Mickaël Correia

Las dos semanas de conversaciones en Sharm el-Sheij (Egipto) han dado como resultado un acuerdo final minimalista que sella la creación de un fondo para los daños irreversibles causados por el calentamiento global. Sin embargo, en el texto no se menciona la salida de los combustibles fósiles.

Un acuerdo que aborda las consecuencias y no las causas del cambio climático. Esta es la amarga impresión que deja el acuerdo final publicado el sábado por la noche en la COP27 de Sharm el-Sheij (Egipto).

Por primera vez en la historia, los 196 países reunidos en la mesa de negociaciones acordaron crear un fondo financiero para el próximo año con el fin de combatir las "pérdidas y daños", es decir, los perjuicios irreversibles causados por los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el calentamiento global.

Los Estados más vulnerables al cambio climático llevan reclamando desde 1991 la creación de un mecanismo internacional de financiación de esas pérdidas y daños. El año pasado, en Glasgow, estos países propusieron un mecanismo de solidaridad financiera. Pero las negociaciones fueron saboteadas por los emisores históricos de CO2, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

En Sharm el-Sheij, después de amargas conversaciones, la Unión Europea revisó finalmente su posición y se decidió por el lanzamiento de un fondo específico, y luego sumó a los estadounidenses a su causa. Tras las recientes y devastadoras inundaciones en Pakistán es difícil seguir haciendo oídos sordos a las demandas de los países del Sur.

Los científicos creen que el cambio climático ha incrementado en un 50% estas trágicas precipitaciones. Ahora bien, Pakistán sólo ha aportado el 0,3% de las emisiones históricas del mundo, pero es el octavo país más amenazado por los fenómenos meteorológicos extremos. Las pérdidas y daños de esta catástrofe se estiman en 30.000 millones de dólares.

Para alimentar este futuro fondo, validado en la COP27, "doce gobiernos y la UE han liberado un total de unos 360 millones de dólares para pérdidas y daños. Esto habría sido impensable hace unos meses", afirma Fanny Petitbon, responsable de defensa del clima de CARE.

Sin embargo, es una gota en el océano de la solidaridad climática, ya que el coste de la destrucción del caos climático podría alcanzar los 580.000 millones de dólares anuales en 2030. "Esto es sólo un bote salvavidas en un huracán que se avecina", dice la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS), una coalición de 39 Estados insulares.

"El verdadero trabajo comienza ahora, incluida la movilización de los nuevos fondos y los adicionales necesarios. También hay que responder a una pregunta clave: ¿qué países deben contribuir y qué países se beneficiarán?", dijo Friederike Röder, vicepresidenta de la ONG Global Citizen. Pero, ¿hasta qué punto son creíbles los nuevos compromisos, dada la falta de avances en otras áreas clave?

El tabú de los combustibles fósiles

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en su sexto informe publicado este año, subrayó que las "reducciones sustanciales" de los combustibles fósiles son una de las formas más eficaces para limitar el cambio climático. La combustión de carbón, petróleo y gas es responsable de casi el 90% de las emisiones mundiales de CO2.

El año pasado, en Glasgow, la declaración final de la COP26 mencionó en blanco y negro la necesidad de "reducir progresivamente el carbón". Se trataba de un hecho inédito en la historia de las cumbres internacionales sobre el clima. Para esta COP27, India, con el apoyo de la UE y Estados Unidos, presionó para que la decisión final incluyera la salida de todos los combustibles fósiles. No tuvo éxito. Al igual que el año pasado, el texto sólo especifica la "eliminación progresiva" del carbón y el fin de las "subvenciones ineficientes" a los combustibles fósiles.

“La influencia de la industria de los combustibles fósiles se ha hecho notar en todos los ámbitos", señala Laurence Tubiana, una de las artífices del acuerdo de París de 2015 y directora ejecutiva de la Fundación Europea del Clima. La presidencia egipcia elaboró un texto que protege claramente a los Estados petroleros y gasistas y a las industrias de combustibles fósiles.

Los saudíes y los rusos frenaron las conversaciones sobre la decisión final de la COP27 el sábado por la noche, negándose a mencionar los combustibles fósiles en el texto. China guardó silencio sobre el tema. La petrolera saudí Aramco, el gigante del carbón China Energy y la industrial rusa Gazprom, las tres empresas estatales, son los tres mayores emisores del mundo.

Además, 636 grupos de presión de los combustibles fósiles estuvieron muy activos en los pasillos de la COP27 para que el negocio de los combustibles fósiles continuara como hasta ahora. Estos representantes del petróleo, el gas y el carbón superaron a las delegaciones nacionales de los diez países más afectados por el cambio climático.

Como resultado, el acuerdo final está lleno de lenguaje ecológico utilizado por la industria de los combustibles fósiles. El texto se refiere a la "diversificación de las fuentes de energía" (no a la sustitución permanente de los combustibles fósiles por las renovables), a las "circunstancias nacionales" de cada país, y sugiere que las emisiones de los combustibles fósiles podrían reducirse mediante tecnologías de captura de carbono muy dudosas.

Para Clément Sénéchal, responsable de la campaña climática de Greenpeace Francia, esta COP27 "termina con el sabor de lo inacabado: ningún avance en la salida de los combustibles fósiles desde Glasgow. La comunidad internacional sigue discutiendo un problema cuyas causas desprecia”.

"Esto es como llenar un barril agujereado con un colador: si los Estados no están dispuestos a hacer los esfuerzos necesarios para acabar con la explotación de los combustibles fósiles, los impactos y las pérdidas y daños irreversibles no harán más que intensificarse", comenta Fanny Petitbon, de CARE.

Insuficiente reducción de las emisiones

El acuerdo final de Sharm el-Sheij reafirma la urgente necesidad de reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030 para mantenerse por debajo de 1,5ºC de calentamiento global.

El texto compromete a los países a "seguir esforzándose por limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C" y "reconoce que para limitar el calentamiento global a 1,5°C es necesario reducir las emisiones de forma rápida, profunda y sostenida".

La posibilidad de mantenerse por debajo de 1,5 °C se está reduciendo. Según el equipo científico del Global Carbon Project, "si los niveles de emisión actuales persisten, hay un 50% de posibilidades de que se supere el calentamiento de 1,5ºC en nueve años".

Sin embargo, los planes climáticos actuales de los Estados nos sitúan en una trayectoria de calentamiento de al menos 2,5°C para finales de siglo. Y durante esta COP27, sólo la UE, México y Turquía anunciaron nuevos objetivos de reducción de emisiones. China, el mayor emisor del mundo, permaneció ausente, aferrándose a su objetivo de lograr la neutralidad en carbono para 2060.

"Tenemos que reducir drásticamente las emisiones ahora y esa es una cuestión a la que esta COP no ha dado respuesta", dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres. Guterres había recordado a mediados de semana: "El objetivo de 1,5°C no es sólo para mantener un objetivo que sigue vivo, sino para mantener viva a la gente".

Mientras tanto, los avances en la financiación de la transición y la adaptación al cambio climático siguen siendo insignificantes.

En 2009, en la COP15 de Copenhague (Dinamarca), los Estados más ricos se comprometieron a aportar 100.000 millones de dólares anuales, a más tardar en 2020, a los países del Sur para ayudar a las naciones más pobres a realizar la transición ecológica. Esta financiación sólo había alcanzado los 83.300 millones de dólares en 2020.

El acuerdo final de la COP27 "expresa una profunda preocupación" por esta promesa incumplida, pero, como señala Friederike Röder, de Global Citizen: "El texto ni siquiera da indicaciones de que este compromiso se vaya a mantener el próximo. Esto es inaceptable, especialmente si se valora en perspectiva. En 2021, el apoyo a los combustibles fósiles ha alcanzado los 440.000 millones de dólares en todo el mundo. Se espera que la Copa del Mundo de fútbol cueste 200.000 millones de dólares”.

La diplomacia del clima agotada

En la apertura de la COP27, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que los últimos ocho años podrían ser los más cálidos de la historia. Con la primera COP celebrada en 1995 y el aumento imparable de las emisiones mundiales, se cuestiona el objetivo mismo de estas cumbres.

“Las COP se basan únicamente en el consenso y los compromisos voluntarios, sin cuestionar nunca las reglas de la globalización económica y financiera desenfrenada, que está en el origen de la catástrofe climática", declaró a Mediapart Amy Dahan, investigadora del CNRS e historiadora de las negociaciones climáticas. En cambio, la Organización Mundial del Comercio y otros acuerdos bilaterales aplican normas y sanciones vinculantes que protegen la economía globalizada”.

Esta COP27, patrocinada por la compañía aérea EgyptAir y Coca-Cola, campeona mundial de la contaminación por plásticos, fue también una feria de greenwashing [lavado verde] para los Estados y los industriales. Durante las dos semanas que duró la COP27, se sellaron o anunciaron catorce acuerdos internacionales sobre el gas. En vísperas de la cumbre mundial sobre el clima, Alemania llegó a firmar una asociación con Egipto para obtener suministros de gas.

Finalmente, en un Egipto bajo el yugo del régimen autoritario de Abdel Fattah al-Sissi, "fue una COP silenciosa y temerosa para muchos activistas", recordó Laurence Tubiana.

La próxima COP se celebrará en Dubái, en los Emiratos Árabes, en noviembre de 2023. Los Estados debatirán el primer balance mundial de los esfuerzos climáticos de los países, el mecanismo de evaluación mundial del acuerdo de París de 2015. Sin embargo, el mes que viene se dará un paso crucial para frenar el cambio climático. En Montreal, Canadá, se celebrará la COP15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica.

Los líderes mundiales intentarán alcanzar un acuerdo internacional para salvaguardar los ecosistemas, un requisito previo para combatir el cambio climático. Un tema que quedó completamente fuera del acuerdo final de Sharm el-Sheij.

20/11/2022

Mickaël Correia es escritor y periodista. Especializado en temas climáticos

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Daniel Tanuro

"Queremos insistir en que la Convención (la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) tiene que ocuparse de las emisiones, no del origen de las mismas”.

Esta frase fue pronunciada por el representante oficial de Arabia Saudí en la última sesión plenaria de la COP27 en Egipto.

Explotemos y quememos los combustibles fósiles, no hace falta endurecer los objetivos, centrémonos en cómo eliminar el CO2 de la atmósfera, mediante la "compensación" de las emisiones (captura y almacenamiento geológico, plantaciones de árboles, compra de derechos para contaminar, etc).

Casi todos los observadores de la COP27 se centran en la creación de un fondo para las "pérdidas y daños" de los países del Sur, algunos hablan de un acontecimiento histórico, etc.

Yo no diría que este fondo no es importante... Sí, se trata de una victoria para los países más pobres, pero sólo es una decisión de principio, tardará años en concretarse quién pagará, cuánto y, sobre todo, quién recibirá el dinero...

En todas estas cuestiones se librarán batallas muy duras, en las que algunos de los mayores criminales climáticos del mundo, como Rusia y las monarquías petroleras, utilizarán la demagogia antioccidental para intentar manipular a los países pobres para que evitar contribuir al fondo (o incluso para que intenten beneficiarse de él: como recordatorio, Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos están clasificados como países en desarrollo por la Convención Marco...)

Mientras tanto, aunque la situación es urgente, lo principal es que esta COP no "elevó las ambiciones" en materia de cambio climático, no decidió nada para que las emisiones empiecen a disminuir a más tardar en 2025, y la presidencia egipcia, aunque dice hablar en nombre de África, actuó deliberadamente en connivencia con los combustibles fósiles (los países productores y las multinacionales -¡más de 600 grupos de presión in situ!)

La COP26 había adoptado un "programa de trabajo de mitigación" que la COP27 debía aplicar. Se limitó a decidir que el proceso sería "no prescriptivo, no punitivo, (...)" y "no conduciría a nuevos objetivos". Además, el objetivo máximo de 1,5°C adoptado en Glasgow estuvo muy cerca de ser cuestionado explícitamente (fue, "off record").

La propuesta de la India, aceptada por 80 países, tanto "desarrollados" como "en vías de desarrollo" (como ellos dicen) de mencionar como objetivo la salida de todos los combustibles fósiles (y no sólo del carbón), fue ignorada por la Presidencia. Una vez más, el término "combustibles fósiles" ni siquiera aparece en el texto final. No importa "de dónde vienen las emisiones", ¿verdad?

Pensábamos que lo habíamos visto todo en cuanto al greenwashing [lavado verde], pero no: en Sharm el Shej se alcanzaron nuevas cotas. En cuanto a la "compensación", las decisiones tomadas abren la posibilidad de que los derechos de contaminación se contabilicen dos veces como "reducción de emisiones" (¡una por el vendedor y otra por el comprador!). Y eso no es todo: en los acuerdos bilaterales de reducción de emisiones, los países podrán decidir que los medios utilizados son "confidenciales"... ¡y por tanto no verificables!

En su discurso, citado al principio de este post, el representante de Arabia Saudí dio las gracias a la presidencia egipcia en nombre de su país y de la Liga Árabe. Hay una buena razón para ello: esta COP fue ganada por el capital de los combustibles fósiles y sus representantes políticos incondicionales (especialmente el eje Arabia-América Latina-Rusia, con China en el fondo). Han aprovechado hábilmente la coyuntura geoestratégica y el descontento –legítimo– de los países pobres con el imperialismo occidental, que es el principal causante del calentamiento global.

Irónicamente, la victoria de los fósiles es tan clara que la COP27 es también, en contra de lo que escribí antes de la cumbre, un fracaso... de los representantes más entusiastas del capitalismo verde: la Unión Europea estuvo a punto de dar un portazo, al igual que Gran Bretaña. Los neoliberales verdes están así atrapados en su propia trampa: juran por el mercado... bueno, los fósiles, que dominan el mercado, dominaron la COP.

El tiempo dirá si esto es sólo un contratiempo en la historia. A corto plazo, la COP28 estará presidida por los Emiratos Árabes Unidos. Tuvieron más de mil delegados en Sharm el Shej y armaron un gran alboroto para promover el "petróleo limpio" (el CO2 utilizado masivamente para aumentar la extracción de petróleo). ¡Esto es prometedor!

Esta vez nadie se atrevió a decir que la COP, "aunque decepcionante", era sin embargo "un paso adelante". De hecho, ahora una cosa está muy clara: no habrá verdaderos "pasos adelante" sin medidas radicales anticapitalistas y antiproductivistas. Y estas medida no saldrán de las COP, sino de las luchas.

Daniel Tanuro. Ingeniero agrónomo y especialista en cuestiones medioambientales. Forma parte de la Global Socialist Network.

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