En muy pocos días, la novela gráfica Andreu Nin. Seguint les teves passes, escrita y dibujada por Lluís Juste de Nin con asesoramiento de Pelai Pagès, ha desaparecido de las librerías. No ha estado en este Sant Jordi. Que este modesto proyecto editorial se ha convertido en una obra agotada se debe, a varias razones. La primera hay que buscarla en la vigencia de la figura de Andreu Nin, reivindicada apasionadamente desde las nuevas izquierdas, tanto independentistas como soberanistas.

Conviene recordar que Andreu Nin, al que Ramón Barnil llamó “nuestro único clásico”, dedicó su vida “al servicio de la clase obrera”, se ha convertido en una referencia básica sobre la doble dimensión: los derechos sociales no se pueden disociar del derecho a decidir y viceversa. Un punto de partida que está ahora en el centro de la cuestión aunque unos lo toman más por lo nacional y otros por lo social.

También tiene mucho que ver la arrolladora personalidad del autor, heredero de una vasta y creativa tradición familiar y dibujante inquieto que recupera la tradición de los grandes dibujantes obreristas como Josep Bartoli y Helios Gómez, cuyos trazos se percibe en esta odisea marxista y proletaria. En los trazos de un hombre en la que se cruzan momentos y personajes claves de la primera parte del siglo XX: 1909, la huelga general de 1917, la CNT, el PSOE, la CNT de Seguí, la Internacional Comunista, Lenin, Trotsky, Víctor Serge, Joaquín Maurín, y una mujer excepcional, Olga Tereeva al que Lluís dedica viñetas y planos de una intensa emotividad. Como la que describe el encuentro de Olga con Natalia Sedova en México.

Lluís es un socialista-independentista catalán que se siente reflejado en el ejemplo de Andreu Nin y en el trabajo que se está realización desde la Fundació que lleva su nombre. Militante comunista en las filas del PSUC en la clandestinidad, en el que militaba y que aún siendo otro, todavía se resistía a ajustar las cuentas con su estalinismo propio. Lluís cuenta con una biografía propia, con un reconocimiento muy amplio y se ha ganado un lugar distinguido en el género de la novela gráfica. Un género que -conviene subrayarlo- tiene la extraordinaria virtud de hacer que la síntesis de obras como las de Pelai sobre Nin, puedan ser leídas emotivamente por lectores y lectoras que en su mayoría, dejarían la biografía escrita para mejor ocasión.

Un tercer factor y no el menor, ha estado relacionado con la visita de Pablo Iglesias a Cataluña. Apenas puso el pie en el Palau de la Generalitat, el “President” de la Generalitat Puigdemont lo recibió con el libro sobre Nin en la mano, con una dedicatoria en la que se enfatizaba que los derechos democráticos y los sociales no se podían separar. Ulteriormente, en un popular programa de entrevista en el que Josep Cuni recibió también a Pablo, el libro apareció en primer plano como emblema del encuentro con el sustituto de Mas. Pocas horas más tarde no quedaban ejemplares en las librerías.

¿Cómo interpretar el gesto? Desde luego, Andreu Nin no representa ya ninguna revolución en caliente. Para el “President” se trata sin duda de un guiño inteligente: la independencia será social o no será. Otra cosa es qué es lo que se entiende por social con sindicatos mayoritarios que no quieren ni mojarse los zapatos y con minoritarios que no consiguen hacerse un espacio, aunque el panorama está cambiando. Se utiliza un símbolo, nada diferente al Durruti que evoca Rufián en las Cortes. Otra cuestión es cómo asimila Pablo el regalo. Éste sabe que buena parte de la izquierda militante que le acompaña tiene a Nin como referente, mientras que la historia del PSUC por arriba es ya una historia perdida, dilapidada por el posibilismo. En este debate, la lectura de Pablo es más bien la de Ángel Viñas. En ella, Juan Negrín es visto como alguien que llevó a cabo la única política posible: resistir hasta conectar con la II Guerra Mundial. Lo del POUM es un episodio más relacionado con la locura estalinista. Para nosotros por el contrario, la premisa etapista codificada por Togliatti (el de Toglioattigrado) es la que explica también el final de la resistencia antifascista en Francia e Italia (1945), el final de la “revolución de los claveles” en Portugal (1974), y el curso tomado por la Transición en España, 1977-1979).

De alguna manera, lo que se está tratando de hacer es una enmienda a la totalidad de toda aquella política que acabó como todos sabemos. Desde este punto de vista la novela gráfica del Lluís deja constancia de unos criterios que quedan sintetizados por la doble cita de Albert Camus que aparece en la portada: "el asesinato de Andreu Nin marca un viraje en la tragedia del siglo XX. Un siglo que fue, cabe recordarlo, el de la revolución traicionada".

Pepe Gutiérrez-Álvarez es escritor y miembro del Consejo Asesor de VIENTO SUR

(Visited 98 times, 1 visits today)