y ancho de Escocia; en las grandes urbes y en los pequeños pueblos. Allí donde ibas, tropezabas con iniciativas locales, individuales o colectivas. El contraste entre la masiva campaña por el SI y la desarrolladas por los políticos del orden a favor del NO era nítida. A mi modo de ver, lo peor fue la apelación, a última hora, a los valores tradicionales de la solidaridad y del reparto del antiguo primer ministro Gordon Brown; una hipocresía absoluta por parte de quien habiendo sido ministro (con Tony Blair) y primer ministro, sentó las bases para la privatización del sistema educativo y de la sanidad pública en Inglaterra.

Es verdad, hemos perdido el referéndum; pero hemos vislumbrado el esbozo de lo que podría ser otra Escocia y otro mundo cuando la imaginación y la creatividad del pueblo ordinario se expresan libremente. No tenía por qué haber sido así necesariamente, pero a medida que avanzaba la campaña fue adquiriendo forma un espíritu de resistencia a nivel popular para descrédito del gobierno de Londres. La conciencia nacional y la voluntad de cambio fueron de la mano, junto al cabreo por las aventuras militares en el extranjero y sus consecuencias y la oposición a las políticas de austeridad. La derrota del la reforma sobre el impuesto de la vivienda (Bedroom Tax) este mismo año y la derrota también de la iniciativa del ayuntamiento de Edimburgo por privatizar todos sus servicios un año antes marcaron los preludios de este estado de ánimo.

Sin duda, el voto fue un voto contra el neoliberalismo, contra la austeridad y por un cambio real. Ahora mismo es urgente y necesario preservar la fuerza y el espíritu insurgente de la compaña a favor del SI. Dicho de otro modo, la gente que trabajo con la Radical Independence Campaign y se vio influenciada por ella, será fundamental para la configuración del futuro de la izquierda. Estamos ante la mejor oportunidad desde hace años para organizar colectivamente la construcción de un movimiento contra la austeridad y a favor de un cambio radical a partir de los centros de trabajo, escuelas, universidades y los sectores populares.

Pete Cannell

Está claro que los Cameron, Clegg y Brown ganaron el referéndum, pero no el corazón y la conciencia de la gente.

http://rs21.org.uk/2014/09/19/yes-campaign-falls-short-but-its-legacy-must-endure/

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¿Por qué no venció el voto SI de la clase obrera?

El referéndum ha dejado clara una cosa: el voto no fue un voto a secas sobre la constitución o el nacionalismo, sino que tuvo un contenido de clase. Esta cuestión de clase es fundamental para entender por qué la gente votó como lo hizo. También es fundamental para explicar por qué el nivel de renta, las expectativas de vida, la tasa de desempleo o de crecimiento de los salarios los últimos 15 años se corresponde con el voto SI de unos y el voto NO de otros. Aún cuando eso no lo explique todo. No se puede extrapolar la buena o mala "conciencia de clase" a través de los resultados del referéndum. En realidad, aún cuando los datos de la votación dejan claro el lugar que ocupan las distintas clases, también reflejan un contexto específico y nos ponen en guardia contra conclusiones simplistas.

Por ello, antes de que el relato de este referéndum se hunda en el falso discurso de las élites en torno al cambio constitucional, que dejará de lado las raíces sociales y de clase que dieron origen al referéndum, queremos resaltar algunos de sus elementos claves a partir de los datos disponibles al día de hoy.

  • Lo que está claro es que cuanto más próspera era la región más fuerte se expresó el voto NO. Cuanto más alta era la expectativa de vida, más alto era el voto NO. Cuanto más alta era la tasa de desempleo, más alto era el voto SI. Aquellas zonas en las que los trabajadores vieron incrementar sus salarios en los últimos 10 años, como en Orcadas y en la frontera escocesa, el voto se inclinaba más por el NO que en las áreas con un incremento inferior de salarios como en Glasgow. La juventud optó fundamentalmente por el SI, mientras la gente mayor lo hizo por el NO. A fin de cuentas, un joven en paro de Easterhouse (suburbio de Glasgow), forma menos parte del sistema que un empleado de la clase media en Aberdeen o Edimburgo.
  • Sin embargo, esto no significa que la campaña por el SI represente a la clase obrera y el campaña por el NO a la patronal. Si hubiera sido así, el SI habría ganado por goleada. Sin embargo mucha gente de estratos sociales populares apoyaron el NO, y muchos trabajadores y trabajadoras, sindicalistas y asalariados no fueron convencidos por el voto SI. Lo que es cierto es que esta división fue compleja y dinámica.
  • Nuestra definición de clase no puede reducirse nunca a parámetros sociales referentes al trabajo, al nivel de renta o a otros del mismo índole, aún cuando todas ellos estén relacionados con la pertenencia a una clase. Una clase social no se puede deducir simplemente de los resultados electorales sino que es fruto de una expresión dinámica y cambiante de las desigualdades del poder socio-económico. El 60% del electorado laborista que optaron por el NO, la mayor parte trabajadores, no lo hicieron ni por ser cobardes ni por ser sindicalistas sinceros. Lo más probable es que el miedo ante el futuro, la incertidumbre sobre sus pensiones, ahorros o medios de vida, pesó más que el vasto sentimiento de alineación contra Londres y las perspectivas esperanzadoras que se remarcaban en la campaña por el SI. El miedo a la incertidumbre no se reducía únicamente a la ansiedad existencial de los mercados financieros o de la pequeña burguesía de los suburbios, sino que fue un fenómeno que atravesó a todas las clases sociales, a mujeres y hombres y a las distintas generaciones, tal y como lo demuestra la alta proporción de votantes NO entre la juventud de 18-24 (probablemente debido a su preocupación por un empleo a corto plazo), comparados con la proporción de las y los jóvenes de 16-17 años que votaron SI. De forma similar, la amplitud del voto NO en las Tierras Altas (Higlands) o en las zonas en las que está implantada la industria militar, en la que la gente trabajadora (por ejemplo, pescadores) depende de los subsidios de la UE, de la evolución de la libra esterlina o de la política de defensa de Londres, se corresponde a la percepción de un amenaza para sus medios de existencia que la gente asociaba a la independencia. El hecho de que la clase obrera disponga del poder potencial -electoral, numérico e industrial- para transformar la sociedad, no significa que no pueda estar muy dividida en su interior. La división en el seno de los sectores populares es la razón por la que las clases dominantes continúan dominando. Este referéndum muestra que esta división está aún muy presente.
  • La izquierda desempeño un papel decisivo en el referéndum. La actividad de la izquierda y de la izquierda radical -ejemplificada por la Radical Independence Campaign (RIC)- fue clave para atraer hacia el SI a las principales zonas obreras como Glasgow y Dundee. Ello posibilitó una participación inusualmente alta en esas regiones en comparación con cualquier elección previa. El hecho de que el SI atrajera al 40% de los votantes laboristas contra la posición de casi todo el Partido Laborista a nivel nacional fue fruto de esa movilización. Sin embargo no se puede decir que la RIC habría "casi ganado". La participación en general fue particularmente alta; incluso en las zonas en las que ganó el NO. La RIC desempeñó un papel importante en algunas zonas claves para que la gente desencantada optara por el SI. Ahora bien, eso sólo ocurrió en zonas muy concretas, sobre todo en aquellas muy afectadas por las políticas neoliberales y, también, en zonas que sufrieron procesos de desindustrialización y que tuvieron la experiencia de las viviendas sociales de la post-guerra. La fuerza de la campaña por el NO estuvo en que supo alimentar, a través de tácticas y dinámicas políticas muy diferentes y apoyada por las fuerzas del establishment, los temores de los trabajadores y de las clases medias.
  • Los sectores sociales económicamente solventes de la sociedad escocesa aseguraron la victoria del NO en el referéndum. Sin factores externos como la inflación, una catástrofe económica o una guerra, resultaba poco probable, casi imposible, modificar completamente las lealtades electorales. Los resultados muestran que el SNP (Partido Nacionalista Escocés) no fue capaz de ampliar su propia base electoral en sus propios bastiones. Esto se explica más por los temores de las clases medias hacia las posibles consecuencias de la independencia en su estatus económico que por una falta de celo nacionalista. Las clases medias británicas se han situado siempre del lado del establishment incluso en los años 30. Hubiera sido necesario algún acontecimiento especial para que Escocia invirtiera esa tendencia. La amenaza sobre el curso de la libra (y, por tanto, de los empleos, las pensiones, los ahorros) fue, una vez más, fundamental, como antes lo había sido para el electorado Tory que garantizó la hegemonía conservadora en el período de entreguerras. El temor ala inflación, la bestia negra de las clases medias a lo largo de la historia británica del siglo 20, ganó a la insatisfacción con Londres. El sondeo Ashcroft mostró de forma clara que la división en el referéndum fue entre quienes esperaban proyectar su ideal de un país democrático y social en una Escocia independiente y quienes temían más las consecuencias económicas de lo que esperaban del cambio. Así pues, se trata de una cuestión de clase y de prioridades más allá de la sola cuestión de identidad nacional.

La gente del resto del Reino Unido que trabaja en pro de una alternativa radical a la actual situación tenía muchas esperanzas puestas en el resultado del referéndum. Pero ello no debe llevarnos a no ver la complejidad del voto así como la dinámica subyacente que ha permitido ganar a quienes defendían continuar en el Reino Unido. El espacio para una política radical se ha consolidado en Escocia, al igual que en el Estado español y en Grecia. La campaña popular, impulsada en gran parte por la izquierda radical, ha demostrado que es capaz de responder a las esperanzas de cientos de miles de trabajadoras y trabajadores. Y aún cuando el centro político ha aguantado el tirón, existe un sentimiento amplio y real de que los gobernantes no pueden continuar gobernando como hasta ahora. Nunca en los 30 últimos años se había producido nada semejante a lo que ocurrió el 18 de septiembre. La tarea ahora es de extender el espíritu que se ha expresado en el referéndum al resto del Gran Bretaña.

Matt Myers

http://rs21.org.uk/2014/09/23/scottish-independence-why-didnt-the-working-class-yes-vote-win-the-day/

Traducción VIENTO SUR

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