Para resistir la presión imperialista y llevar a cabo una apertura pacífica, Cuba necesitará el Partido Comunista, cierto. Pero no puede aplazar más la libertad política. ¿Imposible? Tal vez. Pero la única forma de solidarizarse con el pueblo cubano es apoyar esa posibilidad.

Aquí no voy a alabar el sistema educativo cubano, gratuito desde la escuela primaria hasta la universidad; tampoco voy a traer a colación estadísticas de los logros del sistema de salud cubano, donde hay 9 médicos por cada mil habitantes (en EE UU, con un PIB per capita diez veces mayor, sólo hay 3).

Tampoco abordaré los impactos de un bloqueo que supondría un infierno económico en cualquier país que lo sufriera, y que explica gran parte de las dificultades de Cuba, pasadas y presentes, en muchos ámbitos.

Y tampoco voy a especular sobre el destino de Cuba bajo el dominio de Estados Unidos. Haití es un buen ejemplo.

Cualquiera de estas cuestiones es suficiente para comprender la singularidad de Cuba en América Latina y en el mundo, para motivar la solidaridad de la izquierda con el deseo de soberanía de este pueblo, y también para dejar de lado cualquier inocencia en cuanto a los efectos reales del acoso permanente de Washington y Miami. Ante las mayores protestas populares registradas desde la revolución de 1959, sería hipócrita ignorar la intervención de delincuentes ocasionales, así como de individuos apoyados por fuerzas externas (incluyendo a los partidarios, de extrema derecha, de la intervención militar estadounidense, que mantienen su base en Guantánamo). Pero escuchemos, desde Cuba, al escritor Leonardo Padura: "me niego a creer que en mi país, a estas alturas, pueda haber tanta gente, tantas personas nacidas y educadas entre nosotros que se vendan o delincan. Porque si así fuera, sería el resultado de la sociedad que los ha fomentado".

El tema es otro: es la autodeterminación de Cuba. El derecho de su pueblo a expresarse y organizarse políticamente, a definir libremente su autogobierno, a crear sindicatos independientes del poder. Me sorprende que quienes recuerdan estos logros en Portugal puedan apoyar la represión y oponerse a derechos similares para el pueblo cubano.

La larga crisis económica, que llega a la escasez de alimentos, consecuencia directa del bloqueo económico que Trump ha agravado y que Biden quiere mantener, sumada a las carencias puntuales del sistema sanitario ante la abrumadora presión de la pandemia, ha sacado a miles de personas a la calle en toda la isla.

El gobierno había sido advertido por las voces de la izquierda crítica cubana de que el malestar era creciente; y en los últimos años, con la masificación del acceso a internet y las redes sociales, las condiciones políticas han cambiado. El pueblo se comunica, critica, quiere ser escuchado. Estas advertencias han sido ignoradas y sus autores tildados de mercenarios. Se han producido sucesivos episodios de protesta, seguidos de detenciones y violencia por parte de las organizaciones civiles que defienden la revolución.

Ahora, ante el estallido de las protestas, el Gobierno parece dar la razón a quienes consideraban que la promesa de un Estado de Derecho socialista hecha por la Constitución de 2019, no tenía ningún valor. Las nuevas garantías constitucionales son negadas por la práctica del Partido Comunista Cubano. El presidente de la República y secretario general del Partido Comunista, Díaz-Canel, en lugar de medidas de alivio material y diálogo político, ordenó un apagón digital y llamó a la violencia: "La orden de lucha está dada. A la calle, revolucionarios".

La izquierda sólo puede condenar la represión de las manifestaciones populares, de la que no escapan ni siquiera los sectores marxistas críticos. En Cuba, la esperanza no se recuperará por la fuerza.

Alimentado por un "peligroso estado de odio que ha ido creciendo en los últimos años" (Padura), podemos ver en el futuro las desgracias de otra operación de "cambio de régimen" diseñada desde el norte. Para evitar este escenario, Cuba necesitará al Partido Comunista, cierto, pero, una vez más, no puede aplazar la apertura a la libertad política. ¿Casi imposible? Tal vez. Pero apoyar esta posibilidad es la única solidaridad verdadera, contra el imperialismo y con el pueblo de Cuba.

17/07/2021

https://www.esquerda.net/opiniao/cuba-nao-se-recupera-esperanca-pela-forca/75769

Traducción: viento sur

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