Articulo original en catalán

Después de las elecciones generales del 10-N el independentismo es algo más mayoritario en Catalunya. Suma más de 1.640.000 votos (16.000 más que el 28-A, a pesar de la mayor abstención), un porcentaje del 42,59% (3,21% de aumento) y 23 diputados sobre 48 (1 de más). ERC ha ganado las elecciones y se reafirma como el partido hegemónico en Catalunya (870.000 votos, 22,56% y 13 diputados) a pesar de la pérdida de 145.000 votos y 2 diputados. La CUP (245.000 votos, 6,35%) duplica los votos del Frente Republicano el 28-A y consigue 2 diputados. JxCat (527.000 votos, 13,68%) gana 30.000 votos y un diputado; no se ha resentido ni de la actuación del consejero Buch al frente de los Mossos, ni del errático liderazgo del presidente Torra. En definitiva la representación independentista se refuerza por el lado anticapitalista (CUP) y, en menor medida, por el lado Puigemont/Torra que combina el nacionalismo radical en las formas y el neoliberalismo en el terreno social.

En Comú Podem ha obtenido 546.000 votos (14,18%) y los mismos diputados (7), a pesar de una pérdida de 68.000 votos. Probablemente muchos forman parte de los 42.000 que ha obtenido Més País y que no le han servido para obtener ningún diputado, como era previsible. En Comú Podem es una fuerza de izquierda que ha seguido un proceso de moderación similar al de Unidas Podemos. En el terreno nacional pide el indulto para los presos políticos y exiliados, una mesa de diálogo para un nuevo acuerdo entre Catalunya y España que debería ser refrendado por los catalanes y las catalanas, y sigue defendiendo que Catalunya debe poder decidir libremente su futuro . Parece lógico seguir considerándola una fuerza soberanista a pesar de sus ambigüedades en la defensa de la autodeterminación. Sus votos sumados a los del independentismo representan el 56,77% del total y 30 diputados sobre 48.

El PSC/PSOE se ha revalidado como segunda fuerza política (790.000 votos, 20,51% y manteniendo los 12 diputados que tenía). Pero ha perdido 167.000 votos (más que ERC). Durante la campaña no se ha desmarcado en absoluto del PSOE. Al igual que éste, es un partido puntal del régimen del 78, neoliberal en el terreno social y nacionalista español. Sigue siendo el partido hegemónico del unionismo, ya que recoge el 51,46% de los votos de este bloque (el 28-A representaba el 53,71%).

En el terreno de la derecha las tendencias han sido similares a las del resto del Estado, pero teniendo en cuenta que en Catalunya su peso era mucho menor y ha continuado disminuyendo. El bloque de la derecha y la extrema derecha ha obtenido 745.000 votos, el 19,34% y 6 diputados, frente a los 825.000, 20,00% y 7 diputados del 28-A. Ciudadanos se ha hundido y es la fuerza parlamentaria que ha sacado menos votos: 216.000 votos (antes 477.000), 5,61% (antes 11,55%) y 2 diputados (antes 5). El PP ha remontado moderadamente: 286.000 votos (antes 200.000), 7,43% (antes 4,85%) y 2 diputados (antes 1). El neofascista Vox ha crecido mucho: 243.000 votos (antes 148.000), 6,30% (antes 3,6%) y 2 diputados (antes 1).

Ahora bien, a pesar del triunfo electoral independentista las salidas de la actual situación política son complicadas, tanto por la situación interna de Catalunya como por la del Estado español.

A nivel de Catalunya el triunfo electoral del independentismo y la masiva respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo se combinan con diferencias estratégicas que imposibilitan una hoja de ruta común (como la que existía en los viejos tiempos) y, a veces , imposibilitan también una acción movilizadora común. La división entre partidos y entre entidades independentistas no se ha superado a raíz de las movilizaciones contra la sentencia y no parece que se vaya a superar a corto plazo. Los gritos de unidad son, en el mejor de los casos, una ilusión, y en el peor, una táctica para debilitar al rival dentro del propio campo.

A nivel estatal los principales rasgos están explicados en el artículo de Jaime Pastor : una perspectiva de crisis de larga duración; radicalización de la derecha expresada en la normalización y subida de Vox; giro a la derecha del PSOE en el terreno social, reforzamiento del autoritarismo y endurecimiento hacia el independentismo catalán; presión de los poderes económicos por algún tipo de entendimiento del PSOE con PP y C"s.

El independentismo catalán puede tener la tentación de dos salidas en falso. Por un lado, evitar el acuerdo de Pedro Sánchez con la derecha aceptando abstenerse en su investidura a cambio de promesas sin compromisos sustanciales y firmes. Por otro lado, descartar de entrada del emplazamiento a Sánchez a sentarse y discutir la posibilidad de facilitar su investidura, debido a su política de represión, rechazo del diálogo y negativa a la autodeterminación. En el primer caso sería una rendición, en el segundo renunciar a la política presión y de mano tendida para una solución dialogada

En muchas movilizaciones de respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo y en las que desarrolla ahora mismo Tsunami Democràtic se ha popularizado el lema Siéntate y habla (Sit and talk ). Es una bandera que el movimiento debe conservar: movilizarse y exigir diálogo para obtener nuestras reivindicaciones. Movilizarnos para exigir amnistía, democracia y autodeterminación; pero también derechos sociales y condiciones dignas de vida aquí y ahora. No separar artificialmente unas reivindicaciones de las otras nos hará más fuertes dentro de Catalunya. Facilitará también la convergencia de nuestras luchas con la de otros pueblos del Estado y todos juntos seremos más fuerza para tumbar al régimen del 78.

11/11/2019

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