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El cambio climático y sus consecuencias constituyen la cuestión más peligrosa que enfrenta la sociedad humana contemporánea. Heredera de la trayectoria multi milenaria de las civilizaciones que se sucedieron desde la Edad de piedra, está atrapada en los procesos económicos y comportamientos individuales y sociales autodestructivos que caracterizan al capitalismo. El concepto devenir-capital del mundo propuesto por Alain Bihr, o sea la producción de una sociedad capitalista apropiada a la economía capitalista puede ser aplicado también a las relaciones con la naturaleza. Tal es el origen de las transformaciones de la biosfera y los múltiples ecosistemas del planeta que sustentan el cambio climático. La expansión planetaria de la economía capitalista, su apropiamiento del mundo, estuvo acompañada por la conformación de un conjunto de relaciones del capital con el medio natural, en el más amplio sentido del término adecuadas a semejante "apropiación".

Es engañoso hablar de “global warming” o calentamiento global. Tanto las causas del cambio climático como sus efectos están repartidos muy desigualmente. Las relaciones de producción y de propiedad entre las clases, así como las relaciones entre algunos Estados y los restantes, características del capitalismo, hacen que no pueda ser de otro modo. Las emisiones de CO2 varían muchísimo según los países. En 2012, el promedio de las emisiones por habitante (que no refleja diferencias en el seno de un mismo país) en América del Norte fue más de ocho veces superior al de la India. Los promedios tampoco reflejan las desigualdades que pueden existir en una zona geográfica. En Medio Oriente, por ejemplo, las emisiones per cápita son más de 50 t de CO2 equivalente/habitante en Qatar y menos de 2 t CO2 eq/habitante en Yemen. El cambio climático afecta a todos los ecosistemas del planeta, pero de un modo necesariamente distinto. Las consecuencias dramáticas del cambio climático en ciertas partes del mundo engendrarán las mayores formas de barbarie en el siglo XXI. Esto comienza ya a comprenderse con la “cuestión” de los migrantes y los alineamientos sociales y políticos que genera.

Orientarse políticamente en la cuestión del cambio climático y el consiguiente agotamiento o profunda degradación de los recursos naturales, implica una doble exigencia: en primer lugar comprender su relación con los resortes esenciales del proceso de acumulación del capital; luego, tratar de entender el modo en que las relaciones de clase (en cada país) y las de dominación y dependencia (entre países) pueden descargar en mayor peso de los efectos de los desarreglos en primer lugar sobre los sectores de trabajadores y las comunidades más explotadas, marginalizadas y vulnerables, creando un factor suplementario de migraciones y engendrando nuevas formas de guerra. Después de esto puede sí iniciarse la discusión sobre las características y los objetivos del combate político en esta cuestión que sobredetermina desde ahora todas las demás. Una aclaración, para evitar falsas discusiones: conducido por de la estructura política característica de la burocracia estaliniana, el “socialismo realmente existente” -para utilizar aquella expresión surgida en la RDA-provocó desastres ecológicos inconmensurables en el inmenso territorio de la antigua URSS, a caballo entre Europa y Asia; no lo ignoro, pero en éste artículo no se abordará tal cuestión, así como tampoco los desastres que están provocando las opciones para el “desarrollo” adoptadas por el Partido Comunista Chino.

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