En su obra "Estrategia del choque", la militante altermundialista canadiense Naomi Klein muestra con brío como el modelo neoliberal ha sido impuesto por una serie de choques que han permitido soslayar la democracia parlamentaria burguesa, a la vez que se tomaba a los movimientos sociales por sorpresa. Algunos choques han tomado formas extremadamente brutales, como las dictaduras que se sucedieron en América Latina a partir del golpe de estado de Pinochet en Chile en 1973. En el caso de los "tigres asiáticos" (Corea del Sur, Filipinas…), el escenario ha sido más soft: movimientos de pánico bursátiles permitieron al Fondo Monetario Internacional dictar su programa neoliberal a sociedades que no lo querían.

Se puede temer que una estrategia de este tipo sea aplicada en Bélgica. Se ven multiplicarse las advertencias: si Bélgica no toma rápidamente medidas de austeridad para tapar el agujero de 25 millardos creado por el rescate de los bancos, las agencias de notación considerarán que nuestro país no es ya un prestatario fiable, y "los mercados" impondrán tasas más elevadas. "La deuda de Bélgica tiene tanto riesgo como la de Italia", titulaba recientemente el periódico L´Echo. Algunos agitan los espectros de Irlanda y de Grecia, a los que "los mercados" obligan a pagar intereses prohibitivos … destruyendo las conquistas sociales.

La clase dominante juega así con dos barajas: o bien un gobierno es finalmente constituido y lanza sin tardar una violenta ofensiva contra la seguridad social, el sector público y las rentas de los y las asalariados (en el marco de un aumento de las transferencias a las regiones); o bien el chantaje de los mercados fuerza a la puesta en pie de un gobierno de urgencia a las prioridades socioeconómicas.

La crisis del régimen favorece una "estrategia de choque" a la belga. La desorientación de la población es total. Nadie entiende ya nada. Votar parece no tener ya sentido. Esta situación da ideas a los partidarios de un atraco contra las conquistas sociales. Estas fuerzas están ciertamente divididas sobre el tema comunitario, pero un auge especulativo podría reunirlas para una "guerra relámpago" contra el mundo del trabajo, y una victoria en este plano les ayudaría a encontrar a continuación un acuerdo comunitario.

La "revolución copernicana" de Bart De Wever -una combinación de nacionalismo y de ultraliberalismo- puede tomar diversos caminos. Lo esencial es que NV-A está creando un clima de confusión en el seno del cual los proyectos capitalistas más agresivos podrían concretarse, y no solo en Flandes. Las declaraciones al periódico Le Soir del patrón de la cadena Mestdagh lo atestiguan: "Prefiero un acuerdo desfavorable a los francófonos que el bloqueo actual. Esto forzaría al menos a los walones a moverse. A hablar de asuntos tabúes como el control de los parados, el nivel de los subsidios de desempleo, el trabajo negro…". La ingerencia del rey en la escena política constituye otra amenaza en este marco.

Convertida al neoliberalismo, la socialdemocracia no piensa más que en seguir en el poder. En esta situación, los sindicatos se equivocan esperando la formación de un gobierno al que presentar sus memorándums…. Este planteamiento rutinario es totalmente inapropiado frente a la estrategia de choque que puede emerger repentinamente del caos actual. Hay, al contrario, que preparar las tropas para el combate, mediante una Operación Verdad particularmente sobre las causas del endeudamiento. "Los mercados serán despiadados" advertía recientemente Albert Frère. En efecto. Serán despiadados porque no son sino la alianza de patronos que, como Frère, babean con la idea de robar a la colectividad apoderándose del sector público y con la de pagar aún menos impuestos o cotizaciones sociales.

Frente a estas sanguijuelas sin piedad, el movimiento obrero no tiene otra solución que preparar la más dura resistencia.

12/01/2011

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

(Visited 50 times, 1 visits today)