El “Consejo del Pueblo” una institución cosmética al servicio exclusivo de un régimen totalitario

Youssef Kaddoura

El Consejo del Pueblo perdió lo que le quedaba de su influencia en la escena política siria contemporánea en los primeros momentos del golpe militar de Hafez al-Assad el 16 de noviembre de 1970, cuando sus tanques rodearon el Parlamento y terminaron el reinado de Noureddine al-Atassi [fue encarcelado y, una vez liberado, se refugió en Argelia donde murió en 1992].

Sin embargo, el régimen de Assad mantuvo la fachada del Consejo aunque lo exoneró de sus funciones con el fin de perseguir una serie de objetivos. El régimen quería seguir organizando sus elecciones legislativas periódicas, incluso en las circunstancias excepcionales por las que ha atravesado el país en los últimos años. Las elecciones de 2012, por ejemplo, tuvieron lugar en un momento en que el gobierno controlaba menos de la mitad del territorio sirio, mientras que las elecciones de 2016 se llevaron a cabo en menos de dos tercios del territorio sirio, una situación similar a las elecciones en 2020 [19 de julio].

Al mantener la forma del Consejo, el régimen muestra su afán por aferrarse a la imagen de un Estado dotado de una autoridad legislativa similar a la de los estados democráticos.

Desde que Assad padre tomó las riendas del poder en Siria, la composición del Consejo del Pueblo refleja, sin embargo, el régimen totalitario impuesto a las y los sirios. El Partido Baas tiene la mayoría de los escaños del Consejo, mientras que los pocos escaños restantes están ocupados por partidos que participan en el poder y dependen del "Frente Nacional Progresista" que comprende, junto con el Partido Baas, nueve partidos socialistas y comunistas, además de la Federación General de Sindicatos y la Unión General de Campesinos.

El régimen codificó el control del Partido Baas sobre el Consejo del Pueblo y el resto de las instituciones estatales al imponer el artículo 8 de la Constitución de 1973, que establece que "el Partido Árabe Socialista Baas es el principal partido de la sociedad y del Estado, y lidera un frente nacional progresista que unifica a las masas populares y las pone al servicio de los objetivos de la nación árabe”.

La revolución siria de la primavera de 2011 empujó al régimen a adoptar ciertas disposiciones mediante las cuales trató de calmar a la calle en revolución. En el octavo mes del mismo año promulgó la ley de partidos que autorizaba el multipartidismo de acuerdo con el Decreto No. 100 de 2011. En virtud de esta ley se autorizaron varios partidos todos copias similares a los partidos ya presentes en el Frente Nacional Progresista y todos partidos ficticios sin existencia real en la calle.

El régimen también editó una nueva constitución en 2012 y el cambio más significativo respecto a la constitución anterior fue la abolición del artículo 8, lo que significa que el partido Baas, en teoría, ya no es el partido principal en el Estado y sociedad. El artículo 8 ha sido reemplazado por un nuevo artículo que habla de pluralismo político y estipula que el régimen político del Estado se basa en el "principio de pluralismo político y que el poder se ejerce democráticamente mediante el voto", y que los partidos políticos y los mítines electorales autorizados contribuyen a la “vida política nacional y deben respetar los principios de soberanía nacional y de democracia”.

Elecciones del Consejo después de 2011

Después de 2011, el Consejo Popular pasó por tres ciclos electorales, el primero en 2012 (que estaba previsto que tuviera lugar por primera vez en 2011), el segundo en 2016 y el tercero en julio de 2020 (pospuesto dos veces debido a las circunstancias causadas por la propagación del coronavirus).

Las elecciones de 2012 fueron las más tensas y sensibles para el régimen, ya que tuvieron lugar en el apogeo de la revolución contra el régimen de Assad y con la mayor parte del territorio sirio fuera de su control. También fueron las primeras elecciones después de la aprobación de la ley de partidos y la adopción de la constitución enmendada.

En consecuencia, el período electoral fue testigo de una fuerte proliferación militar y de seguridad en áreas controladas por el régimen, y las actividades electorales se redujeron significativamente. Estas elecciones también permitieron a la oposición denunciar la apariencia de un sistema electoral de una manera nunca antes vista. Las fotos y pancartas de los candidatos, que tanto le gustan al régimen para mantener la apariencia de un proceso electoral, fueron destrozadas como nunca en elecciones anteriores. Miles de sirios participaron, por primera vez, en campañas paralelas de oposición a través de sus cuentas en los nuevos medios, principalmente como consecuencia del derrumbe del muro del miedo que había levantado el sistema de seguridad en el país durante los últimos cuarenta años, una situación que ha acompañado a todos los siguientes acontecimientos “electorales”.

Los resultados de las elecciones anunciados a principios de mayo de 2012 mostraron el efecto limitado de la ley sobre los partidos e incluso del cambio de constitución, con el Partido Baas conservando el control del Parlamento, aunque acompañado de pretendidos nuevos "partidos” formados oportunamente sólo unos meses antes.

Las elecciones de 2016 se produjeron tras una enmienda a la ley electoral que permitió votar a miembros del ejército y la policía. El número de candidatos en estas elecciones ascendió entonces a alrededor de 11.000 en comparación con alrededor de 7.000 en las elecciones anteriores.

Composición del Consejo

Hay que señalar también que en 2016, el Consejo Popular incluyó a varios líderes de milicias formadas después de 2011, que luego fueron incorporadas a la Quinta Legión o se transformaron en empresas de "seguridad". El Consejo incluyó entonces a veinte de los jefes de milicias, o personas que trabajaban en el marco de organismos que ofrecían sus servicios de apoyo a las milicias [1].

Podemos entender mejor la estrategia del régimen si observamos que elige a los miembros del Consejo del Pueblo entre aquellas personas a las que quiere ofrecer alguna forma de recompensa por los servicios prestados, o una promoción social, especialmente porque la mayoría de ellos provienen de medios sociales y educativos modestos.

Además de los líderes de la milicia, el Consejo también incluye varios oficiales del ejército, de seguridad y de policía, a veces retirados…

Dado que la sociedad siria es consciente de la forma en que se elige a los miembros del Consejo, la elección de sus miembros se ha convertido en un medio de distinción destinado a señalar su importancia y su proximidad a los servicios de seguridad. Esto se traduce en una mayor influencia de cada miembro que luego puede aprovechar en su propio círculo de empresarios, artistas, periodistas, atletas o religiosos.

El consejo también incluye una serie de escaños permanentes reservados para los líderes de los clanes, porque el Estado puede así controlar el equilibrio entre estos clanes, el nombramiento de los jefes de los clanes y las divisiones internas dentro de cada clan.

Elecciones 2020

Elecciones 2020Como sucedió en las elecciones de 2012 y 2016, las elecciones de 2020 solo tienen lugar en alrededor de dos tercios del territorio sirio. Dada la gran cantidad de actores internacionales presentes en Siria, el aspecto formal y la importancia política de la celebración de estas elecciones eran esenciales.

Por medio de estas elecciones, el régimen busca ante todo perpetuar su imagen de continuidad respecto al exterior, y repensar su mapa interno, ya sea quitando a aquellos cuyas posiciones han cambiado en años anteriores, como los aliados de Rami Makhlouf en el sector económico, o bien presentando caras nuevas, empresarios o políticos a quienes hay que promocionar para la siguiente etapa.

Conclusión

Un examen de la composición del Consejo del Pueblo y el papel que ha jugado históricamente muestra que, durante el reinado del Partido Baas, ha sido solo una institución del régimen, con un papel cosmético, destinada al extranjero, permitiendo al régimen hablar sobre la llamada democracia popular y participar en organismos internacionales vinculados a los parlamentos.

Internamente, el Consejo representa una herramienta oficial para distribuir cuotas y bonificaciones entre diferentes sectores, clanes, clero, empresarios, artistas y líderes de milicias; también se ve como una herramienta para promover personalidades leales al régimen y convertirlas en líderes locales capaces de influenciar en sus respectivos sectores o en su entorno social.

El rol del Consejo es también completar la apariencia de legitimidad jurídica del régimen, para dar la imagen de un Estado basado en instituciones “creíbles” que adoptan leyes y legislaciones de acuerdo con principios generalmente aceptados. Aunque el propio régimen ridiculizó este papel bajo la presión del tiempo, como sucedió cuando se cambió la Constitución tras la muerte de Hafez al-Assad, ¡y el régimen se vio obligado a pedir al Consejo hacer el cambio en cuestión de minutos!

En tal marco, la organización de elecciones en la fecha prevista es en sí mismo un objetivo esencial para el régimen. De hecho, desde 2011, el régimen intenta hacer creer que sigue siendo el partido que realmente controla Siria, ya sea el control del territorio, cuando ahora no controla más de dos tercios. o la capacidad de decisión de Damasco, hoy repartida entre Rusia e Irán, mientras que el régimen solo tiene una influencia marginal.

El paraguas del Consejo del Pueblo también es de gran importancia para los aliados del régimen, que lo ven como un punto de entrada para intentar incluir a la oposición en una “forma mejorada” del régimen. Cabe señalar que los aliados del régimen en Moscú y Teherán utilizan ampliamente este enfoque en todos sus diálogos o mensajes dirigidos a la oposición en sentido amplio.

Sin embargo, el hecho de que la comunidad internacional confíe en las elecciones como un punto de entrada para el cambio futuro en Siria no es realista mientras las fuerzas de seguridad mantengan su papel actual. En su forma actual, esto significa que el proceso electoral en su conjunto no tiene la menor forma de integridad, y el discurso relativo a la “canasta electoral”[2] pierde todo sentido fuera de una reforma del aparato de seguridad y el judicial. Es este último elemento el que los aliados del régimen intentan a toda costa sacar de cualquier discusión sobre el futuro, porque es el aparato determinante para la supervivencia del régimen al que apoyan. Ese aparato constituye la verdadera guía del estado y de la sociedad dentro del régimen de Assad. Cambiar este dispositivo provocaría automáticamente el cambio del propio régimen.  (Artículo publicado en árabe en el sitio web de Jusoor for Studies , 18 de julio de 2020. Traducido del árabe por FemmeS pour la democratie)

[1]     Se incluye una lista con los nombres de estos veinte miembros del consejo en el artículo original en árabe.

[2]     Como parte de las conversaciones de paz en Siria, el enviado de la ONU para Siria propuso el concepto de cuatro "cestas" que se negociarían de forma independiente, incluida la "cesta electoral" y la "cesta seguridad y justicia”.

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El partido Baas de Assad "gana la mayoría"

Al Jazeera y agencias

El partido del presidente Bachar al-Assad y sus aliados obtuvieron 177 escaños en el Parlamento de 250 miembros en una votación denunciada por la oposición.

El partido del presidente Bachar al-Assad y sus aliados obtuvo la mayoría de los escaños esperados en las elecciones parlamentarias del país devastado por la guerra, Le parti Baasdenunciadas como “teatrales” por la oposición en el exilio.

La lista llamada de "unidad nacional" obtuvo 177 escaños en el parlamento de 250 miembros, dijo la comisión electoral el miércoles 22 de julio de 2020.

La tasa de participación del domingo 19 de julio fue del 33%, frente al 57% en 2016, según el jefe de la comisión, Samer Zamreeq. Dijo que cualquier candidato descontento con los resultados "tiene derecho a presentar su queja dentro de los tres días".

Millones de personas desplazadas por la larga guerra en Siria no pudieron votar en el escrutinio, que tuvo lugar en medio de una creciente crisis económica. “En pocas palabras, se trata de elecciones ilegítimas. El régimen eligió a los candidatos, incluso a los independientes, y ellos los eligieron ”, dijo Yahya al-Aridi, miembro del comité de oposición a las conversaciones de paz de la ONU en Ginebra, según la agencia de noticias DPA (Deutsche Presse-Agentur). "El pueblo sirio no tenía la libertad de votar... fue una obra de teatro para el régimen".

Respaldado por las fuerzas rusas e iraníes, el gobierno de Damasco recuperó gran parte del territorio perdido al comienzo de la guerra, pero debe hacer frente a sanciones internacionales y a una economía en ruinas.

Las elecciones, originalmente programadas para abril, se pospusieron dos veces debido a la pandemia de coronavirus, que oficialmente infectó a 540 personas y mató a 31 en áreas controladas por el gobierno.

Según los medios estatales, se instalaron más de 7.000 colegios electorales en aproximadamente el 70 por ciento del país donde el gobierno de Al-Assad mantiene el control, incluso por primera vez en antiguos bastiones de la oposición.

Los resultados se obtuvieron después de nuevos conteos el lunes en cuatro centros de votación en la provincia de Alepo y uno en la provincia oriental de Deir Az Zor, dijo la agencia de noticias estatal SANA.

Entre los 1.658 candidatos, muchos se presentaron con la promesa de abordar la alta inflación y mejorar las infraestructuras devastadas por el conflicto.

Entre las figuras ganadoras se encuentra Hussam Qatirji, un empresario sometido a sanciones de la Unión Europea que ha conservado su escaño. La UE le acusa de apoyar a los combatientes pro-régimen, pero también de facilitar el comercio de armas, municiones y combustible entre el gobierno y varios actores, incluido el grupo armado ISIS.

"La mayoría de las y los sirios cree que las elecciones son solo un proceso controlado por el régimen para presentarse como una autoridad legítima en Siria", dijo a Al Jazeera Zaki Mehchy, consultor principal de Chatham House y cofundador del Centro Sirio para investigación política, antes de la votación. “La gente sabe que la mayoría de las y los diputados son nominados por el Partido Baas y todos deben haber recibido la aprobación del sistema de seguridad, aprobación basada en la lealtad y no en sus calificaciones”, dijo.

El valor de la libra siria se ha desplomado en el mercado negro en los últimos meses, en un proceso acelerado por la crisis financiera en el vecino Líbano y las nuevas sanciones estadounidenses aplicadas el mes pasado.

Los precios de los alimentos en Siria han aumentado más del 200% durante el año pasado y ahora son 20 veces más altos que los de antes de la guerra, según el Programa Mundial de Alimentos.

En un país donde más del 80% de la población ya vive en la pobreza, la agencia de la ONU advirtió que los sirios se enfrentan ahora a una "crisis alimentaria sin precedentes".

Las próximas elecciones presidenciales están programadas para 2021 y las y los candidatos necesitarán la aprobación por escrito de al menos 35 miembros del Parlamento.

El mes pasado, el ministro de Relaciones Exteriores, Walid al-Muallem, dijo que al-Assad permanecería en el poder "mientras los sirios quieran que se quede" [sic].

22/07/2020

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"De Idlib a Suwayda'a, estamos unidos"

Abdulsalam Dallal

Nous sommes avec vousA pesar de la feroz represión y los efectos devastadores de la guerra, en las áreas controladas por el régimen en Siria se ha producido recientemente una ola de protestas.

Las manifestaciones contra el régimen de Bachar al-Assad se reanudaron el 7 de junio de 2020 en la provincia drusa de Al-Suwayda'a (también escrita como Sweida o Soueïda o Souweïda ), en el sur de Siria. Las y los revolucionarios en Siria y en el exilio al principio se dividieron en dos grupos ante esta movilización.

El primer grupo vinculó las protestas con el deterioro de la situación económica en las áreas controladas por Assad, en particular la inflación galopante que ha hecho que 3.000 liras sirias equivalgan ahora a un dólar. Otras personas dieron la bienvenida a estas protestas interpretándolas a través del prisma de la revolución siria.

En la propia Al-Suwayda'a, las y los militantes revolucionarios también tuvieron su propio mensaje. Los cánticos dejaron claro que las recientes protestas son contra el régimen. Lemas como: "Nuestra revolución no es una revolución del hambre, es contra la sumisión", "Siria nos pertenece, y no a la familia Assad", "Fuera Bachar" y "Viva Siria ... abajo Bachar al-Assad” estuvieron en el corazón de las manifestaciones.

Estos cantos “trans-clanes” y “trans-sectas” cuestionan las interpretaciones que explican principalmente la revolución siria en referencia al sectarismo o geopolítica y la competencia regional e internacional por obtener medios de presión sobre el país. La revolución siria es sobre todo una lucha interna contra el régimen político cuyas políticas neoliberales han empobrecido a una gran parte del pueblo sirio, han marginado a otros y han dividido al pueblo sirio para permanecer en el poder.

Solo quienes provenían del círculo íntimo del régimen y cercanos al aparato de inteligencia de seguridad salían adelante en Siria, disfrutando de un buen nivel de vida en comparación con el resto de la población.

Lo que falta en estas interpretaciones es una comprensión de la esencia de la solidaridad que ha llevado a las y los sirios a tomar las calles desde el primer día de protestas en la provincia de Daraa. De hecho, las y los revolucionarios de Al-Suwayda'a, con sus protestas, dieron un gran ejemplo de solidaridad.

Además de sus consignas anti-régimen, enarbolaron pancartas y corearon consignas expresando su solidaridad con los habitantes de Idlib que han sufrido, como otros lugares revolucionarios,  el severo bombardeo del régimen de Assad y sus aliados, Rusia e Irán.

También es importante mencionar aquí que las protestas de Al-Suwayda'a tienen lugar en el primer aniversario de la muerte del famoso luchador revolucionario, portero de fútbol y cantante, Abdulbasset al-Sarout, fallecido el 8 de junio de 2019.

Las y los manifestantes no desaprovecharon la oportunidad de recordarle y exaltar su alma. Las y los activistas de Al-Suwayda'a con los que hablé dijeron que junio se ha convertido en un mes importante para ellos. "Dimos vida a la revolución siria en nuestros corazones y en las calles y recordamos a Al-Sarout, que sacrificó su alma defendiendo la revolución siria y sus objetivos este mes el año pasado".

En respuesta, las manifestaciones de solidaridad en Daraa, en el norte de Siria e Idlib, en las que los manifestantes portaban pancartas glorificando a la gente revolucionaria de Al-Suwayda'a, subrayaron la unidad de la lucha siria y rechazaron las narrativas sectarias.

El momento de estas manifestaciones es muy importante por varias razones. Primero, aunque el régimen ha recuperado la mayor parte del territorio que había perdido desde marzo de 2011, su poder se ha visto erosionado. Ya no puede gobernar como lo hacía antes de la revolución.

En segundo lugar, Rusia no está contenta con el régimen de Assad. Los informes indican que Moscú criticó recientemente al régimen de Assad y sus compinches por no hacer esfuerzos reales para resolver el conflicto y comenzar un proceso de reconstrucción concreto.

Por lo tanto, Rusia podría estar lista para comenzar a buscar una alternativa a Bachar, en otras palabras, una figura que pueda dar pasos hacia una resolución pacífica y una reconstrucción. [Ver sobre las implicaciones de Rusia, desde los atentados de 2015 y los actuales intentos de operaciones político-diplomáticas del régimen de Putin, las cuestiones publicadas en el documento de Jadaliyya publicado en https://vientosur.info/resumen-de-la-situacion-propuestas-y-preguntas/].

En tercer lugar, es importante señalar que las protestas de Al-Suwayda'a tienen lugar en un contexto de división dentro de la familia gobernante. La lucha de poder entre el eje de Rami Makhlouf, el primo materno del presidente, y el de Asma, la esposa del presidente, ha salido a la superficie.

Makhlouf ha aparecido en tres videos en su página de Facebook, hablando de los “procedimientos injustos” que está tomando el gobierno contra sus negocios y planes.

Rogó al presidente que actuara y acabara con esta "farsa" luego de que Hacienda le enviara una demanda de pago de sus impuestos, que Makhlouf asegura haber pagado ya.

Makhlouf también señaló que tales procedimientos solo benefician a quienes rodean al presidente, es decir, la esposa de Bachar y sus parientes hombres de negocios.

Esta tensión ha animado a la gente que reside en las áreas controladas por Assad a hablar valientemente contra la corrupción del régimen, del gobierno y de los amigos de los funcionarios. Incluso las y los alauitas, que pertenecen a la misma secta religiosa que el presidente y a menudo son vistos como los principales seguidores del régimen, han comenzado a expresar su disidencia.

Ibrahim, un activista de la ciudad de Latakia, ha evocado las dificultades económicas que sufre la gente que reside en las áreas predominantemente alauitas. “Desafortunadamente, estamos sufriendo tanto política como económicamente. Desde el punto de vista político, el régimen ha transformado nuestra secta, que era pacífica, en una secta sangrienta. Muchos de nuestros jóvenes son vistos como lealistas. Esto afectará nuestra futura integración con las y los demás sirios cuando el régimen de Bachar se vaya. Económicamente, sufrimos cantidad de problemas. Ahora ya no podemos permitirnos comprar productos básicos".

Los medios de comunicación del régimen, sin embargo, intentaron suavizar la lucha de Al-Suwayda'a. Al principio negaron la existencia de protestas, pero luego algunos informes hablaron de la frustración y la cólera de la gente por los altos precios y las duras condiciones de vida, que el régimen trató de atribuir a las recientes sanciones estadounidenses tras la activación de la "Ley César".

Estas sanciones, aprobadas por la Casa Blanca, se produjeron después de que un oficial de inteligencia de seguridad militar conocido como "César" pasara de contrabando alrededor de 11.000 fotos de detenidos torturados hasta la muerte en las cárceles del régimen de Assad.

El régimen entonó una narrativa antiimperialista para calmar la ira de sus partidarios. Al mismo tiempo, utilizó métodos tradicionales para reprimir a las y los manifestantes en Al-Suwayda'a, incluida la detención de activistas.

El régimen también pidió a la gente que le apoya, incluyendo funcionarios estatales, estudiantes, miembros del Partido Baath, que saliera a las calles y expresara su lealtad al régimen. Un mensaje de voz atribuido al líder del sindicato provincial de estudiantes, Wafa'a Aflaq, decía que si un estudiante no asistía a la concentración a favor del régimen, sería expulsado de la universidad.

Si bien estas medidas no apagaron las protestas, las y los manifestantes se han vuelto más cautelosos con respecto a su seguridad. Cruzaron el centro de la ciudad y llegaron a los edificios de la gobernación.

Mensajes de las y los revolucionarios sirios circularon en las redes sociales, advirtiéndoles de los errores que habían cometido antes. "No queremos que la gente que se manifiesta en Al-Suwayda'a cometa ninguno de nuestros errores, sus discusiones deben ser inclusivas, las protestas en Al-Suwayda'a deben permanecer pacíficas y evitar la militarización", me ha contado un activista sirio en el campo al norte de Alepo.

“Hemos sufrido muchos problemas. Ahora, no podemos permitirnos comprar artículos de primera necesidad”, dice Ibrahim, de Lattakia.

El espíritu de solidaridad con Al-Suwayda'a fue notable. El 21 de junio, las y los manifestantes sirios en Alemania se manifestaron con pancartas y cánticos en solidaridad con los manifestantes de Al-Suwayda'a. Lujain, uno de los manifestantes, dijo que "tenemos la impresión de que estamos de vuelta a 2011, cuando protestamos en solidaridad con las ciudades y pueblos sirios que sufrieron la brutalidad del régimen en aquel momento".

Por último, es fundamental señalar que ésta no es la primera vez que se producen protestas en Al-Suwayda'a. Durante los últimos nueve años, la provincia ha sido escenario de numerosas protestas contra el régimen. Además, la gente se negó a enviar a sus jóvenes fuera de la provincia.

Fares, un refugiado sirio de Al-Suwayda'a en Europa, me dijo que "lo mejor que han hecho los jeques y los líderes de la provincia es que se han opuesto al despliegue de soldados de Al- Suwayda'a en otras zonas; no querían que tuvieran sangre en las manos”.

Los soldados de diferentes regiones de Al-Suwayda'a realizan su servicio militar obligatorio en la provincia. Jamal, activista de Alepo y ex profesor de la Academia Assad de ingeniería militar, dijo que “es de prever la movilización contra el régimen en Al-Suwayda'a. La provincia sigue queriendo  estar con la revolución”.

Sin embargo, el despliegue por el régimen de la "tarjeta de protección de las minorías" y sus afirmaciones de defender a las minorías religiosas de los ataques han tenido algún efecto, agregó Jamal. Además, el régimen puede intentar forzar la realidad para que coincida con su visión.

“Siempre que algo no va bien en Al-Suwayda'a, aparecen focos de combatientes de ISIS, a los que el régimen permitió evacuar desde las afueras de Damasco hacia áreas cercanas a Al-Suwayda'a en agosto de 2018, volviendo así a estar activos, asustando a la población local”.

Han pasado nueve años y medio desde que las y los sirios exigieron un cambio. Su lucha pacífica se convirtió en una guerra sangrienta que atrajo a potencias regionales e internacionales.

Siria se ha convertido en un tablero de ajedrez para actores cuyos intereses han profundizado la tragedia siria y creado divisiones dentro de sus comunidades multiétnicas y multisectoriales.

Sin embargo, las recientes protestas de Al-Suwayda'a demuestran una vez más que la revolución siria es una revolución popular y nacional contra la autocracia del régimen de Assad y nunca debemos olvidar este hecho. (Artículo publicado por MENA Solidarity Network, traducido al francés por la redacción de A l´Encontre , 22 de julio de 2020)

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En Siria, la ira de las minorías contra Assad

Jean-Pierre Filiu

Las manifestaciones contra Assad en el país druso van acompañadas de una ira cada vez más palpable en la comunidad alauita, de la que, no obstante, proviene el dictador sirio.

En Syrie la colereBachar al-Assad esperaba celebrar el vigésimo aniversario de su acceso al poder de una manera completamente diferente, después de treinta años de dictadura de su padre Hafez. Él, que se presenta como el "protector" de las minorías frente a la mayoría sunita de la población, es de hecho el blanco de una protesta sin precedentes incluso dentro de las minorías consideradas hasta ahora como neutrales, incluso lealistas. Desde principios de este mes, las y los manifestantes han desafiado al régimen, sobre todo en Souweïda, al sureste de Damasco, en el corazón de la región donde se concentra la mayoría de la gente drusa del país. Pero es la ira cada vez más palpable dentro de la comunidad alauita, de la que proviene la familia Assad, lo que más preocupa al señor de Damasco.

La revuelta alauita

La dictadura de los Assad, bajo Hafez, luego Bachar, siempre se ha cuidado de sofocar la más mínima disputa dentro de la minoría alauita, que representa una décima parte de la población siria. Sin embargo, el apoyo al régimen estuvo lejos de ser incondicional y, en 2011, muchas personalidades alauitas participaron en el proceso revolucionario. Las y los opositores alauitas fueron perseguidos sin piedad en nombre de una supuesta doble "traición", tanto al régimen como a su comunidad. Pero la escalada militar y la confesionalización del conflicto, con el surgimiento de grupos islamistas y luego yihadistas, convencieron a la mayoría de las y los alauitas para unir fuerzas con el régimen. Algunos fueron movilizados para compensar las deserciones masivas del ejército gubernamental y otros se unieron a las milicias pro-Assad. Pagaron así un precio muy alto en la guerra civil, dejando a una comunidad alauita en gran medida privada de sus jóvenes.

A pesar de un "precio de sangre” tan exorbitante, la abrumadora mayoría de las y los alauitas vio hundirse su nivel de vida, mientras los especuladores vinculados al Jefe de Estado acumulaban fortunas indecentes. Es en este contexto ya cargado en el que Rami Makhlouf, primo de Bachar al-Assad, y durante mucho tiempo su gran tesorero, le desafió públicamente en tres ocasiones. Makhlouf, hasta entonces símbolo de una corrupción desenfrenada, ha sido despojado en parte de su inmensa fortuna. Él, que ha cuidado generosamente su base comunitaria,  ha logrado presentarse como un portavoz de las y los alauitas que se sienten abandonados, incluso castigados por el régimen. La arrogancia de Irán y sus milicias afiliadas, en primer lugar el Hezbolá libanés, ha agravado el resentimiento entre las y los alauitas, que son vistos en el mejor de los casos como musulmanes mediocres por los militantes chiítas. Los lemas anti-Assad han florecido en los muros de Latakia y Tartus, las dos ciudades en las que Rusia tiene bases aéreas y marítimas. De ahí la preocupación de Moscú ante esta protesta sin precedentes.

Las manifestaciones drusas

Las y los drusos representan solo algo más del 2% de la población siria, pero la mayoría reside en Souweïda y en la estratégica región de Jebel Druze, la “montaña drusa”, al sur de la capital. Han tratado de preservar su neutralidad desde 2011, lo que no les ahorró, en 2018, los abusos yihadistas. Pero el desastre económico y los múltiples trapicheos del régimen en esta región fronteriza de Jordania llevaron recientemente a una serie de manifestaciones que corearon " Revolución, libertad y justicia social " y " El pueblo quiere la caída del régimen" . El dedo medio extendido se convirtió en un signo de agrupamiento. El 10 de junio, vigésimo aniversario de la muerte de Hafez al-Assad, las y los manifestantes se atrevieron a corear "Maldita sea tu alma”. En las manifestaciones no participa mucha gente, debido a los inmensos riesgos que se corren por cualquier crítica pública a los Assad. Además, una vez reprimidas las manifestaciones y practicadas detenciones de activistas, el régimen organizó sus propias contramanifestaciones, donde las sanciones impuestas por Estados Unidos fueron condenadas como fuente de todos los males de Siria.

No obstante, la ira drusa y la fronda alauí suenan como advertencias serias para la dictadura siria. Habiendo justificado su autocracia con la negativa a cualquier concesión a una mayoría caricaturizada como "islamista" o incluso "terrorista", el régimen de Assad está viendo desmoronarse su anclaje minoritario. Las y los cristianos, que no tienen una base territorial propia, son cada vez más tentados por la emigración, una parte de los griegos-ortodoxos se vuelven hacia la protección de Rusia, exaltada como su "nueva Roma"… En cuanto a las y los kurdos, están tratando de oponer un frente único a las exigencias de Assad, con el fin de preservar parte de la autonomía del noreste, un frente que finalmente hace posible el acuerdo celebrado entre la rama siria del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y los demás partidos kurdos del país. Incluso la pequeña comunidad chií en Siria solo se fía de Irán y Hezbollah, en el contexto de un antagonismo abierto entre alauitas y chiítas.

Estas recomposiciones comunitarias llevan una vez más a la ecuación básica de la crisis siria, donde un país entero, tanto su mayoría como sus minorías, sigue siendo rehén de Assad. (Artículo publicado en el blog de Jean-Pierre Filiu “Un si Proche Orient”, de fecha 21 de junio de 2020   https://www.lemonde.fr/blog/filiu/2020/06/21/en-syrie-la-colere-des-minorites-contre-assad/ )

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Youssef Kaddoura/Al Jazeera y agencias/Abdulsalam Dallai/Jean-Pierre Filiu

http://alencontre.org/moyenorient/syrie/syrie-le-conseil-du-peuple-une-institution-cosmetique-au-seul-service-dun-regime-totalitaire.html

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

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