Gonzalo Gómez es cofundador de la web alternativa y popular aporrea.org, que surgió en el año 2002 del seno de un orga-nismo de coordinación del movimiento popular, y que se llamaba Asamblea Popular Revolucionaria, cuya finalidad fue enfrentar el golpe de Estado de la derecha, y de ahí viene el nombre de Aporrea.

Es integrante de Marea Socialista, una corriente política, sindical y juvenil que hace vida en la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela, el partido de Chávez, y actúa en el seno de la central sindical Unión Nacional de Trabajadores (UNETE) como uno de sus espacios principales, en el movimiento obrero y sindical. Marea Socialista surge en el 2006 como corriente político-sindical de la UNT, y asume el llamado del presidente Chávez a la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que se inicia en el 2007. Son una corriente crítica que edita su periódico y que participa en los diferentes escenarios de movilizaciones y de luchas en el país.

P.- En unos días se celebra el noveno aniversario del movimiento popular contra el golpe de estado del presidente Chávez, ¿qué balance hacéis de estos nueve años?
R.- El relación con el golpe de estado la lección más importante es la necesidad de la participación de las masas populares, del pueblo, como fuerza capaz de derrotar las intentonas golpistas y las conspiraciones de la derecha venezolana e imperialista. Esa participación popular es parte reconocida de la movilización que hubo el 13 de abril, como respuesta masiva que permite derrotar el golpe en conjunción con sectores de las fuerzas armadas, que defendieron la continuidad del presidente Chávez. Pero se conoce menos lo que hici-mos el día 11 de abril, para tratar de impedir el desarrollo del golpe de estado, porque el día 11 el gobierno de alguna manera no se jugó a convocar la movilización popular para enfrentar el golpe, sino que llamaba a confiar en que las fuerzas armadas estaban controladas, a que el paro de la patronal y de sectores de la buro-cracia sindical estaba derrotado y que lo que había que hacer era ir a trabajar y no caer en provocaciones. Quizás lo hicieron como una medida de prudencia, en cuanto a evitar choques y posibles derramamientos de sangre.

P.- Leímos, en un periódico uruguayo, una entrevista a Hugo Chávez en donde expresaba que cuando aconteció el golpe fueron sus capitanes y el pueblo los que fueron a salvarle. ¿Qué consideras que fue más determinante?
R.- Fue una combinación, porque para que pudieran actuar sectores de las fuerzas armadas fue necesaria la participación decisiva del pueblo, que le dio ánimo y una base de apoyo a sectores de las fuerzas armadas, o sea, fue una combinación de tipo cívico-militar, pero insistiré en la idea de antes: al pueblo no se le llamó a la calle para confrontar el golpe, porque se temía que eso degenerara en un derramamiento de sangre. Desde la Asamblea Popular Revolucionaria, junto con los colectivos y movimientos barriales y populares de Cara-cas, insistíamos en que era necesario convocar al pueblo para enfrentar ese golpe, pues la derecha estaba in-tentando movilizar a sectores de la clase media y sectores acomodados de las clases altas para tratar de simu-lar de alguna forma que era el pueblo quien echaba al presidente Chávez, que entraba en el palacio presiden-cial y lo desalojaba del gobierno, pero detrás de esto estaban el pacto militar y los operadores políticos. Creemos que la presencia del pueblo en la calle ese día tuvo influencia para que luego se produjera la gran movilización popular del 13 de abril.

P.- ¿Los sectores que se movilizaron a favor de salvar el proceso bolivariano siguen teniendo hoy la misma participación?
R.- La vanguardia popular sigue participando activamente en el proceso. Pero hay perspectivas que no han sido satisfechas plenamente, a pesar de todas las conquistas y los logros que hemos tenido, y eso genera un desgaste y genera el desánimo de algunos sectores de las masas populares, que entonces se inhiben y dejan de participar con la misma fuerza. Y esto tiene que ver con la velocidad con la que se llevó el proceso. Y creo que a veces es más rápida la degeneración o la putrefacción de los logros que conseguimos que la pro-fundización de la revolución; ahí hay un grave peligro, porque es un grave riesgo para la continuidad del proceso.

P.- ¿Qué logros resaltarías como los más destacados hasta la fecha?
R.- Los logros han sido de distinto tipo. Por una parte, en cuanto a la defensa de la soberanía en materia eco-nómica y en materia de política internacional, en todos los órdenes, pues aquí no hay bases norteamericanas. Aquí la DEA no ejerce el control de los asuntos del tráfico de drogas. Acá, en lo económico, se cobran im-puestos a las multinacionales y se han colocado condiciones más favorables para la explotación del petróleo; el país no se supedita a las directrices internacionales de EE UU, tiene una política de integración latinoame-ricana, suramericana, y tenemos unas fuerzas armadas que dejaron de ser las que eran antes, pues ahora tie-nen mayor compenetración con el pueblo en tareas sociales y están compartiendo más con la población. Ha disminuido la brecha que había entre fuerzas armadas y pueblo, y ahora hay mayor cercanía en comparación con las fuerzas armadas anteriores. Por otro lado, están las conquistas sociales, las misiones, que han permi-tido mejoras en la salud, en el acceso a la educación, por mencionar algunas. El aumento de las matrículas universitarias, la eliminación del analfabetismo, reducción de los índices de pobreza, es notable en comparación con lo que era la IV República, y luego está la cuestión de la mayor participación popular: construcción de organismos de las comunidades y hay un ambiente de mayor participación política. Esto significa una re-volución democrática y elementos de una revolución anti imperialista, pero no significa que nosotros este-mos en el socialismo.

P.- ¿Entonces, no existe en Venezuela el llamado Socialismo del Siglo XXI? ¿Cómo definirías, pues, las relaciones sociales actuales?
R.- El término Socialismo del siglo XXI no está realmente definido, es más un eslogan para resaltar que no se trata de lo que llamábamos el socialismo real, el viejo socialismo, el burocratizado, el que existía en la Unión Soviética y en los Países de Europa del Este. De ese socialismo se trata de diferenciarse. Y también se diferencia de ese otro socialismo reformista, que no es socialismo en esencia, y que sólo trata de maquilla-jes democráticos y sociales al sistema capitalista, con procesos muy prolongados de supuesta transforma-ción, y que sabemos por experiencia que llevan a la derrota. La clase trabajadora y los sectores populares movilizados o hacen transformaciones aceleradas y realmente asumen el poder o los procesos se desmontan, se deterioran y son liquidados. Entonces, éste Socialismo del Siglo XXI no sabemos todavía hacia donde apunta. En Venezuela hay una discusión: se habla de transición hacia el socialismo, pero vivimos en una so-ciedad capitalista.

P.- Sería una sociedad capitalista un tanto particular… ¿Cómo es hoy la sociedad capitalista en Venezuela?
R.- La diferencia y la particularidad está en que el control del aparato del Estado le fue arrebatado por un sector vinculado a los sectores y a los movimientos populares, incluso participando sectores militares que reaccionaron ante la masacre del 27 de febrero y que se alinearon con las clases populares.

P.- ¿Cuál sería entonces tu definición sobre el Estado venezolano hoy en día?
R.- En Venezuela hubo una revolución democrática con contenidos y movimientos sociales y antiimperialis-tas que estaría todavía en desarrollo y esta oportunidad ha agudizado el desarrollo de la contradicción entre el capital y el trabajo. Esta es una experiencia muy importante, en donde se ha intentado implantar la construcción del control obrero en empresas nacionalizadas, en las industrias básicas, y también la formación de mesas de trabajadores para discutir cómo se conduce la producción, cómo funcionan y se gestionan las em-presas, incluyendo las gerencias, pues estos gerentes vienen del movimiento obrero y son designados por los trabajadores con mucha resistencia por parte de sectores burocráticos del Estado: Y eso apunta hacia el tipo de sociedad que estamos buscando.

P.- ¿El proceso de control obrero se estaría extendiendo, se iría generalizando? ¿Cómo lo definirías?
R.- Cualitativamente, este proceso es muy importante porque se produce en las empresas básicas, el hierro, el aluminio, la siderúrgica… en Guayana, fundamentalmente; se le ha dado un papel más significativo por los trabajadores y las organizaciones sindicales en la conducción de la empresa nacional de la electricidad. Pero en la empresa petrolera PDVSA no hay control obrero, a pesar de que cuando el paro-sabotaje surgieron y propulsamos unos organismos de control obrero y comunitario en los que participaban trabajadores, algunos directivos y las comunidades, y se planteaba el rescate de la industria, pero esto desapareció de la industria petrolera.
Hay que alertar sobre las resistencias que existen dentro del aparato burocrático, que tratan de que el control obrero no sea real y efectivo, porque hay altos funcionarios, gente vinculada al aparato del gobierno, que no quiere extenderlo, pues ellos se benefician y sacan provecho de las mediaciones y de las transacciones con las empresas capitalistas. Los trabajadores están confrontando esto y están surgiendo movilizaciones, como decía antes en Guayana, y también se da el caso de sindicatos que quieren representar a los trabajadores, hacer de portavoces, pero cuando ven que se forman mesas de trabajadores y que se funciona mediante asambleas, y que ya no es el viejo sindicato la figura central, tampoco quieren ceder su espacio.

P.- El 31 de marzo se celebró en Caracas una manifestación convocada por Unión Nacional de Trabajadores (UNETE), ¿podrías explicarnos los objetivos y los principales lemas de esta manifestación y cómo se des-arrolló?
R.- La UNETE es una organización de los trabajadores y ellos convocaron la manifestación junto con los de-legados de seguridad laboral y diferentes colectivos sociales. Los aspectos centrales de la manifestación iban dirigidos hacia reivindicaciones laborales como mejoras salariales, acelerar la negociación de las contrata-ciones colectivas, pues van muy retrasadas, y existen algunos casos escandalosos, como por ejemplo los trabajadores de televisión que llevan 21 años sin contratación colectiva, y de estos 21 años la mitad se está produciendo durante el proceso revolucionario… y esto es insólito. Pero también se marchó por mejoras en la legislación laboral, contra ciertas formas de criminalización de la lucha sindical, la impunidad en casos de asesinatos de dirigentes y activistas sindicales por sicarios…y por mayor participación y consulta a la clase trabajadora en las cuestiones políticas de la revolución, en las decisiones de gobierno.

P.- ¿Ha mejorado la legislación laboral en estos años?
R.- Todavía tenemos la legislación laboral de la IV República, elaborada por los capitalistas. Es insólito. Es-ta es una de las importantes reclamaciones de la UNT.

P.- ¿A qué se debe esta paralización?
R.- Habría que reformar la legislación laboral de forma radical, de forma revolucionaria, pero esto significaría enfrentar a los capitalistas y cambiar las relaciones sociales de producción, y así estaríamos tocando la verdadera columna medular del sistema, pero todavía no hay voluntad para esto. Desde el aparato del Estado se tiene miedo a este cambio, no se quiere entrar en este terreno. En lugar de usar la fuerza de los trabajadores y la movilización de estos para hacer cambios radicales que los beneficien, que es el reclamo que hace la UNETE, todavía la patronal privada e incluso la patronal pública, se ríen frecuentemente de las resoluciones judiciales cuando sentencian la readmisión de trabajadores despedidos, de sindicalistas represaliados, que abiertamente no las cumplen, las ignoran.

P.- ¿Habría una contradicción entre esta situación que tú expones y las palabras del presidente Hugo Chávez, en la entrevista citada anteriormente, cuando decía que Venezuela avanzaba hacia el socialismo, cuando anunciaba el control obrero por los trabajadores para que ellos fueran los verdaderos dueños de la producción?
R.- Claro. Hay una proclamación del rumbo socialista del proceso venezolano, pero como se mantiene la es-tructura del viejo Estado burgués y no se adopta un programa de carácter anticapitalista, que sea radical, es lógico que se produzcan estas contradicciones. El mismo gobierno que alienta el control obrero, el mismo gobierno que nacionalizó la industria siderúrgica ante el avance de la lucha y de la organización de los trabajadores, que es de donde viene este impulso por el control obrero, es el mismo gobierno que no ha sido capaz de cambiar la antigua ley del trabajo. Hay una inconsistencia. La propia clase trabajadora y los sectores populares son los que están llamados a superar esta inconsistencia, fortaleciéndose como sujeto social, movilizándose por un programa popular de izquierdas, planteándole al gobierno los pasos que debe dar. No se trata simplemente de que Chávez lidere la revolución y los demás esperen. Aquí se habla de democracia participativa y protagónica y esto significa para nosotros participar en la toma de decisiones, participar en la conduc-ción del gobierno. Nosotros queremos que se establezcan los mecanismos para hacerlo efectivamente, que no sea simplemente que el presidente nos interprete, que refleje nuestras necesidades de alguna manera. Queremos estar en el ejercicio del poder.

P.- Entonces existe una paradoja entre lo que se declara y la voluntad real de los dirigentes del proceso. La mano izquierda proclama una cosa, pero la derecha hace luego lo contrario. ¿Cómo se explica este proble-ma?
R.- Es difícil adivinar la “voluntad real”; lo que si es concreto son los hechos que vemos, las prácticas, los resultados… Si tú ves que después de 11 años la economía sigue dominada por empresas capitalistas, que a pesar de las estatizaciones siguen predominando el capital privado y la explotación, los monopolios, como la industria Polar, como algunos bancos, … y además, hay que aclarar que lo que hubo no fueron nacionalizaciones sin indemnización, sino compras forzosas pagadas por encima del valor real del mercado, capital que es sacado al exterior o lo invierten en la explotación capitalista en otro sector, entonces sería más realista hablar de una economía mixta, en donde lo que se estaría planteando encierra una contradicción irreconciliable. En mi opinión, la política del gobierno tendría que ser mucho más agresiva en materia de nacionalizaciones, habría que proceder, por ejemplo, a la nacionalización del comercio exterior porque aquí se dan problemas de sabotaje para el aprovisionamiento alimentario, tenemos problemas de desabastecimiento, provo-cados por los capitalistas, y ésta sería una de las medidas que tendría que entrar en discusión. Las trasnacionales y las empresas privadas siguen controlando en gran medida el comercio exterior, la importación y la exportación, y este es uno de los grandes debates que hay que realizar. Y otro debate se refiere a la situación del sector financiero. Aquí todos saben que la banca sigue teniendo ganancias impresionantes y siguen involucrados en estafas, en chanchullos inmobiliarios, y el gobierno a pesar de algunas intervenciones, no ha conseguido impedirlo, aunque ha tomado algunas medidas para apoyar a los sectores afectados por estas maniobras, pero a la banca se le ha dado muchas ventajas. Y ello no permite que el gobierno disponga de todos los elementos para abordar un plan que solvente los problemas más urgentes del país con la contundencia necesaria, y los problemas se atrasan. Y esto es usado por la derecha para buscar el desgaste político del gobierno.

P.- ¿Crees que la clase trabajadora y sus organizaciones forman parte de la base social que apoya al gobierno del presidente Chávez?
R.- Forman parte del apoyo social. Y nosotros defendemos a este gobierno frente al imperialismo y a las fuerzas de la derecha, pero al mismo tiempo tenemos discrepancias internas que tenemos que ajustar.

P.- ¿Cuáles serían los sectores sociales fundamentales que apoyan y son la base que sostienen al gobierno de Chávez?
R.- Fundamentalmente son los sectores populares, las comunidades populares; pero hay actores sociales que tienen que realizar su protagonismo para seguir profundizando la revolución, esencialmente la clase trabajadora, el sector campesino, porque si no hay movilización, si no hay lucha, si no hay disputa, si no hay recla-mos, si no hay construcción de un sujeto revolucionario, entonces el gobierno se dejará influir por otras presiones que también están en el escenario, y no olvidemos que tenemos un Estado burgués y un grave proceso de burocratización, que son unas verdaderas rémoras contra el proceso revolucionario.

P.- ¿Cómo se manifiesta el proceso burocrático del que hablas y cuáles son los riesgos reales si continúa? ¿Cómo se podrían evitar, según Marea Socialista?
R.- Lo más correcto no sería hablar del proceso de burocratización porque el proceso ya nació burocratizado, porque ya heredó el aparato del Estado burgués y se establece el gobierno sobre la legislación anterior a pesar de que hubo una Asamblea Constituyente. Esto se refleja sobre todo en que las decisiones más importan-tes se toman en el propio aparato del Estado, y en que la participación de los trabajadores y de las comunidades no ha llegado a tener una generalización y una profundización para considerar que las masas populares deciden y participan a todos los niveles. La clase trabajadora y sus organismos no están conduciendo la política económica ni cualquier otra política de este país. El gobierno se muestra sensible en algunas ocasiones, pero la burocracia gubernamental muchas veces actúa con la misma lógica que el capital, explotando a los trabajadores incluso en empresas nacionalizadas, pues si una empresa nacionalizada no pasa verdaderamente a manos de los trabajadores y de las comunidades, esto es, si no intervienen en la conducción real del proceso productivo, en la toma de decisiones, y si los gerentes se oponen a invertir en la mejora de las condiciones sociales de los trabajadores, incluso yendo contra la viabilidad de la empresa, olvidando las necesidades del pueblo, ahí hay una contradicción, un choque. Y esto tiene que ser resuelto. Y esto requiere que los sectores sociales refuercen su organización, su conciencia, se fortalezcan en su formación, que fortalezcan su movili-zación, y actúen autónomamente al margen del Estado, y que se eviten las relaciones clientelares, impidiendo que sean cooptados y que pierdan su vigor.

P.- ¿Como está siendo el desarrollo del Partido Socialista Unido de Venezuela en este proceso de construcción del poder popular?
R.- Habría que identificar a distintos sectores del proceso revolucionario. Desde el punto de vista político, el problema es que se construye el PSUV mediante un plan preconcebido que está evitando que los distintos sectores sociales tengan suficiente peso en la construcción del partido, y que puedan expresar en él sus dife-rentes necesidades, entonces no se está construyendo un partido para las tareas a las que debería servir. Yo he tenido experiencias en la conducción del partido, en donde existen muchas críticas, y todavía falta mucha consistencia. Se imponen formas de organización que buscan más la relación líder-masa que la formación de verdaderos cuadros desde la base y así el partido se deteriora en vez de fortalecerse. No es el partido el que dirige al Estado, más bien parece que el Estado ha organizado su propio partido. El partido corre el riesgo de ser simplemente una maquinaria electoral. Y muy vinculada con los poderes de los gobernadores, los alcal-des, los altos cargos del Estado, etc. Son ellos, los aparatos del Estado, los que marcan las pautas de funcionamiento del gobierno.

P.- ¿Qué elementos de continuidad y de discontinuidad tendría este Estado respecto a los de la IV Repúbli-ca? ¿Es correcta la afirmación del presidente Chávez cuando define a su Ejecutivo como un Gobierno del Poder Popular?
R.- Este gobierno posee elementos de continuidad y de discontinuidad respecto a los de la IV República y ello es fuente de permanentes contradicciones. Y esta contradicción se tendrá que resolver a través de la participación y de la movilización de los grandes sectores de masas reclamando sus planteamientos, sus propios puntos de vista, aspirando a crear un espacio significativo de lo que es el ejercicio del poder. Esto todavía hay que fortalecerlo.

P.- ¿Qué papel desempeña el ejército en este proceso?
R.- Por una parte, un sector de extracción popular reaccionó contra la experiencia y la masacre del 27 de fe-brero, en este sentido se puede decir que una parte del aparato fundamental del Estado burgués, como es el ejército, se distanció del viejo régimen, y de ahí surgen aspectos fundamentales del actual proceso. Las actuales fuerzas armadas tienen mayor vinculación con las comunidades, y posee mayor carácter nacionalista y antiimperialista, con una doctrina de unidad de los pueblos de las Américas en donde no se permitan injeren-cias de potencias extranjeras en los asuntos militares. Antes EE UU tenía sus propios representantes dentro de las fuerzas armadas, en los principales cuarteles y en el Ministerio de Defensa, y hoy esto sería impensable. Esto significó una ganancia en materia de soberanía. Además se han producido cambios en la forma de la organización militar, como es el caso de la milicia popular abierta los ciudadanos de todas las edades, que son muy importantes.

P.- Señalaba Chávez, en la entrevista citada, que una revolución no puede depender de un solo hombre, en que él no era imprescindible, sin embargo, la realidad parece que contradice su afirmación, pues su figura del líder se está convirtiendo en una imagen central del proceso.
R.- Señalaré un ejemplo. Hace meses hubo un acto acá entre dirigentes del proceso y diversos intelectuales que apoyan el proceso bolivariano, y en este acto el profesor español Juan Carlos Monedero mencionó el término “hiperliderazgo” como una dificultad que se debía evitar, y esto causó un gran revuelo, mucha incomodidad al gobierno y a la dirigencia del PSUV. Tenemos un líder que juega un importante papel y es imprescindible para consolidar la unidad del pueblo y para el sostenimiento del proceso actual, pero al mismo tiempo hay una necesidad de desarrollo autónomo y con sentido propio de los movimientos sociales, de los movimientos populares, de las organizaciones de los trabajadores y de los campesinos que deben marcar pautas y que deben discutir con el gobierno cuál sería el programa que se debe articular para profundizar la revolución. Y Chávez se debería relacionar con estos sectores en un plano distinto a como hace ahora.

P.- ¿Qué tareas propone Marea Socialista para este cambio del que hablas?
R.- No sólo Marea Socialista propone estos cambios. También la central obrera UNETE apunta en la misma dirección. Menos burocracia y menos capital y más socialismo, más medidas anticapitalistas y más aceleradas, más medidas antiburocráticas que impliquen mayor democratización, mayor participación en las tomas de decisiones; que el socialismo implique solucionar las actuales ambigüedades, en las cuales no terminamos de desmontar el viejo Estado y no terminamos de cambiar un sistema de explotación. Y esto es lo que tenemos que modificar. Por ejemplo, habría que evitar el seguir pagando la deuda externa corrupta generada en la IV República. El gobierno actual denuncia que la deuda externa es un mecanismo de explotación y supeditación de los pueblos a los intereses del capitalismo y del imperialismo, pero, no obstante, nosotros la se-guimos pagando puntualmente, cuando estos pagos podrían ser reutilizados para resolver muchos problemas sociales, como por ejemplo, las viviendas. En cambio, el gobierno, como tenemos una alta renta petrolera, pues continúa pagando la deuda externa. Manteniendo este tipo de relación con el capital financiero nacional e internacional se dificulta el dar una solución completa a los problemas sociales. Avanzamos, tenemos logros, pero no podemos resolver los problemas dentro del sistema capitalista.

P.- Hay quienes critican que el proceso bolivariano más que dirigirse hacia el Socialismo del Siglo XXI se orienta hacia una renegociación con el imperialismo.
R.- Si Venezuela no toma las medidas que profundicen el camino hacia el socialismo, con participación de los trabajadores en las decisiones económicas, entonces continuará la burguesía -aunque no tenga por ahora el poder político-, y se profundizará el proceso en el que la burocracia actual se convierta en una neoburgue-sía o por lo menos se mantenga usufructuando los beneficios de las transacciones que se hacen desde el aparato del Estado. O el proceso avanza o se puede estancar. Incluso podría afectar a los intentos de unidad de los países de América del Sur, lo que se llama el ALBA y otros espacios integradores de nuestras naciones, que por cierto deberían enfocarse más hacia la unidad de los pueblos y no tanto para la unidad de los gobiernos y de los Estados, que incluye a gobiernos capitalistas que son apoyados políticamente por Venezuela.

P.- ¿Cómo se valora entre los militantes del PSUV las relaciones del gobierno Chávez con los gobiernos de Irán, China, Rusia, Corea, etc.?
R.- Hay que diferenciar lo que son las relaciones y los intercambios comerciales que nuestro país pueda necesitar y otra cosa es otorgar a los gobiernos de estos países apoyo o reconocimientos políticos. Podemos tener relaciones económicas con todos los países, pero si en algunos de ellos existen sectores oprimidos y ex-plotados que luchan, o existen problemas con los derechos humanos, no debemos de ofrecerles apoyo político como contrapartida a las relaciones económicas. El gobierno de Chávez llegó incluso a insinuar la formación de un frente antiimperialista y hasta una V Internacional con los dirigentes de estos países, aunque luego eso se enfrió. Proponer la formación de un frente antiimperialista sería un plan correcto, pero el problema reside en que al final no se indicaba quiénes eran los sectores de explotados que debían supuestamente formar parte de él. No se especificaba si era un frente mundial para converger los revolucionarios o si era un frente que incluyera a sectores burgueses… No es lo mismo una organización de gobiernos y países para contrapesar las presiones imperialistas sobre algunos de ellos, que una organización internacional de los pueblos y de los trabajadores para luchar contra el capital internacional y su sistema mundial. La propuesta de Chávez sobre la V Internacional fue confusa. En las primeras reuniones preparatorias en Venezuela se invitó a participar al PRI mexicano, un partido corrupto y explotador de su pueblo durante décadas. ¿Se pretendía crear una 5ª Internacional con el PRI de México y con Cristina Kichner de Argentina? Al final la propuesta se abandonó en los hechos. La virtud de la propuesta fue proponer la necesidad del reagrupamiento de las fuerzas que se oponen al imperialismo, pero el contenido era inadecuado y por ello desapareció.
No es lo mismo reagrupar a las organizaciones que se movilizan, por ejemplo en los países árabes, que aliarse con los gobiernos opresores.

P.- Desde el punto de vista de la solidaridad revolucionaria ¿cómo explicas el apoyo de Chávez, junto con Castro y Ortega, a Gadafi frente a las revueltas populares iniciadas en Libia?
R.- Desde el inicio, Marea Socialista opinó que las movilizaciones populares en Libia formaban parte de las revueltas de los países árabes y del norte de África, y con todas sus contradicciones y sus debilidades las apoyamos. Nosotros nos manifestamos de forma contundente contra la intervención de la OTAN y del imperialismo defendiendo que los problemas de Libia fueran resueltos entre los propios libios, pero esto no significaba dar ningún apoyo político al gobierno de Gadafi, que dejó hace muchos años de tener el papel progre-sivo que alguna vez tuvo, y cambiaron las características de país independiente que inicialmente fue, más allá de los indicadores sociales que se citan sobre Libia. En este sentido no creemos que las revueltas populares en Libia sean simplemente manipuladas por la CIA y el imperialismo; creemos que fueron las masas po-pulares, al igual que lo hicieron que en otros países árabes. Sí pensamos que, una vez iniciadas las revueltas, el imperialismo actúa sobre ellas para tratar de canalizarlas y de influir sobre sectores dirigentes, aunque en el caso de Libia algunos sectores a los que se ha achacado estar influidos por el imperialismo ya están protestando contra la intervención de la OTAN, que ya no buscaría sólo defenderlos de los ataques militares de Gadafi sino que se comprueba que dicha intervención, aunque la aprovecha, en realidad va en contra de la revuelta popular y el objetivo de la intervención no sólo sería mantener el control del petróleo sino también controlar el proceso de revolución iniciado. Hay que aclarar que las direcciones revolucionarias no siempre existen desde los primeros momentos en que se producen los procesos revolucionarios, y que en muchas ocasiones hay que construirlas en el mismo proceso. Teniendo claro que también pueden pervertirse y claudicar.

P.- ¿Que les dirías a los jóvenes de Europa cuando reflexionen sobre el proceso bolivariano?
R.- He podido observar viajando por Europa que la ofensiva de los medios de comunicación distorsionando la información sobre Venezuela es tremenda. Se presenta a nuestro país como una dictadura, como un régimen militar, con descalificaciones muy groseras contra el presidente, y hay que resaltar que Venezuela vive un proceso democrático. Que en Venezuela mientras participen los movimientos populares tenemos una oportunidad. Venezuela está enfrentando y resistiendo al imperialismo. Y por ello merece un apoyo. Quere-mos continuar nuestro proceso sin injerencias externas ni de EE UU ni de los países europeos.
Debemos discutir sobre la marcha de nuestro proceso revolucionario, pero esta sería otra cuestión. Las campañas mediáticas promovidas por los países imperialistas sólo pretenden crear las condiciones para conseguir un apoyo entre sus poblaciones que permita -más adelante- la intervención y la injerencia de estos países contra el proceso bolivariano. Las posibilidades de desarrollo de la revolución democrática hoy dependen del apoyo al régimen democrático que tenemos. Hay que ejercer la defensa de la revolución bolivariana y de es-te gobierno frente a las injerencias imperialistas, pues aunque éste no es un gobierno de los trabajadores tampoco es un gobierno del capital y del imperialismo. Por eso, al mismo tiempo hay que apoyar todo lo que vaya hacia la profundización de la revolución. La opción es para los trabajadores y el pueblo venezolano, como lo dice la consigna que ha encabezado las movilizaciones de la UNETE : ¡Ni burocracia ni capital! ¡Socialismo y más revolución!

Caracas, 6/4/ 2001

Entrevista realizada por Julio Gómez y Gustavo Acevedo para VIENTO SUR

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