Después de dos años, en algunos lugares tres, de exitosas huelgas feministas, nos llega la orfandad de un paraguas gustoso y eficaz, y sobre todo de mucho éxito y aparición mediática. También, todo hay que decirlo, tenemos un poco más de tranquilidad. Y todo esto, ¿porque resulta que cae en domingo y en ese día, por imposición eclesial laboral es fiesta para todas? ¿Estamos cansadas de dos 8 de marzo en los que se nos ha ido la vida? ¿Hay otras formas de lucha que son más acordes a estos momentos? Habrá que investigar en estos temas. Pero resulta evidente que hasta desde los medios de comunicación ha descendido, más que sensiblemente, su interés, y a veces, atosigamiento. Y lo que es también muy importante, habrá que ver cómo está ese movimiento y esas movilizaciones que durante estos tres últimos años han alimentado las luchas y las huelgas de los 8 de marzo y algunas otras.

En Euskal Herria, además de los 8 de marzo y las luchas más específicas y concretas, como por ejemplo, las secuelas del proceso de la violación colectiva de sanfermines 2016, hemos tenido un hito muy importante para el movimiento feminista con las V Jornadas Feministas, celebradas en Durango los días 1 a 3 de noviembre pasado. Estas jornadas han servido para muchas cosas, y hemos celebrado desde muchos ángulos nuestro reencuentro colectivo a nivel nacional, pero sin duda, la reflexión y el debate sobre el movimiento feminista, después de las movilizaciones impactantes, es un tema que merece la pena destacar en estos momentos.

Además, como una lanza transversal, no feminista sino anticapitalista, se nos ha aparecido una huelga general el día 30 de enero pasado, a nivel de Euskal Herria. La huelga tenía un contenido reivindicativo muy claro: por unas pensiones y una vida digna, contra la precarización. No se pudo incorporar al debate feminista esta huelga, dándose casi por sentado que desde Euskal Herriko Mugimendu Feminista (Movimiento Feminista de Euskal Herria) se apoyaba la huelga y se incorporaba el ingrediente, como si de un menú rápido se tratase, de feminista. Así, la consigna de la “huelga será feminista o no será”, trató de llenar un vacío que era imposible de rellenar en tan poco tiempo desde el movimiento organizado. Antes se ironizaba, desde el feminismo, sobre la perspectiva de género: “añádase mujeres, y agítese”.

Ahora podríamos apostillar, “inclúyase feminista y revuélvase”. Este es un tema que lo tenemos ahí, que tiene que ver con alianzas y movilizaciones, y lo queremos poner en la agenda. Quizá ha funcionando el espejismo de la movilización importantísima de pensionistas, por un lado, y no menos exitosa de feministas, por otro, y se ha hecho una propuesta sumatoria rápida y sencilla, que no siempre funciona. Nosotras tenemos también que reflexionar sobre el papel del movimiento feminista en estos llamados. Una se puede sumar a una movilización o a muchas movilizaciones. Organizar una huelga general feminista, en suma con otras convocatorias, es una cuestión muy compleja. Hablaremos hasta el cansancio, pues seguro que vamos dando con la fórmula o las fórmulas más adecuadas. Y sobre todo, porque algunas nos tememos que vienen tiempos en los que la contestación organizada y la movilización amplia de muchos sectores y movimientos, se impone para hacer frente a las derechas y ultraderechas cada vez más presentes en los ámbitos políticos y sociales.

También merece la pena destacar que huelgas generales como esta y alianzas con sindicatos como los que convocaban, nos ponen el concepto de la clase en el centro. El movimiento feminista y también el de jóvenes, lleva un tiempo introduciendo este debate desde diferentes ángulos y hay un interés creciente por analizar si feminismo de clase es una opción aceptable, deseable o incluso coherente con las luchas y las reivindicaciones feministas. También hay otras formulaciones, pues no se trata de poner más adjetivos ni más calificaciones. Se quiere hablar de sujeto y de situar al feminismo en relación a la lucha de clases, más o menos. Pero este es un debate histórico y profundo que seguiremos abordando.

Diferentes movilizaciones y opciones

A lo largo del Estado, y también aquí en Euskal Herria, no se está achicando nadie frente al 8 de marzo. Se han dado movilizaciones muy importantes, bastante analizadas, en los tres últimos años, que tenemos que poner en común y sacar conclusiones y sobre todo elementos para seguir avanzando en el proyecto.
Así, en general, se están propiciando muchas reflexiones colectivas, e incluso, hay un cierto interés creciente por introducir términos políticos de calado, más allá de la cansina consigna de igualdad, más igualdad, todo es igualdad.

Uno de los primeros elementos de reflexión y de análisis es el propio movimiento feminista. No caer en el espejismo del éxito de la movilización, para concluir que en la misma medida crece la organización y la radicalidad, es un consejo que se pasa de generación a generación. En nuestra genealogía feminista está el morir de éxito, cuando, pasada la primera fase de la lucha feminista, alguien nos arrebató la transición rupturista, con sus reivindicaciones feministas radicales. Se pretendió trucar la lucha feminista y sus atrevidas consignas contra el sistema de dominación patriarcal, por un feminismo difuso y transversal, que trata de tintar de morado pálido el modelo de un feminismo liberal, al estilo new deal green. Ahora mismo si se habla de igualdad, las instituciones miran a las mujeres. Si se habla de feminismo y sus luchas radicales, los medios escriben y leen igualdad. ¿Dónde ha quedado la lucha por la liberación de las mujeres?

Hay un nuevo fenómeno de movilización que está cambiando el mundo organizativo y los modelos de organización de los colectivos militantes y activistas. Muchos nuevos modelos están atravesados por la crítica a figuras anteriores de entregas heroínas y totalizadoras a la lucha. También hay una crítica feroz a las políticas institucionales que, en aras a lo que denominan eficacia y expertismo, arrasan con los saberes y quehaceres feministas. No olvidemos la expropiación de los conocimientos ancestrales de las mujeres con la excusa y la prevalencia del denominado saber científico. Así que aquí sí que abrimos hilo y adecuaremos las organizaciones y las movilizaciones. Y no, no se trata de la conciliación de la vida laboral y la vida familiar -o sea las hijas e hijos- con la vida militante o activista. Es un tema mucho más amplio y que esencialmente nos está afectando a los colectivos feministas y a las organizaciones de extrema izquierda, que sí nos tomamos este tema como de primera línea, para nuestras organizaciones, y no para que el Estado nos compense con una migajillas, a cargo de los presupuestos públicos. Además de horizontales, democráticos, solidaris, no impositivos, con escaso números de jefes, o ninguno… nuestros colectivos deben ser atractivos para las colegas. Sobre todo, no asfixiantes.

Otro elemento importante, que, por ejemplo, se visibilizó ampliamente en Durango, si bien su existencia y exigencia ya venía rondando al movimiento, es la diversidad y multiplicidad del sujeto. Eso sí, manteniendo la existencia del sujeto, por plural y diferenciado que sea. El impacto de las mujeres que se leen racializadas, o de las inmigradas, o de las teóricas y prácticas de los diferentes decolonialismos, está siendo fuerte. A veces enfrentado y no exento de muchos problemas. Debemos resaltar que en las movilizaciones principales de Euskal Herria han estado muy presentes, tanto en las huelgas feministas, como en las dos grandes manifestaciones nacionales, y, por supuesto, en las V Jornadas Feministas de Durango. Habrá que armar la articulación, a la que se suman más diversidades: funcionales, trans, bolleras, jóvenes.

En este tono de reflexión, en Euskal Herria se ha optado, en general, por hacer del 8 de marzo, domingo, un día de movilización callejera, con ocupación de las calles y lo barrios y pueblos, de forma descentralizada al mediodía. La tarde temprana sería escenario de manifestaciones centrales en las capitales y pueblos grandes.

La coincidencia en domingo, aparte de situarnos en un impasse frente a la realización de la huelga por ser festivo, está suponiendo una ventaja para muchos colectivos y pueblos y barrios, que han encontrado una oportunidad para hacer muchas actividades de fin de semana, disponiendo de tres estupendos días para prolongar las acciones, los debates y los encuentros. Hay quien ya se está planteando hacer muchas acciones previas, y así en Madrid se realizó una gran cadena feminista hace una semana que reunió a miles de mujeres, repartidas en diferentes tramos: por el derecho a la vivienda, ecofeminismo, precariedad laboral y cuidados, educación feminista, cuidados y trabajadoras de hogar, pensiones dignas, disidencia de cuerpo, sexual y de género, antirracistas, autodefensa feminista.

Y sólo queda por decir que para llevar todas estas acciones, movilizaciones, luchas, y alguna que otra fiestecilla, tenemos que juntarnos en nuestros espacios organizativos y de asambleas. Más que en los medios de comunicación y en los foros institucionales, nuestra lucha se fragua en las cuevas habilitadas para el debate y la organización.

Begoña Zabala es redactora de la web de viento sur

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