Antonio se nos ha ido el 19 de septiembre, anunciándonos de esta forma tan triste el otoño inminente. Ha sido un golpe duro, aunque esperado, para todos los que le queríamos y para quienes le valorábamos por su implicación con los movimientos sociales y sus aportaciones de todo tipo a la lucha ecologista y social. Antonio acompañó desde sus inicios el transitar del movimiento ecologista en el Estado español, y ha sido uno de sus baluartes teóricos más importantes a lo largo de sus casi cuarenta años de existencia. Desde la creación de AEORMA, pasando por Aedenat, hasta llegar a Ecologistas en Acción.

Yo le he conocido y tratado a lo largo de todo ese trayecto y quisiera ahora expresar algunas experiencias y sentimientos compartidos, para intentar transmitir la importancia de las aportaciones hechas por Antonio. Muchas de ellas han sido ya glosadas por distintos medios y webs en estos días: su papel decisivo en la lucha contra el trasvase del Ebro y del Júcar-Vinalopó así como por una nueva cultura del agua, sus importantes reflexiones críticas sobre el transporte y el automóvil, su contribución determinante a la crítica de la política territorial y urbanística, etc. Pero otras aportaciones fundamentales de Antonio han permanecido ocultas, quizás porque las personas que han escrito estos días sobre su persona no las conocían tan de cerca. Yo sí las conocí, pues participé directamente con Antonio en muchas de ellas, y sobre ellas voy a hablar en esta breve nota, pues han tenido una enorme importancia, a mi entender, en la historia del movimiento ecologista español, y en particular de Aedenat y Ecologistas en Acción.

Antonio fue una persona clave en dos campañas que han marcado el devenir del ecologismo social en este país y el desarrollo del llamado movimiento antiglobalización a escala europea y global: el Foro Alternativo “Las Otras Voces del Planeta” y la campaña paralela “50 Años Bastan”, contra la reunión en Madrid del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en 1994; y el Foro “La Otra Cara del Proyecto Europeo” y la campaña “Contra la Europa del Capital”, con ocasión de la presidencia española de la UE en 1995. En las dos actividades Antonio fue el encargado de proporcionar el armazón ideológico, redactando los borradores y las versiones definitivas de los Manifiestos respectivos y las Declaraciones Finales, en un proceso de alta participación y muy positiva articulación de consenso de la enorme diversidad de colectivos y organizaciones, estatales e internacionales, que participaron en los mismos, y en los que Aedenat cumplió un papel determinante.

Él ayudó a introducir una reflexión crítica sobre los conceptos de “Desarrollo” y “Crecimiento” en el primer Foro, lo que fue una actitud pionera en aquella época, y fue fundamental en el desenmascaramiento de la UE como un proyecto de las elites de Europa occidental en el segundo. Estas actividades darían lugar más tarde al “Movimiento contra la Europa de Maastricht y la globalización económica”, que cumpliría un papel fundamental en la irrupción del Movimiento por la Justicia Global en el Estado español, y que aportaría una indispensable munición crítica para la denuncia del “proyecto europeo” como uno de los actores fundamentales del nuevo capitalismo global.

Pero Antonio fue también el alma mater de tres proyectos de pequeña escala que generan comunidad. La llamada “tertulia de los miércoles”, que desde hace más de 20 años se viene reuniendo todas las semanas, y en torno a la cual nos aglutinamos más de veinte personas de forma continua en una actividad de reflexión crítica. La creación de “La Maloca del Montgó”, una experiencia de convivencia comunitaria que ha logrado agrupar también a casi treinta personas (la mayoría provenientes de la tertulia) en un proyecto colectivo cerca de Denia, en el que se están experimentando asimismo distintos proyectos alternativos. Y el impulso de la consultora Gea 21, que lleva trabajando también muchos años en temas relacionados con el transporte, el urbanismo y la sociología desde una perspectiva ecologista y de transformación social. Sin Antonio estos proyectos, que llevan ya una andadura de tiempo muy considerable, no hubieran sido posibles.

Finalmente, poco antes de morir Antonio nos ha dejado un texto de gran importancia. El artículo que salió en la revista Ecologista bajo el título: “Último acto: el coche se come el planeta”. En él, Antonio abundaba en su reflexión crítica sobre el automóvil y la movilidad motorizada, vehículos principales del actual proyecto modernizador, y principales responsables de la crisis ecológica global, y alertaba acerca de cómo los llamados agrocarburantes están concebidos para seguir manteniendo esa maquinaria infernal en marcha, independientemente de sus impactos sociales y ambientales. El coche se ha comido ya la ciudad y ahora se apresta a comerse al campo, generando una crisis alimentaria de dimensiones descomunales. Y todo ello con la excusa de que se está luchando contra el cambio climático en marcha. Al menos eso nos dicen desde la Unión Europea, lo que desenmascaró Antonio en una de sus últimas aportaciones críticas.

Descansa en paz. Siempre nos acordaremos de ti en las tertulias nocturnas veraniegas de La Maloca, en las que tanto te gustaba participar.

Ramón Fernández Durán es miembro de Ecologistas en Acción. Forma parte del Consejo Asesor de VIENTO SUR.

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